Los oligarcas rusos pierden su para¨ªso en la Costa Azul
Las sanciones acorralan a los magnates rusos enriquecidos a la sombra del Kremlin con la esperanza de que renieguen de Putin. De momento, las represalias los alejan de su hist¨®rico retiro estival en Francia
Iba a ser su gran retorno. Despu¨¦s de dos a?os de pandemia que han mantenido a la mayor¨ªa de oligarcas rusos alejados de su lugar favorito de recreo estival, la Costa Azul se preparaba para su regreso. Y con ello, la vuelta a la normalidad de esta regi¨®n del sureste de Francia de celestes aguas, la de los yates sobredimensionados desde Saint-Tropez a M¨®naco y el trasiego de coches de lujo entre fastuosas mansiones, adquiridas no siempre en condiciones claras por los magnates enriquecidos a la sombra del Kremlin. Sin embargo, ya no vendr¨¢n. Las fuertes sanciones impuestas a Rusia por su invasi¨®n unilateral a Ucrania, que incluyen una lista negra de dirigentes y oligarcas cercanos al presidente Vlad¨ªmir Putin ¡ªcuyos bienes en Europa, el Reino Unido y Estados Unidos est¨¢n siendo investigados y congelados¡ª, se han asegurado de que la Riviera francesa sea, a d¨ªa de hoy, el para¨ªso perdido de los millonarios rusos.
Como cada invierno, muchas de las persianas permanecen cerradas en Saint-Jean-Cap-Ferrat, un coqueto pueblo al norte de Niza. Se calcula que al menos medio centenar de poderosas familias rusas poseen una mansi¨®n en esta localidad a tiro de piedra de M¨®naco. ¡°Aqu¨ª no hay nadie ahora, los rusos solo vienen en verano¡±, confirma el due?o de un taller pr¨®ximo a Villa Shosana, la mansi¨®n de Arkadi Rotenberg, cerrada a cal y canto. Este oligarca y su hermano Boris ¡ªque tambi¨¦n posee varias casas de lujo y hasta un hotel en la Costa Azul francesa¡ª est¨¢n sancionados por Estados Unidos por su proximidad a Putin.
En Cap-Ferrat se encuentra tambi¨¦n la inmensa propiedad de Aleksander Ponomarenko, uno de los 511 nombres de la lista negra europea, al igual que Gennadi Timchenko, considerado por la UE como uno de los ¡°confidentes¡± de Putin y due?o de una mansi¨®n al sur de Cannes. ¡°De todos modos, ni en verano vemos¡± a los oligarcas, cuenta una vecina, porque permanecen en sus mansiones rodeadas de altos muros y c¨¢maras de vigilancia que impiden cualquier mirada curiosa. Stephan Slazansky, que lleva 20 de sus 60 a?os asentado en Cap-Ferrat, ha colgado una gran bandera ucrania en su balc¨®n ¡°en apoyo a los ucranios¡± y ¡°para que se vayan los rusos¡± del pueblo. ¡°Hay demasiados aqu¨ª, desde hace 10 a?os lo compran todo¡± en la zona, lamenta este hombre de origen checo al que la invasi¨®n trae muy malos recuerdos.
Francia no dice a qu¨¦ oligarcas rusos tiene en su mira. Pero no permitir¨¢ que se le cuele ¡°ni uno¡±, promete el ministro de Econom¨ªa, Bruno Le Maire. Esta semana, anunci¨® la incautaci¨®n del yate Amore Vero, del principal accionista de Rosneft, Igor Sechin, otro sancionado de la UE. Tambi¨¦n la polic¨ªa italiana ha congelado ya villas y yates por al menos 140 millones de euros de oligarcas en la lista negra europea, informa la agencia Reuters.
Aunque sus principales intereses e inversiones est¨¦n en Londres o Suiza que, como M¨®naco, se ha unido de forma in¨¦dita a las sanciones, el coraz¨®n de muchos oligarcas rusos ¡ªy otros ciudadanos menos poderosos y nada vinculados a Putin¡ª est¨¢ en una Costa Azul en la que durante d¨¦cadas desembolsaron cientos de millones de euros para construirse sus mansiones a su capricho o hacerse con las m¨¢s ic¨®nicas, como el Ch?teau de la Cro? de Roman Abram¨®vich en Antibes, donde se alojaron Eduardo VIII y su esposa, Wallis Simpson, entre 1938 y 1949.
Un v¨ªnculo que viene de largo: en 1856 desembarc¨® por primera vez en Villefranche-sur-Mer, al lado de Niza, Alejandra Fi¨®dorovna, la viuda del zar Nicol¨¢s I. Alegando motivos de salud, su viaje escond¨ªa una misi¨®n estrat¨¦gica que resuena hasta hoy: tras la derrota de su marido en la Guerra de Crimea, su hijo y nuevo zar, Alejandro II, buscaba un acceso mediterr¨¢neo para su flota y hab¨ªa puesto el ojo en ese puerto en el que Rusia acabar¨ªa teniendo en usufructo una base naval hasta 1870. La zarina arrastr¨® a la franc¨®fila y aristocracia rusa y muchos nobles eligieron la Riviera gala para pasar los inviernos. Muestra de su huella es la catedral de San Nicol¨¢s, la iglesia ortodoxa rusa m¨¢s grande de Europa occidental, en Niza, construida en el lugar donde muri¨®, en 1865, el hijo mayor de Alejandro II, el zar¨¦vich Nicol¨¢s Aleks¨¢ndrovich, enviado a Francia por su mala salud. Ah¨ª se instalaron tambi¨¦n muchos rusos blancos que hu¨ªan de la revoluci¨®n bolchevique. Hasta hoy, sigue siendo el punto de encuentro de los alrededor de 15.000 miembros de la comunidad rusa en la Costa Azul.
Uno de los primeros oligarcas en retomar la tradici¨®n iniciada por los zares fue Bor¨ªs Berezovski, el aliado de Bor¨ªs Yeltsin que en 1996 se hizo con el Ch?teau de la Garoupe, tambi¨¦n en Antibes.
Hasta Putin tiene v¨ªnculos con el sur de Francia. En Biarritz, en el Pa¨ªs Vasco franc¨¦s, su exmujer Liudmila tiene una mansi¨®n que, dos d¨ªas despu¨¦s de la invasi¨®n ucrania, amaneci¨® con pintadas contra Putin y en apoyo de Ucrania. Una de las dos hijas de la pareja tambi¨¦n tiene residencia en Biarritz. Mientras, en la Costa Azul la prensa sit¨²a sendas viviendas de lujo de al menos dos de sus presuntas antiguas novias, la excampeona ol¨ªmpica de gimnasia art¨ªstica Alina Kab¨¢yeva y Svetlana Krivonogikh, adquiridas con una fortuna que nadie parece saber c¨®mo forjaron. Seg¨²n revelaron los Papeles de Pandora [una investigaci¨®n period¨ªstica sobre la creaci¨®n de sociedades en pa¨ªses como Panam¨¢], Krivonogikh posee un apartamento de cuatro millones de euros en M¨®naco donde, dicen los lugare?os, se concentran m¨¢s rusos por metro cuadrado de toda la Costa Azul y cuyo club de f¨²tbol, el AS Monaco, est¨¢ tambi¨¦n en manos de un ruso, Dmitri Ribolovlev, por el momento no investigado.
Los primeros golpes no han despejado la duda de si las sanciones lograr¨¢n su objetivo: provocar una ruptura entre los oligarcas y Putin. Aunque este lleg¨® al poder gracias al apoyo de los millonarios que tem¨ªan el regreso de los comunistas tras la ca¨ªda de Yeltsin, el nuevo presidente se encarg¨® de ¡°atacar a todo oligarca con pretensiones pol¨ªticas¡±, recuerda la historiadora Fran?oise Thom. El resultado, dice esta especialista en Rusia, es que ¡°a partir de 2003, Putin consigue dominar a los oligarcas, les hizo comprender que pod¨ªan seguir haciendo dinero a condici¨®n de que fueran instrumentos d¨®ciles del Kremlin¡±. Por eso, aunque las sanciones atacan uno de los tab¨²es de los oligarcas, el de ¡°la pasta no me la toques¡±, como dice el experto en defensa franc¨¦s Pierre Servent, no est¨¢ nada claro que los afectados vayan a volverse contra Putin.
Algunos han comenzado a distanciarse de la guerra. ¡°Pero son declaraciones muy flojas y no es una acci¨®n organizada¡±, advierte la historiadora que, aunque piensa que una ¡°revoluci¨®n de palacio¡± ser¨ªa una de las pocas cosas capaces de frenar a Putin, no cree que los oligarcas sean capaces de liderarla. ¡°No est¨¢n contentos (¡), pero son fuerzas solitarias incapaces de una acci¨®n concertada porque no tienen un pensamiento pol¨ªtico, son depredadores que quieren enriquecerse, me cuesta creer que tengan una responsabilidad pol¨ªtica o c¨ªvica¡±, afirma Thom.
Por el momento, su prioridad parece ser salvar lo que puedan. Abram¨®vich no ha querido esperar a entrar en alguna de las listas negras internacionales: el mismo d¨ªa en que Putin orden¨® atacar Ucrania, hizo que su avi¨®n privado despegara de Niza rumbo a Rusia, seg¨²n el diario Nice-Matin. La barcelonesa Mireia Gonz¨¢lez, que lleva 10 a?os trabajando en yates de lujo y vive en Antibes, donde muchos de estos ¡°hoteles flotantes¡±, como los llama, suelen atracar, confirma este intento de evasi¨®n. ¡°Se comenta que muchos de los grandes barcos se est¨¢n yendo para Maldivas o Seychelles¡°, cuenta antes de dirigirse a su propio barco que, ¡°por suerte, no es de un ruso¡±, dice aliviada.
Las sanciones, una oportunidad para acabar con los para¨ªsos fiscales
La sección francesa de la ONG Transparencia Internacional espera que las sanciones contra los oligarcas rusos sean un punto de inflexión en la lucha contra la corrupción y el blanqueo de dinero. “Tenemos la oportunidad de lograr un giro de 180 grados. Hay que aprovecharlo, porque si no, sea Rusia u otro país, en unos años tendremos el mismo problema”, advierte la especialista de la organización Sara Brimbeuf. “La corrupción es un arma estratégica para muchas dictaduras y regímenes cleptócratas y las democracias tienen ahora la ocasión de contrarrestarla”, insiste por teléfono desde París. Pero para ello, alerta, se debe acabar también con los paraísos fiscales y sociedades pantalla tras los que se ocultan muchas fortunas. “Si nos limitamos a emitir una lista que solo contenga una tercera parte de los bienes, porque el resto está escondido tras marañas jurídicas y judiciales, entonces las sanciones no serán eficaces. Se necesita voluntad política”.
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