Yungay, un barrio cargado de historia para el presidente Boric en Chile
El mandatario y su pareja se han instalado en una casona de 432 metros cuadrados en una zona que fue cuna de grandes pensadores en el siglo XIX y espera un nuevo esplendor


Como en Chile no existe palacio presidencial, los mandatarios o se quedan en su morada de toda la vida o arriendan una mientras est¨¢n en el Gobierno. La del presidente Gabriel Boric era una inc¨®gnita. No ten¨ªa casa familiar, porque acaba de cumplir los 36 a?os, creci¨® en el extremo sur del pa¨ªs, en Punta Arenas, y no tiene hijos. Viv¨ªa con su pareja, la ahora primera dama, Irina Karamanos, en un piso del tur¨ªstico y c¨¦ntrico barrio Bellas Artes que, al menos hasta antes de las revueltas de 2019, era una de las joyas de Santiago de Chile, el t¨ªpico lugar donde los locales suelen llevar a los extranjeros de visita.
Una vez que gan¨® las elecciones, Boric pregunt¨® si podr¨ªa vivir en La Moneda, como un presidente no lo hace desde la d¨¦cada del cincuenta del siglo pasado, en una muestra temprana de que buscaba romper moldes en lo simb¨®lico. Pero la decisi¨®n fue otra: arrend¨® una casona en el barrio Yungay, cerca del centro de Santiago, una mezcla entre San Telmo de Buenos Aires y el multicultural Lavapi¨¦s de Madrid, un lugar con inmensa historia desde donde hace d¨¦cadas se fug¨® la clase alta de la capital y hoy, aunque con mucho encanto, enfrenta problemas diversos. La pareja se mud¨® pocos d¨ªas antes de que ¨¦l asumiera el Gobierno y el propio Boric fue visto trasladando cajas.

¡°Con la decisi¨®n de Boric se completa un c¨ªrculo. Para los patriotas del siglo XIX fue un barrio de gestaci¨®n de la Rep¨²blica. Si en el casco hist¨®rico de la ciudad estaban los terratenientes y en las afueras los vasallos campesinos ¨Cen una sociedad muy feudal¨C, en el barrio Yungay empieza a surgir una clase media intelectual que concibe la Rep¨²blica, que fue un gran prestigio del pa¨ªs¡±, explica Miguel Laborde, especialista en la historia urbana de Santiago de Chile, el primero en aconsejar p¨²blicamente en EL PA?S que el barrio Yungay era un gran lugar para el presidente. ¡°No es casualidad que en esta zona hayan vivido los directores de la Biblioteca Nacional, los primeros premios nacionales de Literatura, los profesores de la Universidad de Chile, los l¨ªderes pol¨ªticos y el autor del himno nacional, Eusebio Lillo¡±, explica. La tradici¨®n es que los presidentes chilenos vivan en las comunas de familias acomodadas. ¡°Yungay es un lugar para pensar, planificar y criticar Chile¡±, agrega Laborde.
La noche del viernes, cuando lleg¨® a su nueva casa por primera vez como presidente chileno, la gente del barrio ?¨Cfamilias sencillas, sobre todo, con ni?os a cuestas¨C lo fue a saludar. Desde hace d¨ªas la plaza principal del barrio, la plaza Yungay, luc¨ªa una colorida pancarta con el siguiente mensaje: ¡°Bienvenido, vecino presidente¡±. Es una plaza que ¨Cde nuevo con las similitudes¨C tiene alg¨²n parecido a la de Coyoac¨¢n de Ciudad de M¨¦xico, sobre todo por sus ¨¢rboles y la densa sombra. Pero a diferencia de la mexicana, la plaza Yungay no tiene tanta vida.
La casona de calle Hu¨¦rfanos en que vive Boric fue construida en 1929 por el arquitecto Andr¨¦s Garafulic y tiene 17 espacios y nueve ba?os. Con 432 metros cuadrados construidos y 230 de terreno, est¨¢ en una esquina y tiene, por el costado, un pasaje de viviendas sencillas. Hoy en d¨ªa la calle est¨¢ cerrada y solo los habitantes pueden cruzar la frontera, porque est¨¢ 24 horas resguardada por Carabineros. A unos metros, se ve el encantado due?o de la tienda de vinilos Brieba. Desde que Boric lleg¨® al barrio a conocer la casa y le compr¨® un disco de la banda argentina Sui g¨¦neris, las ventas han subido y la tienda se ha hecho famosa.

¡°Desde el barrio Yungay se pens¨® Am¨¦rica Latina de una manera muy abierta¡±, dice el urbanista Laborde. Relata que en esta zona vivieron Bartolom¨¦ Mitre y Faustino Sarmiento, que luego fueron presidentes de Argentina, y Juan Bautista Alberdi, uno de los redactores de la Constituci¨®n de ese pa¨ªs. Sarmiento escribi¨® en el barrio Yungay, de hecho, su famoso libro Facundo. Los que acogen a Rub¨¦n Dar¨ªo en Chile eran del barrio y el poeta nicarag¨¹ense lleg¨® ¡°pensando Am¨¦rica¡±, seg¨²n Laborde. ¡°Los yunga¨ªnos integraron al ind¨ªgena. En el barrio viv¨ªa Ignacio Domeyko, polaco, que escribi¨® La araucan¨ªa y sus habitantes, un libro fundacional del mundo mapuche. Resulta interesante que en el siglo XXI, cuando hay una reivindicaci¨®n en las calles de Chile de los pueblos originarios, el nuevo presidente haya elegido vivir en este barrio¡±, asegura el cronista e investigador.
Fue la cuna de una cultura republicana que enorgulleci¨® al pa¨ªs y, sobre todo, ¡°no corrupta, de servicio p¨²blico¡±. ¡°Ese mundo est¨¢ en ese barrio y en ninguna otra parte de la ciudad, como un patrimonio hist¨®rico¡±, agrega Laborde. Y ejemplifica: cuando el presidente de Chile, An¨ªbal Pinto, sali¨® del Gobierno en 1881, como no ten¨ªa dinero le arrend¨® a Lillo una casita modesta en Yungay. Esta zona tiene una peculiaridad que no tiene el resto de centro de Santiago, al que pertenece: tiene la Quinta Normal, que fue adquirida en esta ¨¦poca por el Estado y donde se experiment¨® con especies de ¨¢rboles, plantas, cultivos y ganado. ¡°Es un s¨ªmbolo de que en Yungay se estaba experimentando Chile. No solo desde un punto de vista libresco, sino de hacer pa¨ªs, junto con una profunda cr¨ªtica a la sociedad de la ¨¦poca desde las llamadas tertulias¡±, reflexiona Laborde, que se declara ¡°muy contento¡± con la decisi¨®n de Boric y lo califica de ¡°un gesto notable¡±.
Un barrio ¡°peligroso¡±
A primera hora de la ma?ana, un hombre mayor de gorra, Manuel Garc¨ªa, de 88 a?os, toma el sol en uno de los bancos. Se declara conforme con que Boric y su pareja lleguen al barrio, aunque a la hora de describir la zona, comenta una queja que se repite al hablar con los vecinos de esta comunidad: la delincuencia y el narcotr¨¢fico. A unos metros est¨¢ la peluquer¨ªa donde trabaja el barbero venezolano Rafel P¨¦rez, de 41 a?os. ¡°Desde que se sabe de la casa del nuevo presidente, el barrio ahorita est¨¢ tranquilo. Antes estaba peligroso, con altercados en la plaza¡±.

Mientras, varias tiendas de campa?a permanecen levantadas junto al monumento al roto chileno (al hombre popular y urbano), una escultura de Virginio Arias en honor al personaje popular chileno. La gente se queja de que la plaza est¨¢ tomada por algunos grupos y que a los juegos infantiles no pueden ir los ni?os por la inseguridad. ¡°Se ve delincuencia, asaltos por la calle, discusiones, balaceras. Los ni?os no pueden ocupar la plaza. Es feo llevar a los ni?os a ver todo eso¡±, dice Delia Palominos, peruana de 38 a?os, que camina por la calle Libertad con su hijo peque?o de la mano. ¡°Yo no lo saco a jugar. Del colegio a la casa¡±, asegura la mujer que se dedica a las labores del hogar.
Laborde apuesta a que con la decisi¨®n de Boric ¡°habr¨¢ una puesta en valor del barrio¡±, que desde fines de los a?os setenta ha sido nuevamente descubierto y habitado por artistas, escritores, cantautores y poetas, como Mauricio Redol¨¦s. La tradicional Peluquer¨ªa Francesa ¨Cque fue fundada en 1868 por la familia Lavaut, que sigue realizando un trabajo fundamental en la mantenci¨®n del patrimonio¨C, se ubica frente al centro cultural NAVE. En los alrededores, hay nuevas cafeter¨ªas que han apostado por el barrio en los ¨²ltimos a?os en un incipiente proceso de gentrificaci¨®n que no resulta evidente: colchones y otro tipo de basura de gran formato son habituales en las esquinas. Uno poco m¨¢s lejos, pero dentro del barrio, est¨¢n el centro cultural Matucana 100 y el Museo de la Memoria y los Derechos Humanos, donde se cuenta el quiebre democr¨¢tico desde la perspectiva de las v¨ªctimas.
Para el arquitecto Gonzalo Schmeisser, acad¨¦mico de la Universidad Diego Portales, ¡°el hecho de que existan en Yungay lugares populares y antiguos y, al mismo tiempo, est¨¦ la casona donde vivir¨¢ el presidente de la Rep¨²blica, demuestra el origen mestizo de la cultura chilena, con la impronta del personaje popular, el pensador y, al mismo tiempo, el inmigrante¡±.
Declarado patrimonio en 2009 gracias al empuje y el trabajo de los propios vecinos organizados y liderados por dirigentas como Rosario Carvajal, Yungay ha sido defendido por sus habitantes de las demoliciones que han afectado a buena parte de las comunas que contaban con valor arquitect¨®nico, como ?u?oa o Providencia, en el mismo Santiago de Chile. Hoy en d¨ªa, por lo tanto, est¨¢ protegido y no se puede demoler.

Nayareth Toro, de 36 a?os, de una de las familias tradicionales del barrio, due?a de una antigua reparadora de calzado en una de las esquinas de la plaza, naci¨® en Yungay y defiende su belleza, casi siempre escondida a los ojos de quienes no se dan el tiempo de entenderla. Recuerda con nostalgia los juegos infantiles tradicionales que se hac¨ªan en la plaza cada 20 de enero, cuando se conmemora en ese lugar el d¨ªa del roto [persona humilde] chileno.
Hab¨ªa ¡°familias completas, con payasos, escenarios, artistas¡±, comenta sobre un festejo que, seg¨²n ella, ha perdido su esp¨ªritu. Lo dice en su negocio tras una reja, mitad por la pandemia, mitad por razones de seguridad, porque le han robado hasta las macetas con plantas. Pero tiene esperanzas. ¡°Desde que se inform¨® que el presidente llegar¨ªa al barrio, se ha limpiado m¨¢s y hasta se ven ni?os en los juegos infantiles¡±, comenta sobre Yungay, donde todav¨ªa hay vecinos que se saludan en las calles y personas que, antes de entrar al trabajo, pasan por la parroquia San Saturnino ¨Cpatrono de los terremotos¨C para persignarse ante la imagen religiosa que est¨¢ en la calle y pedirle que todo vaya bien
Suscr¨ªbase aqu¨ª a la newsletter de EL PA?S Am¨¦rica y reciba todas las claves informativas de la actualidad de la regi¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Sobre la firma
