Crece la presi¨®n sobre el ministro de Econom¨ªa del Reino Unido por el r¨¦gimen fiscal de su millonaria esposa
Johnson niega estar detr¨¢s de las filtraciones a la prensa, mientras observa la ca¨ªda de popularidad de Rishi Sunak. Fue el candidato preferido de los conservadores para suceder a un primer ministro en horas bajas
Solo unos pocos pol¨ªticos ¡ªy Boris Johnson es, definitivamente, uno de ellos¡ª tienen la habilidad de salir del fango con la camisa impecable. El ministro de Econom¨ªa brit¨¢nico, Rishi Sunak (Southampton, 41 a?os), sin embargo, es de los que considera cualquier salpicadura un ataque injusto. La revelaci¨®n de que su multimillonaria esposa india, Akshata Murty, que comparte con ¨¦l residencia en el n¨²mero 11 de Downing Street, puerta con puerta con el primer ministro, lleva a?os acogida al r¨¦gimen fiscal de ¡°no residente¡± en el Reino Unido ha puesto en la picota a quien en alg¨²n momento dio ya por hecho que ser¨ªa el sustituto natural de Johnson sin necesidad de despeinarse. Todo es perfectamente legal. Hija de Narayana Murty, el empresario que fund¨® la poderosa empresa de servicios de tecnolog¨ªa de la informaci¨®n Infosys, Akshata es propietaria de participaciones de la compa?¨ªa por valor de unos 600 millones de euros. El a?o pasado recibi¨® cerca de 14 millones en dividendos. Gracias a unas leyes fiscales muy favorables con la nueva fauna de altos ejecutivos y multimillonarios trotamundos que ha producido la globalizaci¨®n, la esposa del ministro de Econom¨ªa apenas pag¨® 36.000 euros en impuestos al Reino Unido. Una bomba de relojer¨ªa, en un momento en el que Sunak ha recibido dur¨ªsimas cr¨ªticas de la oposici¨®n laborista y de su propios compa?eros de filas del Partido Conservador por la cicater¨ªa de sus medidas presupuestarias de primavera. Con la inflaci¨®n disparada y los ciudadanos sobrepasados por los precios de la gasolina, el gas y la electricidad, el ministro se limit¨® a reducir en seis c¨¦ntimos por libra esterlina el impuesto aplicado al combustible, y a realizar un m¨ªnimo gesto de rebaja en las cotizaciones sociales.
Con una ingenuidad impropia de la pol¨ªtica brit¨¢nica de navajeo, Sunak conced¨ªa una entrevista esta semana al tabloide The Sun en la que intentaba defender a su esposa: ¡°No ser¨ªa razonable exigirle que rompiera los lazos con su pa¨ªs simplemente porque se ha casado conmigo. Ama su pa¨ªs, como yo amo el m¨ªo. Nunca se me ocurrir¨ªa renunciar a mi ciudadan¨ªa brit¨¢nica¡±, argumentaba el ministro. Una explicaci¨®n que muchos expertos han se?alado como ingenua, en el mejor de los casos, o tramposa, en el peor, porque no es necesario que Murty renuncie a su ciudadan¨ªa india para pagar impuestos en el pa¨ªs donde, por razones evidentes, tiene intenci¨®n de seguir residiendo en el futuro. De hecho, este mismo s¨¢bado ha anunciado a trav¨¦s de un comunicado que, a partir de ahora, comenzar¨ªa a tributar en el Reino Unido.
El it never rains but it pours (nunca llueve, sino diluvia) ingl¨¦s tiene una traducci¨®n m¨¢s ajustada al espa?ol con ¡°a perro flaco, todo son pulgas¡±. Y Sunak, de una esbeltez envidiable, ha comenzado a rodar cuesta abajo desde hace unas semanas. Pocos son los que dudan que el equipo de Johnson se ha encargado de agitar en los medios afines la historia de los impuestos de su esposa, o el descontento general por la escasa empat¨ªa de Sunak con el sufrimiento de la poblaci¨®n. El primer ministro no olvida c¨®mo su responsable de Econom¨ªa se distanci¨® de ¨¦l durante los momentos m¨¢s duros del partygate, el esc¨¢ndalo por las fiestas prohibidas en Downing Street durante la pandemia. C¨®mo lleg¨® incluso a reprocharle en p¨²blico sus maniobras defensivas contra la oposici¨®n (en concreto, acusar al l¨ªder laborista, Keir Starmer, de no haber actuado contra el ped¨®filo y estrella de la BBC Jimmy Savile cuando era fiscal general). Y en medio de la crisis de Ucrania, en la que Johnson ha logrado resituarse como estadista internacional, ha llegado el momento de servir la venganza en un plato fr¨ªo. ¡°Creo que est¨¢ haciendo un trabajo fant¨¢stico, y que no debemos arrastrar a la familia de los pol¨ªticos en estas batallas¡±, respond¨ªa el viernes el primer ministro durante su rueda prensa junto al canciller alem¨¢n, Olaf Scholz, a la bater¨ªa de periodistas que le preguntaban por Sunak. Desde el equipo del ministro, sin embargo, no ten¨ªan la menor duda de que gran parte del fuego recibido era amigo.
Desde que desvel¨® sus medidas presupuestarias, la popularidad de Sunak se ha desplomado casi 30 puntos en el sondeo continuo que mantiene la empresa YouGov. Las torpezas, perdonables cuando un pol¨ªtico est¨¢ en buena racha, se han vuelto en su caso carnaza para los tabloides. Cuando a finales de marzo se dej¨® fotografiar en una estaci¨®n de servicio de Sainsbury?s, la cadena brit¨¢nica de supermercados de gran superficie, repostaba por valor de poco m¨¢s de 30 libras (unos 36 euros) un KIA Rio de color rojo. Poco tardaron los periodistas en averiguar que el veh¨ªculo pertenec¨ªa a uno de los empleados del supermercado, que lo hab¨ªa prestado para la foto; que su valor era de poco m¨¢s de 14.000 euros, y que Sunak, que intent¨® arreglar la chapuza asegurando que conduc¨ªa habitualmente un Volkswagen Golf, pose¨ªa una flota de cuatro veh¨ªculos de alta gama entre los que hab¨ªa un Lexus y un Range Rover; y que, finalmente, con 30 libras tampoco se llenaba el dep¨®sito de un KIA.
¡°El ministro de Econom¨ªa ha subido los impuestos a la clase trabajadora, y no ha dejado de repetir que no ten¨ªa otra alternativa¡±, ha dicho el laborista Starmer. ¡°Ahora sabemos que su mujer utiliz¨® un r¨¦gimen de tributaci¨®n para reducir sus impuestos, y eso es de una hipocres¨ªa tremenda. Solo demuestra lo alejado de la realidad que est¨¢ el ministro¡±, ha denunciado el l¨ªder de la oposici¨®n, con una demagogia que resulta extra?a a su estilo, pero que responde a la necesidad de atacar de modo fulminante al posible recambio de Johnson.
En las ¨²ltimas horas se ha sabido adem¨¢s que Sunak, que trabaj¨® durante a?os en California y fund¨® una firma de inversi¨®n, ha mantenido hasta hace apenas unos meses su green card (tarjeta verde), el permiso de residencia estadounidense que suele obtenerse como paso previo a la ciudadan¨ªa, y que supone una declaraci¨®n de intenciones respecto a permanecer en el pa¨ªs. Sunak utiliz¨® incluso el documento para viajar hasta hace unos pocos meses, cuando recibi¨® el consejo de renunciar a ¨¦l, por la pobre impresi¨®n que causaba por parte de alguien que aspiraba a tomar alg¨²n d¨ªa las riendas del Reino Unido.
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