Boris Johnson incumple su promesa y sube los impuestos para salvar la sanidad p¨²blica
La f¨®rmula elegida, con un incremento en las cotizaciones sociales, irrita a conservadores y laboristas por igual
Boris Johnson solo es fiel a s¨ª mismo y a su instinto de supervivencia, y el gran error del ala dura del Partido Conservador fue creer que el primer ministro a quien brindaron su apoyo jugaba con las mismas reglas de juego que ellos. En contra del programa electoral ¡ªmanifiesto, en la terminolog¨ªa pol¨ªtica brit¨¢nica¡ª de 2019, que rechazaba cualquier subida de impuestos (tanto del IRPF, como el de Sociedades, IVA o cotizaciones sociales), Johnson ha anunciado este martes un incremento en la recaudaci¨®n de m¨¢s de 11.000 millones de euros al a?o para poder arreglar las carencias de un servicio nacional de salud en quiebra y de un sistema de dependencia ruinoso. ¡°S¨ª, lo s¨¦ y acepto que con esta decisi¨®n estoy quebrando la promesa expresada en nuestro manifiesto¡±, ha dicho el primer ministro en su comparecencia ante la C¨¢mara de los Comunes. ¡°Pero ning¨²n programa electoral pod¨ªa prever una pandemia global como la que hemos sufrido¡±.
Parad¨®jicamente, va a ser un pol¨ªtico conservador, con un batiburrillo ideol¨®gico mental que mezcla instintos libertarios con ortodoxia thatcherista, el que se adelante a otros colegas europeos y haga lo que la pandemia ha convertido pr¨¢cticamente en inevitable: subir impuestos. El momento y el modo elegidos para hacerlo, sin embargo, y la justificaci¨®n de la medida pueden lograr que, para desesperaci¨®n de sus cr¨ªticos, Johnson sea capaz de sacar, sin un rasgu?o, el en¨¦simo conejo de la chistera.
El momento es justo en medio de una inminente crisis de Gobierno, en la que saldr¨¢n y entrar¨¢n nuevos ministros. El que se mueva no saldr¨¢ en la foto, as¨ª que solo unos pocos conservadores se han atrevido a airear en p¨²blico su disconformidad. El modo elegido es el menos perjudicial para las grandes rentas, aunque haya irritado a los empresarios. Ser¨¢ un a?adido de un 1,5% a las cotizaciones sociales (National Insurance, o Seguro Nacional, en la terminolog¨ªa brit¨¢nica). Un 60% recaer¨¢ en el empleador y un 40% en el empleado.
Es un impuesto sobre el trabajo, cuando m¨¢s se necesita crearlo, que afectar¨¢ incluso a los trabajadores sanitarios cuyas condiciones laborales se quieren mejorar. Pero la f¨®rmula, utilizada ya con ¨¦xito para el mismo prop¨®sito por el laborista Gordon Brown hace m¨¢s de una d¨¦cada, tiene respaldo popular y sugiere un reparto equitativo de la carga. Comenzar¨¢ a aplicarse en abril de 2022 y se ha camuflado con el nombre de Tasa de Sanidad y Asistencia Social, para que su car¨¢cter finalista camufle lo que es una clara subida fiscal.
¡°El Seguro Nacional se cre¨® para proteger financieramente a los que ya no pod¨ªan trabajar, basado en un sistema contributivo al que aportaban empleadores y empleados¡±, ha dicho Kitty Ussher, la economista jefe de la principal patronal brit¨¢nica, CBI. ¡°No tiene ninguna l¨®gica que se utilice para financiar otra cosa¡±.
Cinco millones en lista de espera
Johnson ha sentido la presi¨®n de su ministro de Econom¨ªa (y cada vez m¨¢s claro rival pol¨ªtico), Rishi Sunak, quien consideraba dif¨ªcilmente sostenible una deuda p¨²blica que supon¨ªa ya, el pasado marzo, un 106% del PIB. Era necesaria una v¨ªa extra de financiaci¨®n para recomponer el maltrecho Servicio Nacional de Salud (NHS, en sus siglas en ingl¨¦s), y cumplir adem¨¢s con la promesa del primer ministro de reformar y reforzar el sistema nacional de dependencia (Social Care, o Atenci¨®n Social, que incluye tanto las residencias como los cuidados dom¨¦sticos).
La lista de espera, solo en Inglaterra, para operaciones o incluso tratamientos rutinarios, supera los cinco millones de personas. Un 90% de pacientes espera un promedio de 44 semanas. Al vincular la financiaci¨®n de dos servicios p¨²blicos tan complementarios a trav¨¦s de un impuesto finalista, Johnson se compromete a reparar un agujero financiero en el NHS que los expertos hab¨ªan cifrado en m¨¢s de 17.000 millones de euros (el nuevo impuesto recaudar¨¢ cerca de 41.000 millones de euros), y consolidar una fuente s¨®lida de ingresos para sostener los servicios de independencia.
El Gobierno conservador se ha comprometido adem¨¢s a rebajar considerablemente el nivel de renta o de patrimonio a partir del cual la gente mayor o los discapacitados podr¨¢n obtener atenci¨®n p¨²blica. ¡°Lean mis labios. Los conservadores ya no podr¨¢n nunca presumir de ser el partido de los impuestos bajos¡±, dec¨ªa en la C¨¢mara de los Comunes el l¨ªder laborista, Keir Starmer. Recordaba de ese modo aquella infame promesa del expresidente estadounidense George Bush (¡±Lean mis labios, no m¨¢s impuestos¡±) que le cost¨® la reelecci¨®n cuando se vio obligado a aumentar la fiscalidad.
Johnson ha roto no una sino dos de sus promesas electorales. Subir¨¢ impuestos, y tocar¨¢ ¡ªaunque sea provisionalmente, por un a?o¡ª el llamado ¡°triple candado de las pensiones¡±. Seg¨²n esta regla, impuesta en 2010 por el Gobierno de coalici¨®n de conservadores y liberal dem¨®cratas, las pensiones subir¨ªan cada a?o lo mismo que la cifra m¨¢s alta entre la inflaci¨®n, el nivel salarial medio o un m¨ªnimo del 2,5%. Los efectos de la pandemia en el mercado laboral provocaron el pasado a?o el efecto an¨®malo de que el nivel salarial medio alcanzara el 8%, y el Gobierno brit¨¢nico ya ha anunciado que no aplicar¨¢ esa cifra para el pr¨®ximo a?o fiscal.
El Gobierno ha anunciado adem¨¢s una subida, tambi¨¦n del 1,25%, del impuesto sobre dividendos que pagan a t¨ªtulo individual los ciudadanos propietarios de acciones.
El primer ministro ha jugado con una doble ventaja: pocos ciudadanos cuestionar¨¢n una subida fiscal repartida y disimulada que sirva para reparar el tan apreciado servicio nacional de salud. Y pocos tendr¨¢n en cuenta que Johnson, de nuevo, se haya saltado sus propias promesas.
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