La masacre del Putumayo: el fallido operativo del Ej¨¦rcito colombiano que dej¨® civiles muertos
EL PA?S tuvo acceso a im¨¢genes que evidencian la manipulaci¨®n de los cuerpos. El Ej¨¦rcito defiende la incursi¨®n millitar
El miedo a¨²n navega por el r¨ªo Putumayo a dos semanas de un operativo del Ej¨¦rcito colombiano que dej¨® once muertos, entre ellos varios civiles de la comunidad Alto Remanso, ubicada en la frontera entre Colombia y Ecuador. En cada conversaci¨®n all¨ª est¨¢ latente una advertencia de muerte: aqu¨ª entras, pero nadie te garantiza que puedas salir.
Los muertos, que el presidente Iv¨¢n Duque se?al¨® como disidentes de la guerrilla de las FARC, ya est¨¢n sepultados en distintas regiones del pa¨ªs; pero las inconsistencias sobre el operativo y tambi¨¦n del manejo de los cad¨¢veres en un caso que tiene en la mira del Congreso al ministro de Defensa, Diego Molano, siguen emergiendo.
La verdad de lo que ocurri¨® la ma?ana del 28 de marzo en la vereda Alto Remanso a las 7 de la ma?ana est¨¢ lejos de ser clara y es el reflejo de la complejidad del actual conflicto colombiano: el resurgimiento de grupos armados sin ideolog¨ªa clara y que hacen presencia entre las comunidades, los cultivos de hoja de coca, la ausencia estatal y una historia de desconfianza en las instituciones militares. Por eso, tanto la ONU, Human Rights Watch, como organismos de control en Colombia exigen al Ej¨¦rcito esclarecer qui¨¦nes eran las v¨ªctimas y c¨®mo se desarroll¨® la operaci¨®n.
Este diario, que visit¨® la zona, conoci¨® im¨¢genes que muestran c¨®mo al menos uno de los cuerpos, el del menor de edad, Brayan Santiago Pama, fue movido en la escena en dos oportunidades. En una fotograf¨ªa se le ve en tierra, boca arriba y vestido de jean, camiseta negra y en medias, junto a otro cuerpo. A sus pies se observan tres armas largas. En otra imagen ya aparece dentro de un bote, sin armas; y en una tercera, se ve en el mismo bote con un fusil sobre su cuerpo. En otras, se observan chalecos camuflados limpios sobre los cuerpos con sangre.
?Qui¨¦nes eran los 11?
Pama ten¨ªa 16 a?os y fue una de las decenas de personas que se reunieron desde el s¨¢bado 26 de marzo en un bazar comunitario para recoger dinero para el pueblo, seg¨²n la invitaci¨®n que circul¨® entre la poblaci¨®n. Ser¨ªan tres d¨ªas de campeonato de f¨²tbol trinacional (Colombia, Per¨² y Ecuador), pelea de gallos, m¨²sica, comida y bebida. El lunes, tras el operativo, solo quedaron restos de una fiesta, licor, sangre y muchas dudas.
Despu¨¦s de la pandemia, el joven hab¨ªa abandonado temporalmente el colegio, donde alcanz¨® hasta noveno grado, para trabajar en una finca que ten¨ªa su padre en El Alto Remanso. Seg¨²n testimonios de varios pobladores, cuando sonaron los disparos corri¨® hacia su casa y cay¨® muerto unos metros antes de poder refugiarse en ella. Tambi¨¦n relataron que su cuerpo fue movido del lugar donde muri¨®. En Puerto Legu¨ªzamo, estudiantes y sociedad civil acompa?aron sus exequias. La Defensor¨ªa del Pueblo ha alertado en varias oportunidades del riesgo de reclutamiento de menores por parte de los grupos armados en la zona.
Junto a su f¨¦retro despidieron tambi¨¦n al gobernador Ind¨ªgena del Cabildo Kicwa Bajo Remanso, Pablo Panduro Coquinche. Un d¨ªa despu¨¦s del operativo, cuando se supo que ¨¦l era uno de los muertos que el Gobierno present¨® como disidentes, se encendieron todas las alarmas de organizaciones sociales en Bogot¨¢ y fuera del pa¨ªs. ¡°Tenemos evidencias cre¨ªbles que indican que cuatro de los muertos eran efectivamente civiles. Todav¨ªa hay inc¨®gnitas sobre c¨®mo murieron y cu¨¢l fue el objetivo de este tr¨¢gico operativo militar¡±, dijo Juan Pappier, investigador s¨¦nior para las Am¨¦ricas de Human Rights Watch.
En Puerto As¨ªs y tambi¨¦n en Puerto Legu¨ªzamo hablan del trabajo que hac¨ªa el gobernador para revitalizar la lengua Kicwa, un pueblo ind¨ªgena en v¨ªas de desaparici¨®n; recuerdan que era el m¨¦dico tradicional de la comunidad, que ense?aba religi¨®n a los ni?os y que le gustaba el f¨²tbol. A eso habr¨ªa ido al bazar. Panduro particip¨® en el campeonato de f¨²tbol y se qued¨® tomando licor. Cuando empezaron los disparos, corri¨® para salvarse y cay¨® antes de llegar a la cancha.
En la vereda reconocen tambi¨¦n a Divier Hern¨¢ndez y a Ana Mar¨ªa Sarrias, el presidente de la Junta de Acci¨®n Comunal y su esposa. ?l recibi¨® un disparo en la frente y ella, seg¨²n fuentes forenses, muri¨® desangrada por un tiro entre las piernas. Sarrias pertenec¨ªa a la iglesia pentecostal y cay¨® cerca de la ribera del r¨ªo. ¡°Nos impidieron el paso. Ese d¨ªa tuvieron como a 60 personas detenidas en la plaza y no las dejaban mirar para atr¨¢s. A mi me dio rabia y despu¨¦s de 8 horas me rebel¨¦ y dije ¡®m¨¢tenme si me quieren matar¡¯ pero tengo que ver a mi hijo¡±, cont¨® Argemiro Hern¨¢ndez, padre de Divier. ¡°Ah¨ª lo vi con un disparo en la sien, lo abrac¨¦¡±, narr¨®. La pareja dej¨® dos ni?os, de 2 y 6 a?os.
En el parque Cementerio de Puerto As¨ªs, una estructura a¨²n en construcci¨®n, reposan los cuerpos de ?scar Oliva Yela y Jos¨¦ Antonio Pe?a Otaya. Sus tumbas se ven apenas cubiertas con cemento y un par de corazones o una frase escrita de forma improvisada para recordarlos. De ellos se sabe que el primero hab¨ªa recibido turno en el bazar y que su compa?era, Nora Andrade, result¨® herida; y de Pe?a, que era un campesino que estuvo en la fiesta y estaba tan borracho que no pudo escapar de los disparos.
De los dem¨¢s muertos, cuyas identidades conoci¨® EL PA?S, se sabe que hab¨ªa un excombatiente de las FARC, que hab¨ªa sido condenado por porte de estupefacientes. Del resto, nadie habla.
?C¨®mo ocurri¨®?
Ante las cr¨ªticas, el Gobierno colombiano evita responder sobre los civiles muertos y esgrime que se trat¨® de una ¡°operaci¨®n leg¨ªtima¡± contra alias ¡®Bruno¡¯, un hombre de las disidencias de las FARC tambi¨¦n conocidas como Comandos de la Frontera, que seg¨²n el Ej¨¦rcito se encontraba en la fiesta. El ministro Molano difundi¨® un video donde un francotirador lo tiene supuestamente ubicado. Varios testimonios de la comunidad admiten que ¡®Bruno¡¯ s¨ª estuvo en la regi¨®n, pero no se encontraba el d¨ªa de la fiesta que termin¨® en muerte y que ese video correspond¨ªa a d¨ªas atr¨¢s.
En esta zona del bajo Putumayo, donde hay 22.041 hect¨¢reas sembrados de hoja de coca, hacen presencia dos grupos armados que se disputan el control del narcotr¨¢fico en l¨ªmites con Ecuador. De un lado, los Comandos de la Frontera, que seg¨²n analistas del conflicto est¨¢n integrados por disidencias de las FARC de la llamada Segunda Marquetalia junto a desmovilizados de los paramilitares; y, por otro lado, el frente Primero Carolina Ram¨ªrez, otra ala de las disidencias de las FARC y vinculado a alias ¡®Gentil Duarte¡¯.
Desde finales de diciembre se han presentado enfrentamientos con bajas de ambos lados y con la poblaci¨®n civil en el medio. ¡°De una u otra manera llegan a nuestras comunidades campesinas, afrodescendientes e ind¨ªgenas y estas se ven involucradas en algunos casos porque toca, porque les toca hacer alg¨²n tipo de favor a estos grupos, por ejemplo¡±, dijo el alcalde de Puerto Legu¨ªzamo, Rub¨¦n Arturo Vel¨¢squez, para explicar el contexto de la muerte de civiles en medio del operativo del Ej¨¦rcito. En la comunidad no niegan la presencia de al menos una persona armada.
¡°Hay inconsistencias¡±
Desde el tuit del presidente Iv¨¢n Duque anunciando que ¡°neutralizaron 11 integrantes de disidencias de las FARC y la captura de cuatro criminales m¨¢s¡±, mucho ha cambiado en la historia.
La Defensor¨ªa del Pueblo confirm¨® que s¨ª hab¨ªa civiles entre los muertos y la Fiscal¨ªa desminti¨® al gobierno en relaci¨®n con los capturados. ¡°Solo se recibi¨® la informaci¨®n sobre las tres personas heridas y el menor de edad recuperado. El componente militar a cargo de la actividad conocida no report¨® captura alguna ni proporcion¨® las actas que soporten un procedimiento de este tipo¡±, inform¨® la Fiscal¨ªa. Esas personas, que estuvieron en hospitales, recuperaron la libertad pero dicen estar atemorizadas por el se?alamiento del Gobierno de Iv¨¢n Duque.
¡°Hasta ahora, la versi¨®n de los hechos que han presentado el Ministerio de la Defensa contiene graves inconsistencias y errores. Urge que las autoridades colombianas realicen una investigaci¨®n cre¨ªble, imparcial y exhaustiva sobre estos hechos¡±, agreg¨® Pappier, quien dijo que el ministro les debe una disculpa p¨²blica ¡°a las personas que tild¨® injustamente de ¡°criminales¡±.
A¨²n no es claro qui¨¦n dispar¨® primero. El Ej¨¦rcito, en un documento enviado a la Procuradur¨ªa y divulgado por Caracol Noticias, dice que se dio la orden de disparar una vez identificaron un objetivo y que el combate ocurri¨® cuando desde un burdel ¡°se empiezan a escuchar r¨¢fagas y disparos de fusil en varios sentidos por parte del enemigo porque no ten¨ªan identificada nuestra posici¨®n¡±.
De esa manera, dice el informe, result¨® herido el soldado Robinson Bele?o, el ¨²nico herido de los militares. ?l, sin embargo, ha dado otra versi¨®n. ¡°Se inici¨® el combate, avanc¨¦ unos 10 metros cuando me encontr¨¦ de frente con un bandido vestido de civil, por eso me hiere, porque confi¨¦ que era un civil, pero sac¨® un fusil y me impact¨®¡±, dijo Bele?o y asegur¨® que se salv¨® porque se cubri¨®. Ahora se recupera despu¨¦s de un implante de arteria en el hospital militar.
Pero entre los pobladores aseguran que los soldados llegaron vestidos de negro y con los rostros tapados y que antes de empezar a disparar encerraron a algunas mujeres en casas de madera. Para ellos, hay muchas m¨¢s sombras y afirman que muchas pruebas pueden haber sido alteradas. Seg¨²n varios testimonios, los cuerpos no solo fueron movidos, sino envueltos en s¨¢banas y cortinas, que los mismos soldados pidieron a la comunidad. Los cuerpos tampoco habr¨ªan llegado a los forenses con las manos protegidas para las pruebas de absorci¨®n at¨®mica lo que permitir¨ªa determinar si dispararon, como afirma el Gobierno.
La defensora de derechos humanos y directora Asociaci¨®n Minga, Diana S¨¢nchez, dice que a¨²n suponiendo que dentro del bazar hubiera hombres de grupos al margen de la ley e inclusive con armas, ¡°se trat¨® de un operativo altamente desproporcionado para el contexto en el que se dio (un bazar comunitario)¡±. S¨¢nchez agrega que fue, adem¨¢s, un falso positivo, como se conoce en Colombia a un episodio oscuro de su historia en el que militares asesinaron a al menos 6.402 civiles y los presentaron como guerilleros muertos en combate. ¡°Se trat¨® de un falso positivo inocultable, pues los cuerpos de las 11 personas fueron manipulados y presentados a la opini¨®n como ¡°criminales de disidencias de las FARC¡±, denunci¨®.
Las investigaciones y un debate de control pol¨ªtico en el Congreso apenas empiezan, pero en Putumayo y tambi¨¦n en Bogot¨¢ solo hay una cosa clara, el operativo fue un fracaso porque termin¨® con la muerte de civiles, en medio de dudas de legitimidad y sin obtener el objetivo buscado, la captura de alias ¡®Bruno¡¯. El miedo permanece.
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