El largo regreso de tres ind¨ªgenas guardados como trofeo en un museo argentino
Dos esqueletos y un cerebro de miembros de la etnia wich¨ª se suman al proceso de restituci¨®n a las comunidades emprendido por el Museo de Ciencias Naturales de La Plata, en Buenos Aires
¡°Esqueleto N¡ã 1773¡å. ¡°Esqueleto N¡ã 1774¡å. ¡°Cerebro N¡ã 6847¡å. As¨ª estuvieron catalogados por m¨¢s de un siglo los restos de tres personas de la etnia wich¨ª que, tras ser asesinadas en distintas circunstancias entre fines del siglo XIX y principios del XX, pasaron a nutrir las colecciones del Museo de Ciencias Naturales de La Plata, capital de la provincia de Buenos Aires. Ahora, este pueblo originario del norte argentino recuperar¨¢ tres antepasados. Es parte de una pol¨ªtica institucional impulsada hace a?os por antrop¨®logos y estudiantes sensibilizados por la exhibici¨®n de humanos en este emblem¨¢tico museo ya entrado el siglo XXI, y por el hallazgo de m¨¢s restos y fotograf¨ªas en su subsuelo.
El museo naci¨® en 1884. Las primeras colecciones se armaron con compras, intercambios institucionales y donaciones, pero tambi¨¦n con el aporte de exploradores que viajaban por Argentina. Uno de ellos fue Robert Lehmann-Nitsche, el director de la Divisi¨®n Antropolog¨ªa del museo hasta 1930. En aquellos a?os, este antrop¨®logo y ling¨¹ista polaco visit¨® ingenios azucareros del norte argentino, explotaciones donde predominaba la mano de obra ind¨ªgena (de los pueblos wich¨ª, chorote, pilag¨¢ y qom, las llamadas tribus chaque?as). ¡°Brazos baratos que constituyen un cuerpo de obreros sumamente barato y sin pretensiones¡±, observ¨® Lehmann-Nitsche, que volv¨ªa de sus viajes al mundo de la ca?a de az¨²car con anotaciones, fotos y tambi¨¦n huesos.
El ¡°Esqueleto N¡ã 1774¡å perteneci¨® a un ¡°indio mataco¡± [nombre antiguo y hoy peyorativo para wich¨ª] asesinado a machetazos en 1906 en el ingenio La Esperanza, de San Pedro, provincia de Jujuy. Fue desenterrado por el m¨¦dico del ingenio, William Paterson, ¡°quien conoc¨ªa personalmente al indio y lo hab¨ªa tratado¡±, detall¨® Lehmann. La Esperanza lleg¨® a ocupar 3.500 ind¨ªgenas en la zafra, en condiciones inhumanas.
Los restos ¡°N¡ã 6847¡å son de un trabajador de 40 a?os de otro ingenio juje?o. Lehmann meti¨® su cerebro en un frasco junto a una carta de pu?o y letra donde volc¨® lo averiguado: ¡°Cerebro de un cacique mataco, muerto el 11 de julio de 1921, en la calle principal del ingenio azucarero Ledesma por el hindu Lacc¨¢r con un revolver¡±. Y el ¡°Esqueleto N¡ã 1773¡å, el tercero de los que volver¨¢n a su comunidad, es de un wich¨ª asesinado por un coronel en 1881 en la actual provincia de Formosa.
El antrop¨®logo Fernando Pepe coordina el programa de Identificaci¨®n y restituci¨®n de restos humanos ind¨ªgenas y protecci¨®n de sitios sagrados en el Instituto Nacional de Asuntos Ind¨ªgenas [INAI] y explica que est¨¢ todo listo: ¡°Desde el INAI acompa?amos todo el proceso. Ahora las nuevas autoridades de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo tienen que dar el siguiente paso y realizar la restituci¨®n, tan esperada por este pueblo. Los estamos esperando pacientemente, para que la niyat [autoridad] Octorina Zamora y referentes wich¨ª puedan venir a La Plata y se les restituyan los restos de los tres hombres asesinados en el contexto genocida de fines del siglo XIX¡±.
Este museo estuvo entre los diez mejores del mundo, seg¨²n el historiador platense Gustavo Vallejo, experto en el tema. En sus primeras d¨¦cadas, la Divisi¨®n de Antropolog¨ªa acumul¨® unos mil cr¨¢neos y cientos de esqueletos. Por ejemplo, en el caj¨®n N¡ã 98, donde se encontraron los restos de las v¨ªctimas wich¨ª, tambi¨¦n hab¨ªa huesos de un ¡°indio toba¡±, un cr¨¢neo de un ¡°indio boliviano¡± y la pelvis de un ¡°indio araucano hombre, Michel, tribu de Calach¨², muerto en 1888 por uno de los que tomaron parte en una expedici¨®n del Museo¡±, seg¨²n apunt¨® el propio Lehmann en 1910.
Todas estas citas est¨¢n en el libro El Familiar. Del ingenio La Esperanza al Museo de La Plata (2011), del Grupo Universitario de Investigaci¨®n en Antropolog¨ªa Social [Gu¨ªas]. Este grupo de estudiantes y graduados naci¨® en la Facultad de Ciencias Naturales, y hace m¨¢s de quince a?os trabaja identificando los restos humanos del museo, que se estiman en 10.000. Buscan reconstruir sus historias y apoyar su restituci¨®n para acabar con una pr¨¢ctica colonialista. El libro est¨¢ dedicado ¡°a nuestros hermanos zafreros¡±, y muestra las fotos tomadas a los wich¨ªs de La Esperanza, desnudos y vestidos, por el alem¨¢n Carlos Bruch, que acompa?¨® a Lehmann en ese viaje de 1906. El fot¨®grafo Xavier Kriscautzky las descubri¨® en el subsuelo del museo.
Para Gu¨ªas, la ciencia no se diferenci¨® tanto del Ej¨¦rcito y la religi¨®n: funcion¨® para legitimar el etnocidio, y las pruebas quedaron en el museo. Es lo que han denunciado en ¨¦ste y otros libros, en conferencias, seminarios y muestras de fotos, como una titulada Prisioneros de la ciencia. Cuando empezaron, el tema era tab¨², pero su lucha torci¨® la historia, no exenta de fricciones con la instituci¨®n. Y el mayor museo del pa¨ªs en su tipo no exhibe individuos de pueblos originarios de Argentina desde 2006. Adem¨¢s, ya hicieron 12 restituciones a las comunidades selk¡¯nam, tehuelche, mapuche, ranculche, qom, nivacle y ach¨¦, y tienen m¨¢s en agenda.
Este proceso se aceler¨® en 2010, al reglamentarse la ley 25.517, aprobada en 2001, que ordena a los museos restituir restos humanos. Pepe, tambi¨¦n miembro fundador de Gu¨ªas, dice: ¡°En esta ¨²ltima d¨¦cada hemos dado un salto no solo cuantitativo sino tambi¨¦n cualitativo, y eso es un triunfo de las comunidades en lucha, que reclaman la restituci¨®n de sus ancestros asesinados o fusilados por el ej¨¦rcito o la polic¨ªa¡±.
La Plata, a 60 kil¨®metros de Buenos Aires, se fund¨® en 1882 como una ciudad ideal, con impronta cient¨ªfica, trazado urbano matem¨¢tico y parques cada seis cuadras, como ideada para controlar el caos natural y social. El museo, ubicado en un gran bosque, luce como entonces: un imponente templo neocl¨¢sico custodiado por dos tigres diente de sable y los bustos de los naturalistas del siglo XIX en la fachada. Pero adentro, el mundo de los vencidos en las vitrinas se termin¨®.
Los prisioneros vivos
Durante la llamada Campa?a del desierto, organizada para avanzar sobre territorios ind¨ªgenas, tambi¨¦n llegaron al museo personas vivas, que fueron estudiadas all¨ª mientras serv¨ªan hasta morir en tareas de alba?iler¨ªa, limpieza o cocina.
En la lista est¨¢n los mapuches Modesto Inakayal, Llanke N¨¦ul y Tropa Chun, muertos en 1887 (ya restituidos); Maish Kensis, un joven de Tierra del Fuego (extremo sur) muerto en 1894 y exhibido hasta 2006 (su restituci¨®n a los yag¨¢n de Chile est¨¢ pendiente); y Kryygy., una ni?a ach¨¦ que sobrevivi¨® a la matanza de su familia por colonos blancos en 1896 en Paraguay, fue raptada y rebautizada como Damiana, y termin¨® en La Plata.
Kruugi fue objeto de estudio de Lehmann-Nitsche, que la fotografi¨® desnuda, fue sirvienta de la madre del psiquiatra y pol¨ªtico argentino Alejandro Korn, y muri¨® a los 14 a?os de tuberculosis. Su esqueleto se reparti¨® entre La Plata y la Sociedad Antropol¨®gica de Berl¨ªn y en 2019 volvi¨® a los ach¨¦. Su historia qued¨® plasmada en Damiana Kryygy, un documental de Alejandro Fern¨¢ndez Mouj¨¢n.
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