Argentina se sumerge en la muerte de 500 ind¨ªgenas en la masacre de Napalp¨ª
El testimonio de una sobreviviente activa un juicio por la verdad sobre la matanza de personas de origen qom y mocov¨ª ocurrida en 1924
Rosa Grilo tiene m¨¢s de 100 a?os. No sabe exactamente cu¨¢ntos, pero recuerda que era una ni?a el 19 de julio de 1924. Recuerda tambi¨¦n el ruido del avi¨®n que volaba bajito y lanzaba desde el aire caramelos hacia el monte achaparrado. Y que cuando los ind¨ªgenas corr¨ªan tras ellos les disparaban con una ametralladora. ¡°Pensaban que era mercader¨ªa. Y dice mi abuelito: ¡®No vayan, porque ese est¨¢ llevando la bomba, vamos a huir¡¯. Fue la gente a buscar la mercader¨ªa, y cuando est¨¢n todos juntos largan la bomba¡±, recuerda. Las prevenciones del abuelo salvaron a Rosa Grilo, la ¨²ltima sobreviviente de la masacre de Napalp¨ª, una cacer¨ªa humana que termin¨® con 500 indios qom y moqoit muertos a tiros y machetazos.
Grilo est¨¢ l¨²cida y vive con sus hijos en un paraje rural de la provincia de Chaco, en el norte argentino. Su voz grabada se escuch¨® este martes en el inicio de un juicio sin precedentes en Am¨¦rica Latina, que intenta echar luz sobre lo ocurrido en aquel paraje argentino perdido en el tiempo. Ya no quedan polic¨ªas ni terratenientes ni pol¨ªticos responsables vivos; por eso no habr¨¢ consecuencias penales. Pero el juicio servir¨¢ para que una nueva historia oficial entierre a la a¨²n vigente, esa que dice que los muertos en Napalp¨ª fueron consecuencia de un enfrentamiento entre tribus.
La masacre de Napalp¨ª comenz¨® con una revuelta. Cientos de ind¨ªgenas se negaron a seguir trabajando en las plantaciones de algod¨®n de la reducci¨®n por un salario que se pagaba en ropa y vales de comida. A la matanza le siguieron meses de persecuci¨®n a los sobrevivientes que, como Rosa, se hab¨ªan ocultado con sus familias en el monte. As¨ª lo cont¨® ya entonces el exdirector de la reducci¨®n Enrique Lynch Arrib¨¢lzaga, en una carta que envi¨® al Congreso: ¡°La matanza de indios por la polic¨ªa del Chaco contin¨²a en Napalp¨ª y sus alrededores. Parece que los criminales se hubieran propuesto eliminar a todos los que se hallaron presentes en la carnicer¨ªa del 19 de julio (...), para que no puedan servir de testigos¡±. Sus denuncias no prosperaron. Los sobrevivientes se ocultaron en el monte y nunca m¨¢s hablaron de lo ocurrido y los terratenientes de la zona celebraron lo que consideraron un proceso de pacificaci¨®n.
Hace 15 a?os, Juan Chico, un qom formado como historiador, decidi¨® urgar en el pasado. Creo la Fundaci¨®n Napalp¨ª, golpe¨® decenas de despachos oficiales y recorri¨® el monte. Logr¨® dar as¨ª con cinco sobrevivientes, entre ellos Rosa Grilo y Pedro Valquinta, un moqoit fallecido en 2015 a los 108 a?os. La voz de Valquinta son¨® este martes ante el tribunal. ¡°Tengo 105 a?os, no me acuerdo que a?o era, yo ten¨ªa 12 a?os o 10. Hab¨ªa muchos ricos nuevos que estaban cortando el bosque. Y a los mocov¨ªes los mataban. Y ah¨ª les disparaban. Llegaron mocov¨ªes a trabajar y ah¨ª los mataron, les mandaron los polic¨ªas¡±, dice en un v¨ªdeo grabado en 2012.
Juan Chico muri¨® el a?o pasado v¨ªctima de la covid-19, pero la rueda ya giraba sin ¨¦l. El fiscal Diego Vigay tom¨® el caso y logr¨® el apoyo oficial para la instrucci¨®n de un juicio de la verdad, el primero referido a una matanza ind¨ªgena. ¡°El objetivo es que las v¨ªctimas tengan derecho a la verdad, como establece la Corte Interamericana de Derechos Humanos para delitos de lesa humanidad. Es adem¨¢s un aporte a la no repetici¨®n y a una sentencia que imponga medidas de reparaci¨®n simb¨®lica¡±, dice Vigay. ¡°Napalp¨ª fue siempre un tema tab¨² para las familias y los testigos se manten¨ªan en silencio. No dimensionan el valor hist¨®rico de esos testimonios¡±, explica el fiscal.
Desde este lunes, pasar¨¢n por el tribunal chaque?o unos 50 testigos, entre sobrevivientes, familiares e investigadores. Ser¨¢n cruciales las fotos sacadas antes de la masacre por el etn¨®logo alem¨¢n Robert Lehmann-Nitsche, conservadas en el Instituto Iberoamericano de Berl¨ªn. As¨ª descubri¨® la imagen del avi¨®n cuyo sonido a¨²n atormenta a Rosa. ¡°En ella, Lehmann-Nitsche escribe en alem¨¢n ¡®avi¨®n contra levantamiento ind¨ªgena¡±, explicaba en 2018 en una entrevista con EL PA?S Mariana Giordano, historiadora e investigadora principal del Consejo Nacional de Investigaciones Cient¨ªficas y T¨¦cnicas. En otras fotos se ve a ind¨ªgenas con un pa?uelo blanco anudado en el brazo, se?al de que ¡°eran de los buenos¡±.
El sitio de la masacre se llama hoy Colonia Aborigen. Todos saben que all¨ª hay una fosa com¨²n donde fueron enterrados los muertos de 1924. El Equipo Argentino de Antropolog¨ªa Forense (EAAS), trabaj¨® durante un mes en la zona, pero no pudo dar con la fosa. Encontr¨®, en cambio, los restos de un hombre de unos 40 a?os con una herida en el pie. ¡°Ser¨ªa de aquellos que intentaron escapar y murieron cerca de la masacre¡±, dice Vigay. ¡°Estaba enterrado a menos de 30 cent¨ªmetros, lo que coincide con la versi¨®n de que los que mor¨ªan eran enterrados all¨ª mismo, a poca profundidad¡±. Los peritos no pierden la esperanza de encontrar la fosa com¨²n. ¡°No es f¨¢cil, porque han cambiado las referencias. Pero tenemos testimonios que dicen que los pozos de agua estuvieron muchos a?os con grasa y sangre y la fosa estar¨ªa vinculada a una corriente subterr¨¢nea que ahora estamos estudiando¡±, explica el fiscal.
David Garc¨ªa, referente de la Fundaci¨®n Napalp¨ª, conf¨ªa en que el juicio por la verdad servir¨¢ para se entienda en la sociedad la dimensi¨®n hist¨®rica de la masacre. ¡°Puede impactar tener un espacio de pacificaci¨®n dentro de las pol¨ªticas estatales, entre comunidades, criollos e ind¨ªgenas. Tenemos adem¨¢s nueva generaci¨®n muy buena, con expectativas distintas y otras miradas¡±, dice. Si la salud se lo permite, Rosa Grilo se acercar¨¢ al tribunal para que todos escuchen su testimonio. Repetir¨¢ all¨ª lo que ha contado decenas de veces: el avi¨®n, las explosiones, la muerte de su padre, la huida al monte con su abuelo y el silencio con el que ocult¨® a los criollos lo que hab¨ªa vivido. ¡°No estoy mintiendo yo, lo que pas¨®, pas¨®¡±, dice ahora Rosa, a la espera de una memoria reparadora.
Sigue toda la informaci¨®n internacional en Facebook y Twitter, o en nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.