Huir como sea: los nicarag¨¹enses que aprenden a nadar para no ahogarse en el intento de llegar a EE UU
El flujo de migrantes que salen de Nicaragua y tratan de cruzar el r¨ªo Bravo se ha vuelto imparable; entre marzo y abril, una decena de ellos muri¨® en el agua
Al ver su hijo con el agua por debajo de la cintura, firme, sin tambalearse sobre las piedras del lecho ni por la corriente, Pablo Cuevas descart¨® usar la manila de 60 metros que hab¨ªa comprado para cruzar el r¨ªo Bravo junto a su familia, porque iba a resultar un estorbo m¨¢s que una herramienta ¨²til en su intento desesperado por llegar a la orilla estadounidense.
¡ª?Papaaaa¨¢! Est¨¢ tranquilo el r¨ªo¡ª grit¨® el joven de 22 a?os desde unos 30 metros alejado de la orilla. Ante la llegada inminente de agentes mexicanos o estadounidenses, el hombre solt¨® la cuerda, abraz¨® muy fuerte a su nieto de 5 a?os y se intern¨® en las aguas. Era media ma?ana del 17 de abril, hace menos de un mes. El r¨ªo Bravo ¡ªun caudal ¡°traicionero¡± aseguran los migrantes que han podido cruzar para contarlo¡ª estaba manso para suerte de esta familia que huy¨® de Nicaragua por el oficio del padre: Pablo Cuevas es un reconocido abogado defensor de derechos humanos en su pa¨ªs.
Acostumbrado a situaciones tensas por sus encontronazos con grupos y polic¨ªas de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo, Cuevas disimul¨® el miedo de lanzarse al r¨ªo para que su esposa, su nuera y su otro nieto no perdieran el temple que tanto hab¨ªan meditado y ensayado durante los cuarenta d¨ªas que dur¨® el trayecto hasta Ciudad Acu?a, en Coahuila, atravesando Centroam¨¦rica y M¨¦xico, por el mismo camino poblado de robos, secuestros, extorsi¨®n, cansancio, hambre y muerte que han seguido otros 49.738 nicarag¨¹enses solo en el primer trimestre de 2022, seg¨²n la Oficina de Aduanas y Protecci¨®n Fronteriza de Estados Unidos. El n¨²mero m¨¢s grande de exiliados de este pa¨ªs que han buscado cruzar esa frontera en la historia reciente.
La primera semana de marzo, en su casa de Managua, Cuevas hab¨ªa tomado la decisi¨®n de sumarse a este ¨¦xodo sin precedentes que escapa de la violencia pol¨ªtica y la precaria situaci¨®n econ¨®mica que atraviesa Nicaragua desde 2018, tras las protestas sociales que fueron reprimidas con brutalidad por polic¨ªas y paramilitares. Una crisis sociopol¨ªtica que se ha agravado desde junio de 2021, cuando los Ortega-Murillo profundizaron la cacer¨ªa de opositores que facilit¨® la reelecci¨®n y perpetuaci¨®n en el poder de la pareja presidencial.
¡°Antes de que el gobierno cerrara la CPDH (Comisi¨®n Permanente de Derechos Humanos)¡±, dice Cuevas ¡ªen referencia a la ¨²ltima organizaci¨®n defensora que quedaba en funcionamiento Nicaragua¡ª, ¡°recib¨ª amenazas y mensajes intimidatorios. Alguien del gobierno me dijo que mejor me fuera... Nunca he sido un defensor de escritorio, siempre he andado en los territorios, pero ya no pod¨ªa ejercer con libertad y mi esposa ten¨ªa crisis nerviosas pensando que me pod¨ªan arrestar en cualquier momento. Entonces decidimos irnos, y la ruta a trav¨¦s del r¨ªo Bravo nos pareci¨® la mejor, despu¨¦s de analizarla con muchos usuarios que tuve y que ya hab¨ªan cruzado a Estados Unidos¡±, relata a EL PA?S.
El mayor temor de la familia Cuevas era ahogarse en el r¨ªo. Entre marzo y abril de 2022, las noticias de nicarag¨¹enses muertos en esas aguas conmocionaron al pa¨ªs: 10 personas registradas solo por la Asociaci¨®n de Nicarag¨¹enses en M¨¦xico, aunque hay otras entidades que cifran el n¨²mero en 14, como la ONG Comunidad Nicarag¨¹ense en Texas (TNC, en ingl¨¦s). Casos como el de una ni?a de cuatro a?os arrastrada por la corriente o el ahogo m¨¢s reciente, el 1 de mayo, de Calixto Nelson Rojas, locutor de Radio Dar¨ªo, un emisora que fue quemada y atacada por el r¨¦gimen sandinista. La muerte del comunicador en Piedras Negras fue grabada por un reportero de Fox News: sucedi¨® ante la vista de agentes fronterizos estadounidenses y mexicanos, quienes no lo auxiliaron porque lo ten¨ªan prohibido, mientras Rojas balbuceaba por ayuda al no poder mantenerse a flote y termin¨® engullido por la corriente. La raz¨®n para no salvarlo fue que, supuestamente, semanas atr¨¢s un agente de la Patrulla Fronteriza se ahog¨® por tratar de rescatar a dos migrantes.
Cuevas, un hombre informado por su trabajo como defensor de derechos humanos, sab¨ªa del peligro de cruzar el r¨ªo. ¡°Comenzamos a hacer ejercicios de introspecci¨®n con la familia, a recordar una de nuestras giras de camping al mar en Nicaragua, en espec¨ªfico una vez que una bocana ¡ªun paso estrecho del mar¡ª se vaciaba y nos arrastr¨®, pero pudimos nadar y salvarnos¡±, narra el abogado ahora desde Florida, donde ha empezado una organizaci¨®n para ayudar a otros migrantes nicarag¨¹enses. ¡°Entonces le dec¨ªa a la familia que recordaramos c¨®mo enterrar los pies firmes para poder cruzar el r¨ªo¡±.
Los Cuevas pudieron cruzar, sin cuerda y sin salvavidas, confiados en su experiencia previa. Sin embargo, unos 3.000 kil¨®metros al sur del r¨ªo Bravo, en Nicaragua, decenas que han decidido irse del pa¨ªs y no saben ni bracear ni flotar toman precauciones antes de partir hacia el norte: se apuntan a las clases de nataci¨®n de Mario Orozco.
¡®S¨¦ que es un r¨ªo peligroso¡¯
Sin mayores visos de resoluci¨®n de la crisis sociopol¨ªtica, Nicaragua se ha vuelto un pa¨ªs en fuga. Solo en 2021, la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos registr¨® que 87.530 nicarag¨¹enses trataron de ingresar por la frontera sur sin documentos. El aumento exponencial ocurri¨® a partir de junio, cuando los Ortega-Murillo apresaron a todos sus adversarios y cerraron la posibilidad de una resoluci¨®n al conflicto a trav¨¦s de elecciones transparentes. Si uno pregunta en Nicaragua cu¨¢l es la mejor decisi¨®n ante este panorama, la mayor¨ªa, en especial j¨®venes, responden lo mismo: irse. Las traves¨ªas migrantes salen de madrugada de algunas gasolineras de Managua, mientras otros que se sienten perseguidos pol¨ªticamente, como Pablo Cuevas, lo hacen de forma clandestina por la frontera hondure?a.
Las cifras de la Patrulla Fronteriza de enero a marzo de este a?o dimensionan este ¨¦xodo en auge: 70.066 nicas se han entregado a sus agentes. ¡°Pero hay un subregistro¡±, dice la Asociaci¨®n de Nicarag¨¹enses en M¨¦xico. La din¨¢mica migratoria desde este pa¨ªs, impulsada por la violencia pol¨ªtica que ha agravado males end¨¦micos (econom¨ªa precaria y falta de empleo), ha cambiado. En 2018, al menos 120.000 nicarag¨¹enses solicitaron refugio en Costa Rica. La pandemia sumi¨® a los ticos en una crisis de desempleo y los nicarag¨¹enses reconfiguraron su rumbo de huida. Primero porque Costa Rica est¨¢ colapsado y segundo porque las promesas migratorias de Joe Biden fueron interpretadas como una mayor flexibilidad.
De pronto, las caravanas en las que antes predominaban los hondure?os y salvadore?os comenzaron a ser encabezadas por nicarag¨¹enses, quienes ahora son tambi¨¦n presa de las mafias en la ruta. Entre los que se preparan para huir del pa¨ªs, cruzar el r¨ªo Bravo se volvi¨® la mejor opci¨®n, a sabiendas de los peligros de sus aguas. Por eso el post en Facebook del nadador profesional Mario Orozco ofreciendo clases gratis se hizo viral en Nicaragua.
Orozco asegura que algunas amistades suyas se ahogaron en el r¨ªo Bravo y eso lo conmovi¨®. ¡°Soy un nadador profesional, conozco las t¨¦cnicas para nadar en aguas abiertas. As¨ª que tom¨¦ uno de mis d¨ªas libres para dar clases y evitar estas tragedias¡±, dice, y remarca que lo suyo es una labor humanitaria y no pol¨ªtica. El nadador es escueto y prefiere no ahondar en detalles. No dice por qu¨¦ pero, para quienes viven en Nicaragua, queda sobreentendido: cualquier cosa que el gobierno sandinista asuma como cr¨ªtica puede costar c¨¢rcel.
La piscina donde Orozco ense?a suele estar repleta. Un reflejo de la urgencia por abandonar Nicaragua. ¡°S¨¦ que es un r¨ªo peligroso¡±, dice a EL PA?S Roberto Garc¨ªa, un nicarag¨¹ense que sali¨® hace algunas semanas del pa¨ªs y est¨¢ en Tapachula, ¡°prepar¨¢ndose mentalmente¡± para sortear el r¨ªo Bravo. ¡°Hay quienes toman clases de nataci¨®n; yo por ejemplo estoy mirando videos de Youtube, preguntando a otros amigos que ya cruzaron d¨®nde es menos hondo; la corriente menos brava¡ Tengo miedo, pero la situaci¨®n es m¨¢s cr¨ªtica cuando voy a cruzar con mi hijo¡±, confiesa Garc¨ªa, t¨¦cnico en refrigeraci¨®n automotriz que le brindaba servicios a la Corte Suprema de Justicia.
Garc¨ªa estuvo preso siete meses por participar en las protestas de 2018 en Nicaragua. Al salir de prisi¨®n, su taller nunca pudo reponerse debido al acoso policial y la falta de clientes. Hastiado, decidi¨® migrar. ¡°No quiero ni pensar en el d¨ªa que voy a cruzar el r¨ªo con mi esposa y mi hijo. Me desestabiliza. Mi hijo tiene 10 a?os y solo pienso en ¨¦l, sobre todo al ver en las noticias a tantos hermanos que se est¨¢n ahogando¡ como ese locutor de Le¨®n. Fue un video horrible. Uno se siente impotente. No quiero un v¨ªdeo parecido de nosotros¡±, dice. Tampoco quiere dejar un ¨²ltimo mensaje como el del radialista Calixto Rojas antes de lanzarse a las aguas del R¨ªo Bravo: ¡°Hoy salgo para Piedras Negras a la una de la tarde. Ma?ana a las ocho estoy tratando de cruzar el r¨ªo¡±.
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