Un salvavidas de armas no letales para un Gobierno boliviano en apuros
Ante las persistentes protestas en las calles en 2019, el Ejecutivo de Jeanine ??ez pidi¨® ayuda a Macri en Argentina y a Moreno en Ecuador para que le prestaran armas antimotines para reprimir
La urbanizaci¨®n de El Pedregal ¡ªa 14 kil¨®metros al sur de La Paz¡ª amanece en un clima de tensi¨®n. Hace 21 d¨ªas que Evo Morales fue reelegido nuevamente presidente de Bolivia. Hace 21 d¨ªas que Bolivia es un caos de violencia y represi¨®n. Denuncias de fraude. Denuncias de un golpe de Estado en marcha. El pa¨ªs estall¨® en choques entre militantes del Movimiento al Socialismo (MAS) y opositores de todos los colores que entendieron que ahora s¨ª, que este es el momento para desplazar a Morales despu¨¦s de 13 a?os en el poder. Como en otras ciudades, al mismo tiempo, pasadas las primeras horas de ese 11 de noviembre de 2019, la tensi¨®n en El Pedregal se convierte en estallido. Algunos vecinos salen a las calles. Otros observan desde las ventanas de sus casas. Percy Noguera, de 32 a?os, es uno de ellos. Hasta que no aguanta m¨¢s y se suma a las manifestaciones.
Frida Conde Noguera se enter¨® por los medios de comunicaci¨®n que su hermano Percy muri¨® ese mismo d¨ªa. Lo escuch¨® en la radio. Hablaban de choques en las calles. De enfrentamientos. De lo que suced¨ªa en El Pedregal. Hablaban de muertos. Frida no le crey¨® al locutor. Ten¨ªa la esperanza de encontrar vivo a Percy. Sali¨® de su casa en el barrio de Villa F¨¢tima y camin¨® hasta el sur de La Paz, donde hab¨ªa escuchado que su hermano yac¨ªa muerto.
Despu¨¦s de esquivar los retenes de los opositores a Morales, logra llegar a El Pedregal. Sube y baja las empinadas calles, casi todas empedradas, con la esperanza de hallarlo con vida. Los polic¨ªas que estaban ah¨ª le dicen que no hay ning¨²n muerto. Pero una mujer de pollera se le acerca y le muestra el lugar d¨®nde est¨¢ su hermano. Percy, envuelto en dos bolsas de yute, yace sin vida en medio de unos arbustos, donde horas antes hab¨ªa sido el escenario de una represi¨®n policial. Luego se enterar¨ªa de que fue asesinado ese d¨ªa a las 10:30, que no era parte de los movilizados y que los vecinos lo obligaron a salir a las calles. Hoy, en di¨¢logo con esta alianza period¨ªstica, cree que los polic¨ªas intentaron ocultar el cad¨¢ver.
Ese d¨ªa en El Pedregal tambi¨¦n muri¨® Paulino Condori Aruni, de 21 a?os, a causa de un ¡°traumatismo tor¨¢cico penetrante (provocado) por un proyectil de arma de fuego¡±, seg¨²n el informe del Instituto de Investigaciones Forenses (IDIF). Sus familiares creen que a Condori le quitaron la vida los perdigones met¨¢licos disparados por la polic¨ªa. Como el proyectil atraves¨® el cuerpo de lado a lado y no pudo ser hallado, la investigaci¨®n no determin¨® con qu¨¦ arma le dispararon. Adem¨¢s, la fuerza policial neg¨® el uso de armas de fuego reglamentarias.
As¨ª como en El Pedregal, en varias zonas de La Paz y en el resto de Bolivia hay marchas, bloqueos, toma de instituciones, enfrentamientos entre afines y contrarios al MAS, el partido que lidera Evo Morales, y represi¨®n.
La calle es un fuego y las manifestaciones se extienden por todo el pa¨ªs. Los jefes de la Polic¨ªa y las Fuerzas Armadas bolivianas est¨¢n preocupados: los almacenes se est¨¢n vaciando r¨¢pidamente y temen que no alcancen las balas y los gases lacrim¨®genos para detener tantas protestas. Bolivia no fabrica armas ni municiones qu¨ªmicas. Los golpistas tienen un plan.
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Mauricio Macri est¨¢ a punto de despedirse como presidente de Argentina. Falta menos de un mes para que le ceda el bast¨®n y la banda a Alberto Fern¨¢ndez. Ahora, en esta ma?ana del 12 de noviembre de 2019, conversa en su oficina con el canciller Jorge Faurie. Ser¨¢ una de las ¨²ltimas veces que se encuentren en la Casa Rosada. Del otro lado de la pared, en el despacho del jefe de Gabinete, Marcos Pe?a, se prepara para un c¨®nclave mayor.
Las tres secretarias de Pe?a acomodan varias sillas alrededor de la mesa. La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, llega puntual: 12.25. Media hora despu¨¦s lo hace su jefe de Gabinete, Gerardo Milman. Enseguida aparecen el n¨²mero dos de Seguridad, Eugenio Burzaco, y su hombre de mayor confianza, Dar¨ªo Oroquieta. El resto llega 10 minutos despu¨¦s. Son el Director Nacional de Gendarmer¨ªa, Gerardo Otero, y los jefes de las otras tres fuerzas de seguridad interior: el jefe de la Polic¨ªa Federal, N¨¦stor Roncaglia; Eduardo Scarzello, de la Prefectura Nacional Naval, y Alejandro Itzcovich Griot, de la Polic¨ªa de Seguridad Aeroportuaria. La reuni¨®n se completa con el Ayudante de ?rdenes del jefe de Gendarmer¨ªa.
Son las 12.51 del mediod¨ªa. Ya est¨¢n todos. La reuni¨®n puede comenzar.
Al menos por el momento, las autoridades del Gobierno saliente no esperan una gran movilizaci¨®n a la Casa de Gobierno. ?Cu¨¢l es, entonces, el conflicto que est¨¢ a punto de estallar?
Los ¨²nicos disturbios de los que hablan los diarios argentinos suceden a 2.600 kil¨®metros de ah¨ª, en la ciudad de La Paz. Este 12 de noviembre terminar¨¢ con una noticia que conmociona a la regi¨®n: el presidente de Bolivia, Evo Morales, y su vice, ?lvaro Garc¨ªa Linera, acaban de aterrizar en M¨¦xico como refugiados pol¨ªticos. Mientras tanto, en el Aeropuerto de El Palomar, provincia de Buenos Aires, 11 gendarmes del grupo de ¨¦lite Alacr¨¢n cargan sus armas y el resto de sus pertrechos militares para una nueva misi¨®n. Se est¨¢n por subir al H¨¦rcules C-130, el avi¨®n m¨¢s grande de la Fuerza A¨¦rea Argentina, para proteger a la Embajada en La Paz de los disturbios en las calles.
A ¨²ltimo momento, una nota de Gendarmer¨ªa pide que agreguen un segundo cargamento; la mayor¨ªa con el sello de Fabricaciones Militares. Los funcionarios de la Anmac, la oficina que controla la salida y entrada de armas, no ven ninguna irregularidad. La nota est¨¢ firmada por Rub¨¦n Yavorsky, director de Log¨ªstica de Gendarmer¨ªa. Lleva d¨ªa y hora: martes 12 de noviembre de 2019, exactamente a las 13:06, apenas 15 minutos despu¨¦s del comienzo de la cumbre de seguridad en la oficina de Marcos Pe?a.
La lista del nuevo material solicitado por Yavorsky dice: 70.000 cartuchos antimotines, 100 spray gas pimienta y 700 granadas de gas. El argumento es defender el palacio de la calle Aspiazu 497 de la revuelta que provoc¨® el golpe de Estado en Bolivia. A ning¨²n gendarme le llama la atenci¨®n la cantidad de cartuchos antimotines que est¨¢n llevando a La Paz.
La relaci¨®n con lo que suele usarse para reprimir una manifestaci¨®n es llamativa. Un gendarme aporta el dato en off. El 14 de diciembre de 2017, en v¨ªsperas del debate por la reforma previsional impulsada por el gobierno de Mauricio Macri, la plaza del Congreso se llen¨® de organizaciones sociales y partidos de izquierda que rechazaban el proyecto de ley. Gendarmer¨ªa respondi¨® con palazos, gases y balas de goma en una represi¨®n que dur¨® desde la ma?ana hasta que cay¨® el sol. Con 162 heridos y 60 detenidos, fue la mayor represi¨®n en los cuatro a?os del gobierno de Macri. Ese d¨ªa, cuenta el gendarme, la fuerza utiliz¨® 5.000 postas antimotines. Ahora, dec¨ªa el documento, se necesitaban 70.000 para frenar las eventuales protestas frente a la Embajada Argentina.
Cuando los alacranes llegaron a La Paz, tomaron sus pertenencias y se dirigieron a la sede diplom¨¢tica. En el aeropuerto quedaron todos los elementos antimotines solicitados en el env¨ªo de urgencia. Cuando la calma volvi¨® al pa¨ªs, el grupo de ¨¦lite volvi¨® a la Argentina con todo el equipo, las armas y las municiones. El segundo env¨ªo no.
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Es el 12 de noviembre de 2019 y hace algunas horas que Evo Morales est¨¢ en Ciudad de M¨¦xico, donde se quedar¨¢ tres meses antes de viajar a Buenos Aires para asentar su asilo pol¨ªtico junto a Garc¨ªa Linera.
A 5.554 kil¨®metros de la capital azteca, la senadora de Unidad Dem¨®crata (UD) Jeanine ??ez asume de facto. El teniente coronel Rolando Gallardo, miembro de la Casa Militar, le coloca la banda presidencial. Apenas hab¨ªan pasado 24 horas de la represi¨®n de El Pedregal, donde adem¨¢s de Aruni y Noguera fue asesinado Juan Mar¨ªn F¨¦lix Taco, de 18 a?os. A presidente depuesto, presidente puesto.
Una parte de la ciudadan¨ªa masifica su presencia en las calles como expresi¨®n de apoyo al l¨ªder cocalero y repudio a lo que consideran un golpe de Estado. Otra parte aplaude el mandato de ??ez. Mientras tanto, la Polic¨ªa reprime y empieza a agotar el diezmado armamento antidisturbios que queda en sus almacenes.
Para las primeras horas del 13 de noviembre la Polic¨ªa y la Fuerza A¨¦rea Boliviana reciben una buena noticia. El avi¨®n H¨¦rcules C-130 dej¨® un cargamento especial en el aeropuerto de El Alto. El entonces embajador argentino en Bolivia, Normando ?lvarez Garc¨ªa, supervisa personalmente la entrega de material anti tumulto a las fuerzas bolivianas. La divisi¨®n no est¨¢ estipulada por ning¨²n documento y abre una discusi¨®n entre los jefes de la polic¨ªa y los de la Fuerza A¨¦rea. ?Cu¨¢nto se lleva cada uno?
La situaci¨®n es tensa y hay poco tiempo. Los gendarmes argentinos ya abandonaron el lugar y est¨¢n en camino rumbo a la Embajada. Salvo uno, que no vino en ese avi¨®n ni necesit¨® la autorizaci¨®n de la ministra Bullrich para estar en el hangar. Se llama H¨¦ctor Adolfo Caliba, tiene rango de comandante y cumple funciones como agregado militar en Bolivia desde antes del golpe. Responde directamente al n¨²mero uno de Gendarmer¨ªa. Como enlace entre las fuerzas bolivianas y las fuerzas argentinas, Caliba tiene la confianza del jefe, y, adem¨¢s, sabe perfectamente lo que necesita la Polic¨ªa local para profundizar la represi¨®n.
Por el momento, Caliba es el hombre clave para que se concrete la operaci¨®n. No solo por la confianza entre ambas fuerzas sino por haber participado en las reuniones con los polic¨ªas bolivianos para preparar la represi¨®n y el golpe. En el aeropuerto de El Alto todav¨ªa es de noche. A pesar de la hora, hay un movimiento inusual. El H¨¦rcules C-130 ya est¨¢ sobre la pista. La puerta de la bodega est¨¢ abierta. Los motores del avi¨®n quedar¨¢n en marcha durante toda la estad¨ªa en Bolivia; en total, una hora y media.
El funcionario de mayor rango en el lugar es el embajador ?lvarez Garc¨ªa; lo asisten dos secretarios de la Embajada. Pero Caliba tiene la voz de mando. La misi¨®n que tiene cumplir es doble: evacuar al resto del personal de la Embajada argentina en Bolivia por un lado y, por el otro, coordinar la entrega del material antidisturbios con la Polic¨ªa local. La primera parte del plan se cumple sin inconvenientes.
Entregar el cargamento ser¨¢ un poco m¨¢s complejo. En el mismo lugar se encuentra otro agregado militar argentino: el capit¨¢n de nav¨ªo Miguel ?ngel Alonso, nombrado en misi¨®n permanente desde 2017 y con fuertes relaciones con la Fuerza A¨¦rea Boliviana. Caliba y Alonso se cruzan en una discusi¨®n por el destino del cargamento. Caliba puede tener la voz de mando pero Alonso lleva m¨¢s tiempo en el pa¨ªs y, sobre todo, tiene mayor jerarqu¨ªa en su fuerza. Finalmente, la polic¨ªa se queda con 26.900 cartuchos 12/70. La FAB con m¨¢s de 40 mil de las mismas municiones.
Un hombre observa la escena. Es Jorge Salinas Berr¨ªos, jefe de seguridad de la Embajada Argentina en Bolivia. ¡°En ese momento vi que estaban bajando unas cajas con un montacargas. Las mismas fueron llevadas a la entrada de una plataforma donde se procedi¨® a cargar el montacargas a una camioneta de la Polic¨ªa¡±, relatar¨ªa tiempo despu¨¦s, en una escueta declaraci¨®n ante la comisi¨®n de investigadores en la Fiscal¨ªa de La Paz.
En ese entonces Salinas Berr¨ªos llevaba m¨¢s de 20 a?os trabajando en la Embajada. ¡°Me llam¨® la atenci¨®n que varias personas, cuatro o seis, alzaban las cajas que aparentemente no eran grandes. Curiosamente pregunt¨¦ qu¨¦ es lo que hay adentro para que pesen tanto y me dijeron, los polic¨ªas que estaban cargando, que los gases y las municiones eran pesados¡±, agregar¨ªa el funcionario en su escueta declaraci¨®n judicial. ¡°Despu¨¦s dejaron de cargar el resto de las cajas, el montacargas lo meti¨® en el hangar de la Fuerza A¨¦rea Boliviana donde guardaban el avi¨®n H¨¦rcules¡±.
Adem¨¢s de ver c¨®mo bajaban las cajas con armamento y su distribuci¨®n, el jefe de seguridad vio a funcionarios y familiares de diplom¨¢ticos argentinos reunidos en la madrugada del 13 de noviembre de 2019 en el ex hotel Radisson, en pleno centro de La Paz. Esperaban que la Polic¨ªa Boliviana los escoltara hasta el aeropuerto de El Alto. Era necesario, relat¨® Salinas Berrios, contar con seguridad porque la situaci¨®n estaba complicada. ?l mismo hab¨ªa estado coordinando con el agregado de la Gendarmer¨ªa en La Paz c¨®mo ser¨ªa ese traslado.
Horas m¨¢s tarde, la Embajada argentina en La Paz recibir¨¢ una carta firmada por Terceros Lara. Se dirige a ?lvarez Garc¨ªa:
¡°Excelent¨ªsimo se?or embajador:
A tiempo de hacerle llegar el m¨¢s cordial saludo, tengo bien a dirigirme a su distinguida persona a objeto de agradecerle por la colaboraci¨®n prestada a esta instituci¨®n armada, en el marco del apoyo internacional entre nuestros pa¨ªses, debido a la situaci¨®n conflictiva que vive Bolivia¡±.
La carta de agradecimiento tiene, adem¨¢s, un detallado de todos los ¨ªtems recibidos por la Fuerza A¨¦rea: 40.000 cartuchos AT 12/70, 18 gases lacrim¨®genos en spray MK-9, 5 gases lacrim¨®genos en spray MK-4, 50 granadas de gas CN, 19 granadas de gas CS, 52 granadas HC.
¡°Con este motivo reitero al excelent¨ªsimo se?or embajador, seguridades de mi m¨¢s alta consideraci¨®n¡±, finaliza la carta. No es para menos. En un pa¨ªs al filo de la guerra civil despu¨¦s de un golpe de Estado, con el presidente y el vicepresidente en el exilio, las calles de las principales ciudades est¨¢n en un incendio cont¨ªnuo. El miedo de los jefes de quedarse sin material para controlar las protestas es un temor fundado: Bolivia no tiene f¨¢bricas militares que produzcan elementos qu¨ªmicos antimotines como gas pimienta o gas lacrim¨®geno. La posibilidad de prolongar la represi¨®n depende de las armas no letales que ese d¨ªa llegaron en el H¨¦rcules.
La carta de agradecimiento del comandante permanecer¨¢ en los cajones diplom¨¢ticos de la sede argentina hasta el inicio de un nuevo Gobierno democr¨¢tico en Bolivia.
***
Todav¨ªa es 13 de septiembre. La polic¨ªa y las FAB ya disponen de suficientes municiones y gases lacrim¨®genos para afrontar la agudizaci¨®n del levantamiento popular. La presidenta de facto Jeanine ??ez les da el postre de la jornada. Emite un Decreto Supremo que exime de responsabilidad penal a las Fuerzas Armadas intervinientes en operativos ¡°para el restablecimiento del orden interno y estabilidad p¨²blica¡±.
El pa¨ªs est¨¢ prendido fuego. Hay protestas por todas partes. Pasado el mediod¨ªa, cerca de 5.000 pobladores del Chapare ¡ªla regi¨®n donde creci¨® Morales¡ª marchan hacia el centro de Cochabamba para repudiar el Golpe de Estado. El Gobierno estrena el decreto que habilita la represi¨®n. Poco antes de llegar, a la altura de Sacaba, una falange armada, compuesta por el Ej¨¦rcito y la Polic¨ªa, les corta el paso. Los manifestantes est¨¢n sobre el puente Huayllani. Intentan negociar con la polic¨ªa pero, justo en ese momento, cuando todo parece destrabarse, un avi¨®n caza de la Fuerza A¨¦rea Boliviana sobrevuela la zona. Se desata la represi¨®n. Dos helic¨®pteros vuelan sobre los manifestantes mientras la polic¨ªa y el ej¨¦rcito disparan a quemarropa. La columna del Chapare nunca llegar¨¢ a Cochabamba. El resultado son 11 manifestantes muertos y m¨¢s de 100 heridos.
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La campa?a del Gobierno Boliviano para conseguir armas y municiones extiende su alcance hacia otros pa¨ªses. Es el 16 de noviembre. Suena el tel¨¦fono en el despacho de la ministra de Gobierno de Ecuador, Mar¨ªa Paula Romo. Del otro lado de la l¨ªnea, el ministro de Defensa boliviano, Luis Fernando L¨®pez Julio. Le pide ayuda. Le explica que, a pesar de los esfuerzos, no alcanzan las municiones para detener el avance de las manifestaciones.
El presidente ecuatoriano, Len¨ªn Moreno sigue el conflicto en Bolivia con especial atenci¨®n y ofrece su colaboraci¨®n. Al rev¨¦s de lo que suceder¨ªa con el Gobierno de Mauricio Macri ¡ªdonde el acuerdo incluir¨ªa un env¨ªo puerta a puerta¡ª esta vez el Gobierno de ??ez no tendr¨ªa delivery. Antes de que termine ese d¨ªa, un avi¨®n de la Fuerza A¨¦rea Boliviana aterriza en Quito para retirar lo siguiente: 5.000 granadas de mano GL-302, 2.398 proyectiles de largo alcance calibre 37 mm., 560 proyectiles de corto alcance calibre 37 mm. y 500 granadas de sonido y destello para exteriores. Todas municiones fabricadas por la ecuatoriana Santa B¨¢rbara EP y la brasile?a C¨®ndor. La firma del documento que detalla el cargamento dice: general Fernando Correa Gordillo, director de Log¨ªstica de la Polic¨ªa de Ecuador.
El avi¨®n de las FAB aterriza la madrugada del 17 de noviembre en La Paz. S¨®lo dos d¨ªas despu¨¦s, el Gobierno boliviano enciende una represi¨®n en la localidad de Senkata, en El Alto, a 40 kil¨®metros de La Paz.
El 19 de noviembre, Senkata amanece militarizada. El gobierno de ??ez tom¨® la decisi¨®n de acabar con la toma de la planta de gas por parte de militantes y dirigentes del MAS. La planta que YPFB tiene en Senkata es la m¨¢s importante para abastecer de gas licuado a todo el occidente del pa¨ªs. Con temor al desabastecimiento, el gobierno activ¨® una nueva represi¨®n que terminar¨¢ en masacre. Otra vez 11 muertos y cientos de heridos.
Los gases lacrim¨®genos y municiones enviados a Bolivia por el entonces presidente ecuatoriano Len¨ªn Moreno fueron entregados no solo a la Polic¨ªa, sino tambi¨¦n a las Fuerzas Armadas. M¨¢s de un a?o y medio despu¨¦s, cuando sea detenido y acusado de los delitos de tr¨¢fico de armas y resoluciones contrarias a la Constituci¨®n y a las leyes, el general Jorge Gonzalo Terceros Lara, lo negar¨¢: dir¨¢ que la despensa de los militares no ten¨ªa armamento no letal.
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Los que recibi¨® Bolivia no fueron los ¨²nicos pr¨¦stamos de municiones no letales para reprimir las protestas que retumbaron en Sudam¨¦rica en 2019.
En octubre de 2019, cuando Ecuador enfrentaba un paro que hab¨ªa dejado seis muertos y decenas de heridos, Colombia acudi¨® a su auxilio y le envi¨® 19.000 cartuchos de gas y granadas de mano que la Polic¨ªa Nacional de ese pa¨ªs necesitaba. La confirmaci¨®n de ese pr¨¦stamo, que no hab¨ªa sido revelado p¨²blicamente antes, aparece en tres documentos oficiales del Gobierno y la polic¨ªa de Ecuador y tambi¨¦n, curiosamente, en uno del Gobierno de Bolivia.
El informe de juicio pol¨ªtico contra Mar¨ªa Paula Romo, la ministra de Gobierno de Moreno, reconstruy¨® parte de esa transacci¨®n ante la Asamblea Nacional del Ecuador. Seg¨²n el informe preparado por tres asamble¨ªstas, el Estado ecuatoriano us¨® 2368 cartuchos de gas de corto alcance, 1297 cartuchos de gas de largo alcance y 63 granadas de mano durante los 11 d¨ªas de paro. Preocupado por la escala de la protesta, el Ministerio de Gobierno sali¨® de compras, asegurando al menos 5.000 cartuchos de gas de corto alcance, 5.000 cartuchos de gas de largo alcance y 5 mil granadas de mano.
El cargamento m¨¢s grande le llegar¨ªa a Ecuador sin intercambiar dinero: entre el 9 y 10 de octubre de 2019 ¡ªseg¨²n un documento oficial del Gobierno ecuatoriano obtenido por esta alianza period¨ªstica¡ª ese mismo Ministerio recibi¨® un pr¨¦stamo de la Polic¨ªa Nacional de Colombia. Se trataba de 7.140 mil cartuchos de gas de calibre 37 mm, 2.000 cartuchos de gas de calibre 40 mm, 8.000 granadas de mano trif¨¢sicas y 2.000 granadas multimpacto y 10 fusiles lanza gases, para un total de m¨¢s de 19.000 materiales.
Un informe del Gobierno boliviano tambi¨¦n corrobora esa informaci¨®n. El 18 de diciembre de 2019, el agregado militar de la embajada de Bolivia en Quito le envi¨® un informe a su jefe en La Paz, el Ministro de Defensa Luis Fernando L¨®pez, sobre la deuda que ten¨ªa su pa¨ªs con Ecuador por el pr¨¦stamo de granadas y proyectiles un mes atr¨¢s.
Para ese momento, Colombia ya estaba cerca de cumplir un mes de movilizaciones de su propio paro nacional, que solo en su primera jornada de represi¨®n ¡ªla del 21 de noviembre¡ª contaba tres personas asesinadas y 120 heridas.
En esa carta escrita tres semanas despu¨¦s del inicio de las protestas en Colombia, el agregado boliviano, el coronel Jos¨¦ Luis Fr¨ªas Cordero, le dijo al ministro del Gobierno ??ez que Ecuador necesitaba con rapidez la devoluci¨®n del material que les hab¨ªa enviado prestado.
Pero era tarde. Las armas y las municiones ya estaban en las calles bolivianas.
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Reci¨¦n dos a?os despu¨¦s del golpe, el Gobierno electo de Luis Arce dar¨¢ a conocer la carta de agradecimiento por el env¨ªo de armamento argentino que compromete, al menos hasta el momento, al comandante general Terceros Lara, a su segundo, a los gendarmes argentinos que trajeron los pertrechos militares, al presidente Mauricio Macri y a la plana mayor de su gabinete.
¡°Buscamos la carta a partir de un pedido de Canciller¨ªa boliviana, que ten¨ªa indicios de colaboraci¨®n de algunos pa¨ªses en los d¨ªas del golpe¡±, explic¨® el embajador argentino en Bolivia, Ariel Basteiro. ¡°Lo primero que hicimos fue ir a buscarla al archivo del embajador, que es lo que corresponde, no hab¨ªa cable ni mensaje a la Canciller¨ªa, que es lo que se suele hacer. La encontramos en el archivo general¡±, detalla Basteiro desde La Paz. Seg¨²n la hip¨®tesis del actual gobierno argentino, una copia quedar¨ªa a manos del Gobierno boliviano y la otra en la Justicia argentina.
Para Sabina Frederic, entonces ministra de Seguridad argentina, no hay dudas sobre la veracidad de la carta pero se?ala un matiz. ¡°Primero, la carta es aut¨¦ntica. Luego hay que aclarar que hay dos versiones, una sin la recepci¨®n del ayudante del agregado naval adjunto de Argentina y otra con su firma. La carta fue la v¨ªa de acceso a todo el episodio. Sin ella, hubiera sido muy dif¨ªcil desarmar toda la trama. No es el ¨²nico elemento, porque en la embajada ya hab¨ªa informaci¨®n, pero si fue una evidencia central¡±.
Con el documento en la mano, los gobiernos de ambos pa¨ªses abrieron una investigaci¨®n. Dieron con testigos que ayudaron a reconstruir la llegada de ambos cargamentos, hallaron las casi 30 mil balas de goma y los spray lacrim¨®genos que la polic¨ªa ten¨ªa en uno de sus almacenes. Tambi¨¦n los memos oficiales y los correos electr¨®nicos que comprometen a muchos funcionarios y gendarmes argentinos. Sin embargo, la carga que las FAB almacenaron en el hangar de los Diablos Negros ¡ªcompuesto por 40.000 cartuchos, spray y gases lacrim¨®genos¡ª nunca se encontr¨®.
Por otras causas pero siempre ligadas al Golpe de Estado, a principios de 2022, el Tribunal de Sentencia Anticorrupci¨®n 1? de La Paz condenar¨¢ a tres a?os de c¨¢rcel a Palmiro Gonzalo Jarjury Rada, ex comandante general de la Armada Boliviana y a Jorge Gonzalo Terceros Lara, por los delitos de Resoluciones contrarias a la Constituci¨®n y a las Leyes e Incumplimiento de Deberes en grado de complicidad. Antes ¡ªtodav¨ªa apretado por el esc¨¢ndalo de la carta¡ª el comandante Terceros Lara har¨¢ una defensa tradicional: negar absolutamente todo. Su abogado Jorge Santisteban intentar¨¢ demostrar que el documento est¨¢ fraguado y que la firma es falsa. Y, sobre todo, es falso el objetivo. ?Por qu¨¦ las FAB van a hacerse de material antimotines si no se dedican a repeler motines?, pregunta Santisteban.
La pregunta como argumento de la defensa podr¨ªa sostenerse, si no fuera por los resultados de las investigaciones de los organismos internacionales de derechos humanos. La Comisi¨®n Interamericana de Derechos Humanos cre¨® un equipo de trabajo especial para investigar las masacres de Sacaba y Senkata. El Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI-Bolivia), reconstruy¨® ambas matanzas.
Sobre Sacaba dice: ¡°La investigaci¨®n verific¨® que las tropas de las Fuerzas Armadas se encontraban fuertemente armadas. Oficiales y alumnos del Ej¨¦rcito portaban fusiles SIG y FAL, adem¨¢s de armas de dotaci¨®n individual, mientras que los soldados estaban dotados con pistolas lanza gases, escopetas Mossberg 12 mayor, granadas de gases y escudos. Efectivos de la Fuerza A¨¦rea boliviana portaban fusiles GALIL y granadas de gas¡±. Si Bolivia no fabrica armas de composici¨®n qu¨ªmica. ?De d¨®nde provinieron las granadas de gas?
Para Basteiro, esas granadas podr¨ªan ser las mismas que fueron custodiadas por los gendarmes desde El Palomar hasta La Paz. ¡°Las municiones (enviadas por el gobierno de Macri) pudieron haber sido utilizadas cada vez que la fuerza a¨¦rea particip¨® de represiones, como en Sacaba y Senkata, aunque no tengo pruebas fehacientes para asegurar que esas municiones provocaron muertos bolivianos¡±.
La burocracia militar ¡ªque ingenuamente expuso al Gobierno argentino¡ª tambi¨¦n se repiti¨® en los v¨ªnculos de la polic¨ªa boliviana con la gesti¨®n del ecuatoriano Len¨ªn Moreno.
Sebasti¨¢n Ortega, Emiliano Gullo y Luciana Bertoia trabajan en la Revista Anfibia, de Argentina; Paul Mena, en El Universo, de Ecuador, e Iv¨¢n Paredes, en El Deber, de Bolivia.
Una investigaci¨®n colaborativa y transfronteriza del Centro Latinoamericano de Investigaci¨®n Period¨ªstica, El Clip en conjunto con Animal Pol¨ªtico de M¨¦xico, Cerosetenta de Colombia, El Deber de Bolivia, Efecto Cocuyo de Venezuela, El Pa¨ªs Am¨¦rica, El Universo de Ecuador, Interferencia de Chile, No Ficci¨®n de Guatemala, Revista Anfibia de Argentina, UOL de Brasil y Noticias Telemundo de Estados Unidos.
Proyecto gr¨¢fico F¨¢brica Mem¨¦tica de El Surti de Paraguay
Producci¨®n documental JUT Media - Revisi¨®n legal El Veinte
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