Un esc¨¢ndalo en el ministerio de Educaci¨®n de Brasil corroe el discurso anticorrupci¨®n de Bolsonaro
El presidente toma distancia del exministro Milton Ribeiro, un pastor evang¨¦lico detenido por presunto tr¨¢fico de influencias
El presidente brasile?o, Jair Bolsonaro, lleva a?os presumiendo de que en su Gobierno no ha habido casos de corrupci¨®n. El discurso de mano dura contra los corruptos, que incluy¨® el fichaje estrella del juez S¨¦rgio Moro como ministro de Justicia, era uno de los principales vectores de movilizaci¨®n de su base electoral, sobre todo en sus primeros a?os de mandato. No obstante, los hechos auguran que esa bandera quedar¨¢ algo desgastado de cara a las elecciones de octubre pr¨®ximo.
El ¨²ltimo rev¨¦s se produjo la semana pasada, cuando el exministro de Educaci¨®n Milton Ribeiro fue detenido por sospechas de corrupci¨®n en la distribuci¨®n de fondos p¨²blicos. Bolsonaro, que cuando surgieron las primeras informaciones lleg¨® a decir que pon¨ªa ¡°la cara en el fuego¡± por Ribeiro, esta semana matiz¨®: ¡°No tenemos ninguna corrupci¨®n end¨¦mica en el gobierno, hay casos aislados que aparecen y buscamos soluciones¡±.
Todo empez¨® en el mes de marzo, cuando la prensa brasile?a sac¨® a la luz unas grabaciones comprometedoras: Ribeiro, que adem¨¢s de ministro es pastor de la Iglesia Presbiteriana, manten¨ªa una reuni¨®n a puerta cerrada con otros pastores evang¨¦licos sin cargos en el Gobierno. Los pastores Gilmar Santos y Arilton Moura ped¨ªan liberar fondos p¨²blicos de la educaci¨®n para determinados municipios. Actuaban haciendo lobby en el Gobierno a cambio de dinero. Un alcalde lleg¨® a decir que, adem¨¢s de dinero, uno de los pastores le exigi¨® un kilo de oro para conseguir los recursos.
El exministro es investigado por corrupci¨®n pasiva, abogac¨ªa administrativa, tr¨¢fico de influencia y prevaricaci¨®n. Es el cuarto ministro de Educaci¨®n que deja la cartera durante el Gobierno Bolsonaro; desde 2019, todos los que pasaron por el ministerio protagonizaron alg¨²n tipo de pol¨¦mica.
La semana pasada, el exministro y los pastores denunciados fueron arrestados y puestos en libertad al d¨ªa siguiente por orden judicial. El comisario que lleva el caso, Bruno Calandrini, afirm¨® en un informe de la Polic¨ªa Federal que el exministro sab¨ªa que iban a registrar su residencia y que ¡°supuestamente¡± hab¨ªa sido informado por una llamada del presidente Bolsonaro. M¨¢s tarde, apareci¨® una grabaci¨®n telef¨®nica en que el exministro le comentaba a su hija que Bolsonaro le hab¨ªa alertado de la operaci¨®n policial.
La menci¨®n al presidente hizo que el caso saltara al Tribunal Supremo Federal. La jueza Carmen L¨²cia pidi¨® a la Fiscal¨ªa que estudie si hay que abrir una investigaci¨®n dado el ¡°cuadro de gravedad incontestable¡±. No ser¨ªa la primera vez que Bolsonaro es acusado de interferir en la independencia de la Polic¨ªa Federal. La acusaci¨®n m¨¢s sonada fue del propio Moro, que dej¨® de forma estrepitosa el Gobierno afirmando que Bolsonaro quer¨ªa controlar la c¨²pula de la Polic¨ªa Federal para proteger a su familia, sobre todo a uno de sus hijos, el senador Fl¨¢vio Bolsonaro, enredado en un caso de blanqueo de dinero.
Desgaste electoral
En paralelo a la v¨ªa judicial, el esc¨¢ndalo del ministerio de Educaci¨®n tambi¨¦n avanza en el terreno pol¨ªtico: el l¨ªder de la oposici¨®n en el Senado, Randolfe Rodrigues, se apresur¨® a reunir los apoyos necesarios para instalar una comisi¨®n legislativa de investigaci¨®n. Consider¨® que hay indicios suficientes para pensar que los ¡°tent¨¢culos del caso llegan al Palacio de Planalto (la sede del Gobierno)¡±.
La petici¨®n ya est¨¢ sobre la mesa del presidente de la C¨¢mara Alta, Rodrigo Pacheco, que podr¨ªa darle luz verde en los pr¨®ximos d¨ªas. En caso de que salga adelante, la comisi¨®n podr¨ªa convertirse en una bomba de relojer¨ªa para el Gobierno en plena campa?a electoral, con inc¨®modos interrogatorios diarios retransmitidos en directo en televisi¨®n.
El efecto del esc¨¢ndalo en la opini¨®n p¨²blica a¨²n es incierto, pero llega en el peor momento para Bolsonaro, que necesita remontar a marchas forzadas si quiere tener opciones de desbancar a Lula da Silva en las elecciones presidenciales de octubre. Seg¨²n la ¨²ltima encuesta del instituto Datafolha, divulgada a finales de junio, en un segundo turno entre los dos el l¨ªder de la izquierda tendr¨ªa el 57% de los votos, frente al 34% de Bolsonaro.
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