Shinzo Abe, un primer ministro carism¨¢tico que marc¨® el rumbo de la pol¨ªtica en Jap¨®n
Heredero de una dinast¨ªa de rancio abolengo pol¨ªtico, durante su mandato (entre 2012 y septiembre de 2020) reinterpret¨® la Constituci¨®n pacifista nipona y con sus ¡®Abenomics¡¯ trat¨® de impulsar la estancada tercera econom¨ªa del mundo
Pensar en la pol¨ªtica japonesa de este siglo es imposible sin pensar en Shinzo Abe, el ex primer ministro fallecido este viernes tras haber recibido disparos durante un mitin en una calle de la ciudad de Nara, en el centro de Jap¨®n. El ataque perpetrado por un antiguo soldado de las Fuerzas de Autodefensa niponas ha consternado a la sociedad y la clase pol¨ªtica de Jap¨®n, donde los niveles de violencia son m¨ªnimos y los ataques contra personalidades p¨²blicas en las ¨²ltimas d¨¦cadas se cuentan con los dedos de una mano.
Abe, el primer ministro m¨¢s duradero de su pa¨ªs en d¨¦cadas, se hab¨ªa retirado hace dos a?os por motivos de salud. Pero no hab¨ªa dejado la pol¨ªtica. Segu¨ªa al frente de la principal facci¨®n dentro del conservador Partido Liberal Democr¨¢tico (PLD), la formaci¨®n que hoy gobierna el pa¨ªs y que ha dominado Jap¨®n durante la mayor parte de la era de la posguerra. Su atacante le dispar¨® mientras participaba en un mitin ¨Ddecidido un d¨ªa antes¨D en beneficio del PLD para las elecciones del pr¨®ximo domingo a la C¨¢mara alta.
Muchos de los representantes del PLD son antiguos protegidos de Abe, incluido el l¨ªder actual y jefe de Gobierno, Fumio Kishida. El hermano menor de Abe, Nobuo Kishi, es ministro de Defensa.
Abe fue quiz¨¢ el l¨ªder m¨¢s carism¨¢tico en Jap¨®n en d¨¦cadas, con la posible excepci¨®n de Junichiro Koizumi (2001-2006). El ex primer ministro asesinado llevaba la pol¨ªtica en las venas. Y el nacionalismo nip¨®n. Es heredero de la casta de m¨¢s rancio abolengo pol¨ªtico en Jap¨®n: su padre fue ministro de Exteriores; su abuelo Nobusuke Kishi, jefe de Gobierno.
Ambicioso, culto, pragm¨¢tico, convencido de la importancia de Jap¨®n en el mundo y decidido a dar a su pa¨ªs la proyecci¨®n que pensaba merecer, ocup¨® brevemente la oficina de primer ministro en 2006. Entonces contaba con 52 a?os, una edad relativamente juvenil en una clase pol¨ªtica donde la veteran¨ªa suele ser la norma. Entonces renunci¨® un a?o m¨¢s tarde, con el argumento de problemas de salud, en medio de un importante descontento popular ante la situaci¨®n econ¨®mica.
Era solo un ensayo. En 2012, despu¨¦s de seis a?os en los que se sucedieron primeros ministros de escaso carisma y gesti¨®n deslucida, e impulsado por la furia popular por la gesti¨®n del Gobierno de Naoto Kan, del rival Partido Democr¨¢tico, en el desastre nuclear de Fukushima en 2011, el primer ministro que se hab¨ªa marchado en el oprobio regresaba al poder con una amplia mayor¨ªa en la Dieta (Parlamento nip¨®n).
Su mandato fue el de un halc¨®n en pol¨ªtica exterior y en defensa, donde deja sus contribuciones m¨¢s permanentes. Inici¨® lo que han sido una serie de incrementos sucesivos del presupuesto militar. En 2014, y pese a profundas divisiones entre la poblaci¨®n, su Gobierno aprob¨® una reinterpretaci¨®n de la Constituci¨®n pacifista impuesta por Estados Unidos en la posguerra, para permitir por primera vez que las tropas japonesas, las Fuerzas de Autodefensa, pudieran combatir fuera del territorio nacional. No consigui¨®, por contra, su sue?o dorado: lograr una mayor¨ªa parlamentaria suficiente para reformar esa Constituci¨®n pacifista.
Sus posiciones nacionalistas lo llevaron a chocar en numerosas ocasiones con China, el gran socio comercial, vecino y rival hist¨®rico de Jap¨®n. En 2013, en el primer a?o de su segundo mandato, acudi¨® personalmente al santuario de Yasukuni, en Tokio, donde se rinde tributo entre otros a varios criminales de guerra japoneses, causando las protestas de Pek¨ªn, Se¨²l y Washington. No repiti¨® el desplazamiento, pero en otras ocasiones envi¨® ofrendas personales al recinto. Pese a las exigencias de Pek¨ªn en ese sentido, siempre rechaz¨® presentar disculpas por las acciones del ej¨¦rcito imperial en China y en otros pa¨ªses asi¨¢ticos, como Corea del Sur, durante la primera mitad del siglo XX.
Su visi¨®n sobre la historia llev¨® las relaciones entre Tokio y Se¨²l a su punto m¨¢s bajo en d¨¦cadas, especialmente tras la llegada al poder en 2017 del progresista Moon Jae-in al Gobierno surcoreano. Ambos pa¨ªses estuvieron inmersos en una suerte de boicoteo comercial mutuo por desacuerdos en torno al trato a las antiguas ¡°mujeres de confort¡±, obligadas a prostituirse en burdeles militares nipones, y trabajadores forzosos durante la ocupaci¨®n nipona.
Durante su mandato, Abe mantuvo tambi¨¦n una posici¨®n inflexible ante una Corea del Norte que progresaba en el desarrollo de su programa nuclear. Al mismo tiempo, se mantuvo siempre pr¨®ximo a las posiciones estadounidenses. Cultiv¨® con asiduidad su relaci¨®n con el expresidente estadounidense Donald Trump, con quien comparti¨® hamburguesas y un inter¨¦s mutuo por el golf.
En el aspecto econ¨®mico, pasar¨¢ a la historia por su aplicaci¨®n de las llamadas Abenomics, su receta para estimular el crecimiento tras dos d¨¦cadas en las que Jap¨®n se mantuvo estancado. Su propuesta combinaba una pol¨ªtica monetaria flexible con un gasto presupuestario generoso.
La ausencia de rivales de peso similar dentro de su partido, y la fragmentaci¨®n de la oposici¨®n tras la crisis interna desatada por las consecuencias de Fukushima, contribuyeron a que Abe se consolidara en el poder sin grandes desaf¨ªos a su mandato. Una colitis cr¨®nica, arrastrada durante a?os, fue el factor que finalmente lo oblig¨® a presentar la renuncia, en septiembre de 2020.
Ser¨ªa sustituido por uno de sus grandes aliados, su secretario jefe de Gabinete y portavoz, Yoshihide Suga. Pero Suga apenas pudo mantenerse en el poder durante un a?o, lastrado por los problemas econ¨®micos y sociales creados por la pandemia de covid. La puntilla le lleg¨® por su insistencia en seguir adelante precisamente con uno de los proyectos estrella de Abe: los Juegos Ol¨ªmpicos de Tokio de 2020. Aplazados un a?o por el coronavirus, se desarrollaron sin p¨²blico y con la oposici¨®n muy mayoritaria de los votantes, que tem¨ªan nuevas oleadas de la enfermedad.
Tras su marcha del Kantei, la oficina del primer ministro, Abe continu¨® ejerciendo su influencia. Su apoyo fue fundamental para el triunfo del actual jefe del Gobierno, Fumio Kishida, en las elecciones internas del PLD tras la renuncia de Suga a continuar el a?o pasado. Sus opiniones conservaban un enorme peso dentro del partido. Su prestigio se manten¨ªa sin rival. Respiraba y viv¨ªa pol¨ªtica. Y muri¨® mientras practicaba aquello a lo que hab¨ªa dedicado toda su vida: la pol¨ªtica.
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