La presidenta del Sinn F¨¦in: ¡°Habr¨¢ un refer¨¦ndum para la reunificaci¨®n de Irlanda durante esta d¨¦cada¡±
Mary Lou McDonald reflexiona en una entrevista sobre el ¨¦xito de su formaci¨®n en Irlanda y en Irlanda del Norte y repasa el delicado legado de la violencia del IRA
Mary Lou McDonald (Churchtown, Irlanda, 53 a?os) tom¨® hace poco m¨¢s de cuatro a?os el relevo al frente del partido Sinn F¨¦in del carism¨¢tico Gerry Adams. Los 34 a?os de liderazgo de Adams concluyeron con un hist¨®rico acuerdo de paz en una de las regiones m¨¢s atormentadas de Europa, pero los pesados v¨ªnculos de la formaci¨®n republicana y nacionalista con la parte m¨¢s oscura, violenta y sectaria del IRA no auguraban buenas expectativas electorales. McDonald, educada en un entorno dublin¨¦s de clase media, se incorpor¨® al partido tarde, despu¨¦s de flirtear con el centroizquierda m¨¢s institucional y socialdem¨®crata del Fianna F¨¢il, uno de las dos formaciones hist¨®ricas de Irlanda. Y lo hizo m¨¢s por su profunda creencia en la reunificaci¨®n de la isla y la necesidad de reinventar un discurso de izquierdas que por mantener la llama de una tradici¨®n combativa.
En 2020 logr¨® que el Sinn F¨¦in fuera el partido m¨¢s votado en las elecciones generales de Irlanda, y solo la uni¨®n de las dos formaciones que llevan d¨¦cadas reparti¨¦ndose el poder, Fianna F¨¢il y Fine Gael, fren¨® su ascenso al poder. Adem¨¢s, en mayo de este a?o, Michelle O?Neill, la n¨²mero dos del Sinn F¨¦in, logr¨® una victoria hist¨®rica en las elecciones auton¨®micas de Irlanda del Norte (territorio brit¨¢nico). El boicot de los partidos unionistas ha frenado hasta ahora su nombramiento como ministra principal del Ejecutivo norirland¨¦s.
Una nueva generaci¨®n de votantes ha atendido y respaldado el discurso progresista del partido, pero el peso del pasado es a¨²n enorme para que la normalidad sea completa. McDonald atendi¨® a EL PA?S en una larga conversaci¨®n, a trav¨¦s de videoconferencia.
Pregunta. El Gobierno brit¨¢nico de Boris Johnson y, al parecer, todos los candidatos que aspiran a reemplazarle tras su dimisi¨®n, insiste en anular unilateralmente gran parte del Protocolo de Irlanda del Norte pactado con Bruselas para el Brexit. ?De verdad ha puesto en riesgo la estabilidad pol¨ªtica en esa regi¨®n?
Respuesta. No. El Protocolo est¨¢ funcionando, y es necesario. Es el mecanismo para que el norte de Irlanda [McDonald nunca utiliza la denominaci¨®n Irlanda del Norte] tenga acceso al mercado interior de la UE. Es una enorme oportunidad econ¨®mica. Si te ci?es a los datos, la econom¨ªa del Reino Unido, m¨¢s all¨¢ de ese cuello de botella que es Londres, est¨¢ estancada. Y mientras, el norte de Irlanda est¨¢ creciendo.
P. Pero s¨ª han surgido problemas inesperados¡
R. S¨ª, hay cuestiones t¨¦cnicas derivadas de algunas exportaciones de Gran Breta?a al norte de Irlanda. Pero son consecuencia del Brexit, as¨ª que no me queda m¨¢s remedio que decir a todos aquellos que quer¨ªan el Brexit e hicieron campa?a a su favor, que debieron tener la inteligencia de entender que tendr¨ªa consecuencias, como nuevas barreras comerciales o m¨¢s papeleo. La UE ha puesto sobre la mesa diversas soluciones, y Londres y Bruselas deben llegar a un acuerdo, pero el Protocolo es necesario para proteger la econom¨ªa de toda Irlanda, para salvaguardar el Acuerdo [de paz] de Viernes Santo, y para asegurar que nunca haya una nueva frontera que parta la isla.
P. Cuando he hablado con los unionistas, especialmente con el Partido Democr¨¢tico Unionista (DUP, en sus siglas en ingl¨¦s), he tenido la sensaci¨®n de que ven el Protocolo como una nueva traici¨®n de Londres, que les deja m¨¢s solos. ?No deber¨ªan atenderse estas sensibilidades?
R. Nunca hemos dejado de hablar con los unionistas. Lo hacemos a todas horas. Vivimos en la misma sociedad, trabajamos en los mismos sitios. Estamos juntos en la Asamblea, y hemos compartido Gobierno estos a?os. Si est¨¢n tan inc¨®modos es porque las cosas han cambiado. El Sinn F¨¦in, y su candidata, Michelle O?Neill, acaba de ganar las elecciones a la Asamblea, y es nuestra ministra principal electa. Hace un siglo, el norte de Irlanda ¨Dseis condados¨D fue dibujado territorialmente con el prop¨®sito de mantener una mayor¨ªa unionista perpetua. Ha cambiado el reparto demogr¨¢fico, y han llegado vientos de cambio positivos y liberadores. Por supuesto que podemos trabajar juntos, y escuchar respetuosamente sus argumentos y temores. Pero no podemos darles lo que quieren, que es precisamente volver al ayer. El ayer se ha ido. El pasado se ha esfumado. La discriminaci¨®n ya no existe, ni la desigualdad, ni el conflicto, gracias a Dios. Lo mejor que puede hacer el Partido Conservador en Londres es dejar de contar a los unionistas ¡°la gran mentira¡±, que no es otra que la idea de que puede darse marcha atr¨¢s a las manecillas del reloj.
P. El Sinn F¨¦in ha sido el m¨¢s votado, pero hay un tercio del electorado que quiere huir de un debate que pesa como el plomo.
R. Todo est¨¢ cambiando en Irlanda, y es algo fant¨¢stico. Y hay muchas personas con pasado unionista ¨Dgranjeros, transportistas, sindicalistas¡¨D que son capaces de reconocer ese cambio. Quiz¨¢ no les guste la idea de la reunificaci¨®n, quiz¨¢ no sea su primera elecci¨®n. Pero son gente de buena fe y buena voluntad. Creo que, con el liderazgo pol¨ªtico correcto, podemos desplegar una conversaci¨®n honesta y respetuosa en torno al futuro que podemos construir juntos.
P. En las dos campa?as electorales se han centrado m¨¢s en los problemas sociales que en la idea de la reunificaci¨®n, aunque no la escondan. ?Habr¨¢ en el corto plazo un refer¨¦ndum para que Irlanda vuelva a ser una sola?
R. Tendremos un refer¨¦ndum en el transcurso de esta d¨¦cada. Creo firmemente que resolveremos esta cuesti¨®n constitucional durante esta d¨¦cada. Es m¨¢s, creo que lo haremos de un modo pac¨ªfico, democr¨¢tico y ordenado. Requerir¨¢ mucho liderazgo pol¨ªtico, y mucha energ¨ªa, pero esta es la d¨¦cada en la que se decidir¨¢ el futuro de Irlanda.
Hoy soy parlamentaria en Dubl¨ªn. Y discutimos asuntos como el elevado coste de la vida, la posibilidad de que los ni?os regresen a las escuelas o c¨®mo hacer para que las familias lleguen a fin de mes. La gente no entra en pol¨ªtica con una sola convicci¨®n y un solo prop¨®sito. Como en nuestra vida diaria, somos capaces de gestionar asuntos diversos en momentos diversos: mi casa, mi trabajo, mis hijos¡ Si consultas a la ciudadan¨ªa irlandesa, lo que m¨¢s le preocupa es la vivienda, la sanidad, etc. Por supuesto. Esos son los grandes asuntos, pero eso no quiere decir que la gente no tenga pasi¨®n, visi¨®n y preocupaci¨®n por el futuro. ?C¨®mo ser¨¢n las cosas dentro de diez a?os? Puedes hacer que el cambio pol¨ªtico avance y centrarte en ambas cosas, a velocidades diferentes.
P. Gerry Adams era una figura muy popular, pero tambi¨¦n muy divisiva. Su llegada y la de O?Neill, ambas mujeres, ambas j¨®venes, sin lastres comprometedores, ?ha transmitido la idea de que el Sinn F¨¦in ha cambiado?
R. Claro que ha cambiado. Ser¨ªa muy raro que no lo hubiera hecho, no somos una pieza de museo. Somos personas, representamos a las personas, al sentimiento p¨²blico. Somos activistas. Claro que el Sinn F¨¦in ha cambiado, y volver¨¢ a hacerlo en la siguiente generaci¨®n. Y en la siguiente, y en la siguiente. En eso consiste el progreso. Estoy muy orgullosa de que seamos dos mujeres las que estemos al frente, en un mundo como la pol¨ªtica, tan dominado por hombres. Y d¨¦jeme introducir un matiz: adoro a los hombres, me he casado con uno. Esto no es un discurso andr¨®fobo. Pero es importante que las mujeres reclamemos el papel que nos corresponde. Soy una feminista de la vieja usanza. Creo que el feminismo es bueno para las mujeres y para los hombres. Es bueno para la sociedad. Responde a las expectativas de la sociedad, de las nuevas generaciones. Y a¨²n debemos hacer un esfuerzo mayor en incorporar a gente de otras razas, y lograr la mezcla perfecta de j¨®venes y mayores.
P. La violencia. En concreto, el pasado violento. Es el asunto m¨¢s delicado. Hay paz, pero las heridas siguen ah¨ª, y el Sinn F¨¦in sigue teniendo a sus espaldas el legado del IRA y su violencia.
R. Una cuesti¨®n muy importante, y como usted dice, muy delicada. Al tratar con el pasado, lo primero que debemos tener en cuenta es que desafiamos a cada uno de los ciudadanos, a sus recuerdos. Estos d¨ªas conmemoramos el centenario de la Guerra Civil en Irlanda. Durante varias generaciones no se habl¨® de esa guerra. Mi abuela no quer¨ªa ni mencionarla, a pesar de todo lo que sufri¨® su familia. Era algo muy dif¨ªcil, porque a ella le toc¨® el lado perdedor. Cuando termin¨® el conflicto en el norte, con el Acuerdo de Viernes Santo, se adopt¨® conscientemente la decisi¨®n, en vez de no hablar del pasado, de crear m¨¢s bien los mecanismos y sistemas para recuperar alg¨²n nivel de verdad, de cauterizaci¨®n de las heridas, de justicia. Acordamos que todo superviviente, toda v¨ªctima, podr¨ªa tener acceso a los tribunales. Luego el Gobierno brit¨¢nico puso la excusa de la seguridad nacional ¨D?basura!¨D y decidi¨® volver a tapar su guerra sucia.
P. Pero el Sinn F¨¦in tambi¨¦n arrastra un pasado conflictivo.
R. Lo que no puede ser es transmitir a los que estuvieron implicados en la lucha armada que ese no era el camino correcto, y que la respuesta estaba en la v¨ªa democr¨¢tica ¨Dcon lo que estoy completamente de acuerdo¨D, y una vez que se presentan y resultan elegidos, decirles: ¡®No, seguimos sin quereros aqu¨ª¡¯. Eso no ayuda a afrontar la realidad tal y como se presenta. Estoy segura de que muchas personas tienen una dura opini¨®n sobre nosotros, los republicanos. Y lo mismo sucede al contrario. Pero en democracia debemos jugar con las mismas reglas. Solo as¨ª podemos construir algo sostenible. Solo as¨ª podemos enfrentarnos al pasado y comenzar a dise?ar una trayectoria para el futuro.
P. ?Es posible acordar una memoria com¨²n del pasado violento?
R. No, no lo creo. Si uno observa c¨®mo hemos dise?ado los mecanismos para afrontar el legado, nunca hay una sola historia. Siempre habr¨¢ recuerdos diversos de lo que ocurri¨®, y de por qu¨¦ ocurri¨®. La historia que escuchar¨¢s de un ni?o que creci¨® en Shankill Road [el barrio protestante de Belfast] ser¨¢ la de mucho sufrimiento a manos del IRA. Sufrimiento muy real. Si te alejas un poco de all¨ª, hasta Falls Road [el barrio cat¨®lico], el ni?o que creci¨® all¨ª tambi¨¦n sufri¨®, a manos del Estado brit¨¢nico. Un Estado que no lo quer¨ªa, que le discrimin¨® e incluso encarcel¨®. Y ambas historias son verdaderas. As¨ª debemos aceptarlo los pol¨ªticos. No es constructivo decir a tu rival: ¡®No tienes raz¨®n. Esa no es la verdad¡¯. Podemos estar toda una vida haciendo eso, o pensar en el futuro. Y es ah¨ª donde la gente de buena voluntad halla un terreno com¨²n.
No tenemos derecho a pedir a la gente que perdone o que olvide. Que lleguen o no a esa conclusi¨®n les corresponde solo a ellos, y debemos respetarlo. Pero, al final, la vida consiste en cambiar. Cada d¨ªa, cada estaci¨®n. Eso es lo que tiene de emocionante la idea de la unidad de Irlanda. No se trata de decidir qui¨¦n ten¨ªa raz¨®n y qui¨¦n no. Se trata de buscar un proyecto com¨²n para todos los irlandeses que viven en esta isla.
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