La justicia rusa cierra el diario crítico ‘Nóvaya Gazeta’
El Tribunal Supremo revoca la licencia de la web del periódico, cuya versión en papel fue ya suspendida a principios de este mes
El diario Nóvaya Gazeta, un referente del periodismo ruso en todo este siglo, fundado por el premio Nobel de la Paz del pasado a?o Dmitri Murátov, no volverá a publicar nada en la Rusia de Vladímir Putin. El Tribunal Supremo ha aprobado revocar la licencia de la versión web de esta cabecera sin esperar a sus apelaciones, y da la razón así al acusador, el organismo vigilante de las telecomunicaciones, conocido como Roskomnadzor, que abogó por adoptar una medida “preventiva” pese a que el periódico había suspendido su cobertura de la guerra de Ucrania desde marzo. Murátov, presente en la vista judicial, espetó al representante del organismo del Kremlin que ha liquidado tres décadas de periodismo: “No estoy de acuerdo con lo que usted dice de que esto es un procedimiento preventivo. Esto es un asesinato”.
El supervisor ruso emitió dos advertencias en marzo contra el periódico por no etiquetar como “agentes extranjeros” a dos ONG que citó en sus artículos, Ayuda Ciudadana y Acción Humanitaria. La primera, que asiste ahora a los refugiados ucranios en Rusia, no era calificada como tal por entonces, y la segunda había sido sacada del registro de agentes extranjeros. Nóvaya Gazeta apeló ambos casos, pero el tribunal ruso no ha esperado al dictamen final.
El diario Nóvaya Gazeta denuncia: “Un tribunal de apelación dictaminó en febrero que la decisión del Ministerio de Justicia con respecto a Acción Humanitaria era ilegal y ordenó eliminarla del registro de inmediato; pero los empleados del ministerio no se molestaron en cumplirla o simplemente se olvidaron de hacer cambios en su sitio web. Una captura de pantalla es la prueba principal de Roskomnadzor”.
Murátov hizo durante la vista un alegato en el que recordó a los periodistas y abogados de su redacción que fueron asesinados por sus investigaciones sobre, entre otros asuntos, la impunidad chechena y la corrupción. “Murieron defendiendo el derecho de las personas a saber”, subrayó el director de Nóvaya Gazeta después de traer a la memoria a seis antiguos compa?eros, entre ellos Anna Politkóvskaya, premio Vázquez Montalbán de Periodismo Internacional en 2004.
“Podrían ponernos una multa; la pagaríamos. Reconoceríamos una de las violaciones, que es de naturaleza técnica: hemos etiquetado esta organización muchas veces antes”, aseveró Murátov al preguntarse retóricamente “?Por qué destruir el periódico?”, se cuestionó.
El propio director ofreció la respuesta: “El 28 de marzo, después de que se introdujera una serie de medidas de censura graves sobre la operación especial, anunciamos que suspendíamos nuestra actividad porque en tales condiciones era imposible recibir información de las fuentes”, a?adió Murátov antes de se?alar directamente al organismo supervisor del Kremlin. “Suspendimos nuestra actividad hasta el final de la operación militar, pero esto no ha sido suficiente para Roskomnadzor, que quería disparar otro tiro a la cabeza por prudencia. Y lo hicieron”, lamentó Murátov, que considera esta situación “una historia increíble” que necesita “buenas plumas para ser escrita”.
Acaba así, por ahora, la trayectoria en Rusia del diario cofundado a principio de los noventa por Mijaíl Gorbachov. Hace unas semanas otra corte dictaminó vetar la publicación de su edición de papel por no modificar su carta fundacional al cambiar de due?os en los noventa, y ahora las autoridades han empleado una vía similar a la que se utilizó en la liquidación a finales del pasado a?o de otro pilar del final de la URSS, la ONG Memorial. Esta organización, nacida de un movimiento civil para esclarecer los crímenes soviéticos, fue cerrada por no etiquetarse como agente extranjero en todas y cada una de sus publicaciones en internet.
Algunos periodistas de Nóvaya Gazeta refundaron su propio proyecto, Nóvaya Gazeta Europa, cuando la redacción decidió suspender la cobertura de la guerra en marzo tras recibir los dos avisos. Este diario, totalmente independiente de su original, es editado fuera del país por periodistas rusos que tuvieron que dejar su hogar. Por su parte, la dirección del diario ruso asegura que intentará apelar la decisión porque, “aunque se trata del Tribunal Supremo, esta instancia ha sido la primera”.
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