Cariacontecidos los cuatro
Isabel II ya acredita su primer milagro p¨®stumo para ser considerada candidata a santa s¨²bita: juntar en el mismo plano a los cuatro reyes de Espa?a
Me ha sorprendido entre mucho, much¨ªsimo, y nada en absoluto. Ver a los cuatro reyes de Espa?a, los dos en ejercicio y los dos retirados a sus respectivos purgatorios ¨ªntimos, sentados gl¨²teo con gl¨²teo en el funeral de Estado de Isabel II de Inglaterra, digo. La imagen m¨¢s codiciada no depend¨ªa tanto de la voluntad de ninguno de ellos, por muy real que fuera, sino de los responsables del protocolo del acto, God les conserve la brit¨¢nica flema. Bastante ten¨ªan con cuadrar el sudoku de colocar a 2.000 notables entre notables, sin hacer de menos ni de m¨¢s a nadie, como para andar templando otras gaitas que no fueran las suyas propias, que sonaron a gloria, por cierto.
El caso es que la prima Lilibeth, si hubiera sido cat¨®lica, ya acredita su primer milagro p¨®stumo para ser considerada candidata a santa s¨²bita. Juntar en el mismo plano, cariacontecidos los cuatro, a padre e hijo, suegro y nuera, esposo y esposa sin m¨¢s v¨ªnculo que los hijos. Las im¨¢genes no nos dejaron escrutar mucho sus rostros bajo sus m¨¢scaras. Da igual. El marco incomparable, la m¨²sica apabullante, la emoci¨®n propia y la colectiva ayudaban a disimular cualquier otro sentimiento que pudiera pasarles por dentro, m¨¢s all¨¢ de una foto en la que vemos a don Juan Carlos y do?a Sof¨ªa muertos de la risa, ellos sabr¨¢n por qu¨¦ demonios, m¨¢s all¨¢ de por el hecho de estar vivos y alternando, y no ser ellos mismos los del arm¨®n mortuorio. Y es que casi todas las procesiones van por dentro. M¨¢s all¨¢ de las lecturas pol¨ªticas, que haberlas habr¨¢las, lo que estaba teniendo lugar en ese banco catedralicio era un psicodrama familiar en directo. Un padre repudiado por su mala cabeza por su hijo y heredero. Un anciano obcecado en mantener y no enmendar su suicida conducta en busca de redenci¨®n y reconocimiento. Una esposa humillada delante de todo el planeta, haciendo de tripas coraz¨®n, o de coraz¨®n tripas por en¨¦sima vez en la vida, por su hijo, por su reino, por ella misma. Y una nuera estupefacta dividida entre dos mundos, perfectamente consciente de ser el centro de la noticia.
La noticia es que se ha roto p¨²blicamente el hielo entre el rey y el Rey, porque entre el padre y el hijo no sabremos nunca si ya se hab¨ªa fundido por la v¨ªa del amor, que razones tiene que la raz¨®n no entiende. Y que el hielo, una vez roto, no puede volver a quebrarse por vez primera. Ya nunca ser¨¢ la primera foto de los cuatro. Lo que no sabemos es si ser¨¢ la ¨²ltima. No lo creo. Apuesto a que habr¨¢ otras. Puede que sea en una boda: los nietos Borb¨®n-Marichalar, los Borb¨®n-Urdangarin y las Borb¨®n-Ortiz est¨¢n en edad de merecer y seguramente merecer¨¢n m¨¢s pronto que tarde. En un bautizo ya es m¨¢s dif¨ªcil y, en cualquier caso, ser¨ªa despu¨¦s del correspondiente casorio, salvo la sorpresa may¨²scula de que naciera un hijo extramatrimonial en la l¨ªnea de sucesi¨®n al trono. Quiz¨¢, lo m¨¢s probable, lo inevitable por pura estad¨ªstica de esperanza de vida, es que sea en el funeral de alguno de los dos m¨¢s viejos. Don Juan Carlos, do?a Sof¨ªa, o viceversa. Porque lo de que de una boda sale otra boda suele ser cosa de pel¨ªculas rom¨¢nticas. Pero que de un funeral sale otro funeral es pura y dura ley de vida. Al tiempo.
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