Miles de ciudadanos dan el ¨²ltimo adi¨®s a Isabel II por las calles de Londres
Mandatarios de todo el mundo acompa?an a la familia real brit¨¢nica en el funeral de Estado de la Reina
Representantes de rep¨²blicas y monarqu¨ªas de todo el mundo se han congregado este lunes en la abad¨ªa de Westminster para despedir a quien el presidente de Francia, Emmanuel Macron, defini¨® certeramente como ¡°la Reina¡±. La muerte de la monarca m¨¢s respetada y conocida, Isabel II, ha concentrado durante 11 d¨ªas la atenci¨®n de medio planeta en el Reino Unido, en Londres, en el nuevo rey, Carlos III, y en el periodo de incertidumbre que se abre en ese pa¨ªs despu¨¦s de cerrar la puerta a 70 a?os de era isabelina.
El funeral de Estado ha reunido en la abad¨ªa al presidente de Estados Unidos, Joe Biden; al de Francia, Macron; al primer ministro de Canad¨¢, Justin Trudeau; a la de Nueva Zelanda, Jacinta Arden; el presidente de Italia, Sergio Mattarella, el de Alemania, Frank Walter Steinmeier, o el de Brasil, Jair Bolsonaro. Y a miembros de familias reales europeas como Harald V de Noruega, Margarita II de Dinamarca o Felipe VI. El Rey, acompa?ado de do?a Letizia, ha compartido finalmente asiento, frente al f¨¦retro de Isabel II, junto al em¨¦rito Juan Carlos I y su esposa do?a Sof¨ªa.
A las 10:44 hora local (11:44, hora peninsular espa?ola), Carlos III y sus hijos, Guillermo y Enrique, llegaban a Westminster Hall. All¨ª se hab¨ªa instalado la capilla ardiente de la monarca fallecida, y durante cuatro d¨ªas, casi un mill¨®n de ciudadanos hab¨ªan desfilado en su interior para despedirse de Isabel II. El f¨¦retro era transportado hasta el arm¨®n militar que lo conducir¨ªa a la abad¨ªa, a apenas 200 metros de all¨ª. Un total de 142 miembros de la Marina Real se han encargado de arrastrar un carro de m¨¢s de tres toneladas de peso.
Ya aguardaban dentro de la iglesia los 2.000 invitados, que, adem¨¢s de dignatarios internacionales, inclu¨ªan a miembros y exmiembros del Gobierno brit¨¢nico, a la primera ministra, Liz Truss, y a ex primeros ministros como Boris Johnson, Theresa May, David Cameron, Tony Blair, Gordon Brown o John Major, as¨ª como a parlamentarios, miembros del poder judicial y representantes de las instituciones civiles.
¡°Su Majestad declar¨®, en unas palabras ya famosas, cuando cumpli¨® 21 a?os, que dedicar¨ªa toda su vida al servicio de la naci¨®n y de la Commonwealth [Comunidad de Naciones]. Pocas veces una promesa se ha cumplido tan bien¡±, ha dicho el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, en el serm¨®n principal de un servicio religioso de una hora de duraci¨®n, en el que se han sucedido las lecturas del Nuevo y Viejo Testamento (la primera ministra ha le¨ªdo una de ellas) e himnos religiosos interpretados por el coro de la capilla. Alguno de ellos, como el Salmo 34, compuesto en 1953 para la ceremonia de coronaci¨®n de Isabel II, que tuvo lugar en la misma abad¨ªa de Westminster. Otros, compuestos para el funeral, como la pieza escrita por el m¨²sico escoc¨¦s James Macmillan, basada en la carta de San Pablo a los romanos.
A las 11:58 (12:58, horario peninsular espa?ol), todo ha quedado en silencio. Dos minutos de respeto para la fallecida monarca, dentro de la abad¨ªa y por todo el Reino Unido. Hasta que ha sonado el himno nacional, seguido de las notas del gaitero privado de Isabel II, desde un balc¨®n en la nave central.
Cortejo f¨²nebre
Comenzaba a partir de ah¨ª el cortejo f¨²nebre que llevar¨ªa el f¨¦retro de la monarca hasta el Arco de Wellington, un largo recorrido por el centro de Londres, plagado por las decenas de miles de ciudadanos que esperaban desde muchas horas antes para preservar su sitio, y poder tambi¨¦n ellos despedirse de Isabel II. Sobre el ata¨²d, transportado por el arm¨®n militar, reposaban la Corona de Estado, el Orbe y el Cetro Imperial, y una corona de flores, parte de cuyo follaje correspond¨ªa al de las flores del buqu¨¦ de novia de Isabel II, de 1947. Algunas de ellas fueron trasplantadas despu¨¦s de la ceremonia. Sobre la corona de flores, una nota personal del rey Carlos III. ¡°In loving and devoted memory. Charles R.¡± (En recuerdo amoroso y devoto. Carlos Rey).
M¨¢s de 3.000 militares han participado en un funeral de Estado solo comparable en magnitud al de Jorge VI, en 1952. Con uniforme de gala (excepto el pr¨ªncipe Andr¨¦s, despojado de su representatividad p¨²blica por su vinculaci¨®n con el esc¨¢ndalo Epstein), Carlos III y sus hermanos (Ana y Eduardo), han desfilado detr¨¢s del arm¨®n militar y el f¨¦retro, mientras recorr¨ªa las calles de Londres.
La reina consorte, Camila, junto a Catalina, la princesa de Gales, ha seguido al cortejo a bordo de un Rolls Royce de la casa real.
Entre todos los cuerpos militares que han formado parte del cortejo destacaban miembros de la Polic¨ªa Montada del Canad¨¢, uno de los pa¨ªses m¨¢s relevantes de la Commonwealth, cuya Jefa de Estado fue Isabel II y ahora lo es Carlos III. Detr¨¢s de ellos, miembros del Servicio Nacional de Salud (NHS, en sus siglas en ingl¨¦s), una de las instituciones m¨¢s veneradas por la ciudadan¨ªa brit¨¢nica.
A lo largo de la ma?ana, no ha dejado de sonar el Big Ben, el legendario reloj que corona la Torre Isabel, en el Palacio de Westminster, y es el icono de la ciudad de Londres. 96 campanadas, una por cada uno de los a?os de Isabel II.
El cortejo ha tardado algo m¨¢s de una hora, al ritmo constante de marchas f¨²nebres interpretadas por las bandas militares, en recorrer la distancia entre la abad¨ªa de Westminster y el Arco de Wellington. All¨ª, el f¨¦retro ha sido transportado a un coche f¨²nebre, para viajar hasta el castillo de Windsor, el lugar de residencia de Isabel II durante los largos meses de la pandemia. El himno nacional desped¨ªa de Londres a la monarca, mientras el rey y sus hermanos lo desped¨ªan con un saludo militar.
A primera hora de la tarde, despu¨¦s de una ¨²ltima procesi¨®n f¨²nebre de unos cinco kil¨®metros, hasta la capilla de San Jorge, se celebraba un servicio religioso p¨²blico definitivo, al que Carlos III hab¨ªa invitado a los reyes de Espa?a. Do?a Letizia no pudo estar presente, porque ten¨ªa programado a esa hora un vuelo a Nueva York desde Londres, para asistir a eventos en torno a la Asamblea General de la ONU. S¨ª ha asistido, acompa?ando a su hijo, do?a Sof¨ªa. Ambos han compartido el servicio religioso en uno de los bancos del coro. El rey em¨¦rito ha declinado la invitaci¨®n.
A ¨²ltima hora de la tarde, la familia real brit¨¢nica celebraba su propia ceremonia de despedida a la reina, la madre, la abuela y la bisabuela de todos ellos. Carlos III era el encargado de esparcir sobre el ata¨²d el primer pu?ado de tierra, antes de que Isabel II reposara finalmente junto a su esposo, Felipe de Edimburgo.
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