Alemania quiere que las nuevas sanciones de la UE proh¨ªban aceptar puestos en empresas rusas

Alemania ha aprendido la lecci¨®n del caso de Gerhard Schr?der, excanciller germano convertido en lobbista de Vlad¨ªmir Putin en la Uni¨®n Europea y un pol¨ªtico que ha cobrado decenas de miles de euros durante a?os como consejero de empresas controladas por el Kremlin. Ahora, Berl¨ªn busca que el nuevo paquete de sanciones que la UE debate imponer a Rusia por su agresi¨®n a Ucrania incluya un punto que proh¨ªba a los ciudadanos de los Veintisiete desempe?ar puestos en el imperio econ¨®mico de Putin, seg¨²n un borrador de propuesta del Ejecutivo alem¨¢n al que ha tenido acceso EL PA?S. Ofrecer puestos bien remunerados en los ¨®rganos de gobierno de las empresas estatales a partidarios pol¨ªticos en los Estados miembros de la UE ha sido durante mucho tiempo un elemento importante de los esfuerzos del Ejecutivo ruso para obtener una ¡°influencia indebida¡± en los Estados miembros, dice el texto alem¨¢n, que habla de poner fin a ¡°los intentos de corrupci¨®n estrat¨¦gica¡± con la nueva medida.

El borrador de la propuesta del Gobierno socialdem¨®crata de Olaf Scholz, que pronto discutir¨¢n los representantes de los Veintisiete, propone un periodo de transici¨®n de tres meses para poner en marcha el veto y plantea que solo afecte a las empresas con sede en Rusia y no a sus filiales fuera; varias de ellas tienen ramas en Alemania, como Gazprom, que Berl¨ªn eval¨²a ahora nacionalizar por la crisis energ¨¦tica desencadenada por la guerra de Putin. Scholz y su partido han recibido cr¨ªticas por sus iniciales reacciones templadas frente a Rusia, y se han visto salpicados por el caso del excanciller socialdem¨®crata Schr?der, que ha tenido que ir abandonando poco a poco sus puestos en las empresas del Kremlin, pero que en agosto pas¨® unos d¨ªas vacaciones en Mosc¨², desde donde volvi¨® a afirmar que Rusia busca una ¡°soluci¨®n negociada al conflicto¡± y que Alemania ¡°no hace suficiente¡± para poner fin a la guerra lanzada unilateralmente por Vlad¨ªmir Putin y que ha cumplido ya siete meses. Y sin un final a la vista.

Tras la nueva escalada contra Ucrania de Putin, que ha ordenado movilizar a decenas de miles de hombres para enviarlos al frente y que est¨¢ a un paso de anexionarse ilegalmente cuatro regiones ucranias parcial o totalmente ocupadas por las tropas rusas con la celebraci¨®n de pseudo referendos, los Veintisiete acordaron imponer un nuevo paquete de sanciones a Rusia. Ahora se debate su contenido. Hay cierto consenso en incluir un l¨ªmite de precio al petr¨®leo ruso, en l¨ªnea con la medida aprobada por el G-7, y en sumar m¨¢s nombres del c¨ªrculo del Kremlin y relacionados con la invasi¨®n al listado de personas que han visto vetada su entrada en suelo comunitario y sus activos congelados.

Tambi¨¦n hay propuestas que van un paso m¨¢s all¨¢, como la alemana. O con contenido m¨¢s duro, como la de los pa¨ªses b¨¢lticos y Polonia, que se han unido en uno de los frentes m¨¢s f¨¦rreos contra la Rusia de Putin y exigen que se expulse a m¨¢s bancos de la red de mensajer¨ªa Swift ¡ªun instrumento clave para las relaciones econ¨®micas internacionales¡ª y que quieren apuntar a las industrias de nuevas tecnolog¨ªas y seguridad cibern¨¦tica ¡ªpiden la prohibici¨®n en la UE de Kaspersky Lab, por ejemplo¡ª, seg¨²n la propuesta a la que ha tenido acceso EL PA?S.

Pese a la escalada de Putin y sus amenazas nucleares contra Occidente, no ser¨¢ sencillo sacar este nuevo paquete de sanciones adelante. Hay algunas resistencias de Chipre y Grecia, seg¨²n fuentes de la Comisi¨®n Europea. Y grandes recelos de Hungr¨ªa. De hecho, el primer ministro ultraconservador V¨ªktor Orb¨¢n, cercano a Putin, que ha cargado contra las sanciones asegurando, sin pruebas, que no funcionan contra Rusia, sino contra la UE, quiere lanzar una consulta popular sobre ellas a la ciudadan¨ªa h¨²ngara. Los analistas prev¨¦n que aproveche la oportunidad, como ha hecho otras veces con consultas similares, para realizar una campa?a de propaganda masiva y luego afirmar su ret¨®rica.

Mientras se debate el nuevo paquete de sanciones, se ahonda cierta divisi¨®n entre los Estados miembros sobre c¨®mo acoger a los rusos que huyen del reclutamiento forzoso de Putin, que ha elevado las penas de prisi¨®n a quienes no cumplan y a quienes se entreguen y deserten. Mientras Alemania ha asegurado que acoger¨ªa a los que se est¨¢n enfrentando as¨ª al r¨¦gimen de Putin, los pa¨ªses b¨¢lticos est¨¢n blindando su frontera a los rusos y despu¨¦s de cerrarla a quienes tienen visados Schengen, aseguran que no entregar¨¢n visados humanitarios a quienes busquen asilo, contraviniendo la legislaci¨®n europea, como ha recordado esta semana la Comisi¨®n Europea.

Bruselas no quiere que la llegada de asilados (una posibilidad a¨²n peque?a, ya que la mayor¨ªa de quienes tratan de salir por carretera lo hacen a trav¨¦s de Georgia, Kazajist¨¢n o Moldavia, a sabiendas de la dificultad de ser aceptados a trav¨¦s de los b¨¢lticos y Finlandia) cause una fractura en la unidad que los Veintisiete han tenido frente a Rusia y en apoyo a Ucrania. Por eso, ha convocado una reuni¨®n de representantes de los Estados miembros el lunes en el marco de la llamada Respuesta Pol¨ªtica Integrada a las Crisis (IPCR) de la UE, que se emple¨® durante la pandemia.

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