La discreta rehabilitaci¨®n de Dilma Rousseff en Brasil
La expresidenta, una figura inc¨®moda asociada a la recesi¨®n econ¨®mica y al ¡®impeachment¡¯, es una secundaria de lujo en la campa?a de la izquierda
La expresidenta Dilma Rousseff tiene para la izquierda brasile?a el sabor agridulce de una herida de guerra. Hace da?o y, al mismo tiempo, enorgullece. Su Gobierno est¨¢ asociado a la crisis econ¨®mica, a la corrupci¨®n y, sobre todo, al impeachment que la desaloj¨® del poder. Tambi¨¦n es un s¨ªmbolo, para muchos, de la lucha por la democracia y goza del respeto de su padrino pol¨ªtico y hoy candidato, Luiz In¨¢cio Lula da Silva. Su presencia en la carre...
La expresidenta Dilma Rousseff tiene para la izquierda brasile?a el sabor agridulce de una herida de guerra. Hace da?o y, al mismo tiempo, enorgullece. Su Gobierno est¨¢ asociado a la crisis econ¨®mica, a la corrupci¨®n y, sobre todo, al impeachment que la desaloj¨® del poder. Tambi¨¦n es un s¨ªmbolo, para muchos, de la lucha por la democracia y goza del respeto de su padrino pol¨ªtico y hoy candidato, Luiz In¨¢cio Lula da Silva. Su presencia en la carrera electoral ha reflejado esa ambig¨¹edad inc¨®moda. Aunque Rousseff ha tenido un papel secundario durante la campa?a, una vuelta al poder de la izquierda supondr¨ªa una suerte de rehabilitaci¨®n para la que fue su m¨¢s reciente representante con banda presidencial.
Al principio de la campa?a, los analistas vaticinaban que Lula mantendr¨ªa a Rousseff alejada. Despu¨¦s de todo, el nivel de aprobaci¨®n de la expresidenta cay¨® a un abismal 8% durante su segundo mandato, marcado por la grave recesi¨®n y el caso Lava Jato, un esquema de corrupci¨®n que involucr¨® a destacadas figuras del partido en el poder. El impeachment en 2016 fue un episodio humillante. Tres cuartas partes de los senadores, algunos de ellos antiguos aliados, votaron a favor de condenarla por maquillar las cuentas p¨²blicas. ¡°En mi vida, he sufrido dos golpes de Estado. El de la dictadura y este¡±, dijo en tono sombr¨ªo quien fue perseguida y torturada por el r¨¦gimen militar en los a?os 70. Dos a?os despu¨¦s, los votantes segu¨ªan sin perdonarla, y perdi¨® una elecci¨®n para el Senado contra un rival pr¨¢cticamente desconocido.
Pese al mal sabor de boca que dej¨® ese periodo, Rousseff nunca ha desaparecido totalmente de la escena pol¨ªtica, y ha mantenido su cercan¨ªa con Lula da Silva durante los seis a?os de traves¨ªa del desierto del Partido de los Trabajadores. El periodista Mauricio Savarese, quien la entrevist¨® tres veces para su libro La ca¨ªda de Dilma, destaca su lealtad. ¡°Siempre busqu¨¦ saber si ten¨ªa alguna cr¨ªtica a Lula pero, si la tiene, la reserva para los muy pr¨®ximos¡±, se?ala el autor.
Rousseff, considerada una tecn¨®crata sin gran carisma cuando fue elevada a la Presidencia, es hoy una de las personalidades m¨¢s jaleadas por los seguidores del Partido de los Trabajadores. En un acto reciente en la ciudad de Porto Alegre, en el sur del pa¨ªs, se sent¨® en primera fila junto al candidato y su esposa, Janja. Entre gritos de ¡°?Dilma, Dilma!¡±, fue presentada como ¡°el coraz¨®n valiente¡± de la izquierda. Lula tambi¨¦n tuvo unas palabras de apoyo. ¡°Cada vez que viene a un acto, me siento feliz de ver que nuestro pueblo reconoce la injusticia que sufri¨®¡±, declar¨®.
La figura de la exmandataria, elegida en comicios transparentes y desalojada por un acuerdo entre bastidores, encaja bien con la l¨ªnea de la campa?a, que presenta esta elecci¨®n como un momento determinante para ¡°restablecer¡± la democracia brasile?a tras los pol¨¦micos a?os del ultraderechista Jair Bolsonaro. Adem¨¢s, es tentador sacar partido de su lugar en la historia como primera mujer presidenta de Brasil, cuando el principal adversario de Lula tiene alt¨ªsimos ¨ªndices de rechazo femenino. ¡°Yo conozco la fuerza de decisi¨®n de la mujer brasile?a. ?Vamos a votar a Lula!¡±, dijo Rousseff en Porto Alegre, en un llamado al voto femenino.
El impeachment, la mayor sombra del Gobierno de Rousseff, es agua pasada. Hace unos d¨ªas, la Fiscal¨ªa archiv¨® el caso por las operaciones presupuestarias que llevaron a su ca¨ªda. ¡°La verdad sali¨® a la luz. Tard¨® pero se est¨¢ haciendo justicia¡±, reaccion¨® ella. Por otra parte, aquellos que defendieron la salida de la exmandataria han empezado a cambiar de parecer. Felipe Neto, uno de los youtubers m¨¢s seguidos de Brasil, ha pedido perd¨®n este lunes por haber propagado ¡°el discurso golpista¡± y ha publicado en sus redes sociales una imagen de Rousseff d¨¢ndole un abrazo. Incluso el autor de la petici¨®n de impeachment, el parlamentario Miguel Reale Jr., ha declarado su apoyo a Lula porque la actuaci¨®n de Bolsonaro durante la pandemia fue ¡°mucho m¨¢s grave¡± que lo que hizo Rousseff.
Con todo, el papel de la expresidenta en la campa?a no ha pasado de uno de telonera de lujo en un pu?ado de eventos. Seg¨²n el polit¨®logo Claudio Couto, de la Fundaci¨®n Getulio Vargas, en este momento Rousseff no es ni un activo ni un pasivo electoral, pero eso podr¨ªa cambiar. ¡°Puede transformarse en un pasivo si aparece demasiado. Por eso, Lula habla mucho de los logros de su Gobierno y muy poco de los de Dilma. Quiere evitar la imagen negativa de su mandato¡± se?ala.
Tampoco queda claro cu¨¢l ser¨¢ el papel de Rousseff si la izquierda gana las elecciones. No se presenta candidata al Congreso, y Lula ha descartado que vaya a nombrarla ministra porque no se sentir¨ªa ¡°c¨®modo¡± dando ¨®rdenes a la que ocup¨® el m¨¢s alto cargo del Estado. El candidato, adem¨¢s, ha soltado alguna cr¨ªtica suave a su protegida. Despu¨¦s de decir que el primer mandato de Rousseff fue ¡°extraordinario¡±, Lula se?al¨® en una entrevista reciente que cree que cometi¨® algunos errores en pol¨ªtica econ¨®mica. ¡°Ella ya sabe lo que pienso de eso¡±, declar¨®.
El periodista Savarese cree que Rousseff se mantendr¨¢ como una consejera en la sombra de Lula, alejada del d¨ªa a d¨ªa. ¡°Dilma quiere volverse a su casa, y hacer una vida m¨¢s tranquila¡±, se?ala. Eso s¨ª, el reportero dice que no le sorprender¨ªa que Lula, de ganar, tuviera un gesto hacia ella durante la toma de posesi¨®n. Cuando Rousseff fue apartada, abandon¨® el Palacio del Planalto, la sede del Ejecutivo en Brasilia, por la puerta de atr¨¢s. Seis a?os despu¨¦s, Lula podr¨ªa decidir entrar con ella por la rampa principal. Una rehabilitaci¨®n discreta, pero por la puerta grande.
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