Cientos de justos pagan por dos pecadores en un pueblo de Cisjordania
Israel mantuvo dos semanas congelados los permisos de trabajo de los habitantes del poblado de Kafr Dan en represalia porque dos de ellos hab¨ªan matado a un soldado
En Kafr Dan, cientos de justos pagaron por dos pecadores. El pasado d¨ªa 14, dos vecinos de este pueblo cisjordano de 7.500 habitantes pr¨®ximo a la ciudad de Yen¨ªn mataron a un militar israel¨ª en un ataque a un cercano puesto fronterizo con Israel, antes de perecer en el tiroteo. Cinco d¨ªas m¨¢s tarde, cuando reabri¨® la terminal, otro vecino de Kafr Dan, Ahmed Mari, de 27 a?os, se dispon¨ªa como cada ma?ana a cruzar a Israel para trabajar en la construcci¨®n. Esta vez, sin embargo, el lector que abre la barrera de seguridad se ti?¨® de rojo al pasar el documento de identidad, al que va asociado el permiso de trabajo en Israel. Prob¨® de nuevo, sin ¨¦xito, y consult¨® en el m¨®vil la aplicaci¨®n del COGAT ¨Del organismo del Ministerio de Defensa israel¨ª que gestiona los asuntos civiles de Gaza y Cisjordania¨D para descubrir que las autoridades militares israel¨ªes hab¨ªan congelado todos los permisos laborales de los habitantes de la localidad. Kafr Dan se quedaba ¡°hasta nuevo aviso¡± sin su principal fuente de ingresos.
¡°Mi vida se ha detenido. Lo ¨²nico que hago es esperar, esperar¡¡±, explicaba Mari el pasado lunes, cuando la medida segu¨ªa vigente y la revocaci¨®n ¨Danunciada tres d¨ªas m¨¢s tarde¨D centraba sus rezos. La incertidumbre le llegaba justo con su esposa embarazada de tres meses, y sin ahorros, seguridad social, ni familiares a los que recurrir. ¡°Todos estamos en la misma situaci¨®n en mi familia, hasta mis primos¡±, se?alaba alica¨ªdo y con rostro preocupado. Su contratista palestino le prestaba dinero para subsistir.
Mari solo ten¨ªa dos alternativas a revisar la aplicaci¨®n israel¨ª cada ma?ana a las 05.00 (la hora a la que sol¨ªa salir de casa) por si hab¨ªa alg¨²n cambio. Una era empezar a cruzar ilegalmente. Es a la que recurre un buen n¨²mero de palestinos, aprovechando los huecos en la barrera de separaci¨®n ¨Dque no ha sido completada¨D, aunque pueda acarrear multas y hasta penas de c¨¢rcel. ¡°Es muy dif¨ªcil. No es ning¨²n juego. Te pueden disparar y matar¡±, subrayaba el joven. La otra, encontrar trabajo en Cisjordania, cuya econom¨ªa fr¨¢gil, ineficiente y fragmentada est¨¢ condicionada por las barreras israel¨ªes al movimiento y depende de las ayudas internacionales. ¡°Imposible¡±, resum¨ªa.
Mari se despidi¨® con prisa. Ten¨ªa que acompa?ar a su pareja, con la que se cas¨® el a?o pasado, a una prueba m¨¦dica con motivo del embarazo. ¡°Justo ahora es cuando tendr¨ªa que estar ahorrando porque todos estos test cuestan mucho dinero y acabamos de empezar¡±, se?alaba antes de agregar: ¡°?Hay algo peor que esto? ?Ser castigado por algo que no hiciste?¡±.
A Rami Al Salah, en cambio, le daba pudor quejarse. ¡°Gracias a Dios, todo est¨¢ bien¡±, dec¨ªa mientras el movimiento nervioso de la rodilla delataba lo contrario. ¡°Como contratista, tengo dinero y mi propio negocio. Estos d¨ªas nos apoyamos entre todos¡±, explicaba. Al Salah, de 43 a?os, tambi¨¦n ten¨ªa vetada sine die la entrada a Israel, pero con mucho m¨¢s colch¨®n econ¨®mico para mantener a su mujer y a sus seis hijos que los seis peones que subcontrata para levantar casas ¨Dpor lo general de palestinos con ciudadan¨ªa israel¨ª¨D al otro lado de la frontera. ?l se encarga adem¨¢s de adquirir la piedra en las canteras. Con las obras paradas, sus clientes en Israel se impacientaban y amenazaban con contratar a migrantes asi¨¢ticos en Israel para acabar la vivienda sin vaivenes, con lo que habr¨ªa perdido lo invertido en los cimientos y los muros ya levantados.
Est¨¦ activo o no, el permiso le cuesta 2.500 shekels (unos 700 euros o d¨®lares) mensuales. Todo un negocio que enriquece a intermediarios, comisionistas y timadores que dejan de responder al tel¨¦fono tras cobrar. Tambi¨¦n se hace cargo de 200 euros mensuales del permiso de cada uno de sus empleados. Calculaba que, entre gastos y plusval¨ªas perdidas, dejaba de ingresar cada d¨ªa unos 300 euros.
Al Salah no logr¨® resignarse a consultar cada dos por tres la aplicaci¨®n y la p¨¢gina de Facebook del COGAT. Tambi¨¦n se acerc¨® alg¨²n d¨ªa al puesto fronterizo a ver si hab¨ªa suerte. ¡°Sab¨ªa que [el permiso] estaba congelado, pero lo intent¨¦ igual. All¨ª nadie te dice hasta cu¨¢ndo no funciona, solo que ese d¨ªa no funciona¡±, lamentaba. Unos 1.600 residentes en Kafr Dan se vieron afectados por la paralizaci¨®n de los permisos, seg¨²n Al Salah. Por lo general son miembros de la misma familia y ejercen en Israel en la construcci¨®n o la agricultura. El COGAT rechaz¨® proporcionar el n¨²mero y explicar los motivos de la medida.
El castigo colectivo en Kafr Dan no se limita a los permisos. Con la luz verde del Tribunal Supremo, las fuerzas de seguridad israel¨ªes suelen adem¨¢s demoler la vivienda de los atacantes, como ¡°medida disuasoria destinada a impedir nuevos ataques terroristas¡±, se?ala el Ej¨¦rcito israel¨ª, consultado al respecto. ¡°No es una herramienta de castigo¡±, recalca.
A Hani Abed parece preocuparle poco el futuro de su casa. Habla de ello como una suerte a la que resignarse y no esconde la satisfacci¨®n de que su hijo, Abdulrahman Hani Abed, fuese uno de los dos atacantes. ¡°Estoy muy orgulloso de que mi hijo no matase a civiles. Fue un soldado que mat¨® a un soldado en respuesta a que mataron a su primo [¡] Los israel¨ªes matan ni?os y lanzan bombas¡±, justifica rodeado de otros familiares. Un cartel loa al ¡°m¨¢rtir¡± con Jerusal¨¦n de fondo.
Poco despu¨¦s del ataque, las fuerzas israel¨ªes entraron en la vivienda ¡ª¡°habr¨ªa un centenar solo dentro de la casa¡±, rememora¡ª para preparar su demolici¨®n en una fecha desconocida. En las paredes a¨²n se pueden ver los agujeros para medir el grosor de los muros. Tambi¨¦n tomaron las medidas de otro inmueble familiar.
Nadie en la familia ten¨ªa ya permiso de trabajo en Israel, pero ahora tampoco podr¨ªan solicitarlo. La reactivaci¨®n de los permisos no se aplica a decenas de familiares de los dos atacantes, precisa el COGAT en un comunicado. En todo el territorio ocupado de Cisjordania, tienen prohibido entrar a Israel ¡°m¨¢s de 2.500 familiares de perpetradores palestinos de otros ataques terroristas contra israel¨ªes en el ¨²ltimo a?o¡±, agrega la nota. Israel concede a los alrededor de tres millones de cisjordanos unos 100.000 permisos de trabajo en Israel y otros 30.000 en los asentamientos jud¨ªos all¨ª establecidos.
El d¨ªa que los soldados y polic¨ªas de fronteras israel¨ªes entraron en la casa de los Abed, hubo enfrentamientos en la localidad y un adolescente de 17 a?os, Uday Salah, muri¨® de un disparo en la cabeza, seg¨²n el Ministerio de Sanidad palestino. El ej¨¦rcito israel¨ª asegur¨® entonces que sus soldados dispararon, e identificaron ¡°haber dado en el blanco¡±, cuando ¡°sospechosos armados lanzaron explosivos y c¨®cteles molotov, y abrieron fuego contra los soldados¡±. ¡°Estaba en su propio pueblo, solo fue a ver lo que pasaba. No fue a un puesto de control militar a hacer nada¡±, responde su abuelo Basm¨¢n mientras encadena cigarrillos en su casa, de la que cuelgan im¨¢genes del adolescente y una bandera de Al Fatah, la facci¨®n del presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas. ¡°Los israel¨ªes entran a por un matlub [buscado por el ej¨¦rcito], lo matan y piensan ¡®ahora todo estar¨¢ en calma¡¯. Es al rev¨¦s¡±.
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