Al Qaradawi, el ulema global

Con Y¨²suf al Qaradawi (1926-2022) ha desaparecido el ¨²ltimo de los grandes ulemas que marcaron el curso del islam en el siglo XX. Ha fallecido en Doha, exiliado (era egipcio con nacionalidad catar¨ª) y entronizado (fue el mentor ideol¨®gico del islamismo democr¨¢tico). Sin sus fetuas al socaire de los tiempos, sin su manejo de los medios de comunicaci¨®n primero y de las redes sociales despu¨¦s, y sin sus tent¨¢culos institucionales, no puede entenderse el islam de las ¨²ltimas d¨¦cadas. Le asediaron las controversias, pero ¨¦l nunca esquiv¨® la discusi¨®n a cualquier nivel: igual cuestion¨® la sinceridad de las excusas del papa Benedicto XVI por haber vinculado islam y violencia, que polemiz¨® en televisi¨®n con j¨®venes que llamaban en directo pidiendo que fuera m¨¢s laxo en materia de relaciones sexuales.

Al Qaradawi era un azhar¨ª, un ulema formado en la universidad isl¨¢mica de Al ?zhar antes de que en los a?os sesenta la reforma naserista la abriera a disciplinas no religiosas. Su manejo de los recursos propios de las ciencias isl¨¢micas ¡ªla hermen¨¦utica cor¨¢nica o tafsir, el Hadiz, la jurisprudencia o fiqh, la teolog¨ªa o kalam¡ª era impecable, por m¨¢s que las conclusiones de sus fetuas fueran cuestionables, algo intr¨ªnseco a todo dictamen de este tipo. Conoc¨ªa al dedillo los recovecos de la milenaria jurisprudencia isl¨¢mica. Por ejemplo, vali¨¦ndose de la darura, que invalida por razones de necesidad las prescripciones legales, como la prohibici¨®n tajante del suicidio, declar¨® primero l¨ªcitos los ataques suicidas palestinos, para despu¨¦s, en virtud de las nuevas circunstancias, retirar tal criterio y considerarlos il¨ªcitos.

Su independencia de juicio no resultaba c¨®moda para nadie, tampoco para Al ?zhar, con varios de cuyos jeques mantuvo serias diferencias; en concreto se opuso a la mutilaci¨®n genital femenina, pr¨¢ctica com¨²n en Egipto. A los Hermanos Musulmanes, la otra gran fuerza isl¨¢mica del pa¨ªs, estuvo vinculado desde su juventud, pero no acept¨® cargos institucionales, si bien en 2013 tild¨® nada menos que de jariy¨ªes, esto es, de musulmanes que se salen del islam, a los golpistas que depusieron al presidente islamista Mohamed Morsi. No es de extra?ar que en los d¨ªas que han seguido a su defunci¨®n, el gobierno egipcio haya prohibido que en las mezquitas se rece por ¨¦l la oraci¨®n de difuntos.

La pasi¨®n de Al Qaradawi fue la shar¨ªa, de ella hizo el centro de su reflexi¨®n teol¨®gica y de su pr¨¢ctica jur¨ªdica. El programa semanal que durante diecisiete a?os, de 1996 a 2013, protagoniz¨® en el canal Al Jazeera se llamaba precisamente La shar¨ªa y la vida, y se estima que ten¨ªa una audiencia de 40 millones de espectadores. La shar¨ªa qaradaw¨ª reposa sobre uno de los principios isl¨¢micos que ¨¦l m¨¢s contribuy¨® a difundir: la wasatiya, una suerte de moderaci¨®n que antepone la moralizaci¨®n de la vida p¨²blica a las demandas islamistas revolucionarias, y que aboga por un equilibrio entre las dimensiones espiritual y mundanal del islam. Hasta en cuestiones tan cardinales como el azaque, el tributo obligatorio que deben pagar los musulmanes y uno de los ¡°cinco pilares del islam¡±, Al Qaradawi imprimi¨® su sello: una disc¨ªpula suya, Maryam al Hajri, fundadora de la popular web IslamOnline, ha venido defendiendo una versi¨®n ¡°intelectual¡± del azaque, consistente en compartir la educaci¨®n y los conocimientos, no solo los bienes materiales.

A Al Qaradawi se debe la popularizaci¨®n de la expresi¨®n ¡°takfir¨ª¡± para motejar a los yihadistas, especialistas en expulsar del islam (takfir) a cualquiera. Pero eso no quiere decir que le siguiera el juego al filibustero islam saud¨ª, todo lo contrario. En 2004 fund¨® la Uni¨®n Mundial de Ulemas Musulmanes, una instituci¨®n transnacional isl¨¢mica que ha tratado de contrarrestar la influencia wahab¨ª en todo el mundo, incluida Europa, donde Al Qaradawi presidi¨® durante a?os el Consejo Europeo de Fetuas e Investigaci¨®n. Este organismo ha promovido, seg¨²n la l¨®gica de la darura antes mencionada y en contra de la prohibici¨®n isl¨¢mica de la usura, la licitud de las hipotecas para la compra de la vivienda habitual, una cuesti¨®n de radical trascendencia para los millones de musulmanes europeos.

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