Berlusconi echa un pulso a Meloni y rompe la unidad de la coalici¨®n liderada por la ultraderecha
¡®Il Cavaliere¡¯ intenta presionar a la futura primera ministra con el rechazo a su candidato para presidir el Senado, pero esta logra un sorprendente apoyo en las filas de la oposici¨®n
Nadie habr¨ªa podido dise?ar una representaci¨®n m¨¢s completa de lo que significa la pol¨ªtica en Italia. Pero el primer d¨ªa de legislatura, la jornada en la que se deb¨ªa elegir al presidente del Senado y comenzar el proceso que terminar¨¢ con el nombramiento de Giorgia Meloni como presidenta del Consejo de Ministros, la C¨¢mara Alta exhibi¨® toda la complejidad de un pa¨ªs acostumbrado a la pirueta en el ¨²ltimo segundo. Y, sobre todo, puso al descubierto la guerra interna que mantienen los socios de la coalici¨®n de las derechas (Hermanos de Italia, la Liga y Forza Italia) y que amenaza con complicar el nacimiento del nuevo Ejecutivo. Silvio Berlusconi, molesto con Meloni por no aceptar sus peticiones de ministerios, intent¨® boicotear la votaci¨®n del nuevo presidente del Senado, que deb¨ªa ser un tr¨¢mite. Il Cavaliere, sin embargo, termin¨® humillado y resquebrajando en directo la unidad del futuro Gobierno.
La jornada, que termin¨® recordando a Los 10 negritos de Agatha Christie, promet¨ªa desde el primer minuto. Liliana Segre, senadora vitalicia de 92 a?os y superviviente del Holocausto, un monumento viviente del antifascismo en Italia, deb¨ªa pasar el testigo del tercer cargo del Estado. Le tocaba a ella presidir la sesi¨®n inaugural de forma circunstancial por ser la parlamentaria de m¨¢s edad (despu¨¦s de Giorgio Napolitano, que no pudo acudir). Y el elegido, con toda probabilidad, iba a ser Ignazio La Russa, hijo pol¨ªtico y biol¨®gico del periodo hist¨®rico que promulg¨® las leyes raciales en Italia y que causaron la deportaci¨®n de miles de jud¨ªos a los campos de exterminio nazis. Pero La Russa, cofundador de Hermanos de Italia, es hoy un parlamentario apreciado y con amigos en todos los partidos pol¨ªticos, algo que pudo comprobarse poco despu¨¦s.
La coalici¨®n que lidera la ultraderecha no logra ponerse de acuerdo en el reparto de ministerios y de cargos. Meloni lleva d¨ªas encerrada tratando de armar una lista con nombres de peso que transmitan confianza a los mercados y a los aliados de Italia, pero tambi¨¦n que contente a sus socios. Y en el caso de Forza Italia est¨¢ todav¨ªa muy lejos de ser as¨ª. El problema que se manifest¨® el jueves con toda crudeza en el Senado fue el de la senadora Licia Ronzulli, mano derecha de Berlusconi y a quien el antiguo jefe de Gobierno querr¨ªa en el Consejo de ministros. Meloni, sin embargo, volvi¨® a negarse. Para la l¨ªder de Hermanos de Italia son inasumibles las peticiones del due?o de Mediaset, que adem¨¢s querr¨ªa para su partido el Ministerio de Justicia y el control de la televisi¨®n p¨²blica: las dos grandes obsesiones de Berlusconi cuando fue primer ministro.
Negociaciones en los corrillos
Las negociaciones se produjeron durante toda la ma?ana en corrillos y estancias del Senado. Sus protagonistas entraban y sal¨ªan del hemiciclo. Algunos rostros, especialmente el de Berlusconi, mostraban n¨ªtidamente que la cosa no iba bien. Entre una cosa y otra, comenz¨® la votaci¨®n que deb¨ªa designar a La Russa, la primera puesta en escena pol¨ªtica del futuro Gobierno. Pero Forza Italia decidi¨® ausentarse, pensando que impedir¨ªa as¨ª su elecci¨®n en la primera ronda y dejar¨ªa bien claro a Meloni que no podr¨¢ hacer nada sin contar con ellos. Il Cavaliere sonre¨ªa. Pero tambi¨¦n lo hac¨ªan otros parlamentarios, como Matteo Renzi, l¨ªder de Italia Viva y m¨¢xima autoridad en el ajedrez parlamentario. El due?o de Mediaset se cruz¨® entonces con el propio La Russa y lo mand¨® ¡°a tomar por culo¡± delante de las c¨¢maras de televisi¨®n. Y debi¨® ser ah¨ª cuando descubri¨® que hab¨ªa vuelto al Senado a por lana ¡ªdespu¨¦s de nueve a?os inhabilitado por fraude fiscal¡ª y estaba a punto de salir trasquilado.
El recuento fue una sorpresa para casi todo el mundo. Sin los votos de Forza Italia parec¨ªa imposible sacar adelante el nombramiento de La Russa, pero alguien hab¨ªa negociado con miembros de la oposici¨®n para esquivar las amenazas de Berlusconi. Todo el mundo mir¨® a la bancada del partido de Renzi, exultante durante toda la jornada. Pero el ex primer ministro neg¨® luego haber sido el responsable. ¡°Lo admitir¨ªa orgulloso¡±, dec¨ªa. Pero en los pasillos del Palacio Madama, sede del Senado italiano, todo el mundo continuaba se?al¨¢ndolo. ¡°?Creo que algunos quieren entrar en la mayor¨ªa¡±, se?al¨® Enrico Letta, secretario del Partido Democr¨¢tico, en referencia a Renzi.
La realidad, sin embargo, es que ni siquiera con los votos del l¨ªder de Italia Viva y de su partido La Russa pod¨ªa haber llegado a los 116 apoyos que obtuvo (la coalici¨®n de derecha suma 112). De modo que los francotiradores han vuelto tambi¨¦n al Parlamento italiano en el primer d¨ªa de legislatura, mostrando que la oposici¨®n tampoco est¨¢ muy unida en esta labor. ¡°Agradezco a los que me han elegido, tambi¨¦n fuera del centroderecha¡±, se?al¨® en su primer discurso el nuevo presidente del Senado, sin que nadie supiera a qui¨¦n se dirig¨ªa exactamente. Es probable, sin embargo, que tenga noticias de todos ellos pronto para saldar la deuda.
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