Lula encara la recta final liderando en unas encuestas que dejan espacio para la duda
Bolsonaro va algo menos de 5 puntos por detr¨¢s en el promedio, pero la subestimaci¨®n general del actual presidente en la primera vuelta hace dudar de hacia d¨®nde caer¨¢ el 7,6% de indecisos decisivo
Lula (48,6%) va consistentemente por delante de Bolsonaro (43,8%) en la carrera hasta Planalto seg¨²n todas las encuestas realizadas despu¨¦s de la primera vuelta electoral. Pero su ventaja es peque?a (no llega a 5 puntos), y por tanto no concluyente, al menos todav¨ªa. De hecho, esta distancia es sustancialmente m¨¢s peque?a que la cantidad total de indecisos que a¨²n quedan entre los votantes probables. Esto deja la batalla m¨¢s abierta, y en manos de este grupo de dudosos que impiden que ninguno de los dos candidatos alcance la mitad m¨¢s uno del total.
Seg¨²n las casas encuestadoras, ninguno de los dos candidatos que pasaron a segunda vuelta habr¨ªa logrado sumar apenas apoyos si contamos como punto de partida los que ya obtuvo el pasado 2 de octubre. No al menos en porcentaje: solo 0,4 puntos de m¨¢s para Bolsonaro, y un exiguo 0,2 para Lula. Como resultado, quedan tanta proporci¨®n de indecisos como personas optaron por terceros candidatos en la primera vuelta. Cabe recordar aqu¨ª que todas estas cantidades son relativas: porcentajes sobre una masa definida previamente como ¡°votantes probables¡±. Pero las salidas y entradas de esa masa (y, por tanto, hacia la abstenci¨®n) cuentan tanto o m¨¢s como las transferencias entre sus componentes (las candidaturas).
La mayor¨ªa de las encuestas ponen por debajo del 50% (y ninguna m¨¢s all¨¢ del 51, donde le ubican dos). La ventaja que le atribuyen var¨ªa de 0,4 a 9 puntos. La media est¨¢ en 4,8. Este es un valor casi id¨¦ntico al que result¨® de la primera vuelta: 5,2. La mayor sorpresa de entonces fue precisamente esta cifra, que result¨® la mitad de lo esperado por el consenso demosc¨®pico. Dicho de otra manera: el mayor fallo de la mayor¨ªa de casas encuestadoras entonces se dio en la infra-estimaci¨®n del potencial electoral de Jair Bolsonaro. Fue casi podr¨ªa decirse que el ¨²nico fallo importante, de hecho. Todo lo dem¨¢s se cumpli¨® tal y como esperaban los sondeos, que informaron correctamente de los contornos esenciales del resultado: Lula quedar¨ªa por delante del actual presidente, ambos estar¨ªan muy por encima del resto de candidatos, pero ninguno de los dos llegar¨ªa al 50% necesario para ahorrarse la segunda vuelta.
A pesar de todos estos aciertos, el foco del debate p¨²blico desde la noche del 2 de octubre gir¨® r¨¢pidamente al error con la derecha. Esta fijaci¨®n en los errores es habitual en los periodos postelectorales, y podr¨ªa explicarse desde una perspectiva cognitiva: si las encuestas son un espejo en el que la sociedad espera verse reflejada, la distorsi¨®n siempre va a llamar m¨¢s la atenci¨®n que el acierto. Incluso una persona que nunca ha tenido un espejo ante s¨ª puede palparse la cara y contar dos ojos, una nariz, dos orejas, una boca. De la misma manera, una sociedad puede, de manera torpe e imperfecta, auto-explorarse a trav¨¦s de conversaciones m¨¢s o menos generales (en bares, en redes sociales o en medios) y al menos saber que no hab¨ªa rival realista para Lula o Bolsonaro. Adem¨¢s, una vez confirmamos lo intuido ante el espejo, el pron¨®stico se vuelve paisaje. Se le asigna un 100% de probabilidad y dejamos de utilizarlo como criterio para evaluar la calidad de la predicci¨®n. Parad¨®jicamente, esto vuelva la atenci¨®n hacia aquello en lo que resta una mayor incertidumbre, precisamente lo que es m¨¢s dif¨ªcil de anticipar tanto para los m¨¦todos torpes como para los precisos.
Ahora bien, no todo es sesgo cognitivo. Hay sentido anal¨ªtico y previsor en esa atenci¨®n: al fin y al cabo, llegados a una segunda vuelta con solo dos candidatos, un hipot¨¦tico error significativo con uno de ellos podr¨ªa significar, ahora s¨ª, un error tambi¨¦n en lo esencial: anticipar el ganador. Es pronto todav¨ªa para elucubrar, y a¨²n queda tiempo para que los indecisos se decidan, y las encuestas ajusten m¨¦todos. Pero, por ahora, hay al menos un indicio para estar alerta: existe una correlaci¨®n negativa entre el error en que incurri¨® cada encuestadora con su ¨²ltimo sondeo publicado respecto a Bolsonaro, y el voto que le pronostican a d¨ªa de hoy. Es decir: quien infra-estim¨® entonces al actual presidente hoy lo sigue teniendo en la banda baja, pese a que todas asumen ya que tendr¨¢ al menos un valor similar al obtenido el pasado d¨ªa 2 en las urnas. De esta manera se puede observar que habido ajuste al alza, s¨ª, pero todas han ajustado m¨¢s o menos proporcionalmente a d¨®nde se encontraban antes de aquel domingo.
En tanto que la distancia media anticipada por estas mismas encuestadoras entre ambos candidatos es menor al total de indecisos declarados, bastar¨ªa con que, como sucedi¨® el 2 de octubre, una mayor¨ªa de los mismos se decidieran por el presidente actual como para que esa ventaja se redujera dram¨¢ticamente. Entonces, las encuestas no vieron este giro.
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