Publicar no es un delito
El Gobierno de Estados Unidos debe poner fin a su persecuci¨®n a Julian Assange por publicar secretos
Hace 12 a?os, el 28 de noviembre de 2010, nuestros cinco medios de comunicaci¨®n internacionales ¡ªThe New York Times, The Guardian, Le Monde, EL PA?S y Der SpiegeL¡ª publicaron una serie de revelaciones en colaboraci¨®n con WikiLeaks que fueron noticia en todo el planeta.
El Cablegate, un conjunto de 251.000 documentos confidenciales del Departamento de Estado de Estados Unidos, destap¨® casos de corrupci¨®n, esc¨¢ndalos diplom¨¢ticos y enredos de espionaje a escala internacional.
En palabras de The New York Times, los documentos contaban ¡°la historia sin tapujos de c¨®mo los gobiernos toman sus decisiones m¨¢s importantes, las que tienen un coste m¨¢s alto para el pa¨ªs en vidas y dinero¡±. Incluso ahora, en 2022, periodistas e historiadores siguen publicando nuevas revelaciones a partir de ese fondo documental ¨²nico.
Para Julian Assange, editor de WikiLeaks, la publicaci¨®n del Cablegate y de otras filtraciones relacionadas ha tenido las consecuencias m¨¢s graves. El 12 de abril de 2019, Assange fue detenido en Londres en cumplimiento de una orden de detenci¨®n de Estados Unidos, y lleva ya tres a?os y medio recluido en una prisi¨®n brit¨¢nica de alta seguridad utilizada normalmente para terroristas y miembros de grupos del crimen organizado. Se enfrenta a la extradici¨®n a Estados Unidos y a una sentencia de hasta 175 a?os en una c¨¢rcel estadounidense de m¨¢xima seguridad.
Este grupo de directores y editores, todos los cuales hemos trabajado con Assange, sinti¨® la necesidad de criticar p¨²blicamente su conducta en 2011, cuando se divulgaron copias no editadas de los documentos, y a algunos de nosotros nos preocupan las acusaciones que aparecen en el sumario, seg¨²n las cuales intent¨® ayudar en la intrusi¨®n inform¨¢tica de una base de datos secreta. Pero ahora nos unimos para expresar nuestra profunda preocupaci¨®n por la persecuci¨®n continuada a Julian Assange por obtener y publicar materiales clasificados.
El Gobierno de Obama-Biden, en funciones durante la publicaci¨®n de WikiLeaks en 2010, se abstuvo de denunciar a Assange con el argumento de que habr¨ªa tenido que denunciar tambi¨¦n a periodistas de los principales medios de comunicaci¨®n. Su postura otorgaba una gran importancia a la libertad de prensa a pesar de las desagradables consecuencias. Sin embargo, con Donald Trump la postura cambi¨®. El Departamento de Justicia se bas¨® en una vieja ley, la Ley de Espionaje de 1917 (pensada para enjuiciar a posibles esp¨ªas durante la I Guerra Mundial), que nunca se hab¨ªa utilizado para procesar a un editor o a una cadena.
Esta inculpaci¨®n sienta un peligroso precedente y amenaza con socavar la Primera Enmienda de Estados Unidos y la libertad de prensa.
Exigir responsabilidades a los gobiernos forma parte de la misi¨®n principal de la prensa libre en una democracia.
Obtener y revelar informaci¨®n delicada es una parte fundamental del trabajo diario de los periodistas. Si este trabajo se criminaliza, nuestro discurso p¨²blico y nuestras democracias se debilitan considerablemente.
Transcurridos 12 a?os desde la publicaci¨®n del Cablegate, ha llegado el momento de que el Gobierno de Estados Unidos ponga fin a su persecuci¨®n a Julian Assange por publicar secretos.
Publicar no es un delito.
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