Minas y bombas sin explotar escondidas hasta en los cad¨¢veres, la trampa mortal de Ucrania
Kiev acusa a Mosc¨² de sembrar el pa¨ªs con explosivos, un enemigo casi invisible, y calcula que tardar¨¢ d¨¦cadas en despejar el territorio que considera peligroso
Es martes 8 de noviembre a las dos de la tarde. Un grupo de empleados trabaja en la reparaci¨®n de una de las principales carreteras que transcurre por el este de la regi¨®n de J¨¢rkov. Se trata de una zona que estuvo durante meses ocupada por los rusos. Una gran explosi¨®n lanza por los aires la peque?a excavadora y deja un socav¨®n que ocupa el arc¨¦n y parte del asfalto. La m¨¢quina aterriza en...
Es martes 8 de noviembre a las dos de la tarde. Un grupo de empleados trabaja en la reparaci¨®n de una de las principales carreteras que transcurre por el este de la regi¨®n de J¨¢rkov. Se trata de una zona que estuvo durante meses ocupada por los rusos. Una gran explosi¨®n lanza por los aires la peque?a excavadora y deja un socav¨®n que ocupa el arc¨¦n y parte del asfalto. La m¨¢quina aterriza en medio de los matorrales a una decena de metros de distancia. Dos de los operarios mueren en el acto. Un tercero no logra sobrevivir a las heridas y fallece esa misma semana. Yaroslav Milanka, el jefe de polic¨ªa de Chkalovske, el municipio donde tiene lugar el siniestro, comenta con EL PA?S a la ma?ana siguiente en el lugar de los hechos que el peligro acecha por todos lados. Creen que la causante fue una mina antitanque modelo TM-62, ampliamente usada en Ucrania, y que se acciona al ser presionada por m¨¢s de 150 kilos. Ucrania se enfrenta a un enemigo casi invisible al que no vencer¨¢ antes de varias ¡°d¨¦cadas¡±, seg¨²n pronostic¨® el viernes la viceministra del Interior, Mary Hakobyan, que calcula que antes de final de a?o alcanzar¨¢n los 500.000 artefactos desactivados.
Aparecen en los juguetes de los ni?os, en los retretes, en los electrodom¨¦sticos, en las puertas de acceso a las casas, en los veh¨ªculos¡ Tambi¨¦n en sedes de organismos oficiales, en edificios residenciales, en parques, en campos de labranza, en carreteras, en caminos, en arcenes, bajo el tendido el¨¦ctrico que hay que reparar¡ Ucrania est¨¢ sembrada de minas antipersona y antitanque (contra veh¨ªculos) as¨ª como de bombas trampa. El ¨²ltimo incidente cost¨® el mi¨¦rcoles la vida a cuatro polic¨ªas que participaban en las tareas de desminado de la regi¨®n de Jers¨®n, en el sur del pa¨ªs. El presidente Volod¨ªmir Zelenski los condecor¨® a t¨ªtulo p¨®stumo al d¨ªa siguiente, al tiempo que aseguraba que el ¡°terror de las minas¡± es ¡°m¨¢s cruel y mezquino que el de los misiles, porque no existe un sistema antiminas que pueda destruir, al menos, parte de esa amenaza, como s¨ª lo hace la defensa a¨¦rea¡±.
Se han encontrado explosivos hasta ocultos en cad¨¢veres, para que estallen en el momento de ser recogidos. As¨ª lo ha denunciado el Servicio Estatal de Emergencias, que calcula que est¨¢n afectados 175.000 kil¨®metros cuadrados, casi un tercio de la extensi¨®n de Ucrania, que equivale al territorio que ocupan juntas la Comunidad de Madrid, Castilla-La Mancha y Andaluc¨ªa, seg¨²n su portavoz, Oleksandr Khorunzhi.
¡°El dolor y la destrucci¨®n causados por esas amenazas ocultas son inmensos. Las explosiones pueden ser fatales o causar lesiones como ceguera, quemaduras, extremidades da?adas y heridas profundas de metralla¡±, ha denunciado el Comit¨¦ Internacional de la Cruz Roja. El n¨²mero de civiles que fueron v¨ªctimas solo en los nueve primeros meses de invasi¨®n, un total de 277, multiplica por cinco el dato de 2021, que fue de 58 ¡ªpor las minas que riegan el suelo ucranio desde que en 2014 comenz¨® el conflicto del Donb¨¢s¡ª, seg¨²n la organizaci¨®n Landmine Monitor, que ha detectado hasta siete tipos diferentes de minas colocadas por el ej¨¦rcito ruso en Ucrania.
Uno de ellos es el modelo PFM-1, tambi¨¦n conocida como la mina mariposa por su forma alada. Yuri Demchenko, de 57 a?os, regres¨® a su casa en la liberada localidad de Rubizhne (regi¨®n de J¨¢rkov) cuando la contraofensiva ucrania oblig¨® a replegarse a los rusos. La ma?ana del 20 de septiembre revisaba el estado de la vivienda y sus alrededores cuando pis¨® uno de esos artefactos y perdi¨® parte de un pie. Estuvo un mes ingresado en un hospital y ahora ha de andar con ayuda de un bast¨®n.
Forma parte del problema tambi¨¦n la existencia de decenas de miles de proyectiles de artiller¨ªa, misiles, bombas de racimo, morteros, granadas o explosivos lanzados por aviones que permanecen sin estallar. La nieve y el hielo del invierno complican estos d¨ªas m¨¢s todav¨ªa su detecci¨®n. Al mismo tiempo, una mayor necesidad de le?a para calentarse por parte de la poblaci¨®n ante los crecientes ataques rusos a infraestructuras energ¨¦ticas los obliga a exponerse m¨¢s en esas zonas minadas y con restos de armamento.
Ucrania se ha adherido a la convenci¨®n internacional contra el uso de minas, que el domingo pasado cumpli¨® 25 a?os. Rusia no forma parte de ese tratado, pero est¨¢ obligada a acatar las prohibiciones impuestas por la normativa armament¨ªstica de la ONU y los Convenios de Ginebra que regulan el derecho humanitario en las guerras. Pese a todo, Kiev no conoce a ciencia cierta cu¨¢ntas minas pueden haber sido colocadas por los rusos. O las que todav¨ªa se van a colocar. Algunas se hallan visibles. Otras, ocultas.
Contra el desembarco ruso en Odesa
En todo caso, ambos pa¨ªses emplean en el conflicto minas, seg¨²n Human Rights Watch (HRW). Aunque no hay constancia de que Ucrania haya empleado las antipersona, s¨ª usa las antitanque, a?ade esa organizaci¨®n humanitaria. Tambi¨¦n las emple¨® para impedir el desembarco ruso en la ciudad portuaria de Odesa, en el mar Negro. Ucrania arrastra el peligro de las minas y el armamento sin detonar desde que comenz¨® la guerra en el este en 2014, pero la invasi¨®n a gran escala emprendida el pasado 24 de febrero por Rusia ha empeorado y extendido el riesgo.
La liberaci¨®n el mes pasado de la margen occidental del r¨ªo Dni¨¦per en la regi¨®n de Jers¨®n ha abierto un nuevo escenario de inseguridad. Los cuatro polic¨ªas fallecidos el mi¨¦rcoles, entre ellos el jefe de la regi¨®n de Cherkasi, perdieron la vida cuando su veh¨ªculo pas¨® sobre una mina mientras regresaban precisamente de realizar tareas de desminado. Otros cuatro resultaron heridos. Los agentes han encontrado todo tipo de trampas como las que se activan cuando los pies chocan con un hilo casi invisible en medio de una escalera. En algunos casos la colocaci¨®n de explosivos ha sido tan masiva y concienzuda que las autoridades han tenido que optar por volar el edificio, como ocurri¨® con la sede de la comisar¨ªa de Polic¨ªa de la ciudad de Jers¨®n.
Esa regi¨®n ¡ªjunto a la de J¨¢rkov, en el noreste¡ª son ahora el principal foco de atenci¨®n del Servicio Estatal de Emergencias y de las diferentes Fuerzas de Seguridad que, en algunos casos, cuentan con la ayuda y el asesoramiento de especialistas de otros pa¨ªses. Cientos de empleados salen cada d¨ªa en misi¨®n a inspeccionar y limpiar todas esas zonas urbanas y rurales, pero no es posible llegar a todo. Con cierta frecuencia, la cruda realidad sale a relucir en forma de accidente.
Es el caso de la referida explosi¨®n de la excavadora sobre una mina en la carretera de Chkalovske que cost¨® la vida a tres trabajadores. Esa zona de J¨¢rkov estuvo ocupada durante meses por los rusos, hasta que fue liberada en septiembre y ese punto se encuentra en una v¨ªa de comunicaci¨®n altamente transitada. Junto a los guantes de goma y otros restos de la atenci¨®n m¨¦dica ofrecida a las v¨ªctimas, varios hombres con terno de camuflaje se afanan en cubrir el agujero dejado por la explosi¨®n. Mientras, Milanka, el jefe de polic¨ªa de Chkalovske, ayuda a ordenar el tr¨¢fico, pues solo est¨¢ abierto en uno de los carriles.
D¨ªas despu¨¦s, una se?al met¨¢lica roja con una calavera blanca en la que se lee ¡°minas¡± recuerda el riesgo a los conductores. Esas advertencias son frecuentes en casi todas las carreteras y caminos para impedir circular o poner los pies fuera del arc¨¦n. A veces, en los pueblos reci¨¦n liberados de la presencia rusa, basta con una pintada con espray de ¡°?Minas!¡± en el muro de una vivienda para alertar del peligro.
M¨¢s all¨¢ de las zonas sembradas de minas con el repliegue ruso, tambi¨¦n forma parte de la realidad cotidiana la existencia de proyectiles sin explotar. Vasili Bohomol, de 69 a?os, vive en Kutuzivka, una zona residencial que se extiende hacia el norte de la ciudad de J¨¢rkov, a unos 25 kil¨®metros de la frontera rusa. Este barrio de casas bajas estuvo ocupado hasta mayo y ha sido objetivo de ataques por parte de los dos ej¨¦rcitos. Muchas de las viviendas presentan da?os. ¡°Mire cu¨¢nta destrucci¨®n hay aqu¨ª. Es incre¨ªble¡±, afirma.
Varios misiles grad permanecen clavados en la calle esperando a que los retiren los servicios de Emergencias a los que Bohomol ha avisado por tel¨¦fono. Hasta esa zona se dirige el equipo liderado por Bogdam Shevchenko, de 22 a?os, que se pasa la ma?ana atendiendo reclamaciones vecinales. Se mueven en un todoterreno y en un cami¨®n blindado donde almacenan los restos de armamento que van encontrando. Adem¨¢s de retirar esos grads, se llevan varios proyectiles de artiller¨ªa sin explotar de un chal¨¦ que ya se est¨¢ reconstruyendo. Los obreros no los hab¨ªan sacado de los escombros y los ayudan a localizarlos. Tambi¨¦n visitan varios jardines de viviendas cuyos propietarios est¨¢n preocupados por los restos de impactos con los que conviven.
¡°Cada a?o de guerra son 10 a?os de desminado¡±, se?ala Shevchenko, originario de la convulsa regi¨®n de Donetsk, donde la guerra comenz¨® hace ocho a?os y donde, junto con la vecina Lugansk, comenz¨® a forjarse la experiencia de los desminadores ucranios. El joven se ha preparado cuatro a?os para este trabajo al que se incorpor¨® hace cinco meses, en plena invasi¨®n.
El peligro acecha especialmente en las zonas a las que, tras la ocupaci¨®n, trata de regresar la poblaci¨®n civil. Es en ese tr¨¢nsito de vuelta, en el ritual para intentar retomar de nuevo la vida cotidiana, cuando cualquiera puede ser v¨ªctima. Es el caso de regiones como Jers¨®n o J¨¢rkov, donde los invasores han estado asentados durante meses y donde han sufrido sonoras derrotas a manos del ej¨¦rcito local. Pero las autoridades no olvidan enclaves que permanecieron ocupados al comienzo de la invasi¨®n, como Bucha o Irpin, en la regi¨®n de Kiev. Las retiradas de los militares rusos han venido acompa?adas de la colocaci¨®n de minas y explosivos de manera indiscriminada, denunci¨® el portavoz de Emergencias durante una comparecencia a finales de noviembre. La finalidad no es solo frenar y hacer da?o a las tropas ucranias, sino causar v¨ªctimas entre los civiles y sembrar el miedo entre toda la poblaci¨®n, lamenta Khorunzhi.
El pa¨ªs tiene un problema no solo de seguridad, sino tambi¨¦n econ¨®mico por los enormes recursos que son necesarios, estima Mary Hakobyan, viceministra del Interior, sin dejar de agradecer la ayuda de pa¨ªses como Jap¨®n. EE UU, Noruega o Polonia. Ucrania, comenta durante un acto organizado en Kiev, ha doblado el personal de los Servicios de Emergencia y ahora m¨¢s de un millar de trabajadores y otros 500 en modo de entrenamiento. Adem¨¢s de reclutar y entrenar, insiste Hakobyan, hacen falta equipos modernos y tecnolog¨ªa.
La poblaci¨®n tiene prohibido regresar a su casa sin el visto bueno de las autoridades, que han de haber revisado previamente el entorno, especialmente el m¨¢s pr¨®ximo a las viviendas. ¡°Arriesgamos nuestras vidas, pero no la de la gente¡±, comenta Khorunzhi refiri¨¦ndose a que prefieren trabajar en zonas en las que no haya vecinos. El mensaje de alerta a los ciudadanos se repite a diario a trav¨¦s de diferentes canales. Se muestran im¨¢genes de los tipos de explosivos y minas y se intenta que el mensaje llegue tambi¨¦n a los m¨¢s peque?os, pues algunos de ellos, diab¨®licamente, parecen atractivos juguetes. Es el caso de las peque?as PFM-1, las minas mariposa.
Aparecen advertencias en las pantallas de los trenes, las paradas de autob¨²s, las redes sociales y los medios de comunicaci¨®n. Adem¨¢s, el servicio de emergencias informa permanentemente en su p¨¢gina web y ha habilitado una aplicaci¨®n que puede descargarse en los m¨®viles. Pero la campa?a de mayor impacto es la protagonizada por Patron, el perro desminador de raza Jack Russell Terrier que ha llegado a participar en recepciones de autoridades. Lo esencial ante un objeto sospechoso es no tocarlo y avisar de inmediato a los especialistas.
Algunos empleados del servicio de Emergencias se lo toman hasta con humor, como ocurre con un grupo desplegado en el distrito de Kupiansk (J¨¢rkov). Se?alan que, con frecuencia, son los propios animales, como vacas o cerdos, los que se convierten en sus aliados y, al mismo tiempo, v¨ªctimas. Su muerte al pisar las minas recuerda a esos empleados que han de trabajar permanentemente en m¨¢xima alerta. En algunos casos, pasan los meses y, para desesperaci¨®n de los ciudadanos, la actividad agr¨ªcola no puede retomarse porque los grupos de desminadores no dan abasto, como ocurre en una granja de la localidad de Shestakove (J¨¢rkov) que visit¨® este diario en noviembre. Los rusos dejaron los campos regados de las minas TM-62. Oleksandr Khorunzhi, el portavoz de Emergencias, sabe que tienen un trabajo inmenso por delante y, para dar una idea, explica que todav¨ªa siguen apareciendo en Ucrania artefactos sin explotar de la Segunda Guerra Mundial.
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