Ucrania cierra Jers¨®n para identificar a los colaboradores de Rusia
Testimonios de la poblaci¨®n local hablan de casos de desapariciones, robos y torturas por parte de las tropas de Mosc¨²
Jers¨®n es una ciudad oficialmente cerrada, aislada del resto de Ucrania. Entrar y salir de ella es solo posible con la autorizaci¨®n del ej¨¦rcito. La capital de provincia, liberada la semana pasada de la ocupaci¨®n rusa, vuelve poco a poco a la normalidad, como lo demuestra que el primer tren de pasajeros llegara el s¨¢bado a su estaci¨®n en m¨¢s de ocho meses, el tiempo que la ciudad estuvo bajo el yugo de Rusia. Pero la prioridad de la administraci¨®n militar es dar con los colaboradores que tuvo el ocupante, informadores que habr¨ªan delatado a cientos de personas afines a las fuerzas ucranias. Muchas de estas personas est¨¢n desaparecidas o han sido v¨ªctimas de torturas por parte de unidades rusas, seg¨²n testimonios recogidos por EL PA?S.
A Vitali Smirnoff le pegaron una paliza por salvar vidas. Tiene el cuerpo magullado por los golpes que le propinaron el d¨ªa 11 un grupo de soldados rusos en un s¨®tano de la ciudad. Smirnoff era t¨¦cnico de la torre de televisi¨®n de Jers¨®n. El d¨ªa 10, 24 horas antes de que las tropas rusas abandonaran la ciudad y la orilla occidental del r¨ªo Dni¨¦per, militares rusos colocaron explosivos en la torre y en sus inmediaciones. Smirnoff, seg¨²n su relato, consigui¨® que unos 300 vecinos de la zona fueran advertidos y salieran de all¨ª. La torre fue derribada la noche del 10 al 11. Por la ma?ana, un veh¨ªculo detuvo a Smirnoff en la calle. Sus ocupantes lo encapucharon y lo trasladaron a uno de los 11 centros de detenci¨®n y torturas que, seg¨²n el Ministerio del Interior ucranio, los rusos utilizaron en la regi¨®n. El ministerio ha precisado que investigan por lo menos 436 posibles casos de cr¨ªmenes de guerra en la provincia. ¡°Me propinaron tal paliza que perd¨ª el conocimiento. La recuper¨¦ horas despu¨¦s, cuando ya me hab¨ªan dejado de vuelta en el exterior¡±, cuenta este hombre, todav¨ªa bajo el trauma de la experiencia. ¡°Alguien me delat¨®¡±, a?ade.
Jers¨®n fue tomada el 2 de marzo, tan solo seis d¨ªas despu¨¦s del inicio de la ofensiva rusa, sin pr¨¢cticamente oposici¨®n militar o resistencia civil. El Gobierno mantiene una investigaci¨®n abierta para esclarecer el nivel de colaboraci¨®n interna que tuvo Mosc¨² en su avance rel¨¢mpago en el sur de Ucrania. Los nombres m¨¢s destacados de la Administraci¨®n civil ucrania que dieron apoyo a Rusia han huido al otro lado del Dni¨¦per junto con las tropas ocupantes. Los que no huyeron son a los que buscan ahora los servicios secretos de Kiev. ¡°La prioridad es asegurar la ciudad, que no se filtre informaci¨®n al enemigo¡±, afirma un portavoz del mando militar ucranio en la provincia de Jers¨®n. El ej¨¦rcito restringe de forma severa el trabajo de los medios de comunicaci¨®n en la zona alegando motivos de seguridad.
En la ciudad quedan 75.000 personas, un 25% de los que la habitaban antes de la guerra, seg¨²n notific¨® Yaroslav Yanushevich, jefe de la Administraci¨®n militar de Jers¨®n. Miles de ellos se agolpan estos d¨ªas en la plaza de la Libertad para recoger la ayuda humanitaria que reparten las autoridades y organizaciones no gubernamentales. Poco antes de su retirada, las fuerzas ocupantes sabotearon el suministro de electricidad y agua. Fuera de la plaza y de la avenida Ushakova, Jers¨®n es un municipio muy poco transitado, patrullado por cuerpos de seguridad y acompa?ado por el martilleo de la artiller¨ªa ucrania: las posiciones rusas se encuentran a tan solo un kil¨®metro de la ciudad, al otro lado del Dni¨¦per.
Vladislav Nedostup es soci¨®logo de formaci¨®n pero en su vida previa a la guerra dirig¨ªa una empresa de venta por internet de repuestos para coches. El viernes esperaba en la plaza de la Libertad a que unos periodistas le trajeran de Odesa unas botellas de Zhyvchyk, un refresco ucranio, su bebida favorita. La gente se acercaba para fotografiarse con ¨¦l: Nedostup era miembro de la red de partisanos que durante la ocupaci¨®n se jugaban la vida comunicando a las Fuerzas Armadas de Ucrania toda la informaci¨®n posible sobre el movimiento de las unidades invasoras, tambi¨¦n sobre los ucranios que colaboraban con los rusos. ¡°Por colaborador entendemos claramente a aquellos que transmit¨ªan informaci¨®n a los rusos, o a las empresas que colaboraban con ellos para ganarse su favor¡±, explica Nedostup, ¡°pero no el peque?o comercio que necesitaba salir adelante¡±.
Igor Ochorski no sal¨ªa casi nunca de su apartamento por miedo a ser detenido. Tuvo suerte, asegura, porque ning¨²n vecino le delat¨® y porque no aparec¨ªa en el censo del Gobierno regional al estar empadronado en Kiev: Ochorski sirvi¨® en 2016 en el ej¨¦rcito ucranio en el Donb¨¢s, durante la guerra contra los separatistas prorrusos. Cientos de estos veteranos de Jers¨®n han desaparecido durante los meses bajo control ruso, seg¨²n Nedostup. ¡°Los colaboradores de verdad son los que mandaban y todav¨ªa est¨¢n mandando aqu¨ª¡±, dice Ochorski, y prosigue con una pregunta que invita a la reflexi¨®n: ¡°?Se puede acusar de colaborar al peque?o ciudadano que estaba sin trabajo, hambriento y con una familia que mantener?¡±.
El 24 de febrero, cuando Vlad¨ªmir Putin ordenaba el inicio de la invasi¨®n de Ucrania, Nedostup y su padre se presentaron voluntarios para formar parte de las Fuerzas de Defensa Territorial, las unidades paramilitares formadas por civiles bajo las ¨®rdenes del Gobierno. Unos 600 hombres de Jers¨®n compon¨ªan la Defensa Territorial local, seg¨²n Nedostup. ¡°El 1 de marzo, cuando los rusos rodearon la ciudad y ya hab¨ªamos defendido la retirada de la 59? Brigada [Motorizada] en el puente Antonov, recibimos la orden de desmovilizarnos, entonces empez¨® la supervivencia¡±, relata Nedostup.
Detenciones a diario
Una norma de los partisanos era saber cuanta menos informaci¨®n de sus compa?eros, mejor, por si eran apresados por los rusos, detalla Nedostup. Mientras atend¨ªa a este diario, este hombre de 28 a?os tambi¨¦n intercambiaba mensajes con agentes del Servicio de Seguridad de Ucrania (SSU). El SSU estaba interrogando a un compa?ero suyo de las Fuerzas de Defensa Territorial: ¡°Es una persona que los rusos detuvieron y dejaron en libertad, y el SSU quiere saber el motivo, si facilit¨® informaci¨®n¡±. Nedostup corrobora que cada d¨ªa se producen detenciones como la de su colega. ¡°Los trabajos policiales para garantizar la seguridad de la ciudad no han hecho m¨¢s que comenzar¡±, declar¨® el gobernador Yanushevich.
De repente, aparece una anciana en la plaza de la Libertad increpando a los soldados ucranios, acus¨¢ndoles de ser ¡°nazis¡±, tal y como repite la propaganda rusa: ¡°Nac¨ª en 1943 y en la Uni¨®n Sovi¨¦tica ten¨ªamos de todo, no como ahora¡±, grita la mujer: ¡°Vosotros bombarde¨¢is a nuestra gente en Donb¨¢s, en Rusia hay futuro y aqu¨ª solo miseria, a las muchachas de Ucrania solo les espera ser prostitutas en Europa¡±. Nadie increpa a la mujer y Nedostup recuerda al periodista que algo as¨ª en el caso inverso, durante la ocupaci¨®n rusa, supon¨ªa desaparecer del mapa.
Oleg Timkov, periodista y poeta, contaba el pasado lunes desde esa misma plaza que en su edificio fueron arrestados varios veteranos del ej¨¦rcito ucranio en Donb¨¢s, sin que nadie sepa d¨®nde se encuentran. Timkov tambi¨¦n aport¨® a EL PA?S detalles de un asesinato que dio la vuelta al mundo, el de Yurii Kerpatenko, director de orquesta de Jers¨®n. Kerpatenko, que se hab¨ªa posicionado p¨²blicamente en contra de la invasi¨®n, rechaz¨® trabajar en un concierto organizado por las fuerzas ocupantes. Soldados rusos fueron a su casa a detenerle y ¨¦l se neg¨® a abrir la puerta, seg¨²n explica Timkov: los militares abrieron fuego para derribar la puerta y le hirieron de muerte. Se desconoce d¨®nde se encuentra su cad¨¢ver.
Escuelas saqueadas
Ania Alexandrovskaya impart¨ªa a escondidas las clases de dibujo para sus alumnos de una escuela de primaria de Jers¨®n. Las clases eran por internet y muestra el lugar de su casa en el que ocultaba el material escolar. ¡°Trabajar para la Administraci¨®n ucrania supon¨ªa ser detenido, por lo que, por si acaso, nadie en mi edificio sab¨ªa que continuaba dando lecciones, aqu¨ª hay mucha gente que naci¨® y creci¨® en la Uni¨®n Sovi¨¦tica, usted me entiende¡±, explica Alexandrovskaya. Las instalaciones de su colegio, especializado en ni?os con discapacidades f¨ªsicas, fueron saqueadas y los libros ucranios, destruidos. Alexandrovskaya tiene una segunda residencia en la orilla oriental del Dni¨¦per; fue un d¨ªa a principios de noviembre a comprobar el estado de la vivienda, y lo que vio, no lo olvidar¨¢: ¡°Mi dacha est¨¢ en la carretera que va a Crimea [la pen¨ªnsula anexionada ilegalmente por Rusia en 2014] y no paraban de pasar convoyes de camiones escoltados con todo tipo de cargas sustra¨ªdas de Jers¨®n, desde metal de obras p¨²blicas a toneladas de cereales¡±. EL PA?S tambi¨¦n confirm¨® el pasado jueves el expolio de las principales colecciones del patrimonio cultural de Jers¨®n, trasladadas a Crimea.
Las normas de supervivencia de Alexandrovkaya eran b¨¢sicas pero fundamentales: dejarse ver lo justo en la calle, y nunca a partir de las dos de la tarde, para evitar detenciones aleatorias; nunca llevar el m¨®vil encima, por si se lo requisaban, y evitar tener cualquier s¨ªmbolo o identificaci¨®n ucrania. Uno de los testimonios m¨¢s detallados de torturas que han aparecido en los medios ucranios es el de un simpatizante de Pravy Sektor, un grupo pol¨ªtico con or¨ªgenes en la ultraderecha, hoy incorporado como batall¨®n en las Fuerzas Armadas de Ucrania. Esta persona fue posiblemente delatada y en su casa encontraron s¨ªmbolos de Pravy Sektor. Fue encerrado en un edificio de la calle Teploenergetikiv y sufri¨® salvajes maltratos junto a otra decena de encarcelados con los que compart¨ªa encierro. Dmitro Lubinets, el Defensor del Pueblo en Ucrania, ha denunciado esta semana que en los centros de detenci¨®n y castigo instaurados por los rusos en Jers¨®n hab¨ªa incluso celdas dedicadas a adolescentes.
En la periferia norte de la ciudad hay un supermercado en el que decenas de vecinos hacen cola, esperan a rellenar garrafas de agua para beber y lavarse. Entre ellas compart¨ªan el viernes por la ma?ana experiencias del terror, sobre todo psicol¨®gico, que sufrieron. Yevhenii Babich, de 30 a?os, tiene a dos amigos desaparecidos: uno es expolic¨ªa, su nombre se inclu¨ªa como tal en los registros del Ayuntamiento; el otro era un activista que en los primeros d¨ªas de la rendici¨®n de la ciudad se manifest¨® en la calle contra los soldados rusos. ¡°Nuestras vidas no val¨ªan nada en los meses de ocupaci¨®n¡±, dice Babich.
Sasha Medv¨¦dev, de 33 a?os, aguardaba en el supermercado para ayudar a cargar a quien lo necesitara. Es un refugiado de un pueblo de la provincia de Zaporiyia ocupado por los rusos. ¡°No conozco a nadie que haya desaparecido, pero pod¨ªan dispararte sin previo aviso, eso s¨ª lo s¨¦ de primera mano¡±, comenta Medv¨¦dev. Preguntado por el riesgo de que Jers¨®n vuelva a ser invadida con apoyos locales, Medv¨¦dev afirma que muchos colaboradores huyeron de la ciudad, ¡°y a muchos otros los han matado los partisanos¡±.
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