Objetivo: salvar la Navidad de los ni?os de Ucrania
El pa¨ªs apuesta siempre que sea posible por la normalidad como arma de supervivencia, pero eso no impide que las cartas con los deseos que escriben los menores est¨¦n marcadas por la guerra
Angelina, de 10 a?os, calm¨® el estr¨¦s de la guerra aferr¨¢ndose al tibur¨®n de peluche de Ikea que le hab¨ªa regalado su abuela. Vasia, tambi¨¦n de 10, jugaba a las carreras de coches en el m¨®vil. Ambos viven en Bucha, a las afueras de Kiev, donde las tropas rusas ocupantes acabaron con la vida de m¨¢s de 400 civiles, algunos de ellos torturados antes de ser ejecutados. Como Angelina y Vasia, un centenar de ni?os procedentes de localidades que fueron invadidas acudieron el s¨¢bado en la capital a una fiesta navide?a sorpresa. La normalidad como arma de supervivencia, terapia y b¨¢lsamo es uno de los retos que se plantea la poblaci¨®n, pese a que Kiev ha sido bombardeada dos d¨ªas en la ¨²ltima semana. Ucrania cumple el pr¨®ximo s¨¢bado, 24 de diciembre, 10 meses desde que Rusia puso en marcha la invasi¨®n para derrocar el Gobierno de Volod¨ªmir Zelenski y someter al pa¨ªs vecino.
Las cartas que los ni?os escriben a San Nicol¨¢s, el arzobispo cuya figura inspir¨® a Santa Claus, est¨¢n este a?o llenas de referencias a su experiencia en la guerra, comparte Svitlana Legka, presidenta de la ONG Svitli (que significa claro en ucranio). En las misivas destinadas al santo, que Ucrania celebra el 19 de diciembre, aparecen tambi¨¦n dibujos con motivos b¨¦licos y de apoyo a las tropas que Legka llevar¨¢ en mano a los militares a la l¨ªnea del frente estos d¨ªas.
El evento se celebra en unas dependencias del complejo donde se levanta la catedral de Santa Sof¨ªa, joya arquitect¨®nica de los cristianos ortodoxos construida hace 10 siglos en el coraz¨®n de Kiev. En la plaza que la antecede, varios operarios montan en medio de una tupida niebla y con el piso cubierto de peligrosas capas de hielo, un ¨¢rbol de Navidad. Algunos transe¨²ntes afirman que es m¨¢s discreto que el de a?os anteriores, cuando esta explanada se convert¨ªa en la milla de oro de la Navidad en la capital de Ucrania. Por todo adorno, adem¨¢s de la iluminaci¨®n, el ¨¢rbol de 2022 luce decenas de palomas de la paz.
Mientras, el conflicto sigue llev¨¢ndose menores inocentes por delante. El ¨²ltimo, un ni?o de a?o y medio al que hab¨ªan rescatado todav¨ªa con vida el mi¨¦rcoles de un edificio bombardeado donde hab¨ªan muerto sus padres en Krivi Rih, la ciudad natal del presidente Volod¨ªmir Zelenski. Ya han muerto m¨¢s de 420 menores desde que comenz¨® la invasi¨®n a finales de febrero.
La fiesta organizada en Kiev trata de levantar un muro con el que aislar a los ni?os, aunque sea moment¨¢neamente, de esa cruda realidad y que logren cambiar de aires. Entre todos dan por inaugurada la Navidad acompa?ando con m¨²sica y palmas el encendido de un ¨¢rbol colocado en el escenario. Los personajes que act¨²an evitan en sus intervenciones hacer referencias a la guerra. Muchos de los peque?os que tienen delante siguen viviendo en localidades donde los rusos ya no est¨¢n, pero donde s¨ª permanecen las cicatrices materiales y espirituales del conflicto armado. Vasia, el chaval que se distra¨ªa jugando con el m¨®vil, recuerda aquellos d¨ªas con pavor y subraya la alegr¨ªa que supuso que reabriera su colegio. Angelina, la ni?a del peluche, explica que se ir¨¢ pr¨®ximamente a vivir a Lituania, donde trabaja su madre.
¡°Ten¨ªas que ver sus caras de alegr¨ªa cuando en mayo pudieron regresar a la escuela¡±, afirma Natalia, de 42 a?os, directora del colegio de la localidad de Mircha, en el distrito de Bucha. El aislamiento durante el mes que pasaron bajo ocupaci¨®n rusa les hizo mucho da?o, se?ala. Cree que celebraciones como la Navidad o el Fin de A?o son importantes no solo para que se mantengan las tradiciones y los rituales, sino para que ellos vayan recuperando su vida social, pues ¡°la comunicaci¨®n es de gran ayuda¡±. A los pocos minutos de comenzar el espect¨¢culo, la algarab¨ªa, las palmas y los bailes dominan el sal¨®n. Svitlana Legka deambula de un sitio a otro, satisfecha. Todo vale para distraerlos, desde personajes de cuentos a un bailar¨ªn de aire latino que les saluda en espa?ol o un oso a imagen y semejanza del que se hizo famoso en la ¨²ltima cabalgata de los Reyes Magos de C¨¢diz. Pero faltaba la traca final.
Entre bastidores, la figura de San Nicol¨¢s, el abuelete de barba blanca y terno rojo, espera nervioso con un gran cetro en la mano izquierda y un micr¨®fono en la derecha. Aparece en el sal¨®n por detr¨¢s, a trav¨¦s del pasillo abierto entre las sillas. Los ni?os lo reciben entre cohibidos y expectantes, pero pronto van cogiendo confianza y alguno casi se le sube a las barbas y le quita el bast¨®n de mando. Diplom¨¢tico tambi¨¦n, sin perder el tono, en su alocuci¨®n al auditorio San Nicol¨¢s desliza el que es su deseo para este a?o: ¡°Que la victoria sea nuestra¡±.
Sigue toda la informaci¨®n internacional en Facebook y Twitter, o en nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.