La lucha de las mujeres iran¨ªes alumbra el camino de las afganas: ¡°Ir¨¢n se ha levantado, ahora es nuestro turno¡±
Las peque?as manifestaciones en Afganist¨¢n se miran en el ejemplo de la movilizaci¨®n contra el r¨¦gimen religioso del pa¨ªs vecino
¡°Iqra¡± (¡±lee¡±, en ¨¢rabe) fue la primera palabra que Al¨¢ revel¨® al profeta Mahoma, creen los musulmanes. Esas cuatro letras adornaban un cartel que una afgana de 18 a?os sostuvo durante un interminable cuarto de hora frente a talibanes armados hasta los dientes, el 25 de diciembre pasado, ante las puertas de la Universidad de Kabul. Cinco d¨ªas antes, el Gobierno fundamentalista hab¨ªa prohibido a las afganas el acceso a la educaci¨®n superior. Con ese acto en soledad, del que inform¨® la cadena BBC, la joven les afeaba el haber pisoteado el deber de alcanzar el conocimiento que el Cor¨¢n impone a todos los musulmanes. En los 17 meses transcurridos desde el retorno de los talibanes al poder, protestas peque?as, minoritarias, como la de esa joven, han situado a las afganas como el rostro m¨¢s visible de la resistencia a los extremistas que las privan de sus derechos en nombre de la religi¨®n. El mismo argumento que esgrime el r¨¦gimen del vecino Ir¨¢n para sojuzgar, aunque de forma menos radical, a sus mujeres. Las iran¨ªes y las afganas comparten ¡°el mismo objetivo¡±, subraya la exdiputada afgana Zakia Noori. Ese horizonte es ¡°alcanzar la libertad¡±.
Las manifestantes afganas alzaron su voz para apoyar las protestas en Ir¨¢n desde sus inicios. El 20 de septiembre, cuatro d¨ªas despu¨¦s de la muerte bajo custodia policial de la joven Mahsa Amini ¡ªel desencadenante de las manifestaciones contra el r¨¦gimen de los ayatol¨¢s¡ª, un comunicado de la organizaci¨®n Mujeres Manifestantes de Afganist¨¢n adoptaba el lema ¡°Mujer, vida y libertad¡±, coreado precisamente en las calles iran¨ªes. ¡°Gritamos este dolor com¨²n. Los talibanes en Afganist¨¢n y el Gobierno dictatorial de Ir¨¢n no pueden sofocar la voz de las mujeres libres¡±, prosegu¨ªa el texto. Nueve d¨ªas despu¨¦s, unas 25 afganas se manifestaron con fotos de Amini frente a la Embajada de Ir¨¢n en Kabul mientras coreaban ese lema y otros como ¡°Ir¨¢n se ha levantado, ahora es nuestro turno¡±, antes de ser dispersadas a culatazos por los talibanes, seg¨²n reflejaron algunas im¨¢genes difundidas en las redes sociales.
Afghan women despite being under immense pressure and Deprived of their all human and basic rights themselves decided to protest In Solidarity and support of Women of Iran, in front of Iranian Embassy in Kabul.#Mahsa_Amini? #OpIran
— Nilofar Ayoubi ?? (@NilofarAyoubi) September 29, 2022
pic.twitter.com/XkfXLayDRE
La solidaridad ha viajado tambi¨¦n a la inversa. El colectivo iran¨ª de grafiteros Khiaban Tribune difundi¨® en octubre un mensaje de apoyo a las afganas con la frase: ¡°Ambas estamos luchando¡ contra un talib¨¢n¡±. Conocidas activistas iran¨ªes, como Masih Alinejad, han comparado en sus redes sociales a los talibanes con el r¨¦gimen iran¨ª y expresado su temor por el destino que aguarda a las afganas. Un an¨¢lisis del centro de estudios Instituto de la Paz de Estados Unidos (USIP, en sus siglas en ingl¨¦s) define como ¡°natural¡± que ¡°dos comunidades unidas por la lengua [persa], la cultura y su opresi¨®n por autoritarismos disfrazados de fe religiosa, encuentren sinergias¡±.
Today in Iran.
— Masih Alinejad ?? (@AlinejadMasih) October 13, 2021
Soon enough Taliban would do the same again to the women of Afghanistan.
Taliban And Islamic Republic will never be really reformed.#MyCameraIsMyWeapon pic.twitter.com/VdqxnJZTir
Los talibanes y el r¨¦gimen iran¨ª comparten su car¨¢cter de autocracias que invocan la religi¨®n, si bien los primeros profesan el sunismo, la rama mayoritaria del islam, y los segundos, el chiismo. Tambi¨¦n el oprobio de Occidente ¡ªm¨¢s acusado en el caso afgano¡ª, pero, sobre todo, coinciden en hacer de la represi¨®n a la mujer uno de sus pilares, en su nefasto historial de violaciones de derechos humanos y en la crueldad que demuestran castigos como la lapidaci¨®n, la amputaci¨®n y la flagelaci¨®n, o el ahorcamiento de disidentes colg¨¢ndolos de una gr¨²a.
La distancia en otros aspectos entre ambos pa¨ªses es enorme. La condici¨®n de sus mujeres, tambi¨¦n. Ir¨¢n cuenta con 87 millones de habitantes y Afganist¨¢n con 40, seg¨²n datos del Banco Mundial. Un 85,5% de las iran¨ªes mayores de 15 a?os est¨¢ alfabetizado y el 60% de sus universitarios es mujer, seg¨²n la ONU. En Afganist¨¢n, en 2020, solo el 29,8% de las mujeres sab¨ªa leer y escribir. Ir¨¢n es un pa¨ªs con una rica civilizaci¨®n milenaria que cuenta con una poblaci¨®n urbana del 76% de sus habitantes, indica el Banco Mundial. Su vecino afgano sigue siendo un pa¨ªs rural, con solo un 26% de su poblaci¨®n en ciudades.
¡°A pesar de su car¨¢cter religioso y conservador, la Rep¨²blica Isl¨¢mica [de Ir¨¢n] es un r¨¦gimen modernizador. En 1979, el 50% de la poblaci¨®n iran¨ª era analfabeta y el 60% de los analfabetos eran mujeres. Hoy, la tasa de alfabetizaci¨®n de Ir¨¢n es del 90% y, lo que es igual de sorprendente, el 60% de los universitarios son mujeres¡±, recalca por correo electr¨®nico desde Estados Unidos el polit¨®logo Ali Alfoneh. Ese r¨¦gimen ¡°por un lado, quiere controlar a las mujeres y, por otro, les facilita la educaci¨®n superior, dos cosas contradictorias. Las autoridades iran¨ªes no comprenden que, por ejemplo, no se puede dictar a mujeres universitarias c¨®mo deben vestir [en alusi¨®n al velo]. En Afganist¨¢n, los talibanes saben lo que quieren: controlar a las mujeres. Por eso les proh¨ªben la educaci¨®n¡±.
Algunas iran¨ªes han forzado la mano de los religiosos en su pa¨ªs, incluso tras su muerte. Cuando la matem¨¢tica iran¨ª Maryam Mirzakhani falleci¨® en 2017 a los 40 a?os de un c¨¢ncer de mama, altos cargos de su pa¨ªs se vieron obligados a publicar fotos de ella sin velo. Mirzakhani, residente en EE UU, no lo llevaba nunca. La primera mujer en ganar la medalla Fields, el Nobel de las Matem¨¢ticas, ten¨ªa demasiado prestigio como para ocultar su imagen.
¡°Si las iran¨ªes no estamos como las afganas, es porque no lo hemos permitido. Ni nosotras ni nuestros hombres¡±, apunta Nilufar Saberi, activista iran¨ª en Espa?a. Se refiere a la presencia masiva de varones en las manifestaciones en las que, en los ¨²ltimos cuatro meses, han muerto por la represi¨®n al menos 481 personas. M¨¢s de 18.000 han sido detenidas y al menos cuatro ejecutadas, seg¨²n la ONG Iran Human Rights.
Solas
La exdiputada Zakia Noori era la responsable de garantizar la perspectiva de g¨¦nero del presupuesto afgano antes de que los talibanes regresaran al poder. Noori cree que ¡°tanto las iran¨ªes como las afganas son v¨ªctimas del Gobierno religioso de sus pa¨ªses¡±, pero ¡°a escalas diferentes, pues en Afganist¨¢n a las mujeres ni siquiera se les permite ir a la escuela, a la Universidad, trabajar, ni viajar¡±.
Por correo electr¨®nico desde Pakist¨¢n, la exparlamentaria explica la ¡°soledad¡± de las manifestantes: ¡°Un gran n¨²mero de afganos siguen teniendo opiniones religiosas reaccionarias sobre la mujer. En la mayor¨ªa de las regiones, e incluso en algunas grandes ciudades, muchas veces son las familias quienes no permiten a las j¨®venes ir a la escuela¡±. A pesar de ello, en los 20 a?os que ha durado la presencia internacional en Afganist¨¢n (2001-2021), ¡°las afganas han progresado enormemente en t¨¦rminos de derecho a la educaci¨®n y al trabajo, han aumentado su autoconfianza colectiva y tomado conciencia de la lucha por sus derechos y su libertad, algo ajeno a nuestra historia¡±, recalca Noori.
La minor¨ªa de afganas educadas han hecho ¡°enormes progresos¡±, coincide Shahlla Arifi, antigua responsable del ahora eliminado Ministerio de la Mujer de Afganist¨¢n. Esas j¨®venes que no hab¨ªan vivido ¡°los abusos de los talibanes en su anterior Gobierno [1996-2001], est¨¢n dispuestas a combatir hasta el fin por sus derechos¡±, apunta Arifi. Su lucha transcurre, deplora la exdiputada Noori, ¡°con las manos vac¨ªas, solas e indefensas, y sin apoyos internacionales frente al r¨¦gimen m¨¢s brutal del mundo¡±.
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