Alemania quiere reducir el tama?o de su Bundestag XXL
La coalici¨®n de gobierno presenta un proyecto para cambiar la ley electoral y acotar el crecimiento del Parlamento, que ya tiene 736 esca?os cuando est¨¢ pensando para 598
Al Bundestag le van a reventar las costuras. La C¨¢mara baja del Parlamento alem¨¢n nunca hab¨ªa tenido tantos miembros: 736 diputados, que con sus 736 esca?os han obligado esta legislatura a ampliar f¨ªsicamente el hemiciclo instalando nuevas hileras de asientos de color azul. Ya casi llegan hasta el final de la sala, a escasos metros de las puertas de salida. Hace a?os que hay consenso en que el crecimiento descontrolado del Bundestag hace cada vez m¨¢s dif¨ªcil gestionarlo, por no hablar del coste que supone para las arcas p¨²blicas. Pero los intentos de atajar su crecimiento nunca prosperaban. Ahora, la coalici¨®n de centro-izquierda que lidera el canciller Olaf Scholz ¡ªsocialdem¨®cratas, verdes y liberales¡ª ha decidido intentarlo con una propuesta de ley para cambiar el endiablado sistema electoral alem¨¢n.
No ser¨¢ f¨¢cil. A juzgar por las primeras reacciones de la oposici¨®n democristiana, la reforma va camino de convertirse en la pr¨®xima gran batalla pol¨ªtica. ¡°La propuesta es inaceptable¡±, sentenci¨® el l¨ªder de la Uni¨®n Cristianodem¨®crata (CDU), Friedrich Merz, tras conocer el contenido del borrador. Los conservadores son los que tradicionalmente m¨¢s se han beneficiado del actual sistema, as¨ª que tienen pocos incentivos para abrirse a una reforma. Pero el Parlamento no puede mantener indefinidamente su tama?o XXL, coinciden todos los partidos.
El Bundestag se ha convertido en una rareza en la escena internacional, porque es el parlamento elegido democr¨¢ticamente m¨¢s grande del mundo. Solo lo superan el chino (la Asamblea Popular Nacional, con alrededor de 3.000 diputados) y la C¨¢mara de los Lores brit¨¢nica (788 miembros, que no son votados). A diferencia de la mayor¨ªa de hemiciclos, el alem¨¢n no tiene un n¨²mero fijo de esca?os. Los asientos var¨ªan cada legislatura a causa de un complicad¨ªsimo sistema que se caracteriza por los llamados esca?os adicionales y de compensaci¨®n.
En las elecciones federales, que se celebran cada cuatro a?os, los alemanes votan dos veces. En la primera (erststimme) eligen al candidato preferido en su circunscripci¨®n, con nombre y apellidos; en la segunda (zweitstimme) marcan la casilla de un partido pol¨ªtico. Es muy habitual que no coincidan. Al final les representan en el Bundestag tanto diputados elegidos de forma directa (mandato directo) como los escogidos por cada formaci¨®n para integrar sus listas electorales. Los candidatos m¨¢s votados en cada una de las 299 circunscripciones que hay en Alemania siempre tienen asiento. Otros 299 salen de las listas cerradas que se presentan por cada land (Estado federado).
Pero es el segundo voto el que determina el tama?o relativo de cada partido en el Bundestag. Y aqu¨ª entran en juego los esca?os adicionales. Si una formaci¨®n obtiene m¨¢s mandatos directos que los esca?os que le corresponder¨ªan seg¨²n la proporci¨®n del segundo voto, el sistema les asigna diputados extra. A su vez, como la ley electoral garantiza la estricta proporcionalidad de los asientos, al resto de partidos se les asignan m¨¢s esca?os para volver a equilibrar las fuerzas.
El sistema funcion¨® perfectamente desde que se instaur¨® en 1949 hasta los a?os ochenta del siglo pasado, explica Florian Grotz, experto en sistemas pol¨ªticos de la Universidad Helmut Schmidt de Hamburgo, porque el voto estaba muy concentrado. Hab¨ªa dos grandes partidos (socialdem¨®cratas y democristianos) y uno bisagra, los liberales. Pero la lenta decadencia de los antiguos Volksparteien (partidos de masas) y la aparici¨®n de nuevas formaciones han cambiado el panorama electoral. La cada vez m¨¢s acusada fragmentaci¨®n del voto ha derivado en que un Parlamento que en teor¨ªa deber¨ªa tener 598 esca?os haya ido engordando por culpa de los esca?os adicionales hasta los 736 de esta legislatura.
¡°Durante d¨¦cadas fue un sistema muy bueno, as¨ª que hasta hace relativamente poco nadie tuvo demasiado inter¨¦s en tocarlo¡±, explica al tel¨¦fono Grotz. Se han hecho algunas peque?as modificaciones, que no han evitado la expansi¨®n de un Parlamento que, como subraya el experto, ¡°no tiene l¨ªmite superior y te¨®ricamente podr¨ªa crecer de forma indefinida¡±. Antes de las ¨²ltimas elecciones, en septiembre de 2021, algunos analistas cre¨ªan que podr¨ªa superar los 800 e incluso los 1.000 esca?os. Pol¨ªticos de todas las tendencias se echaron las manos a la cabeza. Habr¨ªa sido un desastre organizativo, entre otras cosas, porque no hay espacio f¨ªsico en los distintos edificios del Bundestag.
Los peores presagios no se cumplieron, pero 736 esca?os sigue siendo una barbaridad. En eso coinciden los partidos y los ciudadanos, que en las encuestas suelen apuntar al Bundestag mastod¨®ntico como uno de los problemas m¨¢s acuciantes del sistema. Los diputados se han quejado, por ejemplo, de que el trabajo diario se ha complicado en exceso. Las comisiones, con demasiados miembros, son cada vez menos operativas. Ni siquiera hay salas disponibles con tanta capacidad. Adem¨¢s, cada diputado tiene derecho a contar con asesores y personal propio (entre cinco y siete personas), lo que resulta en varios despachos m¨¢s por cada nuevo miembro.
Y eso se traduce en dinero p¨²blico. Este 2023 los presupuestos generales incluyen una partida de 1.400 millones de euros para sostener el Bundestag. La Asociaci¨®n de Contribuyentes Alemanes lleva a?os exigiendo poner coto a los excesos presupuestarios. ¡°El objetivo [de la reforma] debe ser reforzar la credibilidad de la pol¨ªtica. Eso significa aprobar una ley electoral con una amplia mayor¨ªa parlamentaria que sea constitucional y no acabe ante el Tribunal Constitucional Federal¡±, apunta su presidente, Reiner Holznagel.
¡°La perspectiva de llegar a los 1.000 diputados en las pr¨®ximas elecciones asusta a los pol¨ªticos, porque ellos tendr¨ªan m¨¢s esca?os, pero el descontento de la poblaci¨®n crecer¨ªa inmensamente¡±, asegura Grotz. ¡°La presi¨®n es m¨¢xima en estos tiempos de crisis y de estrecheces econ¨®micas de los ciudadanos. El Bundestag se ha convertido en un s¨ªmbolo de todo el sistema, de si los pol¨ªticos est¨¢n dispuestos a reformarse a s¨ª mismos, a cambiar las reglas del juego que afectan a su propia existencia¡±, a?ade.
La propuesta de la coalici¨®n de gobierno consiste en eliminar los esca?os adicionales y los de compensaci¨®n al resto de partidos para reducir el hemiciclo a los 598 asientos que en teor¨ªa deber¨ªa tener. Eso se traducir¨ªa en que algunos mandatos directos, que es la forma m¨¢s prestigiosa de obtener un esca?o, se quedar¨ªan fuera del Bundestag. Es delicado. Aunque todas las formaciones ven la necesidad del recorte, su celo para evitar quedar en desventaja ser¨¢ m¨¢ximo.
Beneficiados
De momento, los democristianos de la CDU est¨¢n radicalmente en contra de la propuesta. Su partido hermano b¨¢varo, la CSU, ha sido tradicionalmente el m¨¢s beneficiado por el sistema actual. Estas dos formaciones presentan a un ¨²nico candidato a nivel federal, pero concurren a las elecciones por separado. La CSU solo se presenta en Baviera, donde consigue muchos m¨¢s mandatos directos que esca?os por la proporci¨®n del segundo voto. ¡°La propuesta viola descaradamente la voluntad de los votantes¡±, exclam¨® su l¨ªder en el Bundestag, Alexander Dobrindt, que mencion¨® incluso que es inconstitucional.
¡°Llevamos 15 a?os arrastrando este debate. La CSU hasta ahora ha bloqueado cualquier reforma de calado¡±, asegura Grotz. Y seguir¨¢ haci¨¦ndolo. Pese a que en realidad a Scholz le bastar¨ªa la mayor¨ªa simple que ya tiene para aprobar la reforma, el cambio es de tal trascendencia que en el pa¨ªs del consenso pol¨ªtico se necesita llegar a un acuerdo con la oposici¨®n. Los democristianos est¨¢n apuntando propuestas como reducir el n¨²mero de circunscripciones de las 299 actuales a 270 y adem¨¢s dejar de compensar algunos esca?os adicionales, soluciones intermedias que no satisfacen a los partidos del Gobierno. La coalici¨®n de Scholz quiere votar el texto antes de Pascua. Los conservadores tratar¨¢n de evitarlo por todos los medios, incluso llev¨¢ndolo ante el Tribunal Constitucional.
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