El autor de la matanza racista de B¨²falo, condenado a cadena perpetua sin posible reducci¨®n de condena

De nada le han servido las disculpas al supremacista blanco Payton Gendron, culpable de matar a 10 afroamericanos en un supermercado de B¨²falo (Nueva York) en mayo pasado. El autor de la matanza, que ha mostrado su ¡°profundo arrepentimiento¡± ante las familias de sus v¨ªctimas, ha sido condenado este mi¨¦rcoles a cadena perpetua, una pena que cumplir¨¢ ¨ªntegramente, sin posibilidad de libertad condicional, en un Estado que no aplica la pena de muerte.

Durante la ¨²ltima sesi¨®n del proceso contra Gendron, ca¨®tica y muy emotiva por la intervenci¨®n de 13 familiares de las v¨ªctimas, un hombre se abalanz¨® sobre el reo. Este se hab¨ªa declarado culpable previamente de 10 cargos de asesinato en primer grado y un ¨²nico cargo de terrorismo dom¨¦stico motivado por el odio, por el tiroteo masivo que el pasado 14 de mayo ti?¨® de luto la ciudad, de 277.000 habitantes y situada al norte del Estado de Nueva York. El lugar elegido intencionadamente para el ataque, un supermercado de una popular cadena con gran implantaci¨®n en la zona, se encuentra en la parte de B¨²falo m¨¢s desfavorecida, habitada en su mayor¨ªa por poblaci¨®n afroamericana de bajos recursos.

De los trece familiares que tomaron la palabra durante la vista, Simone Crawley, cuya abuela result¨® muerta en el tiroteo, calific¨® a Gendron, de 19 a?os, de ¡°cobarde racista¡±, mientras ped¨ªa responsabilidades a quienes hicieron la vista gorda ante la creciente radicalizaci¨®n del joven. Durante su declaraci¨®n, otro familiar tuvo que ser sujetado por la polic¨ªa tras abalanzarse sobre Gendron y varios m¨¢s prorrumpieron en gritos y abucheos. La sentencia fue dictada por la jueza Susan Eagan, del tribunal del condado de Erie, demarcaci¨®n a la que pertenece B¨²falo, durante una vista especialmente dram¨¢tica. ¡°¡±Nunca volver¨¢ a ver la luz del d¨ªa como un hombre libre¡±, dijo la jueza a Gendron, tras leer una declaraci¨®n sobre los efectos nocivos del racismo institucional y la supremac¨ªa blanca, que calific¨® de ¡°c¨¢ncer insidioso en nuestra sociedad y nuestra naci¨®n¡±.

Gendron, que dijo estar ¡°muy arrepentido¡± del ataque y atribuy¨® su inspiraci¨®n a contenidos de Internet, dijo que con su acci¨®n no quer¨ªa provocar otros asesinatos racistas, aunque ten¨ªa planes para perpetrar un segundo ataque tambi¨¦n contra afroamericanos. ¡°Dispar¨¦ y mat¨¦ a gente porque eran negros. Mirando atr¨¢s ahora, no puedo creer que realmente hiciera eso¡±, pretext¨® mientras los familiares asistentes interrump¨ªan su declaraci¨®n con gritos y sollozos. La jueza se vio obligada a desalojar la sala y reanudar la vista m¨¢s tarde, mientras aseguraba comprender la rabia de la audiencia hacia Gendron. Las v¨ªctimas ten¨ªan edades comprendidas entre los 20 y los 86 a?os, como la abuela de Crawley.

El tiroteo de B¨²falo, que fue seguido pocos d¨ªas despu¨¦s por la matanza en la escuela de Uvalde (Texas), provoc¨® un abierto debate en el interior del Estado, uno de los m¨¢s restrictivos en lo tocante al acceso a las armas. Pese a los antecedentes de Gendron, que hab¨ªa manifestado en Internet su intenci¨®n de atacar su instituto, y hab¨ªa pasado una evaluaci¨®n psiqui¨¢trica a consecuencia de ello, las llamadas leyes de bandera roja, que permiten a un juez ordenar la retirada de un arma a quien constituya un peligro para s¨ª mismo o para terceros -como Gendron-, no funcionaron. El joven retransmiti¨® en directo el ataque en las redes sociales despu¨¦s de publicar en Internet un documento de 180 p¨¢ginas inspirado, seg¨²n dijo, en discursos de odio, como la teor¨ªa del gran reemplazo (la sustituci¨®n de la poblaci¨®n blanca por otras razas).

La conmoci¨®n provocada por los tiroteos de B¨²falo y Uvalde contribuy¨® al primer acuerdo bipartidista de control de armas en tres d¨¦cadas. Aprobada por el Congreso en tiempo r¨¦cord, y aunque modesta para la intenci¨®n inicial del presidente Joe Biden, que pretend¨ªa prohibir la venta de fusiles de asalto y elevar la edad legal para adquirirlos, la ley es sin embargo el primer paso desde 2004, cuando los republicanos dejaron extinguirse una ley de control impulsada una d¨¦cada antes por los dem¨®cratas.

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