El sabotaje del Nord Stream: cinco meses de sospechas y teor¨ªas conspirativas
Las investigaciones de Alemania, Dinamarca y Suecia sobre las explosiones de los gasoductos del B¨¢ltico siguen bajo estricto secreto
El 26 de septiembre de 2022 se registraron una serie de explosiones y posteriores fugas submarinas de gas natural en los gasoductos Nord Stream, que transportaban este hidrocarburo de Rusia a Alemania por el lecho del mar B¨¢ltico. Alguien ¨Dun actor estatal, coinciden en su sospecha los expertos¨D coloc¨® cargas explosivas para reventar una infraestructura energ¨¦tica cr¨ªtica en plena guerra de agresi¨®n de Rusia co...
El 26 de septiembre de 2022 se registraron una serie de explosiones y posteriores fugas submarinas de gas natural en los gasoductos Nord Stream, que transportaban este hidrocarburo de Rusia a Alemania por el lecho del mar B¨¢ltico. Alguien ¨Dun actor estatal, coinciden en su sospecha los expertos¨D coloc¨® cargas explosivas para reventar una infraestructura energ¨¦tica cr¨ªtica en plena guerra de agresi¨®n de Rusia contra Ucrania y con el mundo en m¨¢xima tensi¨®n. Un sabotaje de un alcance que no se ve¨ªa desde la II Guerra Mundial y cuya autor¨ªa, pasados cinco meses, sigue siendo una inc¨®gnita.
El mutismo de los pa¨ªses que tienen en marcha investigaciones es absoluto. Los gobiernos de Alemania, Dinamarca y Suecia aseguran que siguen trabajando y que las pesquisas est¨¢n en manos de organismos independientes. Cuando lleguen a conclusiones, las har¨¢n p¨²blicas, insisten. Mientras tanto, el paso de los meses sin datos oficiales alimenta las hip¨®tesis y las teor¨ªas de la conspiraci¨®n.
El principal sospechoso para los gobiernos implicados y para muchos de los analistas que han estudiado el sabotaje es Rusia, pero hasta ahora nadie se ha atrevido a acusar formalmente a Mosc¨² de ordenar la voladura de los conductos. El Kremlin lo niega y apunta a Occidente. Primero acus¨® a la Marina brit¨¢nica, pero ahora, tras la publicaci¨®n de la teor¨ªa de un conocido periodista estadounidense, Seymour Hersh, asegura que fue Estados Unidos con la colaboraci¨®n de Noruega. La hip¨®tesis de la participaci¨®n de Ucrania, sobre la base de que, como Washington, ser¨ªa la principal beneficiada del ataque, tambi¨¦n se mueve en redes sociales y entre algunos analistas de prestigio, como Ian Bremmer, fundador y presidente de Eurasia Group.
?Qu¨¦ es lo que se sabe? Suecia es de momento la que m¨¢s informaci¨®n ha dado, aunque sigue siendo escasa. Los investigadores hallaron restos de explosivo en varios objetos hallados en el lecho del mar B¨¢ltico, lo que les permite afirmar sin g¨¦nero de dudas que fue un ¡°sabotaje flagrante¡±. Pero las pesquisas son ¡°complejas y extensas¡±, como ha dicho el fiscal sueco encargado del caso, Mats Ljungqvist.
En Alemania la investigaci¨®n est¨¢ en manos de la Fiscal¨ªa y de la Oficina Federal de Polic¨ªa Criminal, que se encarga de casos de espionaje y terrorismo. ¡°Hasta ahora no hab¨ªan tenido que hacer su trabajo en el mar¡±, se?ala Julian Pawlak, analista del Instituto Alem¨¢n de Defensa y Estudios Estrat¨¦gicos (GIDS). Dependen de buques de la Marina para salir a investigar y las pruebas est¨¢n a 70 metros de profundidad, a?ade para explicar por qu¨¦ el proceso es tan arduo y lento. ¡°Cada d¨ªa que pasa el escenario cambia por las corrientes y las condiciones que se dan all¨ª abajo¡±, apunta.
La naturaleza de las investigaciones, que incluyen datos de inteligencia, explica tambi¨¦n el secretismo. Los Estados occidentales no quieren desvelar qu¨¦ tecnolog¨ªa emplean para vigilar el mar B¨¢ltico, qu¨¦ sensores u otro equipamiento militar tienen desplegados en una zona tan sensible para la seguridad europea. Por eso las pesquisas se llevan a cabo de manera individual y desde el inicio se descart¨® una investigaci¨®n conjunta. Hay informaci¨®n que, con una guerra en marcha en el continente, no puede compartirse ni con los aliados.
Hay otro elemento clave. Ninguna capital va a se?alar a un culpable a menos que tenga pruebas s¨®lidas que no dejen lugar a dudas y teor¨ªas de la conspiraci¨®n, una lecci¨®n aprendida de las investigaciones sobre el derribo del avi¨®n MH-17 sobre el este de Ucrania. Adem¨¢s, si se presentan pruebas, habr¨ªa que derivar consecuencias de ellas, afirm¨® el experto en seguridad Niklas Rossbach, de la Agencia Sueca de Investigaci¨®n para la Defensa, en la televisi¨®n p¨²blica alemana: ¡°Occidente no quiere parecer d¨¦bil nombrando a un culpable y careciendo luego de opciones de castigo¡±.
Mientras tanto, el secretismo favorece la especulaci¨®n. El ministro de Exteriores ruso, Sergu¨¦i Lavrov, us¨® el art¨ªculo de Hersh para difundir la narrativa de que Occidente oculta deliberadamente las pruebas para encubrir que es el aut¨¦ntico perpetrador. Una l¨ªnea similar a la que mantuvo con el caso del MH-17, que finalmente result¨® haber sido derribado desde la zona de los separatistas prorrusos con un misil proporcionado por Rusia.
La tesis de Hersh consiste en que buzos estadounidenses colocaron los explosivos en junio durante unos ejercicios de la OTAN en el B¨¢ltico, y la Armada noruega los deton¨® tres meses despu¨¦s, pero no aporta ninguna prueba. Washington calific¨® su relato de ¡°completamente falso¡± y ¡°total invenci¨®n¡±, lo mismo que Noruega. Hersh menciona a una sola fuente, an¨®nima, y distintos expertos han desmontado varias de las afirmaciones que hace en el art¨ªculo. Hay dudas sobre el tipo de explosivos que dice que se utiliz¨® y sobre los barcos empleados, que no estaban en la zona cuando se supone que perpetraron el sabotaje. ¡°El art¨ªculo incluye tantas inconsistencias y afirmaciones no probadas que, en mi opini¨®n, ya ha recibido demasiada atenci¨®n¡±, zanja Pawlak.
Analistas especializados, fuentes europeas y de la OTAN coinciden en que el sabotaje es un ejemplo perfecto de guerra h¨ªbrida, con ataques a infraestructuras f¨ªsicas que tienen el objetivo de desestabilizar y provocar caos. Nunca van a ser reconocidos, precisamente para seguir generando confusi¨®n e incesantes teor¨ªas alternativas. Sin pruebas s¨®lidas, dif¨ªcilmente se apuntar¨¢ a un culpable. Al canciller alem¨¢n, Olaf Scholz, le preguntaron esta semana en un programa de la televisi¨®n y contest¨® as¨ª: ¡°Se puede sospechar qui¨¦n vol¨® el gasoducto, pero aunque probablemente todos los presentes piensen lo mismo, no hay que caer en especulaciones¡±.
M¨¢xima alerta y un barco esp¨ªa ruso
El sabotaje del Nord Stream puso en máxima alerta a los países ribereños del Báltico, y de la OTAN en su conjunto, que se apresuraron a mejorar la protección de sus infraestructuras críticas. Desde las explosiones se suceden las sospechas de que Rusia podría atacar otros gasoductos, como el de Noruega, o los cables submarinos de telecomunicaciones. Esta semana la agencia de inteligencia holandesa ha detectado un barco espía ruso que lleva meses intentando mapear la infraestructura energética del país en el mar del Norte. Según las autoridades, tenía la misión de realizar “operaciones de sabotaje”.
Noruega dio una advertencia similar la semana pasada en su evaluación anual de seguridad. Aunque señala que es “poco probable” que los activos noruegos sean saboteados este año, podría suceder si Moscú decidiera escalar el conflicto en Ucrania: “El sector petrolero es un objetivo particularmente vulnerable”, señaló.
Los gasoductos Nord Stream habían protagonizado intensas tensiones geopolíticas desde mucho antes de la invasión rusa de Ucrania. La decisión de Moscú de usar los hidrocarburos como arma contra Europa y a modo de represalia por las sanciones occidentales, derivó en la interrupción del suministro de gas hacia países muy dependientes de él, como Alemania.
El Nord Stream 1 llevaba sin transportar gas desde finales de agosto. El Nord Stream 2 nunca llegó a entrar en funcionamiento. Alemania suspendió su certificación en febrero, tres días antes de que Rusia iniciara la invasión de Ucrania, en respuesta al reconocimiento por parte de Putin de la independencia de las regiones separatistas prorrusas.
El sabotaje afectó a tres de los cuatro conductos de los Nord Stream -cada gasoducto tiene doble línea-, de forma que uno de los ramales, el del Nord Stream 2, sigue teóricamente operativo. Gazprom, el brazo energético del Kremlin, sugirió a Alemania en octubre pasado que podría volver a enviarle gas por ese ramal si fuera necesario.
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