El infierno de Bajmut, seg¨²n un checo que lucha en el frente: ¡°Sacas todo, un cuchillo, una pala, un zapato para salvar tu vida¡±
¡°Matamos a los rusos que podemos, porque as¨ª ya no podr¨¢n atacar otros sitios¡±, asegura a EL PA?S Milos, que hasta el inicio de la invasi¨®n rusa el a?o pasado viv¨ªa en Gran Canaria
Los combates en Bajmut tienen lugar calle a calle, casa a casa y hasta cuerpo a cuerpo. ¡°Estos ¨²ltimos momentos son duros. Los rusos pierden cada d¨ªa, como m¨ªnimo, m¨ªnimo, 800 soldados. Heridos no s¨¦, pero muertos, 800. Y los ucranios tambi¨¦n, muchos, muchos, muchos¡±. Milos, un militar checo de 54 a?os que resid¨ªa en Gran Canaria hasta que comenz¨® el a?o pasado la invasi¨®n, dibuja un ambiente casi apocal¨ªptico de la batalla de Bajmut, la m¨¢s sangrienta y enquistada en la guerra de Rusia en Ucrania. All¨ª fue herido leve hace unas semanas. Su chaleco antibalas fren¨® un proyectil y el impacto le rompi¨® dos costillas.
Miles de militares de uno y otro bando se disputan desde hace ocho meses el control de Bajmut, en la regi¨®n oriental de Donetsk. Las cifras que ofrece Milos durante esta entrevista con EL PA?S, llevada a cabo en un lugar que prefiere no desvelar, no est¨¢n refrendadas por las autoridades. De hecho, ni Kiev ni Mosc¨² detallan sus bajas, pero ambos gobiernos dejan traslucir que est¨¢n sufriendo una verdadera carnicer¨ªa. Bajmut, que antes de que se convirtiera en escenario de la guerra acog¨ªa a 70.000 vecinos, es hoy toda ella primera l¨ªnea del frente. La presencia de civiles apenas se limita a unos pocos de miles que no han podido ser evacuados o que se niegan a dejar sus casas.
¡°En Bajmut se trabaja casa por casa. Aqu¨ª estamos nosotros, una calle, y otra casa con rusos¡±, explica con gestos de las manos sobre la mesa. ¡°En la l¨ªnea de combate tambi¨¦n. Muchas veces vienen los rusos a nuestras posiciones y tambi¨¦n la lucha es cuerpo a cuerpo¡±, a?ade. Asegura que le ha tocado estar en esa primera l¨ªnea ¡°muchas veces¡±. Y, cuando el arma de fuego no es suficiente, ¡°t¨² sacas todo lo que tienes: un cuchillo, una pala, todo es importante para salvar tu vida. Cuando no tienes nada, sacas un zapato y matas con un zapato, porque mi vida es mejor que la de ellos¡±.
Milos asegura que hace unas semanas sobrevivi¨® de milagro despu¨¦s de que una bala impactara en la placa de su chaleco. ¡°Hace un mes, yo estaba paseando por la calle y creo que un francotirador me dispar¨® y me salv¨¦ por el chaleco antibalas. Cuando me impact¨®, fue como el golpe de un caballo y me rompi¨® dos costillas. Estuve cuatro o cinco d¨ªas en el hospital¡±, relata. ¡°Si me hubiera dado dos dedos arriba o dos dedos a la derecha o a la izquierda, estar¨ªa muerto. Doy gracias a Dios de que estoy aqu¨ª¡±, agradece. ¡°En el frente, no hay momentos buenos, solo hay malos. Nunca se sabe¡±.
La victoria de Bajmut no reportar¨¢ al vencedor el control sobre ning¨²n sitio especialmente estrat¨¦gico, pues no es un enclave de la importancia de otros como las ciudades de Mariupol (principal conquista rusa en esta guerra), Jers¨®n (¨²nica capital regional ganada por Mosc¨² en 2022 y que en noviembre recuper¨® Ucrania) o Kiev (la capital del pa¨ªs y primer objetivo en el que fracas¨® Rusia). Milos tiene, sin embargo, una teor¨ªa con la que trata de explicar por qu¨¦ siguen manteniendo sus posiciones pese al alto precio que est¨¢n pagando. ¡°La persona que pueda ver la batalla de Bajmut, piensa: ¡®?Para qu¨¦ y por qu¨¦ combate Ucrania?¡¯ No es un sitio estrat¨¦gico, no es nada. Pero nosotros matamos a todos los rusos que podemos; porque si los matamos en Bajmut, ya no podr¨¢n atacar otros sitios. As¨ª lo piensan nuestros jefes¡±.
El ej¨¦rcito paralelo de Wagner
Milos habla tambi¨¦n del protagonismo que ha adquirido en los ¨²ltimos meses el ej¨¦rcito ruso paralelo en que se ha convertido la empresa rusa de mercenarios Wagner. ¡°La primera l¨ªnea de Wagner son prisioneros que no tienen otra opci¨®n. Vienen contra nosotros y nosotros los matamos. Cuando ellos quieren volver, los mata un segundo grupo de Wagner. Son carne muerta. No tienen opci¨®n de decir ¡®hoy no quiero combatir¡±.
Wagner dispone de decenas de miles de combatientes. Miles de ellos son presidiarios a los que han prometido anular su pena si sobreviven seis meses haciendo la guerra en Ucrania. Los emplean en puntos calientes como Bajmut como carne de ca?¨®n al ser lanzados casi a pecho descubierto y sin apenas experiencia hacia posiciones ucranias, como describe en la entrevista el militar checo. Milos recalca tambi¨¦n el desprecio que reina en las filas rusas sobre la vida de esos mercenarios: ¡°Ves que si un ruso tiene tres rayas blancas en el brazo, significa que no va a venir un puto m¨¦dico a salvarle la vida¡±.
La retirada del campo de batalla de los heridos y los muertos es una de las tareas que no descuidan, afirma Milos. ¡°Los rusos, no¡±, a?ade. ¡°Por ejemplo, en Bajmut nos atacan, nosotros los matamos y ellos saltan sobre estos cad¨¢veres y los levantan como protecci¨®n para seguir atac¨¢ndonos a nosotros¡±.
Milos, que se halla estos d¨ªas a la espera de nuevo destino, cuenta c¨®mo ha vivido en primera persona los combates y c¨®mo se ha ido curtiendo en diferentes frentes. Lleg¨® a la frontera de Polonia con Ucrania hace un a?o, impulsado por el deseo de ayudar en tareas humanitarias, pero acab¨® vestido de camuflaje y empu?ando un arma pese a no tener experiencia militar. No esconde que algunos compa?eros se mofaban de ¨¦l. ¡°No, yo antes no ten¨ªa [experiencia como soldado]. Conduc¨ªa un coche humanitario, ven¨ªa a las l¨ªneas [del frente] y hablaba con los soldados checos. All¨ª toqu¨¦ por primera vez las armas, me puse el chaleco antibalas y el casco. Quise probar y todo el mundo se rio porque soy torpe para estas cosas¡±.
El bautismo de fuego de Milos tuvo lugar en la contraofensiva que las tropas locales desarrollaron en la regi¨®n de J¨¢rkov, en septiembre. Despu¨¦s fue desplegado a la vecina zona de Donb¨¢s, que aglutina los frentes m¨¢s activos. En su curr¨ªculum, adem¨¢s de Bajmut, figuran frentes de zonas como Izium, Kupiansk o Stavove, todas en el castigado este de Ucrania. All¨ª hay algunas ciudades que casi han quedado borradas del mapa en medio de combates y bombardeos encarnizados. Pero asegura que nada m¨¢s alistarse como miembro de la Legi¨®n Internacional (cuerpo en el que ya no est¨¢ integrado), fue enviado a combatir a los rusos.
No da detalles del sueldo que recibe, pero s¨ª reconoce que, como extranjero, ¨¦l puede poner fin al contrato cuando quiera, algo que no ocurre con los ucranios, obligados por la ley marcial a acudir a las filas y permanecer en el ej¨¦rcito si as¨ª lo requieren las autoridades. ¡°Como extranjero, puedes tener contrato hoy y si no te gusta ma?ana, esta semana o el pr¨®ximo mes, vas directamente al jefe y le dices que quieres romperlo y no trabajar m¨¢s. Pero los ucranios no pueden¡±.
Milos teme que el presidente ruso, Vlad¨ªmir Putin, se salga con la suya y controle toda Ucrania, lo que, seg¨²n el soldado checo, lo llevar¨ªa a querer avanzar por otros pa¨ªses de Europa como Polonia, vecino de su pa¨ªs, Rep¨²blica Checa. Lo que ha visto en Ucrania no lo quiere para Varsovia o Praga, se?ala. Por eso, no tiene pensado dejar las tropas ucranias hasta que el conflicto armado acabe.
Mientras, mantiene el contacto con su mujer y su hija de 14 a?os, que siguen en Maspalomas (Gran Canaria), donde Milos trabajaba en un restaurante hasta que decidi¨® dar este vuelco a su vida. En las zonas del frente no es f¨¢cil que pueda hablar con la familia a diario. Manda se?ales de vida cada tres o cuatro d¨ªas. ¡°Con la familia tengo un acuerdo. Como no tengo tiempo para hablar, conecto Messenger o WhatsApp y me pongo 20 segundos online. As¨ª, ellos saben que estoy vivo porque si estuviera muerto no podr¨ªa hacerlo. Todos los que estamos aqu¨ª sabemos eso¡±, apostilla.
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