Daniel Urresti y la condena a prisi¨®n que tard¨® 35 a?os
El hombre que pudo ser el actual alcalde de Lima fue condenado a 12 a?os de c¨¢rcel por ser el coautor del asesinato del periodista peruano Hugo Bust¨ªos en 1988
El 24 de noviembre de 1988, en la sierra sur del Per¨², un periodista muri¨® de cuatro balazos y un explosivo que dej¨® su rostro irreconocible. Se llamaba Hugo Bust¨ªos, ten¨ªa 38 a?os, y era la piedra en el zapato de las Fuerzas Armadas y el grupo terrorista Sendero Luminoso que por esos a?os hab¨ªan sumido en el horror a la poblaci¨®n peruana. Con su c¨¢mara al cuello, sus preguntas, sus anotaciones, su coraje y su m¨¢quina de escribir Olivetti retrat¨® parte de aquella espiral de violencia que se cobr¨® la vida de 69.000 personas entre los ochenta y noventa. De acuerdo a la Comisi¨®n de la Verdad y Reconciliaci¨®n (CVR), Bust¨ªos fue uno de los 17 periodistas asesinados por alguno de los dos bandos.
Esa ma?ana, Bust¨ªos, corresponsal de la revista Caretas, y el fot¨®grafo Eduardo Rojas hab¨ªan salido de comisi¨®n a Erapata, un caser¨ªo en la provincia de Huanta, en la regi¨®n Ayacucho, para investigar el homicidio de una se?ora y su hijo, supuestamente a manos de Sendero Luminoso. Una patrulla militar se interpuso en su camino y les prohibi¨® tomar fotos, por lo que se vieron obligados a dirigirse al cuartel de Castropampa para conversar con el jefe de la base que operaba en la zona. Despu¨¦s de obtener su aprobaci¨®n, Bust¨ªos y Rojas regresaron al lugar de los hechos en una moto, pero se trataba de una emboscada: un grupo de militares comenzaron a dispararles desde varias direcciones. De nada vali¨® que se identificaran como periodistas. Solo Rojas logr¨® escapar.
Hubo varios testigos que presenciaron el asesinato de Bust¨ªos, pero cuatro se atrevieron a brindar su testimonio: el propio Rojas y los campesinos, Hilda Aguilar, Ysabel Rodr¨ªguez y Alejandro Ortiz. Este ¨²ltimo lo pag¨® caro: su cuerpo apareci¨® tres meses despu¨¦s con un tiro en la cabeza mientras que Rojas falleci¨® de una enfermedad en 1991. Identificar a los criminales, pero sobre todo probar que eran militares, fue una tarea ardua y no exenta de temores. Pero all¨ª estuvieron, incansables, Margarita Pati?o, la esposa de Bust¨ªos, y sus hijos. En el 2007, casi veinte a?os despu¨¦s, se determin¨® que el comandante V¨ªctor La Vera Hern¨¢ndez hab¨ªa sido el autor intelectual y el capit¨¢n Amador Vidal Sanbento, uno de los autores materiales por lo cual fueron condenados a prisi¨®n a 17 a?os y a 15 a?os, respectivamente.
Poco despu¨¦s, Vidal confes¨® que hab¨ªa un incriminado m¨¢s que no hab¨ªa sido contemplado en la investigaci¨®n: el Capit¨¢n Arturo. Se trataba del alias de Daniel Urresti Elera, un general retirado que en la ¨²ltima d¨¦cada cobr¨® un realce medi¨¢tico: pas¨® de asesor presidencial de Ollanta Humala a ser su ministro del Interior en el 2014. Su locuacidad y su discurso de ponerle mano dura a la delincuencia ¡ªestrategia poco sorprendente, pero efectiva¡ª lo llevaron al Congreso y, adem¨¢s, a postular dos veces a la Presidencia de la Rep¨²blica y tambi¨¦n dos veces a tentar la Alcald¨ªa de Lima. La ¨²ltima vez, en octubre de 2022, se qued¨® a tan solo 47.000 votos de sentarse en el sill¨®n municipal: qued¨® en segundo lugar por detr¨¢s de Rafael L¨®pez Aliaga.
Ese hombre de 66 a?os que estuvo a punto de ser la m¨¢xima autoridad de la capital peruana hoy est¨¢ tras las rejas. El Poder Judicial lo ha hallado culpable y lo conden¨® el pasado 13 de abril a 12 a?os de c¨¢rcel efectiva por el delito de homicidio en el grado de coautor. Una esperada victoria para la familia de Hugo Bust¨ªos en segunda instancia, pues en el 2018 Urresti obtuvo una sentencia absolutoria. Si en el pasado, Urresti se burl¨® de la acusaci¨®n, diciendo que todo era obra de ¡°ONGs carro?eras¡± que buscaban ¡°encarcelar inocentes para seguir recibiendo dinero¡±, esta vez no fue muy distinto. ¡°Enfrentar a los grupos de poder tiene su precio. Combatir a un gobierno con casi 70 muertos tiene su precio. Exigir que se largue un Congreso con m¨¢s de 90% de rechazo tiene su precio. Un precio que estoy dispuesto a pagar¡±, dijo en redes sociales.
Los jueces basaron su decisi¨®n en la inconsistencia de los testimonios de Urresti. Primero dijo que no conoc¨ªa a Hugo Bust¨ªos, despu¨¦s que no estuvo en el lugar donde lo acribillaron y le pusieron un explosivo, asegur¨® que no hubiera podido dar la orden por tener un rango menor al comandante La Vera y, por si no bastara con eso, puso en duda que las Fuerzas Armadas lo hubieran matado. ¡°Bust¨ªos le daba informaci¨®n al Ej¨¦rcito y criticaba abiertamente a Sendero Luminoso. Entonces, ?por qu¨¦ el Ej¨¦rcito estar¨ªa molesto con ¨¦l?¡±, dijo. El Capit¨¢n Arturo, como se le conoc¨ªa en los a?os ochenta, era el responsable de la Inteligencia y la Contrainteligencia de la base contrasubversiva de Castropampa en Ayacucho y, como tal, deb¨ªa conocer a todos los periodistas locales. M¨¢s a Bust¨ªos, quien se desempe?aba como corresponsal de la revista Caretas y era el presidente de la Asociaci¨®n Nacional de Periodistas (ANP), en Huanta.
Urresti no cont¨® con que Ysabel Rodr¨ªguez ratificar¨ªa su testimonio m¨¢s de tres d¨¦cadas despu¨¦s. La ayacuchana cuenta que el Capit¨¢n Arturo y un sargento m¨¢s irrumpieron en su casa y desde su cocina le dispararon a Bust¨ªos y al fot¨®grafo Eduardo Rojas. Rodr¨ªguez, adem¨¢s, acus¨® a Urresti de haberla violado en dos ocasiones por aquellos d¨ªas. ¡°Esto no deber¨ªa pasar despu¨¦s de casi 35 a?os. Pero puedo decir que mis padres finalmente pueden descansar en paz¡±, dijo, reconfortada, la hija de Hugo Bust¨ªos, Sharmel¨ª, tras conocer el fallo del Poder Judicial. Su madre Margarita Pati?o, que luch¨® incansablemente durante tantos a?os, muri¨® en el 2016, en un accidente automovil¨ªstico.
Los cuatro hijos de Bust¨ªos conservan algunas reliquias de su padre: la camisa blanca chamuscada que se puso el d¨ªa que lo mataron, las s¨¢banas con la que envolvieron sus restos, la m¨¢quina de escribir Olivetti donde daba sus reportes, una de las dos c¨¢maras que llevaba puesta cuando lo atacaron y una carta mecanografiada donde present¨ªa su fin. ¡°Se sienten impotentes frente a mis armas, que son la c¨¢mara, el papel, el l¨¢piz y mis palabras. No me asustan sus seguimientos, tampoco sus intentos de secuestro, mucho menos tentativas de desaparecerme¡±, dice el texto.
Diversos organismos se han pronunciado sobre esta sentencia hist¨®rica, donde se deja constancia de los abusos de las Fuerzas Armadas durante el conflicto armado interno. La Comisi¨®n Interamericana de Derechos Humanos considera que ¡°es un avance en la procuraci¨®n de justicia, el combate a la impunidad y contribuye a evitar repeticiones cr¨®nicas de violaciones de derechos humanos¡±. Mientras que la Defensor¨ªa del Pueblo indica que ¡°marca un hito trascendente en la lucha contra la impunidad¡±.
Daniel Urresti purga condena en el penal Castro Castro, al noreste de Lima. Su defensa ha anunciado que interpondr¨¢ un recurso de nulidad a la sentencia. Pero hay una sombra m¨¢s en su legajo: un proceso judicial en el que se le exige una indemnizaci¨®n de casi 80.000 d¨®lares por un herido de bala en un conflicto social, cuando era ministro del Interior en el 2015. Aquella vez neg¨® que los polic¨ªas hubiesen disparado. Luego de las pruebas de absorci¨®n at¨®mica tuvo que renunciar.
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