C¨¢rcel, represi¨®n y tortura: el alt¨ªsimo precio de ser periodista en Bielorrusia
El corresponsal en Minsk del diario polaco ¡®Gazeta Wyborcza¡¯, acusado falsamente de promover el nazismo y difundir el odio ¨¦tnico, es condenado a ocho a?os de c¨¢rcel por el r¨¦gimen de Lukashenko
El 8 de febrero, todos los que formamos parte de la secci¨®n de internacional de Gazeta Wyborcza deber¨ªamos habernos presentado en el s¨®rdido edificio del juzgado de distrito de Grodno, una ciudad de 360.000 habitantes en el oeste de Bielorrusia. Deber¨ªamos habernos desplazado all¨ª para mostrar solidaridad y apoyo a nuestro amigo Andrzej Poczobut, corresponsal de Gazeta Wyborcza en ese pa¨ªs desde hace muchos a?os. Andrzej fue detenido por el KGB bielorruso hace dos a?os, acusado falsamente de promover el nazismo y difundir el odio ¨¦tnico. El 8 de febrero concluy¨® el proceso penal contra ¨¦l. El juez Dmitri Bubenchik, que ya hab¨ªa impuesto duras penas a varios miembros de la oposici¨®n, dict¨® otra sentencia draconiana. Andrzej tendr¨¢ que cumplir ocho a?os en una colonia penal, la versi¨®n bielorrusa del gulag sovi¨¦tico. Deber¨ªamos haber estado con ¨¦l ese d¨ªa. Pero no pudimos.
Si hubi¨¦ramos viajado a Bielorrusia, nos habr¨ªan detenido apenas cruzar la frontera. A muchos de nosotros ya nos han prohibido entrar en el pa¨ªs. Es el castigo a los periodistas que publican la verdad sobre la dictadura que gobierna el pa¨ªs desde 1990. Andrzej fue multado muchas veces cuando escrib¨ªa para Wyborcza, y en una ocasi¨®n lleg¨® a pasar tres meses en la c¨¢rcel por llamar dictador al presidente Aleksandr Lukashenko, lo cual fue considerado una grave difamaci¨®n contra el jefe de Estado. Andrezj no quer¨ªa huir a Occidente, ni siquiera dejar el periodismo. Se tomaba su trabajo como una misi¨®n.
El r¨¦gimen llevaba tiempo apretando las tuercas, pero aun as¨ª, en cierto modo toleraba a los periodistas independientes y a los activistas. En agosto de 2020, Lukashenko ama?¨® las elecciones presidenciales y los bielorrusos salieron en masa a la calle para protestar. El presidente decidi¨® reprimir sanguinariamente a cualquier opositor. Miles de personas fueron detenidas. Unas horas antes de que los agentes del KGB lo esposaran, Andrzej se las ingeni¨® para mandarnos su ¨²ltima cr¨®nica. En octubre de 2022, mientras estaba detenido, incluso lo declararon terrorista. Por lo visto, el r¨¦gimen considera a los periodistas una amenaza mortal.
Mientras Andrzej permanec¨ªa en la infame prisi¨®n de Zhodino a la espera de que el KGB concluyera su investigaci¨®n, Rusia invadi¨® Ucrania. Qued¨® claro que el ama?o de las elecciones y la sangrienta represi¨®n de la oposici¨®n por parte de Lukashenko no hab¨ªan sido sino el preludio deliberado de un ataque ruso contra un pa¨ªs vecino. En 2020, Lukashenko salv¨® la cabeza gracias a la ayuda que le prest¨® Vlad¨ªmir Putin. Para saldar su deuda, cedi¨® a Rusia el control del pa¨ªs y permiti¨® que las fuerzas terrestres y las tropas de aviaci¨®n y de misiles rusas utilizaran las bases y las instalaciones militares bielorrusas para atacar Ucrania. Sin tener Bielorrusia bajo su control, Putin no podr¨ªa haber alcanzado el territorio ucranio.
Hoy, mientras el mundo occidental lee noticias sobre los cr¨ªmenes cometidos por el ej¨¦rcito ruso en Bucha, Irpin, Izium y Jers¨®n, la gente suele olvidar el sufrimiento en Bielorrusia. Injustamente. La opresi¨®n en el pa¨ªs ha alcanzado un nivel pr¨¢cticamente totalitario. El n¨²mero de presos pol¨ªticos ha llegado a los 1.500 y sigue aumentando. Las sentencias dictadas en juicios rel¨¢mpago y parciales son de la m¨¢xima severidad. Algunos presos se enfrentan a la pena de muerte, ya que Bielorrusia es el ¨²nico pa¨ªs de Europa que la aplica.
A pesar de ello, el pueblo bielorruso sigue resistiendo. Los activistas, imitando las acciones de los partisanos de la II Guerra Mundial, han destruido v¨ªas f¨¦rreas y equipos de control de trenes a gran escala para impedir eficazmente que las tropas rusas volvieran a desplegarse en el frente. En Ucrania, el regimiento Kostus Kalinovski, formado por voluntarios bielorrusos, lucha contra el invasor. Han defendido Kiev y otras ciudades de la zona oriental. Los voluntarios bielorrusos tienen la esperanza de que, si derrotan a Rusia en suelo ucranio, podr¨¢n liberar su pa¨ªs, porque los destinos de Ucrania y Bielorrusia est¨¢n entrelazados. Si uno de los dos recupera su libertad, el otro tambi¨¦n la conseguir¨¢. No puede haber una Bielorrusia libre sin una Ucrania libre. La libertad de Ucrania estar¨¢ en peligro si Bielorrusia sigue siendo una dictadura.
Andrzej, bielorruso de la minor¨ªa polaca, tambi¨¦n lucha por la libertad de su pa¨ªs. Sigue los pasos de Nelson Mandela, Lech Walesa y V¨¢clav Havel. Hace un a?o, el r¨¦gimen le ofreci¨® salir de la c¨¢rcel con la condici¨®n de que se humillara ante Lukashenko, se marchara a Polonia y no volviera nunca a Bielorrusia. Andrzej rechaz¨® firmemente la oferta. En represalia, se endureci¨® su r¨¦gimen carcelario, se le infect¨® deliberadamente con coronavirus y se le cort¨® el contacto por carta con sus hijos. Andrzej permaneci¨® inquebrantable. A los 15 minutos de que comenzara el juicio, el tribunal declar¨® el secreto de sumario y orden¨® que se vaciara la sala. Entretanto, un fot¨®grafo de la agencia estatal de fotograf¨ªa bielorrusa se las ingeni¨® para tomar algunas im¨¢genes de Andrzej. Vimos a un hombre desnutrido con huellas de tortura en la cara. Este es el precio que nuestro compa?ero est¨¢ pagando por su rebeld¨ªa.
¡°No elegimos los tiempos en los que vivimos, pero elegimos c¨®mo vivir en esos tiempos¡±, escribi¨® en uno de los mensajes secretos sacados clandestinamente de la c¨¢rcel.
Andrzej muestra el poder de los impotentes. Inspira resistencia. Ense?a qu¨¦ significa ser periodista en tiempos de opresi¨®n. El precio que paga por ello es muy alto.
No pudimos estar en Grodno para el juicio contra Andrzej Poczobut. Sin embargo, no pasa un d¨ªa sin que se lo recordemos al mundo. Prevemos que el r¨¦gimen que dict¨® la sentencia draconiana al tribunal tambi¨¦n lo tratar¨¢ con brutalidad cuando llegue a la colonia penal para cumplir su condena.
Al tiempo que admiramos la heroica defensa de Ucrania, no debemos olvidar a Bielorrusia, que lucha contra la dictadura, y a sus h¨¦roes. Uno de ellos es nuestro amigo, el periodista Andrzej Poczobut.
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