El G-7 alumbra en Hiroshima un consenso de inspiraci¨®n europea
Las conclusiones sobre China, Rusia y el estilo de acercamiento al sur global encajan con las posiciones de partida de la UE
La cumbre del G-7 celebrada en Hiroshima (Jap¨®n) este fin de semana ha sido una cita de alta relevancia pol¨ªtica. El grupo de las grandes democracias avanzadas ha emitido sus mensajes, sobre todo dirigidos a China, Rusia y al sur global. En los elementos m¨¢s relevantes, el posicionamiento de consenso se sit¨²a mucho m¨¢s cerca de los planteamientos de la UE que de los que ten¨ªan fuerza en Washington hasta hace poco.
En cuanto a China, l...
La cumbre del G-7 celebrada en Hiroshima (Jap¨®n) este fin de semana ha sido una cita de alta relevancia pol¨ªtica. El grupo de las grandes democracias avanzadas ha emitido sus mensajes, sobre todo dirigidos a China, Rusia y al sur global. En los elementos m¨¢s relevantes, el posicionamiento de consenso se sit¨²a mucho m¨¢s cerca de los planteamientos de la UE que de los que ten¨ªan fuerza en Washington hasta hace poco.
En cuanto a China, las conclusiones han enviado un mensaje contundente a Pek¨ªn, mucho m¨¢s duro que en otras cumbres, pero firmemente anclado en el territorio conceptual de reducir riesgos, idea apadrinada por la UE, y lejos de la del desacople que estaba en boga en Estados Unidos hasta hace poco.
Respecto a Rusia, el comunicado final apunta a una nueva vuelta de tuerca en la restricci¨®n de las exportaciones hacia el pa¨ªs liderado por Vlad¨ªmir Putin, pero nada parecido a la prohibici¨®n generalizada con algunas excepciones que promov¨ªa Washington en abril, seg¨²n inform¨® la agencia Bloomberg. Los socios europeos ¡ªy tambi¨¦n Jap¨®n¡ª, se opusieron, y el acuerdo ha quedado en una expansi¨®n de las restricciones, pero ni mucho menos un corte en seco con excepciones sectoriales. Por otra parte, el viraje de Washington acerca de los cazas F-16 para Ucrania tambi¨¦n responde a presiones desde pa¨ªses europeos.
En cuanto al sur global, fuentes europeas se?alaban que se ha asentado un consenso alrededor de la idea de que, en la relaci¨®n con este conjunto heterog¨¦neo de pa¨ªses, es mejor optar por buscar una sinton¨ªa en el marco del respeto de los principios de la ONU, como la soberan¨ªa y la integridad territorial, en vez de pisar el acelerador en la ret¨®rica del frente democr¨¢tico contrapuesto a los reg¨ªmenes territoriales, tambi¨¦n bastante utilizado al otro lado del Atl¨¢ntico.
Estos elementos no impiden que Washington vaya a seguir presionando para reequilibrar distintos cap¨ªtulos en direcciones de su preferencia, ni que permanezcan ¨¢reas de seria fricci¨®n entre Estados Unidos y la UE, como las motivadas por el proteccionismo industrial en el sector verde de la Casa Blanca.
Por otra parte, dentro de la propia UE hay distintas sensibilidades, y algunos pa¨ªses, sobre todo en el flanco este, comulgan m¨¢s con muchas de las posiciones de Washington que con los planteamientos mayoritarios en la Uni¨®n.
Pero la cumbre de Hiroshima ha evidenciado una clara voluntad de los Siete de mostrarse cohesionados ante el mundo, y ese consenso ha aterrizado en un lugar muy pr¨®ximo a las l¨ªneas maestras de la UE en los principales asuntos.
¡°Coerci¨®n econ¨®mica¡± de China
El caso de China es quiz¨¢ el m¨¢s evidente. Las conclusiones han criticado con firmeza a Pek¨ªn por sus pr¨¢cticas de ¡°coerci¨®n econ¨®mica¡± a trav¨¦s de las cuales, seg¨²n los socios, busca interferir en la soberan¨ªa de otros, o por la militarizaci¨®n de aguas disputadas. El grupo ha activado mecanismos para contrarrestar esas pr¨¢cticas de coerci¨®n o para controlar mejor las exportaciones e inversiones a ese pa¨ªs. Hay suficiente como para que China reaccionara airada a los pasos dados por el G-7.
Pero el documento ha cristalizado la idea, muy europea, de que, si bien ya no caben ingenuidades ante Pek¨ªn, este tiene que ser un proceso quir¨²rgico. Una acci¨®n pragm¨¢tica y estudiada para reducir los riesgos, tantos los vinculados a la excesiva dependencia manufacturera china, que puede exponer a chantajes, como a los conectados con la posibilidad de que China use tecnolog¨ªas occidentales para avances hostiles u amenazantes. Pero no una maniobra de desacople, palabra que hasta hace poco iba camino de convertirse en un mantra en un Congreso estadounidense en el que la firmeza ante China parece haberse convertido en el ¨²nico consenso bipartidista.
En cuanto a la guerra de Rusia en Ucrania, la apertura de la v¨ªa para entregar los F-16 a Kiev responde a un largo periodo de presi¨®n de varios pa¨ªses europeos, entre ellos algunos de la UE que disponen de esos aparatos y parecen dispuestos a entregarlos ¡ªcomo Pa¨ªses Bajos, Dinamarca y B¨¦lgica¡ª, otros que no los tienen, como Francia, y otros de fuera de la UE, como el Reino Unido.
El G-7 fue, durante un periodo, un organismo desdibujado. La p¨¦rdida de peso relativo debido al auge de pujantes potencias emergentes fue encogiendo su relevancia. La crisis de 2008 dio paso a la creciente importancia del G-20.
Ahora, el desaf¨ªo al orden internacional encarnado por la invasi¨®n de Ucrania y la creciente tensi¨®n entre democracias avanzadas y China ha vuelto a otorgarle una clara raz¨®n de ser. Este a?o, las conclusiones de los socios han alumbrado un consenso muy pr¨®ximo a las posiciones de partida europeas. El tiempo dir¨¢ si se mantendr¨¢ esta hoja de ruta y ser¨¢ exitosa, sobre esa base, la tentativa de conexi¨®n con pa¨ªses emergentes que se viene intentando.
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