No solo es Do?ana: populares y liberales torpedean la agenda verde europea por miedo al desgaste electoral
En un a?o con elecciones en pa¨ªses como Espa?a o Polonia y ante los comicios europeos de 2024, el PPE declara la guerra a una ley clave para la protecci¨®n de la biodiversidad. Los liberales Macron y De Croo reclaman una ¡°pausa¡± en la legislaci¨®n medioambiental
El pulso por Do?ana en v¨ªsperas de las elecciones auton¨®micas y municipales de este domingo ¡ªcon los duros ataques del PP y su familia europea, el PPE, a Bruselas por advertir contra los planes de la Junta de Andaluc¨ªa de legalizar regad¨ªos cerca del parque natural¡ª no es m¨¢s que un s¨ªntoma. Buena parte de Europa entra ahora en un intenso ciclo electoral ¡ªcon comicios clave en pa¨ªses como Espa?a, Polonia, Noruega o B¨¦lgica¡ª que culminar¨¢ en junio de 2024 con las elecciones europeas. Y la ambiciosa pol¨ªtica medioambiental de la UE se ha convertido en una diana recurrente.
Conservadores y liberales han descubierto el enorme capital pol¨ªtico de las crecientes protestas de sectores como el agr¨ªcola o el del motor. En un contexto de fuerte inseguridad econ¨®mica debido a la pandemia, primero, y a la guerra de Ucrania ahora, estos movimientos critican lo que perciben como una transici¨®n ecol¨®gica demasiado r¨¢pida, en la que temen quedarse atr¨¢s o perder ventaja frente a competidores de otras regiones con menos escr¨²pulos clim¨¢ticos.
Los pol¨ªticos no quieren perder votos. Tampoco tiempo. El Partido Popular Europeo (PPE), liderado por el alem¨¢n Manfred Weber, busca seguir siendo la principal fuerza pol¨ªtica de la Euroc¨¢mara tras las elecciones europeas de junio de 2024. Se ha apresurado a declarar la guerra a la propuesta legislativa estrella en materia de biodiversidad de la UE, la Ley para Restaurar la Naturaleza, que busca reparar el 80% de los h¨¢bitats comunitarios en mal estado, con un primer objetivo de recuperar al menos el 20% de las tierras y aguas degradadas para 2030. El partido conservador, que se presenta como ¡°el defensor de los agricultores europeos y las comunidades rurales¡±, pide abiertamente tumbar la iniciativa, al igual que otra propuesta para reducir el uso de pesticidas. Lo ha logrado ya, con ayuda de representantes liberales, en las dos comisiones parlamentarias que esta semana ten¨ªan que dar su opini¨®n sobre el texto, la de Pesca y Agricultura.
El relator de la ley en la Euroc¨¢mara, el socialista C¨¦sar Luena, considera que la actitud del PPE esconde una clara ¡°estrategia electoralista¡±. ¡°[Weber] ha escogido el medio ambiente y la migraci¨®n como temas para acercarse a la extrema derecha¡±, advierte Luena. Y a?ade que, con ello, est¨¢ metiendo a su formaci¨®n en una ¡°doble espiral, negacionista y ego¨ªsta, adem¨¢s de antieurope¨ªsta¡±.
Pero no son solo los conservadores. Gobernantes liberales como el franc¨¦s Emmanuel Macron o, esta misma semana, el belga Alexander de Croo, han reclamado una ¡°pausa¡± en la intensa legislaci¨®n medioambiental europea.
¡°Llega un momento en el que hay que elegir. ?Es el momento adecuado para hacerlo todo al mismo tiempo?¡±, se pregunt¨® este mi¨¦rcoles De Croo, para horror de los miembros ecologistas y socialistas de su gran coalici¨®n de gobierno. Tambi¨¦n los socialdem¨®cratas y verdes de la alianza al mando en Berl¨ªn chocan con los intereses en clave electoral interna de su aliado liberal FDP, que acaba de bloquear la tramitaci¨®n parlamentaria de la propuesta estrella de su socio ecologista en el Gobierno para prohibir la instalaci¨®n de nuevas calderas de gas y carb¨®n en Alemania a partir del a?o que viene.
Ya en marzo, Berl¨ªn provoc¨® el primer gran sobresalto de las instituciones de la UE al amenazar, rompiendo las reglas de los acuerdos europeos (pero con apoyo de los gobiernos ultraconservadores de Italia y Polonia), con frenar la prohibici¨®n ya pactada de vender coches nuevos con motor de combusti¨®n a partir de 2035 si no se inclu¨ªa una excepci¨®n para los motores de combustibles sint¨¦ticos. Detr¨¢s del inusual nein estaba tambi¨¦n el FDP, consciente del poder de voto regional de la poderosa industria automovil¨ªstica alemana. El Gobierno italiano que encabeza Giorgia Meloni, por su parte, plantea un nuevo frente contra el endurecimiento de las normas de contaminaci¨®n de autom¨®viles propuesto por Bruselas. La iniciativa es ¡°claramente equivocada y no resulta ¨²til desde el punto de vista ambiental¡±, ha defendido el ministro de Transporte, Matteo Salvini.
El primer ministro belga mira, mientras tanto, con preocupaci¨®n las revueltas del sector agr¨ªcola en Pa¨ªses Bajos, que se est¨¢n replicando en su territorio. Su hom¨®logo holand¨¦s, el liberal de derechas Mark Rutte, se vio sorprendido en marzo por la victoria hist¨®rica en las elecciones provinciales del Movimiento Campesino-Ciudadano (BBB), que capitaliz¨® la oposici¨®n de los agricultores a los planes medioambientales del Gobierno para reducir las emisiones de nitr¨®geno, que prev¨¦n una reducci¨®n de la ganader¨ªa y expropiaciones cerca de zonas naturales protegidas.
Y si hay alguien que conoce el potencial coste pol¨ªtico de medidas de transici¨®n ecol¨®gica es Macron: la decisi¨®n de su Gobierno de aumentar el precio de los combustibles, en parte para disuadir el uso de energ¨ªas contaminantes, provoc¨® el nacimiento del movimiento de los chalecos amarillos, que acab¨® convirti¨¦ndose en la m¨¢xima expresi¨®n del descontento social en Francia, al menos hasta la reciente reforma de las pensiones.
Bruselas, que insiste en que no abandonar¨¢ el camino verde, ha emprendido una f¨¦rrea defensa de sus propuestas legislativas para abandonar lo que la presidenta de la Comisi¨®n, Ursula von der Leyen, califica de una econom¨ªa ¡°obsoleta¡± basada en energ¨ªas f¨®siles.
¡°Rechazar la Ley para Restaurar la Naturaleza enviar¨ªa una se?al peligrosa al mundo de que la UE y sus Estados miembros dan marcha atr¨¢s en sus compromisos¡± medioambientales, advierte el comisario de Medio Ambiente, Oc¨¦anos y Pesca, el lituano Virginijus Sinkevicius, al que el PPE ha llegado a acusar de ¡°hacer campa?a para Pedro S¨¢nchez¡± por Do?ana.
¡°No tenemos tiempo para retrasar la acci¨®n¡± clim¨¢tica europea, dijo tambi¨¦n esta semana el vicepresidente de la Comisi¨®n para el Pacto Verde, Frans Timmermans, en la Euroc¨¢mara.
Aun as¨ª, se multiplican las se?ales de que se podr¨ªa ceder ante las presiones pol¨ªticas. Un nuevo paquete legislativo, que incluye una propuesta de directiva sobre salud del suelo y legislaci¨®n relativa a los vegetales producidos con nuevas t¨¦cnicas gen¨®micas, deb¨ªa presentarse, tras varios retrasos, en junio, pero ha vuelto a ser aplazado a julio. Eso, se?alan los que conocen los tiempos de Bruselas, hace muy dif¨ªcil que puedan avanzar en lo que les queda de mandato a la Euroc¨¢mara y la Comisi¨®n.
La propia Von der Leyen ha admitido que quiz¨¢s haya llegado el momento de frenar el ¨ªmpetu legislativo verde: ¡°Deber¨ªamos analizar la capacidad de absorci¨®n (legislativa). Es algo que haremos en las pr¨®ximas semanas o meses¡±, dijo antes de partir a la cumbre del G-7 en Hiroshima.
¡°Las leyes fueron acordadas por todos los pa¨ªses e instituciones. Pero siempre es m¨¢s f¨¢cil hacer como si fuera Bruselas la que las dicta, para eludir la responsabilidad¡±, lamenta Linda Kalcher, directora ejecutiva de Strategic Perspectives, un nuevo laboratorio de ideas que busca ¡°promover una acci¨®n clim¨¢tica eficaz como soluci¨®n a la multitud de crisis interconectadas que afronta la UE¡±.
Fuentes comunitarias intentan, no obstante, rebajar las inquietudes. Lo que vive Europa es un ¡°baldazo de realidad¡±, dicen. Los Veintisiete pusieron ¡°metas ambiciosas¡± en 2019, cuando se fijaron los objetivos del Pacto Verde para lograr la neutralidad de carbono en 2050. Pero ¡°se sab¨ªa que iba a ser complicado a la hora de implementar¡± las medidas para lograr las metas, sobre todo cuando a la crisis de la pandemia le ha seguido la de la guerra de Ucrania. ¡°Sab¨ªamos que este momento iba a llegar¡±, aseguran. ¡°Lo preocupante¡± de verdad ser¨ªa ¡°un cuestionamiento de los objetivos¡±, pero eso no ha ocurrido por el momento, al menos de forma masiva, afirman. Pero muestran su inquietud ante la posibilidad de que haya nuevos llamamientos a ¡°pausas¡± desde otras capitales europeas. El a?o electoral se le va a hacer muy largo a muchos.
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