Meloni radicaliza la televisi¨®n p¨²blica italiana para imponer su relato pol¨ªtico
La primera ministra, en una guerra por otorgar a su derecha un papel central en los medios y en la cultura, reforma ideol¨®gicamente la RAI y provoca la dimisi¨®n de hist¨®ricos presentadores
Italia sol¨ªa invocar la misma f¨®rmula cuando tocaba nombrar a los nuevos directivos de la RAI: cinco democristianos, dos socialistas, un socialdem¨®crata, un comunista y uno bueno. El sarcasmo dejaba entrever, entre otras cosas, el grado de politizaci¨®n del ente p¨²blico. Pero tambi¨¦n el estudiado reparto de equilibrios que se hac¨ªa.
Las cosas han cambiado. La primera ministra, Giorgia Meloni, en medio de una guerra para otorgar una centralidad a la derecha en la agenda medi¨¢tica y cultural del pa¨ªs, ha decidido remodelar la televisi¨®n p¨²blica nombrando a un hombre fuertemente ideologizado al frente y provocando una retah¨ªla de dimisiones de presentadores alejados de la l¨ªnea del Gobierno. Esta medida, en l¨ªnea con su incomodidad en las ruedas de prensa y la tensa relaci¨®n con los periodistas, busca construir una derecha dura y hegem¨®nica fuera de los m¨¢rgenes en los que ella misma y su partido crecieron.
Meloni tiene un proyecto a medio plazo que pasa por lograr sacar de la periferia cultural a una cierta derecha, principalmente romana y de or¨ªgenes posfascistas. En los ¨²ltimos meses, ha habido congresos y revisionismos de todo tipo. El nuevo ministro de Cultura, Gennaro Sangiuliano, se anim¨® a teorizar que Dante era ¡°el fundador del pensamiento de derechas¡±. Y el ministro de Agricultura y cu?ado de Meloni, Francesco Lollobrigida, conocido por sus teor¨ªas sobre la sustituci¨®n ¨¦tnica, asegur¨® que el gran escritor Alessandro Manzoni era un ¡°patriota que defend¨ªa a la familia¡±. El relato es el que es. Pero la televisi¨®n p¨²blica es un instrumento indispensable para darle visibilidad. De modo que el Gobierno liquid¨® ¡ªt¨¦cnicamente dimiti¨® ¨¦l porque ¡°no se daban las condiciones para seguir¡±¡ª a Carlo Fuortes, anterior consejero delegado y a quien todav¨ªa quedaba un a?o de mandato, para colocar a un hombre cercano a Hermanos de Italia y a la propia Meloni.
Giampaolo Rossi ¡ªde momento es director general a la espera de que comience un mandato pleno dentro de un a?o¡ª no es un perfil cualquiera. Es uno de los organizadores del Atreju, el congreso cultural de Hermanos de Italia, profundamente ideologizado, trabajado intelectualmente y de inocultables tendencias filoputinianas.
Rossi representa mejor que nadie esa voluntad de construir un relato de Italia ¡ªy del mundo¡ª que encaje en el per¨ªmetro ideol¨®gico de la derecha. Llega de la mano de otros dos viejos conocidos: Paolo Corsini y Angelo Mellone (periodista y ensayista sobre ese espectro ideol¨®gico). Tampoco es casualidad que Meloni haya colocado al frente del Ministerio de Cultura a Gennaro Sangiuliano, quien fue director de los informativos de RAI 2 (la cadena tradicionalmente vinculada a la derecha) y del que depende la estrategia general.
Sangiuliano, un hombre culto y refinado, nunca ha ocultado en las entrevistas su ambici¨®n de devolver vigor al mundo cultural de la derecha. O, al menos, de imaginar creativamente sus ra¨ªces. De hecho, es habitual escucharle aplicar una mirada revisionista a t¨®tems de la izquierda como Antonio Gramsci o Pier Paolo Pasolini, convertidos en elementos de inspiraci¨®n. O tambi¨¦n citando a Alain de Benoist, fil¨®sofo franc¨¦s de la Nouvelle Droite, con quien comparti¨® debate la semana pasada en el Sal¨®n del Libro de Tur¨ªn a prop¨®sito del nuevo libro del pensador franc¨¦s, titulado La desaparici¨®n de la identidad.
Conflicto de intereses
La televisi¨®n p¨²blica ha sido siempre el espacio de refriega. Especialmente en los tiempos de Silvio Berlusconi, con un conflicto de intereses evidente al ser el propietario de Mediaset. Pero los cambios ahora parecen m¨¢s bruscos y descarados. La llegada de Rossi ha provocado ya la marcha de Fabio Fazio, que llevaba 30 a?os en la cadena al frente de Ch¨¨ tempo che fa, uno de los programas de mayor audiencia y reconocimiento.
El jueves dimiti¨® tambi¨¦n la hist¨®rica presentadora Lucia Annunziata: ¡°Tomo esta decisi¨®n porque no comparto nada de lo que est¨¢ haciendo el actual Gobierno. En particular, no comparto c¨®mo han intervenido en la RAI. Reconocer esta distancia es un acto de seriedad hacia la empresa que vais a gobernar. No se dan las condiciones para una colaboraci¨®n. No me quedar¨¦ para ser una prisionera pol¨ªtica¡±.
Roberto Sergio es el nuevo consejero delegado, presumiblemente solo hasta que termine el a?o de mandato que le quedaba a su predecesor y se pueda nombrar a Giampaolo Rossi. El jueves mand¨® una carta a los empleados diciendo que hab¨ªa que crear un nuevo ¡°storytelling de la naci¨®n¡±. Un arrebato de sinceridad que preocupa al resto de partidos y directivos del consejo de administraci¨®n de la cadena. ¡°Nunca se hab¨ªa dado la vuelta tan profundamente y a la vez a las estructuras de la televisi¨®n p¨²blica. La derecha quiere una televisi¨®n extremista y machista¡±, denuncia Francesca Bria, representante en el ente televisivo por parte del Partido Democr¨¢tico.
El proceso de melonizaci¨®n de la televisi¨®n p¨²blica se ha apoyado tambi¨¦n en el nombramiento de Gian Marco Chiocci como nuevo director de informativos de RAI 1. El veterano periodista, amigo personal de la primera ministra, trabaj¨® en Il giornale de Silvio Berlusconi, fue director de la agencia ADNKronos y tambi¨¦n del peri¨®dico Il tempo, donde public¨® una portada con la foto de Mussolini con el t¨ªtulo El hombre del a?o.
Chiocci, vinculado con los ambientes de la derecha radical, fue investigado sin ninguna conclusi¨®n por su presunta colaboraci¨®n con Massimo Carminati, un exterrorista de extrema derecha durante el esc¨¢ndalo conocido como Mafia Capitale. Meloni le ofreci¨® el trabajo de portavoz oficial del Gobierno hace unos meses. Ahora se encargar¨¢ de la mayor f¨¢brica de noticias de Italia.
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