El drama del campo ucranio tras el derrumbe de la presa: hect¨¢reas anegadas y zonas sin riego
Las inundaciones tras la destrucci¨®n de la presa de Nova Kajovka han llegado 50 kil¨®metros hacia el norte arrasando terrenos de cultivo, puentes y pueblos
Si alguien consulta hoy el mapa de Ucrania en Google Maps y ampl¨ªa el tramo final del r¨ªo Dni¨¦per, ver¨¢ que esta aplicaci¨®n de internet muestra un aviso inusual y en letras rojas: ¡°Inundaciones en la provincia de Jers¨®n¡±. El foco de atenci¨®n mundial se encuentra en esta parte de Ucrania desde el martes, cuando la presa de Nova Kajovka fue destruida, presumiblemente por las tropas rusas. Ochenta localidades a lo largo del r¨ªo Dni¨¦per han quedado inundadas, sin servicios b¨¢sicos y con un gran riesgo de propagaci¨®n de enfermedades y contaminaci¨®n. Pero hay otro r¨ªo que no aparece resaltado por Google Maps, ni tampoco en las alarmas de los medios de comunicaci¨®n, pese a que los problemas son los mismos. Es el Ingulets, afluente del Dni¨¦per y por el que la cat¨¢strofe ha llegado 50 kil¨®metros m¨¢s al norte.
La cantidad de agua que se ha desbocado con la destrucci¨®n de la presa ha sido tan grande que ha multiplicado en varios kil¨®metros la amplitud del Dni¨¦per hasta su desembocadura. Las p¨¦rdidas han sido m¨¢s materiales que en vidas, gracias a que los municipios a lo largo del r¨ªo llevan desde 2022 vaci¨¢ndose de poblaci¨®n porque el Dni¨¦per marca aqu¨ª el frente de guerra: en la orilla oriental, el ej¨¦rcito ruso; y en la occidental, el ucranio. Pero la fuerza del agua ha sido tal que incluso ha arrasado comunidades y miles de hect¨¢reas hasta 50 kil¨®metros m¨¢s al norte, a trav¨¦s del caudal del Ingulets.
Los hermanos Serhii y Oleksandr Nomirovski graban v¨ªdeos de sus campos de girasoles tres veces al d¨ªa, como si no creyeran lo que ha sucedido y necesitaran cerciorarse de que el destino vuelve a golpearlos. Lo hacen desde el mi¨¦rcoles, cuando el agua empez¨® a subir en Snigurivka, su municipio, a 40 kil¨®metros en l¨ªnea recta del Dni¨¦per. El jueves por la ma?ana, sus 160 hect¨¢reas de cultivos hab¨ªan quedado bajo el agua. No son los ¨²nicos; como ellos, hay miles de peque?os y grandes agricultores que caer¨¢n en la ruina por lo sucedido en la presa de Nova Kajovka.
Campesinos en tres pueblos de la zona confirmaron que sus campos se han quedado sin riego porque las estaciones de bombeo del Ingulets, que aportan agua al principal canal agr¨ªcola de la provincia de Mikolaiv, han quedado inservibles. En el pueblo de Romanovo-Bulhakove dicen que no tienen agua para alimentar los cultivos de cereales, pese a que est¨¢n a 100 metros del r¨ªo. Los tres campesinos que atendieron a este diario no mostraban demasiada preocupaci¨®n: en 2022 la guerra tampoco les permiti¨® trabajar, la zona estuvo ocupada por los rusos.
¡°Para los que dependen del canal de agua de Kajovka, la situaci¨®n es seguramente m¨¢s negra, para ellos puede ser el fin¡±, dice Serhii. Se prev¨¦ que tras la rotura de la presa los recursos h¨ªdricos del embalse desaparecer¨¢n en las pr¨®ximas dos semanas, seg¨²n explicaba el mi¨¦rcoles a este diario Svetlana Denisuk, propietaria de dos hect¨¢reas de fresones al norte de Nova Kajovka. El Ministerio de Pol¨ªtica Agraria y Alimentaci¨®n de Ucrania destaca que del embalse a punto de desaparecer depende un 94% de la red de irrigaci¨®n de la provincia de Jers¨®n, el 74% de la de Zaporiyia y el 30% de la de Dnipropetrovsk.
Los terrenos de los hermanos Nomirovski est¨¢n en la provincia de Mikolaiv, dependen del agua del Ingulets, pero su situaci¨®n no es mejor. Su ejemplo es paradigm¨¢tico de la crisis en la que viven los agricultores en Ucrania desde el inicio de la invasi¨®n rusa, en febrero de 2022. Snigurivka fue ocupada por los rusos y los Nomirovski abandonaron la regi¨®n. Cuando el municipio fue liberado, en noviembre, regresaron para encontrarse con que sus campos hab¨ªan sido quemados, la maquinaria destrozada y los tractores, robados por las tropas invasoras. Sus campos estaban minados. La prioridad para el Gobierno es desminar zonas urbanas e infraestructuras estrat¨¦gicas, luego llega el turno a los campos agr¨ªcolas. Para acelerar el reinicio de los cultivos, pagaron a una brigada militar que accedi¨® a limpiar con celeridad sus hect¨¢reas de minas.
Los Nomirovski se dejaron sus ahorros en reiniciar el negocio, pero el agua, ahora arma de guerra, les ha roto cualquier sue?o de volver a la normalidad. Expertos del Ministerio de Agricultura les han comunicado que prev¨¦n que sus campos puedan volver a estar listos para ser labrados en agosto. Mientras tanto, deben encontrar financiaci¨®n, pero no presentaron solicitud en su momento para las ayudas estatales, dependientes de fondos europeos. La raz¨®n de ello, dicen, es la desconfianza hacia el sistema de reparto de subvenciones. ¡°Tenemos entendido que se asignan ayudas seg¨²n si sobornas a quien es debido, y no estamos por esto¡±, admite Serhii.
?Podr¨¢n cultivarse los girasoles de los Nomirovski en el futuro inmediato? El Gobierno ucranio subraya que un problema may¨²sculo es la contaminaci¨®n que provocar¨¢ la crecida del agua en el Dni¨¦per. Serhii y Olesksandr admiten que no lo saben.
Pero en el Ingulets, seg¨²n el teniente Stepanov, los efectos ?ser¨¢n los mismos. ¡°El agua que ha llegado es t¨®xica, por materiales qu¨ªmicos de zonas industriales, por residuos fecales procedentes de Jers¨®n y tambi¨¦n por los cementerios que el agua ha arrasado¡±, afirma este oficial al mando de la evacuaci¨®n de Afanasiivka. Este pueblo qued¨® aislado por la crecida del agua y dos d¨ªas despu¨¦s contin¨²an evacuando a sus habitantes. El agua, seg¨²n las mediciones de Stepanov, sub¨ªa el jueves 10 cent¨ªmetros por hora y preve¨ªa que empezara a bajar a partir del domingo. Alrededor del punto de evacuaci¨®n se acumulan peces muertos y cajas de munici¨®n rusas, que la corriente ha arrastrado desde Nova Kajovka.
Tatiana Kisminko llora en Snigurivka porque la inundaci¨®n se ha llevado sus colmenas y el monumento a una partisana local que fue fusilada por los nazis en la II Guerra Mundial. Kisminko marca en el asfalto de su calle el avance del agua: seg¨²n ella, el Ingulets se come 20 cent¨ªmetros de su pueblo cada 10 minutos. Todos los puentes que cruzaban el r¨ªo han desaparecido, dejando separadas las provincias de Mikolaiv y Jers¨®n. Es por esta raz¨®n que Kisminko no puede acercarse a ayudar a unos amigos que viven en Novovasilivka, un pueblo vecino. All¨ª contin¨²an, aislados y cuidando de su ganado: a las vacas las han encerrado en el estadio de f¨²tbol y a los cerdos, en el patio de la escuela, seg¨²n el relato de Kisminko.
El puente que conecta Barativka con Yelizavetivka tambi¨¦n ha quedado bajo el agua. Unos vecinos indican que el Ingulets, en ese punto, ha pasado de tener 50 metros de anchura a un kil¨®metro. El ej¨¦rcito se aprestaba el jueves a levantar una cadena de embarcaciones para rescatar a los vecinos sitiados. Al mismo tiempo, Oleg, un residente de Jers¨®n, se sub¨ªa a una peque?a barca de pl¨¢stico para inspeccionar la casa de su abuela, desde el mi¨¦rcoles bajo el agua. En el camino rescat¨® a dos perros abandonados que no se atrev¨ªan a nadar hasta la orilla. ¡°Esta casa es mi infancia, donde pas¨¦ tantos veranos, y ahora se ha ido¡±, musitaba Oleg, aguantando la emoci¨®n, mientras remaba de vuelta a tierra firme.
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