Madres a la fuerza: el impacto silencioso del r¨¦gimen de excepci¨®n en El Salvador de Bukele
Las detenciones masivas ordenadas por el presidente han forzado a las mujeres a asumir el rol de encargadas de velar por los familiares presos, convirti¨¦ndolas en cuidadoras de ni?os y adultos mayores
Luego de haber criado a sus dos hijos durante m¨¢s de dos d¨¦cadas, Vilma Manc¨ªa, una mujer salvadore?a de 65 a?os, hab¨ªa abandonado por completo la idea de volver a ser madre otra vez. Pero en la tarde del 4 de abril de 2022 le nacieron seis hijos de golpe.
Esa tarde, Manc¨ªa, una mujer delgada y de piel morena, vend¨ªa verduras en su peque?o local en el mercado en el municipio de San Mart¨ªn, en el ¨¢rea metropolitana San Salvador, la capital de El Salvador. Cuando, de pronto, otra vendedora lleg¨® corriendo a avisarle de que, a unas cuadras del mercado, debajo de una pasarela, la Pol...
Luego de haber criado a sus dos hijos durante m¨¢s de dos d¨¦cadas, Vilma Manc¨ªa, una mujer salvadore?a de 65 a?os, hab¨ªa abandonado por completo la idea de volver a ser madre otra vez. Pero en la tarde del 4 de abril de 2022 le nacieron seis hijos de golpe.
Esa tarde, Manc¨ªa, una mujer delgada y de piel morena, vend¨ªa verduras en su peque?o local en el mercado en el municipio de San Mart¨ªn, en el ¨¢rea metropolitana San Salvador, la capital de El Salvador. Cuando, de pronto, otra vendedora lleg¨® corriendo a avisarle de que, a unas cuadras del mercado, debajo de una pasarela, la Polic¨ªa acababa de capturar a su hija. Solo unos minutos despu¨¦s, una llamada la alert¨® que tambi¨¦n hab¨ªan capturado a su hijo mientras almorzaba en su casa.
Aunque en ese momento y durante mucho tiempo despu¨¦s, Manc¨ªa no pudo pensar en otra cosa que no fuera c¨®mo sacar de la c¨¢rcel a sus hijos, desde ese d¨ªa qued¨® a cargo de sus seis nietos, cinco ni?os y una ni?a con edades entre los ocho meses y los seis a?os. Y desde entonces hasta casi quince meses despu¨¦s, los sigue cuidando como si fuera su madre.
¡°Yo les doy de comer, los ba?o, los cambio, los llevo a la escuela, les doy cari?o y mi amor como si fueran mis hijos¡±, dice Manc¨ªa casi un a?o despu¨¦s de aquella tarde.
Para ese entonces, el r¨¦gimen de excepci¨®n, la medida represiva impulsada por el Gobierno del presidente Nayib Bukele en su llamada ¡°guerra contra las pandillas¡± llevaba apenas unos d¨ªas en vigor y la Polic¨ªa y el Ej¨¦rcito realizaban redadas masivas deteniendo a casi cualquier persona que se les pusiera enfrente. Las redadas que m¨¢s de un a?o despu¨¦s han dejado m¨¢s de 68,000 capturas se llevaron de paso a miles de inocentes, a decir de sendos reportes de organismos que defienden los derechos humanos y seg¨²n los 5.000 presos liberados que hasta esta fecha han sido encontrados inocentes.
El r¨¦gimen de excepci¨®n establecido por el Gobierno de Bukele ha logrado la desarticulaci¨®n de las pandillas, pero al mismo tiempo una cam¨¢ndula de graves violaciones a derechos humanos que van desde detenciones arbitrarias hasta muertes por torturas y asfixia dentro de las prisiones salvadore?as. Y aunque la mayor¨ªa de los detenidos son hombres, las mujeres tambi¨¦n han sufrido consecuencias que las afectan de una manera m¨¢s silenciosa.
Un informe de la organizaci¨®n de defensa de derechos humanos Cristosal publicado el pasado lunes se?al¨® que el r¨¦gimen de excepci¨®n ha provocado formas particulares de violencia del Estado hacia las mujeres, oblig¨¢ndolas a asumir el rol de encargadas de velar por los familiares presos y convirti¨¦ndolas en ni?eras de ni?as, ni?os, adolescentes o adultos mayores de su hogar o incluso de hogares ajenos. Como el caso de Vilma Manc¨ªa.
Ser madre a la fuerza no es una forma de esclavitud nueva en El Salvador. En 2018, la Revista Factum revel¨® c¨®mo la pandilla Barrio 18 obligaba a mujeres de una comunidad de la capital a ser madres de hijos de pandilleros que ca¨ªan presos. La din¨¢mica ahora se repite, pero empujada por el Estado.
No existe una cifra oficial de cu¨¢ntas mujeres han sido detenidas durante el r¨¦gimen de excepci¨®n. De hecho, no existe niguna cifra oficial del n¨²mero de detenidos. Lo ¨²nico que se sabe es que son m¨¢s de 68.000 y se sabe ¨²nicamente por declaraciones espor¨¢dicas de funcionarios en entrevistas de televisi¨®n o por alg¨²n tuit que la polic¨ªa o el presidente ponen en sus cuentas. Toda informaci¨®n al respecto ha sido declarada secreta por la v¨ªa formal. Sin embargo, un informe publicado en agosto pasado por Human Right Watch apunt¨® que para entonces el 15,8% de las personas detenidas durante en durante el r¨¦gimen eran mujeres.
La Polic¨ªa salvadore?a ha publicado en redes sociales im¨¢genes de mujeres diciendo que son pandilleras e incluso a algunas de ellas se les puede ver con tatuajes alusivos a las pandillas. Sin embargo, en El Salvador, desde hace casi dos d¨¦cadas, el papel de las mujeres en las pandillas ha sido relegado. Al menos desde el 2005, las estructuras de la Mara Salvatrucha 13 (MS-13) y Barrio 18 prohibieron que mujeres se siguieran convirtiendo en miembros activos o ¡°homegirls¡±, como s¨ª lo pod¨ªan hacer antes. Desde entonces, su rol se ha limitado a ser novias o colaboradoras de la pandilla y sus actividades delincuenciales se vieron reducidas a guardar armas, droga, dinero producto de la extorsi¨®n o a recoger estos cobros, entre otras.
Sin embargo, el nuevo informe de Cristosal revela un dato nuevo: de las m¨¢s de 5.000 denuncias por posibles violaciones a derechos humanos recibidas de parte de la poblaci¨®n en los casi 15 meses de r¨¦gimen de excepci¨®n, el 80% han sido interpuestas por mujeres. Lo que significa, seg¨²n la organizaci¨®n, que son las mujeres quienes han asumido el rol de encargadas de los procesos judiciales de sus detenidos y de llevarles alimentos y vestuario a las prisiones.
Fuera de los penales, se ha vuelto una normalidad ver a cientos de mujeres llevando paquetes de higiene y comida a sus familiares, lo que ha generado que incluso se establezcan peque?os mercados informales en los alrededores de las prisiones. Estos paquetes tienen costos que oscilan entre 35 y 170 d¨®lares, un precio que es asumido por las mujeres que quedaron a cargo de sus detenidos.
Desde el d¨ªa en que capturaron a sus dos hijos, hace casi 15 meses, Vilma Manc¨ªa tiene no solo la carga de mantener seis bocas m¨¢s. Tambi¨¦n debe encargarse del proceso judicial de sus dos hijos de quienes apenas ha logrado saber algo como que ¨¦l est¨¢ en el penal de Mariona y ella en Apanteos. El tiempo que invierte en llevarles comida a los dos y cuidar a otros seis le resta fuerza para trabajar y adem¨¢s dinero.
Hace dos meses, a Vilma le lleg¨® un dolor repentino en el est¨®mago. Al principio pens¨® que alguna comida le hab¨ªa ca¨ªdo mal, luego pens¨® que era estr¨¦s. Pero cuando fue al m¨¦dico le diagnosticaron c¨¢ncer de est¨®mago.
¡°Quisiera que alguien me ayudara al menos con todos estos ni?os que me han dejado. Ya no puedo m¨¢s con todos ellos. Me han dicho que se los entregue al gobierno, pero no quiero¡±, dijo Vilma.
Abortos dentro y fuera de las prisiones
Cristosal document¨® adem¨¢s casos de ni?as y adolescentes que han sido v¨ªctimas de acoso y abuso sexual por parte de polic¨ªas y soldados que se aprovechan del poder casi absoluto que la medida les otorga. ¡°En algunos casos, dicha situacio?n ha obligado a las familias a desplazarse o a enviar a las nin?as y adolescentes a otros lugares para evitar que sean abusadas o detenidas por no ceder ante el acoso de los agentes de autoridad¡±, dice el informe.
Asimismo, muchas mujeres que se encontraban embarazadas al momento de su detenci¨®n han dado a luz dentro de las prisiones sin que sus familiares se enteren del estado de salud de la madre como de la criatura. Asimismo, algunas que dieron a luz justo antes de ser detenidas fueron separadas de sus hijos.
En su informe, Cristosal document¨® relatos de mujeres que vivieron en condiciones inhumanas. ¡°En unas galeras que habi?a en la parte de abajo habi?a miles de mujeres durmiendo en los suelos, sin colchonetas, sin cobija, y como esta?bamos en e?poca de invierno se mojaban por las noches ... Como no habi?a asistencia me?dica, vi morir a una anciana de 50 o quiza? 56 an?os¡±, dice una de las mujeres entrevistadas.
El documento tambi¨¦n se?ala que algunas mujeres presenciaron abortos espont¨¢neos dentro de los penales provocados por los malos tratos de parte de las autoridades. ¡°Hab¨ªa una mujer que todos los d¨ªas ten¨ªa que salir caminando a curaci¨®n y cuando le hicieron una cirug¨ªa no se dieron cuenta que ten¨ªa cuatro meses de embarazo. Despu¨¦s de la operaci¨®n, la muchacha se agrav¨® nuevamente, la llevaron al hospital y le hicieron un legrado¡±, dice el relato.
Tambi¨¦n fuera de las prisiones, el r¨¦gimen de excepci¨®n ha impactado en la vida de las mujeres que iban a ser madres. El documento da fe de un caso de un joven pescador de 24 a?os que falleci¨® producto de torturas dentro de las c¨¢rceles bajo r¨¦gimen de excepci¨®n. ¡°El impacto de la muerte provoco? que su esposa de cinco meses de embarazo perdiera a su hijo¡±, dice el documento.
Pero los efectos del r¨¦gimen no paran ah¨ª. Tambi¨¦n hay beb¨¦s muriendo por haber estado encarcelados. Este viernes, un peri¨®dico local public¨® que G¨¦nesis, una beb¨¦ de seis meses muri¨® luego de permanecer el mismo tiempo junto a su madre en una prisi¨®n. Hasta la publicaci¨®n de la nota, la madre no sab¨ªa de la muerte de su beb¨¦ ya que, a pesar de tener ¨®rden de libertad dada por un juez, permanec¨ªa en prisi¨®n.
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