Xi Jinping recibe al centenario Kissinger en un intento de reanimar las relaciones entre China y Estados Unidos
¡°Nunca olvidaremos a nuestro viejo amigo y su hist¨®rica contribuci¨®n a la promoci¨®n de las relaciones¡±, ha confesado el presidente de la potencia asi¨¢tica
El centenario Henry Kissinger, uno de los m¨¢s conocidos estrategas de la geopol¨ªtica estadounidense del siglo XX y pieza clave en el restablecimiento de v¨ªnculos diplom¨¢ticos entre la China comunista y Estados Unidos en 1979, ha sido recibido este jueves por el presidente de la Rep¨²blica Popular, Xi Jinping. El encuentro destila simbolismo por los cuatro costados: se produce mientras las dos grandes potencias mundiales tratan de recuperar unos lazos en estado comatoso despu¨¦s de haber tocado cotas m¨ªnimas en los ¨²ltimos meses. ¡°Nunca olvidaremos a nuestro viejo amigo y su hist¨®rica contribuci¨®n a la promoci¨®n del desarrollo de las relaciones sinoestadounidenses¡±, le ha dicho el presidente Xi a Kissinger.
El l¨ªder chino ha recordado durante la reuni¨®n que el ex secretario de Estado de EE UU acaba de celebrar su centenario y tambi¨¦n que ha visitado China m¨¢s de 100 veces. ¡°La combinaci¨®n de estos dos centenares hace que su visita a China en esta ocasi¨®n tenga un significado especial¡±, le ha confiado, seg¨²n la lectura oficial ofrecida por Pek¨ªn. Kissinger ha replicado que el v¨ªnculo entre ambos pa¨ªses ¡°est¨¢ relacionado con la paz y el progreso mundial¡± y se ha comprometido a ¡°seguir esforz¨¢ndose por facilitar el entendimiento mutuo¡±.
El encuentro ha estado rodeado de un aura de nostalgia. La cita ha tenido lugar en la misma estancia de la residencia de Diaoyutai (donde suelen alojarse las visitas oficiales) en la que Kissinger se reuni¨® en secreto con los l¨ªderes comunistas en su primera visita a China en 1971. ?l era entonces asesor de Seguridad Nacional del presidente Richard Nixon y hab¨ªa recibido en plena Guerra Fr¨ªa el complej¨ªsimo encargo de articular un acercamiento con el pa¨ªs asi¨¢tico, cuyo ascenso, a ojos de Washington, podr¨ªa ejercer de contrapeso a la Uni¨®n Sovi¨¦tica.
Durante un viaje a Pakist¨¢n, Kissinger fingi¨® estar enfermo y desapareci¨® durante 48 fren¨¦ticas horas en las que vol¨® a Pek¨ªn para negociar con el entonces primer ministro chino, Zhou Enlai, mano derecha de Mao Zedong, la arquitectura para una visita oficial de Nixon a China, la primera de un presidente estadounidense desde el establecimiento de la Rep¨²blica Popular en 1949. ¡°La confrontaci¨®n no ten¨ªa sentido para ninguna de las partes; por eso est¨¢bamos en Pek¨ªn¡±, escribe Kissinger en el apasionante pasaje dedicado al encuentro en su libro On China (Sobre China, 2011).
Xi ha recordado en la entrevista aquel momento en que ambos pa¨ªses ¡°se encontraban en un punto de inflexi¨®n crucial¡±, y c¨®mo Mao, Zhou, Nixon y Kissinger, ¡°con su extraordinaria visi¨®n estrat¨¦gica, tomaron la decisi¨®n correcta¡±, la cual aport¨® ¡°beneficios a los dos pa¨ªses y cambi¨® el mundo¡±. Ese mundo ha a?adido, se enfrenta hoy a una nueva encrucijada que requiere una nueva decisi¨®n ¡°por ambas partes sobre el camino a seguir¡±.
Durante aquellos primeros contactos de los setenta se forj¨® tambi¨¦n la llamada pol¨ªtica (para Washington) o principio (para Pek¨ªn) de ¡°una sola China¡±, el ambiguo funambulismo verbal y diplom¨¢tico con el que se sostiene la relaci¨®n de ambos pa¨ªses con respecto a Taiw¨¢n. La isla autogobernada, que Pek¨ªn considera parte irrenunciable de su territorio, es uno de los puntos cr¨ªticos de la pugna geopol¨ªtica entre las superpotencias, ¡°el n¨²cleo de los principales intereses de China¡± y ¡°donde reside el futuro de la naci¨®n china y la misi¨®n hist¨®rica permanente del Partido Comunista¡±, suelen repetir los l¨ªderes del pa¨ªs.
La visita el verano pasado a este enclave de la entonces presidenta de la C¨¢mara de Representantes estadounidense, Nancy Pelosi, se encuentra en el origen de las disputas de los ¨²ltimos meses.
¡°En las circunstancias actuales, es imperativo mantener los principios establecidos por el Comunicado de Shangh¨¢i [el primero firmado por Nixon y Mao en 1972, que reconoce la pol¨ªtica en torno a Taiw¨¢n], apreciar la gran importancia que China concede al principio de una sola China y conducir la relaci¨®n en una direcci¨®n positiva¡±, le ha expresado Kissinger a Xi, seg¨²n el texto difundido por Pek¨ªn.
El encuentro con el presidente llega despu¨¦s de dos d¨ªas de reuniones de alto nivel entre Kissinger y otros l¨ªderes chinos. El martes se entrevist¨® con el ministro de Defensa, Li Shangfu, cuya inclusi¨®n en la lista negra de sancionados por Washington (en 2018, antes de ser nombrado ministro en 2023) lo ha convertido en uno de los escollos en la reapertura de canales de comunicaci¨®n militares entre China y Estados Unidos, rotos el pasado verano tras la crisis de Taiw¨¢n. Ambas potencias ¡°deben eliminar los malentendidos, coexistir pac¨ªficamente y evitar la confrontaci¨®n¡±, le traslad¨® Kissinger a Li, seg¨²n recogi¨® Xinhua.
El mi¨¦rcoles, el estadounidense mantuvo un cara a cara con el jefe de la diplomacia del partido comunista, Wang Yi, quien reconoci¨® que hab¨ªa ¡°jugado un rol irremplazable en la mejora del entendimiento mutuo de los dos pa¨ªses¡±. Su estancia ha coincidido parcialmente con la del enviado especial de Estados Unidos para el clima, John Kerry, cuya visita a Pek¨ªn ha supuesto la tercera de un alto funcionario estadounidense en el ¨²ltimo mes, en un intento por frenar las relaciones en ca¨ªda libre. Los lazos lograron estabilizarse primero con el viaje del secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, a mediados de junio, seguido del de la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, hace dos semanas.
Aunque no es una visita oficial ¡ªKissinger no ejerce ning¨²n cargo desde hace a?os¡ª, s¨ª parece destinada a procurar un acercamiento entre la primera y la segunda econom¨ªa del mundo. El norteamericano ha abogado en numerosas intervenciones recientes por la distensi¨®n en la pugna entre superpotencias. ¡°Estamos en la cl¨¢sica situaci¨®n anterior a la I Guerra Mundial¡±, afirmaba en una entrevista en mayo en The Economist, ¡°en la que ninguna de las partes tiene mucho margen de concesi¨®n pol¨ªtica y en la que cualquier alteraci¨®n del equilibrio puede tener consecuencias catastr¨®ficas¡±.
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