Alberto Vergara: ¡°M¨¢s que abiertas, las venas de Am¨¦rica latina hoy est¨¢n saturadas¡±
El polit¨®logo peruano analiza en su obra m¨¢s reciente, ¡®Rep¨²blicas defraudadas¡¯, el estancamiento de la regi¨®n y los ¨²ltimos movimientos de protesta
¡°Durante dos siglos hemos cantado a la igualdad en nuestros himnos [¡], pero su ejercicio efectivo ha sido una y otra vez incompleto. O de plano defraudado¡±, sostiene al comienzo de su ¨²ltimo libro Alberto Vergara, polit¨®logo y acad¨¦mico peruano. El trabajo, presentado en Bogot¨¢, Buenos Aires y Lima, asume el reto de comprender el hast¨ªo ciudadano de la regi¨®n. El autor responde a las preguntas de EL PA?S desde el lugar en el que...
¡°Durante dos siglos hemos cantado a la igualdad en nuestros himnos [¡], pero su ejercicio efectivo ha sido una y otra vez incompleto. O de plano defraudado¡±, sostiene al comienzo de su ¨²ltimo libro Alberto Vergara, polit¨®logo y acad¨¦mico peruano. El trabajo, presentado en Bogot¨¢, Buenos Aires y Lima, asume el reto de comprender el hast¨ªo ciudadano de la regi¨®n. El autor responde a las preguntas de EL PA?S desde el lugar en el que se gest¨® este ensayo: su casa en un piso 22, en Ciudad de Panam¨¢, desde donde no ha parado de viajar por Am¨¦rica Latina.
Pregunta. Mart¨ªn Caparr¨®s se propuso averiguar qu¨¦ somos hoy los latinoamericanos con ?am¨¦rica, ?usted con Rep¨²blicas defraudadas que ha buscado?
Respuesta. Caparr¨®s tiene los quilates, y no hablemos de la prosa, para plantearse la pregunta ontol¨®gica ?qu¨¦ somos? Yo solo pod¨ªa acercarme a la cuesti¨®n de ?c¨®mo estamos? El libro encuentra que, objetivamente, en Am¨¦rica Latina estamos atascados y, subjetivamente, estamos molestos. Una molestia que proviene de ¨®rdenes que pretenden ser republicanas y que cotidianamente defraudan esa promesa oficial.
P. Usted aborda asuntos muy sensibles como las cuestiones raciales, la escas¨ªsima probabilidad de la movilidad social y pone en discusi¨®n la idea de la clase media.
R. Me propuse mostrar los diversos nudos que impiden el bienestar en nuestros pa¨ªses. M¨¢s que abiertas, las venas de Am¨¦rica latina hoy est¨¢n saturadas. Los economistas nos sit¨²an en la trampa de ingresos medios, los polit¨®logos hablan de las instituciones de calidad media, y yo sugiero la existencia de rep¨²blicas a medias. Sociedades que, como el personaje del maestro Rub¨¦n Blades, sin ser esclavas tampoco est¨¢n en libertad. Me parec¨ªa importante subrayar nuestras segregaciones sociales, la organizaci¨®n de nuestras ciudades, nuestro capitalismo, nuestros sistemas de salud y educaci¨®n. En fin, todos esos ¨¢mbitos deficientes construyen el atasco y producen malestar, y a veces rabia tambi¨¦n.
P. ?C¨®mo es eso de que nuestras calles nos revelan las fallas de la promesa republicana?
R. Es que un orden republicano en teor¨ªa es uno que niega a los estamentos, que reniega de la posibilidad de que el lugar de nacimiento anticipe lo que uno ser¨¢ o tendr¨¢ en la vida. Lamentablemente en Am¨¦rica Latina el lugar de nacimiento predice mucho. Y la forma c¨®mo funcionan nuestras ciudades profundiza esas disparidades. Las horas que invierte alguien de la periferia para llegar a su trabajo comparado al recorrido que hacen las clases acomodadas termina siendo un factor de desigualdad ciudadana. Por ejemplo, si t¨² debes hacer cinco horas diarias de transporte p¨²blico y yo solo una, es evidente que yo tendr¨¦ m¨¢s tiempo para desarrollar mi proyecto de vida que t¨².
P. Menciona que el 90% de los grupos empresariales latinoamericanos m¨¢s poderosos son grupos familiares. ?Cu¨¢l es su poder real?
R. No tenemos plutocracias. Adem¨¢s, el nivel de influencia de las ¨¦lites econ¨®micas var¨ªa mucho seg¨²n los pa¨ªses. Lo que se?alo es que tenemos un capitalismo incompetente. En dos sentidos, uno sin la capacidad de generar buen empleo para las mayor¨ªas. El tipo de capitalismo que tenemos, poco sofisticado, donde el sector formal da poco buen empleo, mientras que el informal genera mucho mal empleo. Con ese capitalismo poco competitivo y poco productivo es dif¨ªcil tener sociedades cohesionadas o democracias robustas.
P. ?Cu¨¢l es la salida para ese capitalismo que describe?
R. No lo s¨¦ realmente. Mi punto es que el debate sobre el capitalismo en Am¨¦rica Latina ha sido muy d¨¦bil, por no decir ausente. Y hay que comenzar a conversar sobre eso, sobre las relaciones entre nuestras estructuras productivas y la vida pol¨ªtica. Carlos Pagni, por ejemplo, en su libro reciente sobre el conurbano bonaerense va en la direcci¨®n correcta cuando se?ala que la degradaci¨®n econ¨®mica de las clases medias est¨¢ directamente relacionada con ciertas formas de hacer pol¨ªtica, con ciertas posibilidades de la pol¨ªtica. Pero de eso hablamos muy poco en la regi¨®n.
P. Las protestas m¨¢s significativas en Am¨¦rica Latina han carecido de liderazgos definidos. ?A qu¨¦ se debe?
R. Es que es m¨¢s f¨¢cil bloquear lo que nos desagrada que construir lo que queremos. Porque muchas veces ni siquiera sabemos lo que queremos. Por ejemplo, en mi pa¨ªs, el Per¨², ni siquiera estamos de acuerdo sobre las cosas m¨¢s elementales de una democracia, sobre la vigencia y efectividad de los derechos humanos.
P. Usted explica que la ciudadan¨ªa es parte del problema republicano porque un gran porcentaje de ella tiene arraigado el clientelismo y el caudillismo. ?Por qu¨¦ considera que es una paradoja de nuestras democracias?
R. Es la gran paradoja. La democracia solo puede funcionar confiando en la ciudadan¨ªa, en cuanto dejamos de confiar en ella nos acercamos a cualquier tipo de autoritarismo. Pero muchas veces, no se puede negar, la ciudadan¨ªa apoya la emergencia de caudillos que justamente le retiran el poder a la ciudadan¨ªa, que socavan la democracia. Los peruanos amaban a [Alberto] Fujimori, los venezolanos votaron cinco veces masivamente por [Hugo] Ch¨¢vez y cuando quisieron deshacerse del chavismo ya no ten¨ªan el poder para hacerlo. Es la paradoja: el ciudadano es el gran activo de la democracia, pero a veces tambi¨¦n puede traicionarla.
P. Casi cuarenta de las cincuenta ciudades con m¨¢s homicidios del mundo son latinoamericanas. ?C¨®mo hemos llegado a este punto?
R. Como en todo, hemos llegado de a poquito. El crimen, la violencia y el miedo a sufrirla es lo que m¨¢s recorta la libertad de la ciudadan¨ªa latinoamericana. Pero es importante comprender que el crimen y la violencia no son fen¨®menos ¨²nicamente penales, tienen ra¨ªces m¨²ltiples. Un libro muy reciente de Andreas Feldman y Juan Pablo Luna muestra bien c¨®mo esos fen¨®menos est¨¢n relacionados con problemas de desarrollo m¨¢s amplios. Ese es un poco el esp¨ªritu de mi libro tambi¨¦n, la interrelaci¨®n de nuestros cuellos de botella.
P. La violencia afecta m¨¢s a las mujeres. Entre el 60% y 70% de las mujeres denuncia haber sufrido alg¨²n tipo de violencia de g¨¦nero.
R. No importa qu¨¦ problema tomes en Am¨¦rica Latina, casi siempre la situaci¨®n es peor para las mujeres. En parte por eso el cap¨ªtulo en el que explico qu¨¦ es un ciudadano, lo hago a partir de dos casos de mujeres que son los personajes principales de dos pel¨ªculas cl¨¢sicas latinoamericanas: La historia oficial (Argentina, 1985) y Roma (M¨¦xico, 2018).
P. ?No hay libertad posible a la vista?
R. Esa es una pregunta con un componente filos¨®fico importante. Creo que en nuestras condiciones es m¨¢s posible una libertad liberal, digamos, una en la que algunos efectivamente disfrutan de la libertad mientras las mayor¨ªas no; desde una perspectiva republicana, la libertad de unos pocos y la tiran¨ªa del estamento heredado para las mayor¨ªas, no se parece a la libertad.
P. ?Puede Am¨¦rica Latina escapar de su atasco?
R. En el libro parafraseo un verso de Jaime Sabines: yo no vengo a entretenerlos con la esperanza. Como bloque regional parece dif¨ªcil. De manera separada, algunos pa¨ªses tienen mayores posibilidades de liberarse del atasco que otros. Me da la impresi¨®n de que todos pueden, pero solo algunos podr¨¢n.
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