Alberto Vergara: ¡°El Congreso peruano est¨¢ compuesto de otras versiones de Pedro Castillo¡±
El polit¨®logo y acad¨¦mico cree que si las voces dominantes de la pol¨ªtica peruana siguen siendo l¨ªderes con vocaci¨®n autoritaria y corrupta, la salida de Castillo no resolver¨¢ nada a menos que haya un quiebre real
El mi¨¦rcoles 7 de diciembre a mediod¨ªa, 40 minutos despu¨¦s de que el expresidente peruano Pedro Castillo anunciara la disoluci¨®n del Congreso, el polit¨®logo Alberto Vergara acept¨® una entrevista con EL PA?S para esa misma tarde. Estaba de viaje en Washington, tapado de obligaciones laborales y familiares, pero su disposici¨®n respond¨ªa a un doble compromiso, como analista y como ciudadano: denunciar sin ambig¨¹edades un golpe de Estado. ¡°Creo que es muy importante que no quede la menor duda sobre la naturaleza del acto¡±, dijo entonces.
Tres horas m¨¢s tarde, a la hora acordada, la vertiginosa realidad peruana hab¨ªa pasado a todos por encima. Castillo se encontraba detenido en una dependencia policial, la vicepresidenta Dina Boluarte no hab¨ªa juramentado a¨²n como mandataria y Vergara ped¨ªa postergar la entrevista por lo menos un d¨ªa para escuchar su discurso y evaluar los ¨²ltimos acontecimientos. La denuncia del golpe de Estado se convirti¨® entonces en una exploraci¨®n de los elementos que componen hoy el limbo peruano, una reflexi¨®n sobre el estado actual de la pol¨ªtica y las m¨²ltiples preguntas que dibujan el horizonte del pa¨ªs. Un d¨ªa despu¨¦s, lo que segu¨ªa estando claro para Vergara era la naturaleza del acto de Castillo, pero ahora iluminada por la evidencia de que no hab¨ªa ning¨²n plan detr¨¢s de su intento golpista: ¡°Es un acto genuinamente imb¨¦cil¡±, dice el analista por videollamada desde Washington la tarde del jueves. ¡°Anteayer no lo hubiera dicho porque me parec¨ªa que el presidente de la Rep¨²blica no merec¨ªa en ninguna circunstancia ser tratado de esa manera. Pero hoy me parece que ya no tengo por qu¨¦ guardar las formas¡±.
Pregunta. Entiendo que la respuesta a esta pregunta solo puede ser especulativa, pero ?alcanza a discernir por qu¨¦ Pedro Castillo hizo lo que hizo? ?Por qu¨¦ cree que intent¨® disolver el Congreso de esta manera?
Respuesta. Creo que se debe a varias cosas. Una estaba desde el inicio de su gobierno y es que el se?or no tiene, nunca tuvo, una idea de d¨®nde estaba parado. El se?or no ten¨ªa ninguna experiencia, ninguna idea pol¨ªtica y siempre fue muy mediocre intelectualmente, pol¨ªticamente. Pero a eso se sum¨® una mediocridad moral que se hizo evidente muy r¨¢pido. Una mediocridad de alguien que estaba dispuesto a cometer todo tipo de piller¨ªas y de utilizar cualquier tipo de recurso para evitar cualquier responsabilidad. Y entonces, cuando se ve acorralado porque hay nuevas denuncias, se deja convencer de un plan que es digno de una pel¨ªcula de Woody Allen, de Mel Brooks, y comete la estupidez de su vida, ?no? Salta de la sart¨¦n al fuego¡
P. Acaba de usar la expresi¨®n ¡°se deja convencer¡±...
R. S¨ª, porque transmite la sensaci¨®n de que podr¨ªa haber alguna resistencia. Lo convencen, simplemente. O sea: yo creo que a un tipo sin ninguna grandeza, sin dignidad, le ofrecen una v¨ªa para ver si puede escapar de su responsabilidad penal. Y en ese sentido creo que es un golpe de Estado fracasado, pero un golpe de Estado de la naturaleza m¨¢s deleznable, abyecta, porque ni siquiera hay un proyecto autoritario, un proyecto con el cual puedes discrepar, uno que te puede parecer mal pero en el cual hay un inter¨¦s. Esto es realmente armar un golpe de Estado para ver si con eso logra opacar sus ladroner¨ªas. Lo veo como un momento muy cr¨ªtico de la corrupci¨®n del pa¨ªs. No de la corrupci¨®n en el sentido de la coima, la mordida, el soborno, sino de la corrupci¨®n en el sentido m¨¢s tradicional de la historia del pensamiento pol¨ªtico. Es cuando en las rep¨²blicas ya nadie piensa en lo p¨²blico, sino que todo el mundo est¨¢ pensando en c¨®mo siguen jugando a la desaparici¨®n de lo p¨²blico: la corrupci¨®n de la Rep¨²blica en el sentido de que yo puedo pervertir la norma que est¨¢ ah¨ª para lo p¨²blico, para utilizarla en mi favor de la forma m¨¢s ego¨ªsta. Y eso es lo que Castillo quiso hacer, en una de las medidas m¨¢s radicales de corrupci¨®n de la Rep¨²blica en ese sentido: dar un golpe de Estado para tapar sus problemas criminales.
P. En nuestra conversaci¨®n de ayer, usted dec¨ªa que si bien Pedro Castillo es el s¨ªntoma mayor de una enfermedad, su salida no cura el problema de fondo. ?C¨®mo ve la posibilidad de que esto sirva para sanear la situaci¨®n pol¨ªtica del Per¨²? ?O cree que seguir¨¢ habiendo un parche tras otro para mantener esta especie de asociaci¨®n entre el Ejecutivo y el Legislativo para mantener el statu quo?
R. Siento que Per¨², con estas crisis, de alguna manera es como un cuerpo que pega un espasmo de salud. Cuando [Manuel] Merino se empandill¨® con el Congreso y tom¨® el poder con un ¨¢nimo autoritario en 2020, las instituciones, la sociedad, se defendieron y Merino solo dur¨® seis d¨ªas en el Gobierno. Cuando la derecha intent¨® hacer un golpe de Estado electoral a trav¨¦s de un fraude que no exist¨ªa, las instituciones resistieron y le dieron la presidencia a quien hab¨ªa ganado la elecci¨®n, que era Pedro Castillo, en un momento muy traum¨¢tico, muy duro, con toda la derecha y todo el establishment queriendo echar abajo una elecci¨®n. Sin embargo, las instituciones aguantaron. Y ahora Castillo ha intentado vestirse de dictador y ha sido rechazado en cuesti¨®n de horas. Todos esos son episodios que te demuestran que hay algo sano, hay algo que sigue resistiendo, hay una dignidad nacional y una suerte de virtud institucional que est¨¢ por ah¨ª, que en el d¨ªa a d¨ªa no pareciera existir, pero que cuando est¨¢s ante el abismo aparece.
Es una suerte de grito de resistencia que surge en los momentos de crisis. Como dec¨ªa Chico Buarque: um grito desumano que ¨¦ uma maneira de ser escutado [un grito deshumano que es una forma de ser escuchado]. Creo que es un grito que est¨¢ exigiendo la oportunidad de darle continuidad a ese espasmo de salud. Y sin embargo, al mismo tiempo, los peruanos defraudamos cada vez a eso: hay una reacci¨®n que se nos abre como un punto de quiebre y, en ¨²ltima instancia, nadie se ocupa de que quiebre realmente la situaci¨®n. Yo dir¨ªa que hay un poco eso: estos puntos de quiebre que no quiebran. Ojal¨¢ este fuera un punto de quiebre que quiebra.
P. ?Qu¨¦ significa que quiebre en este caso?
R. Bueno, significa que entremos a un proceso en el cual las voces dominantes de la pol¨ªtica no sean las de esta gran mayor¨ªa que est¨¢ hoy, que con diferencias puramente estil¨ªsticas, ret¨®ricas, en el fondo todos son l¨ªderes con vocaci¨®n autoritaria y con vocaci¨®n corrupta. Independientemente de si son un poquito m¨¢s de derecha o un poquito m¨¢s de izquierda, lo que hay es una vocaci¨®n de saquear al Estado, de torcerlo en mi provecho y de eso hay que salir. No porque crea que puedes eliminarlo, pero s¨ª por lo menos que coexista con formas m¨¢s civilizadas de ver la pol¨ªtica, en las cuales existe el inter¨¦s com¨²n, el mediano plazo, el respeto por el otro. El problema no es que existan los autoritarios y los ladrones, el problema es que solo existan esos. Es muy dif¨ªcil que una democracia pueda sobrevivir y prosperar a pura instituci¨®n. No est¨¢ mal tener unos cuantos dem¨®cratas, ?no?
P. Sorprende que, por un lado, se est¨¦ hablando de la fortaleza de las instituciones en Per¨², pero parece muy dif¨ªcil que el Congreso habilite una salida como la de las elecciones anticipadas, que implicar¨ªa que los congresistas se dispongan a hacer algo que significa su expulsi¨®n del poder, y m¨¢s sin tener la posibilidad de ser reelegidos.
R. Es que es eso. El Congreso peruano, en su gran mayor¨ªa, est¨¢ compuesto por otras versiones de Pedro Castillo. De derecha, de izquierda, de centro, no ideol¨®gicos¡ Pero, fundamentalmente, la materia prima es bien parecida. Y no hay que perder de vista que en este casi a?o y medio del Gobierno de Castillo, el Ejecutivo y el Legislativo han funcionado de la mano en una alianza de facto para un mont¨®n de cosas, para todas las cosas m¨¢s nocivas, regresivas, cavernarias. Nunca hemos dado con el buen concepto para describir esta relaci¨®n entre el Congreso y el Ejecutivo en la cual se odian para las c¨¢maras, pero est¨¢n abrazados para destruir la educaci¨®n, las capacidades estatales, para destruir el intento de construcci¨®n de un servicio civil al interior del Estado. Est¨¢n abrazados para un mont¨®n de cosas que implican el debilitamiento del Estado de derecho. Es decir: la idea de una ley que nos regule a todos, eso lo repudian ambos poderes y han trabajado de la mano este a?o y medio. Si uno solo ve titulares, y en especial desde el extranjero, cree que este es un conflicto de proyectos o una polarizaci¨®n pol¨ªtica, cuando aqu¨ª no hay eso.
P. ?Cu¨¢les son los elementos que m¨¢s le preocupan en esta situaci¨®n? Por ejemplo: cualquier tipo de salida que permita alguna estabilidad duradera, en este momento, va a necesitar de un margen de paciencia de la sociedad. No parece que haya una forma de resolver de inmediato la crisis. ?Cree que hay un margen para eso, le preocupa el humor social?
R. Hay un hecho que es el m¨¢s dif¨ªcil de todos, y es que me parece que, aun si Dina Boluarte lo quisiera ¡ªno lo sabemos, pero d¨¢ndole el beneficio de la duda y asumiendo la buena voluntad¡ª, con este Congreso hay muy poca posibilidad de construir un gabinete sensato para el pa¨ªs. Creo que cualquier cosa que est¨¦ en el Ejecutivo que sea honesta, que tenga un proyecto de pa¨ªs, que le interesen las preocupaciones fundamentales del Per¨², que trate de construir un orden m¨¢s justo, por necesidad va a ser boicoteada por el Congreso. Es decir: la ¨²nica estabilidad que veo que puede surgir es la de un pacto con el Congreso, que probablemente significar¨¢ que los ladrones ahora van a tener otra camiseta. Ese es el tema. No digo que sea imposible, pero es dif¨ªcil pensar que alguien muy inexperto como Boluarte, sin bancada en el Congreso, sin la popularidad que eventualmente tuvo [Mart¨ªn] Vizcarra, por ejemplo, pueda construirla. Es una cuesti¨®n que queda por ver, pero de los ingredientes que veo en ese recipiente me resulta dif¨ªcil creer que puede salir un resultado democr¨¢tico y positivo para el pa¨ªs.
P. ?Le preocupa en este escenario que puedan encumbrarse figuras como la de Antauro Humala, que desde que sali¨® de prisi¨®n ha estado abocado a la actividad pol¨ªtica y tiene un crecimiento o al menos una presencia fuerte? ?O le parece un fen¨®meno demasiado marginal todav¨ªa?
R. A m¨ª, honestamente, no me preocupa tanto la posibilidad del surgimiento de alg¨²n tipo de liderazgo dictatorial autoritario. Hasta ahora no veo que haya un proyecto tipo Bukele ni nada por el estilo. Lo escrib¨ª alguna vez: la democracia peruana tiene esta extra?a condici¨®n de que no se est¨¢ muriendo por la presencia de alg¨²n hombre fuerte, sino que se muere de intrascendencia. Y creo que en eso seguimos. Es la levedad, la intrascendencia, la nimiedad, lo que derrota el poder. De eso es dif¨ªcil salir. Eso no construye un colapso final. Lo que construye es una descomposici¨®n lenta y gradual, de la que yo quisiera creer que podemos salir, pero no parece. Pareciera que los componentes que la mantienen, que la usan, siguen enteros. Ese es el tema: probablemente, cuando termine de sucumbir la democracia, lo har¨¢ porque entra a una situaci¨®n ca¨®tica m¨¢s que autoritaria. La gente suele creer que lo contrario de la democracia solamente es la tiran¨ªa o la dictadura. Lo contrario de la democracia tambi¨¦n es el caos. No estoy diciendo que vamos a ser una anarqu¨ªa o un caos ma?ana. Pero si conforme pasan los a?os nadie gobierna y el que gobierna trata de socavar la capacidad regulatoria del Estado, inevitablemente est¨¢s yendo a una sociedad en la cual la forma de dirimir los problemas no est¨¢ ni en la v¨ªa de la democracia ni en la v¨ªa del imperio de la ley, sino en la v¨ªa de que cada quien haga lo que le da la gana. Esa es la v¨ªa por la cual la democracia peruana se va erosionando, mucho m¨¢s que la de la construcci¨®n de una dictadura, de un autoritarismo.
P. ?Y entonces?
R. Creo que, inevitablemente, para intentar salir de esto, necesitas el involucramiento de la ciudadan¨ªa de alguna manera. Finalmente, el fortalecimiento de la democracia siempre va de la mano del fortalecimiento de la ciudadan¨ªa. Es una ciudadan¨ªa m¨¢s fuerte, m¨¢s demandante, la que genera una democracia m¨¢s fuerte. Pero aqu¨ª lo que hay es una disociaci¨®n entre el r¨¦gimen pol¨ªtico, la democracia y la ciudadan¨ªa. La ciudadan¨ªa est¨¢ en su casa, harta. Y s¨ª creo que estos pol¨ªticos muy mediocres est¨¢n c¨®modos sin sentir la presi¨®n de la gente. Entonces, intentar que este punto de quiebre quiebre algo, como dec¨ªamos hace un rato, pasa porque la gente, la ciudadan¨ªa, lo quiera y lo reclame. Si esa chispa no aparece, es dif¨ªcil.
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