Las llamas en Maui tambi¨¦n queman la historia de Haw¨¢i

Cascotes, chatarra calcinada y un manto gris de cenizas. Es todo lo que queda en el casco viejo de la antigua capital de Haw¨¢i, Lahaina, despu¨¦s del brutal incendio que la convirti¨® en polvo en solo cuatro horas y que lleva camino de convertirse en el m¨¢s mort¨ªfero de la historia reciente de Estados Unidos, ...

Cascotes, chatarra calcinada y un manto gris de cenizas. Es todo lo que queda en el casco viejo de la antigua capital de Haw¨¢i, Lahaina, despu¨¦s del brutal incendio que la convirti¨® en polvo en solo cuatro horas y que lleva camino de convertirse en el m¨¢s mort¨ªfero de la historia reciente de Estados Unidos, tras dejar al menos 93 muertos y un millar de desaparecidos. Sus residentes pudieron regresar este s¨¢bado por primera vez a recoger sus pertenencias, aunque apenas han logrado rescatar un pu?ado de objetos. Las autoridades calculan que la reconstrucci¨®n superar¨¢ los 5.000 millones de d¨®lares (unos 4.500 millones de euros). Pero algo no se podr¨¢ recuperar: el enorme legado hist¨®rico que han devorado las llamas.

Lahaina, en el noroeste de la isla de Maui, ten¨ªa una doble identidad: de un lado, id¨ªlico puerto tur¨ªstico, visitado por cientos de miles de personas al a?o atra¨ªdas por su sol ¡ªen la lengua aut¨®ctona, Lahaina significa ¡°sol cruel¡±¡ª, sus comercios abigarrados y su oferta gastron¨®mica. Pero tambi¨¦n era la puerta al pasado del archipi¨¦lago, tanto de su historia independiente como de la era colonial, y un pilar de la identidad hawaiana.

Su historia es de siglos. Fue uno de los lugares preferidos de los reyes de Maui. El monarca Kamehameha, que entre finales del siglo XVIII y principios del XIX unific¨® el archipi¨¦lago hawaiano en un ¨²nico reino tras derrotar a los jefes del resto de islas, la convirti¨® en su corte. Y acab¨® siendo designada capital.

El museo de Historia, alojado en los antiguos juzgados, guardaba reliquias de la era en la que Haw¨¢i a¨²n no hab¨ªa sido descubierta por los exploradores occidentales. El edificio m¨¢s antiguo, la casa Baldwin, era un s¨ªmbolo de la llegada de los primeros misioneros que all¨ª se establecieron, ahora transformada en museo de la ¨¦poca y centro de difusi¨®n de la cultura hawaiana, sede de festivales de m¨²sica tradicional. El museo Wo Hing, un peque?o edificio de madera construido por los inmigrantes cantoneses para servir de templo y cocina comunitaria, atesoraba el pasado de la pujante comunidad chino-hawaiana en Maui. En el cementerio de la iglesia Waiola estaban enterrados reyes, reinas, princesas y jefes hawaianos.

Un simb¨®lico baniano plantado en 1873

El mayor s¨ªmbolo de Lahaina, un baniano tra¨ªdo de la India por los misioneros cristianos hace 150 a?os y que se consideraba el ¨¢rbol vivo m¨¢s anciano de la isla, cubr¨ªa un parque entero de 2.000 metros cuadrados con sus m¨²ltiples troncos. A su sombra se hab¨ªa reunido generaci¨®n tras generaci¨®n. Plantado en 1873, hab¨ªa sido testigo de la conversi¨®n del archipi¨¦lago: de reino independiente a territorio estadounidense al despertar el siglo XX, y posteriormente a Estado de la Uni¨®n, en 1959.

Todo ha sido devorado o da?ado por las llamas. El fuego, alimentado por los vientos de un hurac¨¢n distante, se propag¨® a gran velocidad, sin dar tiempo a poner a salvo las reliquias. Ya es historia tambi¨¦n el hotel Pioneer Inn, de 122 a?os y en cuyas habitaciones se hab¨ªan alojado autores como Mark Twain o Jack London. La ¨²ltima reina de Haw¨¢i, Liliuokalani, tambi¨¦n se hosped¨® en la posada.

El baniano tan amado por los vecinos de Lahaina, de cuyas ramas colgaban cubos de agua para estimular el crecimiento de sus ra¨ªces a¨¦reas, permanece en pie, pero ha perdido sus hojas y sus ramas est¨¢n chamuscadas. Se desconoce todav¨ªa si las ra¨ªces del subsuelo se vieron afectadas y si el ¨¢rbol podr¨¢ revivir.

¡°No hay nada que me haya hecho llorar m¨¢s hoy que pensar en el baniano de mi ciudad natal de Lahaina¡±, escrib¨ªa en X (antiguo Twitter) una persona que se identifica como HawaiiDelilah. Pero ¡°nos reconstruiremos¡± y ¡°la belleza natural de Maui ser¨¢ para siempre¡±, a?ad¨ªa.

La p¨¦rdida del legado cultural e hist¨®rico es especialmente evidente en lo que hasta el martes era Front Street, su calle principal, y los alrededores. Hileras de peque?as casas de madera de colores en un paseo mar¨ªtimo que era tambi¨¦n un recorrido por la historia de la isla y su pasado como centro de poder pol¨ªtico del archipi¨¦lago y n¨²cleo de intercambio comercial en el Pac¨ªfico.

Si durante siglos Haw¨¢i estuvo aislada del resto del mundo, visitada solo por las canoas de otros reinos polinesios, la historia cambi¨® con la llegada de los exploradores blancos. A comienzos del XIX comenzaron a llegar a Lahaina flotas de barcos balleneros estadounidenses. A mediados de ese siglo, m¨¢s de 400 buques dedicados a la caza de estos animales atracaban en el puerto de esa ciudad cada a?o, y el comportamiento de sus marineros no dejaba de escandalizar al otro gran grupo occidental residente en la ciudad: los misioneros que trataban de convertir a la poblaci¨®n local.

En 1845 la capitalidad se traslad¨® a Honolulu, en la isla de Oahu. Con el declive de la industria ballenera, la econom¨ªa de la isla pas¨® a depender de otro sector, las grandes plantaciones de pi?a y ca?a de az¨²car, que ocuparon la mayor parte del terreno cultivable de Maui. Miles de inmigrantes chinos y japoneses llegaron para trabajar de jornaleros en los campos; muchos se quedaron. En 1898, un golpe derroc¨® a la reina y convirti¨® el archipi¨¦lago en territorio de EE UU.

El testimonio de ese pasado se ha revelado muy fr¨¢gil. La madera antigua y los textiles de muchas de las tiendas que salpicaban el barrio han sido un alimento propicio para las llamas. Las im¨¢genes muestran que, en el casco antiguo, apenas nada ha quedado en pie. El edificio del antiguo tribunal ha perdido el techo y su interior ha quedado consumido. De la casa Baldwin, por las im¨¢genes v¨ªa sat¨¦lite, solo parece quedar en pie el muro del jard¨ªn.

¡°Eran todos edificios de madera, edificios de tablas, tiendecitas, todas muy juntas. Quiz¨¢ solo separadas por alg¨²n callej¨®n entre ellas¡±, declaraba la directora de la Fundaci¨®n para la Restauraci¨®n de Lahaina, Theo Morrison, a la cadena de televisi¨®n ABC News. ¡°As¨ª que, claro, ardieron como cerillas¡±.

No todo est¨¢ perdido. Los documentos que guardaba el museo de Historia, por ejemplo, estaban digitalizados. Pero los edificios hist¨®ricos ¡°son estructuras que no se pueden reemplazar¡±, sosten¨ªa Morrison inmediatamente despu¨¦s del desastre.

Particularmente golpeada por la cat¨¢strofe ¡ªque lleva camino de superar el incendio que destruy¨® la localidad californiana de Paradise en 2018 y dej¨® 85 muertos¡ª, ha quedado la poblaci¨®n aut¨®ctona hawaiana asentada en Lahaina. Una poblaci¨®n que, como en el resto de la isla y el archipi¨¦lago, hab¨ªa visto la conversi¨®n de sus tierras ancestrales en plantaciones que acapararon el suministro de agua y secaron sus terrenos primero, y despu¨¦s en hoteles de lujo y alojamientos tur¨ªsticos que han disparado los precios de la vivienda y les han expulsado del mercado inmobiliario: esta comunidad representa el 10% de los residentes de Maui (un total de 35.000), pero suponen el 50% de las personas sin hogar. Muchos de ellos resid¨ªan en viviendas antiguas y fr¨¢giles, heredadas a lo largo de generaciones, y no necesariamente aseguradas. El incendio se las ha llevado.

Contar con estas comunidades ser¨¢ fundamental para una buena reconstrucci¨®n, seg¨²n ha declarado el fundador de la asociaci¨®n Nuestro Haw¨¢i, Kaniela Ing, a la cadena NBC. ¡°Tiene que haber mucha voluntad y una intervenci¨®n clara para garantizar que los recursos federales y filantr¨®picos apoyan a los residentes nativos, no para detener los da?os graves como estos, sino tambi¨¦n para llevarnos por un camino positivo¡±.

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