Narendra Modi, una imagen omnipresente en las calles de Nueva Delhi
La capital india acoge la cumbre del G-20 con un imponente despliegue de seguridad, urbanismo renovado, lucha a los perros callejeros e im¨¢genes del primer ministro por doquier
Dos se?oras agachadas en el asfalto que irradia un calor inclemente siguen repintando de amarillo intenso y negro, a pocas horas del inicio oficial de la cumbre del G-20, los bordillos de las aceras de una rotonda de la zona central de Nueva Delhi. No hay tr¨¢fico de veh¨ªculos ni transe¨²ntes, el distrito ofrece una imagen fantasmal por los cortes adoptados a fines de seguridad, con un imponente despliegue de fuerzas. El esfuerzo de las se?oras es s¨ªmbolo de la f¨¦rrea voluntad de la India de ofrecer una imagen reluciente en la gran cita internacional, pero a su lado hay un emblema a¨²n m¨¢s significativo. Ah¨ª, como por doquier en un recorrido por el centro de la capital, aparece un cartel con un lema para la cumbre y el rostro del primer ministro indio, Narendra Modi.
La cantidad de carteles con la efigie del l¨ªder colgados en la ciudad es impresionante, como m¨ªnimo poco habitual en pa¨ªses democr¨¢ticos, y probablemente m¨¢s parecida al culto de la personalidad propio de otros tipos de reg¨ªmenes. Los mensajes var¨ªan, abordan el medio ambiente, la tecnolog¨ªa y otras cuestiones, pero el rostro es siempre el mismo. La personalizaci¨®n en la figura del l¨ªder de la gran oportunidad que esta cita de alcance mundial representa para la India no es, desde luego, uno de los aspectos m¨¢s importantes en el debate acerca de la calidad de la democracia india, pero resulta significativa en una cuesti¨®n trascendental para el futuro del pa¨ªs.
Las labores de las dos se?oras son gotas en una gran lluvia de atenciones. En el precioso recinto de la Tumba de Humayum un equipo de cazadores de perros callejeros se emplea a fondo. Un par de ellos son introducidos en la furgoneta de la perrera, otro es enlazado con habilidad por la espalda en el camino central de la zona monumental. Pero hay muchos otros en los alrededores, se oyen sus ladridos, y multitud por doquier, en una lucha que parece met¨¢fora del esfuerzo de modernizaci¨®n de la India, que avanza, pero sigue teniendo por delante una tarea tit¨¢nica.
Cierre de escuelas y negocios
Unos 120.000 polic¨ªas han sido desplegados para garantizar la seguridad de la cita. Las autoridades han decretado el cierre de escuelas y negocios en la capital. Las medidas han evaporado por completo la vida normal de una amplia zona alrededor del distrito gubernamental de la parte nueva de la ciudad. En la parte vieja, m¨¢s alejada de los puntos sensibles para la cumbre, la vida flu¨ªa con mayor normalidad, con su melanc¨®lico encanto. Aqu¨ª se ve que la India necesitar¨¢ mucho m¨¢s que repintados.
Los fuertes datos econ¨®micos del a?o pasado y el actual, que sit¨²an a la India como la econom¨ªa importante con la mayor tasa de crecimiento, son una buena noticia. El progreso de los ¨²ltimos lustros es evidente. Un informe publicado en 2022 por el Programa de Desarrollo de la ONU apuntaba a que en los 15 a?os entre el periodo 2005 / 2006 y el 2019 / 2021 la pobreza multidimensional ¡ªque considera distintos indicadores de ingresos, salud, educaci¨®n¡ª ha ca¨ªdo de un 55% a un 16% de la poblaci¨®n. Pero esto sigue suponiendo unos 200 millones de personas en un pa¨ªs con 1.425 millones de habitantes. Muchos otros siguen en situaci¨®n precaria, y el camino se antoja largo, con un enorme reto de redistribuci¨®n, de fortalecimiento de servicios sociales.
Los medios locales informan de que unos 4.000 mendigos han sido desplazados en los ¨²ltimos d¨ªas de lugares en los que es posible que pasen los delegados de la cumbre. Naturalmente basta con alejarse un poco de los puntos neur¨¢lgicos para encontrarlos.
Las autoridades tambi¨¦n se han esforzado de alejar de la zona de la cumbre y de los principales hoteles los monos que conviven en la ciudad con su veintena de millones de habitantes. Pero ellos tampoco han desaparecido del todo de ah¨ª. Curiosamente, se encuentran muchos reunidos cerca de la antigua sede del Parlamento, edificio colonial edificado en los a?os veinte del siglo pasado, ya abandonado en favor de una nueva imponente sede erigida justo a lado, en una yuxtaposici¨®n que parece hablar.
Todo ello lo ha visto y lo ven los ojos omnipresentes en los carteles propagand¨ªsticos de Narendra Modi, carism¨¢tico y muy pol¨¦mico l¨ªder, con una enorme tasa de apoyo popular seg¨²n las encuestas y una dram¨¢tica losa de acusaciones acerca de los efectos que su liderazgo inspirado en el nacionalismo hind¨² causa a la democracia india.
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