La ocupaci¨®n israel¨ª separ¨® primero a su familia y ahora la guerra de Gaza la entierra bajo las bombas
El periodista Mohamed Farra se entera en Cisjordania, durante una conexi¨®n en directo, de que un ataque en la Franja mata a cinco familiares a los que llevaba 25 a?os sin ver por el bloqueo
Hac¨ªa un cuarto de siglo que Mohamed Farra no ve¨ªa a su hermana Simat. Ahora sabe que nunca m¨¢s volver¨¢ a hacerlo. La guerra est¨¢ acabando de dar la puntilla a miles de familias palestinas que ya viv¨ªan desde hace d¨¦cadas en Cisjordania, incomunicadas y divididas por el bloqueo israel¨ª de Gaza. El camar¨®grafo Mohamed Farra, de 45 a?os y originario de la Franja, realizaba un directo para la cadena Al Araby el mi¨¦rcoles durante una protesta en la ciudad cisjordana de Ramala cuando se enter¨® de que un bombardeo israel¨ª ¡ªya han causado m¨¢s de 7.000 muertos¡ª, acababa de segar la vida de su hermana, su cu?ado y tres sobrinas. Ambos hab¨ªan hablado por ¨²ltima vez a trav¨¦s del m¨®vil esa misma ma?ana, en torno a las siete, detalla.
¡°No tenemos esperanza como pueblo¡±, lamenta, devastado y con los ojos enrojecidos, en el sal¨®n de su casa. La estancia acoge algo parecido a un velatorio sin muertos, un funeral en la distancia. ¡°Siento no poder hacer nada¡±, deplora entre llamada y llamada de tel¨¦fono de personas que le transmiten el p¨¦same. Adem¨¢s, es consciente de que ha de pasar el amargo duelo en la distancia, pese a que solo un centenar de kil¨®metros en l¨ªnea recta separan Ramala de Jan Yunis, donde tuvo lugar el ataque. Si antes Farra no pod¨ªa acceder a Gaza, ahora, bajo las bombas y rodeada por un ej¨¦rcito que prepara la invasi¨®n terrestre, mucho menos. Sin apenas poder articular palabra y hecho un mar de l¨¢grimas, es uno de sus hijos el que ofrece caf¨¦ y d¨¢tiles a las visitas.
¡°Estamos bien¡±, era el mensaje que el camar¨®grafo esperaba de manera cotidiana a trav¨¦s del tel¨¦fono o de las redes sociales para confirmar que sus familiares segu¨ªan vivos bajo los constantes bombardeos. Desde que la violencia se dispar¨® hace 20 d¨ªas con el ataque de Ham¨¢s a Israel, Farra ha tratado de mantener a duras penas el contacto con ellos pese a lo complicado de las comunicaciones. Les hab¨ªa dado la orden de que nunca estuvieran todos juntos en el mismo sitio para evitar que un misil los matara a todos a la vez.
El redactor que lo acompa?aba el mi¨¦rcoles, Fadi al Asa, explica que cuando se enteraron del fatal resultado trataron de apartar a Farra de la escena sin saber muy bien c¨®mo darle la noticia. Pero las desgracias, como las bombas, vuelan, y pronto son¨® su tel¨¦fono. Todav¨ªa vest¨ªa el chaleco antibalas, como se ve en el v¨ªdeo grabado en el lugar en el momento en que se lo llevan en un coche.
La vida sigue y la guerra tambi¨¦n. Al Asa mantiene el ritmo de conexiones en directo el jueves y acude a cubrir una manifestaci¨®n convocada en la plaza central de Ramala en solidaridad con las v¨ªctimas de Gaza. Una se?al realizada en cer¨¢mica tradicional marca la distancia hasta Jerusal¨¦n: 15 kil¨®metros. En medio, la fortaleza de hormig¨®n del paso de Qalandia, que controlan las fuerzas de seguridad de Israel.
Unas 200 personas, a las que les reparten fotos de cad¨¢veres de Gaza para que las muestren, desfilan por las calles aleda?as a la plaza de Ramala, capital administrativa de Cisjordania. Corean consignas en contra de la ocupaci¨®n, niegan ser terroristas y gritan contra el primer ministro de Israel, Benjam¨ªn Netanyahu. ¡°Por favor, haz que nuestras palabras se escuchen¡±, suplica Ama Matjar, una asistente a la marcha de 61 a?os.
Yasser Amor, un profesor de interpretaci¨®n de la Universidad de Bir Zeit de 45 a?os, lleva en las manos una cartulina blanca en la que explica el motivo de su presencia en la protesta. ¡°El fin del terrorismo (israel¨ª), el fin de la ocupaci¨®n de Palestina por parte de Israel y el derecho de autodeterminaci¨®n¡±, explica mientras va acompa?ando con el dedo el texto escrito en ingl¨¦s. ¡°Desde 1948 todo ha ido a peor¡±, comenta en referencia a la fecha de la creaci¨®n del Estado de Israel. Ese a?o, el pueblo palestino vivi¨® la conocida como Nakba (cat¨¢strofe, en ¨¢rabe), por la que 700.000 personas ¡ªm¨¢s de la mitad de la poblaci¨®n total, seg¨²n la ONU¡ª fueron expulsadas por las fuerzas israel¨ªes. Estos d¨ªas, un mill¨®n de civiles se han desplazado a la fuerza bajo los bombardeos desde el norte de Gaza tras el ultim¨¢tum lanzado por Israel. Un ¨¦xodo que recuerda al de hace 75 a?os y al que estos d¨ªas los palestinos se refieren constantemente.
Mohamed Farra es originario de Gaza, pero se cas¨® en 1998 con una mujer de Cisjordania y, desde entonces, reside en Ramala. En este cuarto de siglo que ha transcurrido, no ha podido volver a su casa. La ¨²ltima vez fue, precisamente, al regresar de su viaje de novios a T¨²nez, recuerda. En cinco ocasiones, a?ade, trat¨® de regresar a la Franja, pero las fuerzas israel¨ªes se lo impidieron. Ese enclave se encuentra rodeado y aislado del resto del mundo por una aut¨¦ntica fortaleza integrada por muros de hormig¨®n, alambradas, c¨¢maras de vigilancia, torretas y cientos de militares de Israel que controlan la entrada y salida del enclave palestino.
La vivienda en un edificio de cuatro plantas de Jan Yunis (sur de la franja de Gaza), en la que habitaba Simat, hermana de Farra, junto a su marido, Esam, y sus cinco hijos, fue alcanzada por un proyectil en la ma?ana del mi¨¦rcoles. Adem¨¢s de los padres, murieron las tres hijas: Adian, Rosol y Tuka, y resultaron heridos los dos hijos: Hatem y Khalil, rescatados de entre los escombros. ¡°?Todos somos combatientes por la patria!¡±, entona entre otras frases de corte religioso Hatem sobre una camilla del hospital, seg¨²n un v¨ªdeo publicado en redes sociales que muestra su t¨ªo Mohamed Farra. El adolescente va todav¨ªa cubierto de polvo y sangre y con la cabeza vendada. ¡°Esto no es una guerra. Simplemente, nos est¨¢n matando¡±, afirma Farra, al tiempo que se levanta a estrechar la mano a dos nuevas visitas reci¨¦n llegadas a su vivienda.
El ataque que acab¨® con cinco miembros de esa familia tuvo lugar unas horas antes de que otro bombardeo israel¨ª matara a la mujer y dos hijos de Wael Dahdouh, corresponsal jefe de la televisi¨®n Al Jazeera en la Franja. Desde el ataque de Ham¨¢s en territorio israel¨ª del d¨ªa 7, una veintena de informadores palestinos ha muerto como consecuencia de los ataques a¨¦reos del ej¨¦rcito, y las sedes de 50 medios de comunicaci¨®n han sido destruidos o da?ados. Farra se encuentra roto solo 24 horas despu¨¦s de perder a una parte importante de su familia, pero ya piensa en regresar a la calle. ¡°Tenemos que seguir contando historias lo antes posible¡±, defiende.
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