As¨ª tom¨® la UE una soluci¨®n sin precedentes para iniciar la adhesi¨®n de Ucrania
La f¨®rmula para que el primer ministro h¨²ngaro saliera de la sala y evitara as¨ª apoyar expl¨ªcitamente la invitaci¨®n a Kiev a integrarse en la UE se fragu¨® a varias bandas y fue comunicada por Scholz
La pr¨®xima vez que el primer ministro h¨²ngaro, Viktor Orb¨¢n, se vea con su aliado Vlad¨ªmir Putin tendr¨¢ una excusa que darle. Tambi¨¦n a la ciudadan¨ªa ante la que clama contra Ucrania y contra los ¡°bur¨®cratas de Bruselas¡±. ?l nunca respald¨® expl¨ªcitamente que la Uni¨®n Europea abriera negociaciones con Ucrania, el pa¨ªs invadido por decisi¨®n del aut¨®crata ruso. Cuando el resto de los l¨ªderes comunitarios lo hicieron el jueves por la tarde, el ultraconservador sali¨® de la sala, bendijo el compromiso pol¨ªtico por silencio administrativo y prefiri¨® mostrar despu¨¦s su rechazo en las redes sociales: ¡°Es una decisi¨®n completamente insensata, irracional y equivocada¡±. En vano, porque al no mostrar su rechazo donde de verdad cuenta, en el Consejo Europeo, ha dado su respaldo a la decisi¨®n de los dem¨¢s. La historia de c¨®mo se lanzaron las negociaciones para sumar a Kiev al club comunitario se recordar¨¢ en los manuales europeos como inusual, in¨¦dita. La f¨®rmula incluye esa costumbre tan t¨ªpica de Bruselas de buscar soluciones para todo, la avanzadilla de un dirigente alem¨¢n y una sugerencia para salir a tomar caf¨¦ en una cumbre tensa y crucial para la unidad de Europa.
Orb¨¢n lleva a?os siendo el gru?¨®n de las cumbres europeas, amenazando con vetar medidas en las que se requiere la unanimidad de todos los Estados miembros. Raramente acaba haci¨¦ndolo. Pero hace semanas, cuando envi¨® una carta al presidente de Consejo Europeo, Charles Michel, exigiendo una revisi¨®n total de la estrategia com¨²n con Ucrania, elev¨® el tono y muchos creyeron iba en serio. Y en esta ocasi¨®n lo que hab¨ªa sobre la mesa no era menor: abrir las negociaciones con Kiev para su adhesi¨®n al club comunitario, una decisi¨®n cargada de simbolismo pol¨ªtico que ahonda la integraci¨®n de Ucrania en el bloque occidental, algo que Mosc¨² aborrece y considera una agresi¨®n.
Ante esa posibilidad, las instituciones comunitarias y las capitales m¨¢s relevantes se movilizaron para disolver el nuevo chantaje de Budapest y convertirlo en otra bravuconada de alguien que ha hecho de Hungr¨ªa un ¡°r¨¦gimen h¨ªbrido de autocracia electoral¡±, seg¨²n la Euroc¨¢mara. Michel viaj¨® a la capital h¨²ngara. Orb¨¢n fue a cenar a Par¨ªs con el presidente franc¨¦s, Emmanuel Macron. El jefe del Ejecutivo espa?ol, Pedro S¨¢nchez, lo llam¨® por tel¨¦fono¡ Y el mismo jueves, coordinados por el presidente del Consejo, los l¨ªderes de los cuatro grandes del club comunitario, Macron, el canciller alem¨¢n, Olaf Scholz, m¨¢s Michel y la presidenta de la Comisi¨®n Europea, Ursula von der Leyen, en conjunto se reunieron con ¨¦l mientras el resto esperaba alg¨²n tipo de salida.
En alg¨²n punto de todas de esas conversaciones se dio con la soluci¨®n: Orb¨¢n saldr¨ªa de la sala cuando llegara el momento de dar el visto bueno a la parte de las conclusiones del Consejo Europeo que apoyan abrir conversaciones con Ucrania para su adhesi¨®n. La coreograf¨ªa la hab¨ªa sugerido el canciller alem¨¢n, que, llegado el momento, apunt¨® al h¨²ngaro que quiz¨¢ era el momento de irse a tomar un caf¨¦, seg¨²n explican varias fuentes comunitarias. Tras las andanadas anteriores, en los corrillos diplom¨¢ticos de la cumbre se hab¨ªa comentado que se echaba de menos a la alemana Angela Merkel, capaz de mirar a los ojos a Orb¨¢n y meterle en la senda com¨²n. Scholz, a quien no le gusta ni recibir ni dar sorpresas y a quien algunos le reprochan cierta falta de tim¨®n en su estrategia europea, mientras est¨¢ centrado en la pol¨ªtica interna con una coalici¨®n de Gobierno complicada, fue as¨ª el encargado de completar una estrategia in¨¦dita. ¡°Fue algo acordado y se hizo de forma constructiva¡±, apuntaban varias fuentes el jueves por la noche.
Sin llegar a confirmar si la idea fue propia o fruto de un acuerdo en el marco de las muchas reuniones mantenidas en los ¨²ltimos d¨ªas ¡ªsolo admiti¨® que la ¡°tante¨® un poco¡± antes de lanzarla en el pleno con los dem¨¢s mandatarios¡ª, Scholz explic¨® en rueda de prensa que fue tras todas las conversaciones, y cuando vio a sus colegas discutiendo en la sala cerrada cuando decidi¨® lanzar la f¨®rmula novedosa. ¡°Creo que fue el momento adecuado para plantearlo, hab¨ªamos tenido muchas conversaciones bilaterales y luego una amplia con todos los jefes de Estado y de Gobierno y consider¨¦ que hab¨ªa llegado el momento de preguntar si era posible una decisi¨®n de esta manera, y la respuesta fue que s¨ª¡±, relat¨®.
En cualquier caso, ¡°no fue un truco¡±, subray¨® el alem¨¢n. ¡°Le propuse al primer ministro h¨²ngaro que nos permitiera tomar la decisi¨®n en su ausencia y se pens¨® la propuesta. Yo le hab¨ªa pedido que se lo pensara un momento, que no respondiera de forma inmediata y espont¨¢nea. Respondi¨® que iba a aprovechar la propuesta. Y entonces tomamos la decisi¨®n a 26 en la sala¡±.
Scholz defendi¨® que se actu¨® ¡°de acuerdo con las reglas¡±. Pero tambi¨¦n reconoci¨® que la f¨®rmula no es ¡°algo que se pueda hacer cada vez¡± y que lo ideal es buscar un acuerdo como el que ahora intentan con la revisi¨®n del presupuesto plurianual que incluye un importante salvavidas econ¨®mico para Ucrania. ¡°Los consensos no caen del cielo como el Esp¨ªritu Santo, hay que trabajarlos y la soluci¨®n no puede ser siempre que alguien salga por la puerta¡±, ironiz¨®. Ese es un recurso ¡°solo para momentos especiales¡±, acot¨®.
Es la primera vez que ocurre algo as¨ª. Desde que entr¨® el vigor el Tratado de Lisboa en 2009, nunca un jefe de Estado o de Gobierno ha dejado de fijar su posici¨®n directamente o delegando en un colega de otro pa¨ªs si no va a estar presente (los espa?oles suelen confiar en los portugueses). Pero tampoco hay dudas jur¨ªdicas de que el paso dado es v¨¢lido. Los tratados se?alan que el Consejo aprueba sus conclusiones por consenso, pero en esa noci¨®n la ausencia cabe como apoyo porque el rechazo debe ser expl¨ªcito.
Otras veces se han buscado otras f¨®rmulas para eludir los vetos, como poner una nota al pie de p¨¢gina en la que se explicita la disconformidad de un pa¨ªs o que sea el presidente del Consejo Europeo quien asuma las conclusiones en las que coinciden todos menos uno. Esta vez no era posible y aunque no hay dudas sobre la validez legal de lo realizado, tambi¨¦n hay fuentes jur¨ªdicas que subrayan que ¡°la apertura de negociaciones de adhesi¨®n es una decisi¨®n de naturaleza eminentemente pol¨ªtica¡±. Es una forma de decir que no hay ning¨²n precepto que obligue legalmente a que los l¨ªderes respalden el comienzo formal de negociaciones, sino que es una costumbre de la UE.
¡°Fue una pantomima para que Orb¨¢n salvara la cara¡±, apunta Ignacio Molina, investigador s¨¦nior del Real Instituto Elcano especializado en la UE. ?l apunta a una situaci¨®n parecida en los a?os sesenta del siglo pasado, cuando el entonces presidente franc¨¦s, el general Charles de Gaulle, oblig¨® a sus ministros a dejar la silla francesa vac¨ªa en el Consejo de la UE (el Consejo Europeo era en esa ¨¦poca un ¨®rgano informal) por estar en desacuerdo con una decisi¨®n sobre pol¨ªtica agr¨ªcola. Esa decisi¨®n paraliz¨® el proyecto europeo, recuerda, porque los dem¨¢s socios entend¨ªan que sin los franceses todo quedaba deslegitimado. Aunque Molina subraya en pocas palabras la diferencia: ¡°La UE a seis no es igual que a 27. Francia no es Hungr¨ªa. Y De Gaulle no es Orb¨¢n¡±.
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