El ala dura de los conservadores echa un pulso a Sunak para que endurezca a¨²n m¨¢s su pol¨ªtica de deportaciones a Ruanda

Rishi Sunak vincul¨® su mandato como primer ministro al compromiso de poner freno al aumento de la inmigraci¨®n irregular en el Reino Unido. Se ha acabado convirtiendo en su pesadilla pol¨ªtica. La deriva autoritaria y de mano dura, bordeando la legalidad internacional, que ha supuesto su plan de deportaciones a Ruanda ni siquiera ha saciado al ala dura de los conservadores, que lo consideran d¨¦bil e imperfecto, y exigen a Sunak que vaya m¨¢s lejos.

Unos 60 diputados tories han respaldado este martes enmiendas a la ley presentada a principios de diciembre, que declaraba el pa¨ªs africano un lugar seguro y reduc¨ªa las v¨ªas legales de los inmigrantes para recurrir ante los tribunales su deportaci¨®n, para hacerla m¨¢s dura todav¨ªa. Una de las enmiendas imped¨ªa que los inmigrantes pudieran impedir su traslado a Ruanda, con la ¨²nica excepci¨®n de que su condici¨®n f¨ªsica no les permitiera volar. La otra exig¨ªa que cualquier decisi¨®n cautelar del Tribunal Europeo de Derechos Humanos que persiguiera bloquear uno de esos vuelos fuera autom¨¢ticamente rechazada.

En las horas previas a la votaci¨®n, el ex primer ministro, Boris Johnson, que siempre escoge los momentos m¨¢s delicados para saldar sus cuentas pendientes con Sunak ¡ªle acusa de ser uno de los principales causantes de su ca¨ªda pol¨ªtica¡ª, expresaba su respaldo a los rebeldes en X (antes Twitter): ¡°Los Gobiernos de todo el mundo intentan ahora imitar nuestra pol¨ªtica de Ruanda, destinada a acabar con el tr¨¢fico ilegal de personas. La ley debe ser todo lo robusta que sea posible, y lo apropiado ser¨ªa [por parte del Gobierno] aceptar las enmiendas¡±, escrib¨ªa Johnson.

Los diputados rebeldes intentan endulzar su mot¨ªn con discursos de buenas intenciones y loas al prop¨®sito perseguido por Sunak. Sus excusas son jur¨ªdicas. Alegan que la ley aprobada en primera lectura a principios de diciembre, y a¨²n en tr¨¢mite parlamentario, deja muchas lagunas que pueden ser aprovechadas por los inmigrantes irregulares, los ¡°abogados izquierdistas¡± ¡ªen palabras de Robert Jenrick, ex secretario de Estado de Inmigraci¨®n y uno de los l¨ªderes rebeldes¡ª y las organizaciones humanitarias con la finalidad de paralizar durante meses las deportaciones con recursos, bien ante la justicia brit¨¢nica o ante la internacional.

La pen¨²ltima batalla

El Gobierno de Sunak, que ha contado con el apoyo de la oposici¨®n laborista, ha logrado que la C¨¢mara de los Comunes rechazara mayoritariamente las enmiendas de los tories rebeldes. Pero la humillaci¨®n ha sido evidente: 60 votos, cuando Downing Street hab¨ªa dejado claro que impon¨ªa disciplina de voto, son muchas disidencias. Para colmo, dos de los rebeldes ocupaban puestos clave, como vicepresidentes, en la direcci¨®n del Partido Conservador, y han presentado a Sunak su dimisi¨®n nada m¨¢s respaldar las enmiendas, conscientes de que ser¨ªan retirados de su cargo despu¨¦s de perpetrar la desobediencia.

El tono de la carta de Lee Anderson y de Brendan Clarke-Smith, sin embargo, dejaba claro que no deseaban que la sangre llegara al r¨ªo: ¡°Primer ministro, usted se comprometi¨® a hacer todo lo que estuviera en sus manos para frenar la llegada de botes [con inmigrantes que cruzan el canal de la Mancha]. Ha sido claro y firme respecto a su plan de Ruanda, y ha dejado claro que no permitir¨¢ que un tribunal extranjero bloquee esos vuelos. Tiene usted el cien por cien de nuestro apoyo y el de los votantes de nuestras circunscripciones¡±, aseguraban en su texto de renuncia.

Sunak, sin embargo, no puede a¨²n respirar tranquilo. Rechazadas las enmiendas, el texto original de la ley volver¨¢ a ser sometido a votaci¨®n en la C¨¢mara de los Comunes este mi¨¦rcoles. Si los 60 rebeldes se abstuvieran, o unos 30 de ellos votaran en contra ¡ªla oposici¨®n laborista ya ha anticipado su rechazo¡ª, el plan de Ruanda no saldr¨ªa adelante, y el primer ministro habr¨ªa sido derrotado en una votaci¨®n que muchos interpretar¨ªan como una moci¨®n de confianza.

La baza secreta de Sunak, parad¨®jicamente, son unas encuestas que anticipan una derrota sin paliativos de los conservadores. A diferencia de las rebeliones que sufri¨® Theresa May en torno al Brexit, en las que los amotinados sab¨ªan que podr¨ªan colocar a Johnson en Downing Street, en esta ocasi¨®n, ni hay relevo, ni la ciudadan¨ªa brit¨¢nica consentir¨ªa otra sustituci¨®n que no pasara por las urnas.

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