Mosc¨² llora a sus v¨ªctimas: ¡°Ha sido un ataque contra gente indefensa, un acto b¨¢rbaro¡±
Ciudadanos de la capital depositan flores y juguetes junto a la Crocus en homenaje a los m¨¢s de 100 muertos. Comparan la tragedia con los ataques de los a?os 2000. ¡°Est¨¢ ocurriendo de nuevo¡±, advierte un joven
¡°Cuando llegu¨¦ a casa, estall¨¦ de histeria y p¨¢nico. Mi marido no me pod¨ªa mirar, los ni?os se asustaron y me abrazaron¡±, contaba este s¨¢bado entre l¨¢grimas Natalia Bumova, superviviente de la matanza perpetrada un d¨ªa antes en la sala de conciertos Crocus, en el exterior del edificio. Con la voz rota, Bumova se acerc¨® al homenaje a las v¨ªctimas improvisado que han alzado los moscovitas en la valla exterior del recinto. A apenas unos metros de las decenas de flores y juguetes depositados en el homenaje, una fila de furgonetas f¨²nebres a¨²n permanec¨ªa aparcada. Al menos 133 personas perdieron la vida en una masacre que algunos comparan con la del teatro Dubrovka de Mosc¨² en el 2002.
¡°Escuch¨¦: pam. Pens¨¦ que era un petardo, que hab¨ªan recibido as¨ª a los artistas. Pero no pararon. Empezaron los gritos, el p¨¢nico. Me di cuenta de que algo andaba mal¡±, cuenta Bumova. Esta mujer hab¨ªa llegado con su marido al centro de ocio pasadas las 19.30, media hora antes de comenzar el concierto del grupo Picnic. Por casualidad, su hermana la llam¨® cuando ya se hab¨ªan acomodado en la segunda planta de la sala, cuyo aforo estaba completo con 6.200 entradas vendidas. ¡°No sab¨ªa que hab¨ªa venido mi hermana tambi¨¦n¡±.
La pareja se dio cuenta de que ¡°algo iba mal¡± y comenz¨® a correr. ¡°Mir¨¦ abajo, estaban disparando a esas personas¡±, afirma con la voz apagada. En los pisos superiores no hab¨ªa mucha gente y les pareci¨® seguro. Encontraron un guarda, que les guio hacia una salida de emergencia junto con otros supervivientes.
¡°Ten¨ªa miedo, no se ve¨ªa nada y todo ard¨ªa... ?Y si estaban all¨ª? Los primeros en correr nos abrieron las puertas a todos, segu¨ªamos escuchando los disparos¡±, agrega la v¨ªctima. Todos se dirigieron hacia la carretera. Una de las mujeres que hab¨ªa huido no localizaba a su hijo. Cuando le cogi¨® la llamada, solo le quedaba un 3% de bater¨ªa. ¡°Intentamos calmarla¡±, explica Bumova. Los conductores que circulaban por aquella ruta pararon a sacar a los supervivientes con la sala Crocus ardiendo de fondo.
Los moscovitas se han acercado este s¨¢bado al lugar de la tragedia, a¨²n cerrado bajo un estricto control policial mientras prosegu¨ªa la investigaci¨®n de los servicios de seguridad.
¡°No entiendo qui¨¦n gana algo con esto, solo me evoca emociones negativas¡±, dice Kiril, veintea?ero, camino del homenaje con una flor en la mano. ¡°Estas cosas ocurr¨ªan cuando era peque?o, parec¨ªa que todo era cosa del pasado. Esto est¨¢ ocurriendo de nuevo¡±, lamenta.
¡°Ha sido un ataque contra gente indefensa, un acto b¨¢rbaro¡±, dice un estudiante que no quiere mencionar su nombre. ¡°No esper¨¢bamos un atentado. Hac¨ªa mucho tiempo que no hab¨ªa un n¨²mero tan elevado de v¨ªctimas. Y no tomaron rehenes¡±, denuncia con una ira visible en el rostro antes de enfatizar que ¡°nadie ha hecho esto antes¡±.
Mosc¨² entera ha quedado conmocionada por el atentado. Las h¨¦lices de los helic¨®pteros que escrutaban sus calles por la noche han dado paso a un silencioso s¨¢bado solo quebrado por su tr¨¢fico, y sus carteles publicitarios han sido sustituidos por la imagen de una vela sobre fondo negro con el lema ¡°lloramos, 22.02.2024¡å.
Las autoridades han declarado este domingo 24 de marzo d¨ªa de luto en todo el pa¨ªs. El alcalde de la capital, el popular Sergu¨¦i Sobianin, se acerc¨® al hospital Botkin para apoyar a las v¨ªctimas. ¡°Quiero dar las gracias a todos aquellos que acudieron al lugar de la tragedia. Al personal de las decenas de ambulancias, helic¨®pteros y el Servicio de Emergencias. A todos aquellos que arriesgaron sus vidas para salvar a otros¡±, manifest¨® Sobianin.
Muchos moscovitas tambi¨¦n mostraron su duelo a trav¨¦s de las redes sociales. En Instagram, algunos pusieron como estatus la misma vela negra de los carteles publicitarios. ¡°El atentado me recuerda a mi infancia, a los tiempos de la guerra de Chechenia y el secuestro del teatro de Mosc¨² (aquel suceso fue conocido por la obra que ten¨ªa lugar en aquel momento, Nord-Ost). Qu¨¦ pena por la gente¡±, manifestaba Tania.
Angelina, madre separada con una hija, relata a este peri¨®dico por tel¨¦fono su conmoci¨®n por haber estado en el lugar del atentado un par de horas antes de producirse la masacre. ¡°Hab¨ªamos estado en una exposici¨®n que hab¨ªa en Crocus esta semana, y regres¨¦ ayer a recoger una cosa, pero antes de acabar la jornada laboral. Cuando todo ocurri¨®, ya nos hab¨ªamos ido¡±, cuenta antes de afirmar que al leer las noticias poco despu¨¦s, le entr¨® ¡°un ataque de p¨¢nico y l¨¢grimas¡±.
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