La exenci¨®n militar de los ultraortodoxos pone en peligro la coalici¨®n de Netanyahu
Una decisi¨®n del Supremo obliga al primer ministro a forjar r¨¢pido un acuerdo que contente tanto a sus fieles socios en el Ejecutivo como a los sectores m¨¢s seculares. Decenas de miles de personas protestan contra el gobernante en Jerusal¨¦n
Nuevos tiempos, mismas brechas. Hace casi seis meses, la mayor¨ªa jud¨ªa de Israel vivi¨® como una tragedia compartida el ataque de Ham¨¢s. Con cerca de 1.200 muertos y m¨¢s de 240 rehenes, de los que menos de la mitad han vuelto a casa, el 7 de octubre dej¨® de lado las divisiones que el pa¨ªs arrastra desde hace d¨¦cadas y que hab¨ªan salido a la luz en toda su crudeza en los meses previos, con motivo de la reforma judicial de Benjam¨ªn Netanyahu, que gener¨® manifestaciones multitudinarias.
Desde entonces, sin embargo, la unidad ¨Da la que se apela con la frase ¡°Juntos venceremos¡± hasta en los carteles luminosos en las carreteras o en los que muestran las plazas libres que quedan en un parking¨D se ha ido resquebrajando, con crecientes protestas que a veces se entrecruzan, como las de esta semana pidiendo la dimisi¨®n de Netanyahu, la convocatoria inmediata de elecciones o un pacto para que regresen los rehenes. Este domingo, decenas de miles de ciudadanos se concentraron en Jerusal¨¦n para protestar contra el primer ministro, una de las mayores movilizaciones desde que empez¨® la guerra en Gaza.
Uno de estos temas ¨Dquiz¨¢s el m¨¢s emocional¨D que resquebraja al 80% de la poblaci¨®n israel¨ª que es jud¨ªa, es la exenci¨®n del servicio militar obligatorio de la que disfrutan los ultraortodoxos desde la creaci¨®n del pa¨ªs, en 1948. Las autoridades de un pa¨ªs construido principalmente por seculares la concedieron cuando eran apenas 40.000 (un 5% de la poblaci¨®n). 75 a?os m¨¢s tarde, el asunto ha adquirido otra dimensi¨®n: suponen el 13% de los israel¨ªes y ¨Dcon casi siete hijos de media¨D llegar¨¢n al 32% en 2065, seg¨²n las proyecciones de la Oficina Central de Estad¨ªsticas.
Su alistamiento ya era una bandera del centroizquierda sionista y de parte de la derecha m¨¢s secular, que considera que todos los jud¨ªos del pa¨ªs deben ¡°compartir la carga¡± militar y fiscal. Pero la invasi¨®n de Gaza ha vuelto a poner el debate en el centro, con un componente si cabe m¨¢s emocional. Por un lado, porque medio millar de soldados han muerto entre el ataque del 7 de octubre y los combates con milicianos en Gaza (y otras decenas de miles han dejado atr¨¢s trabajos y familias) mientras los ultraortodoxos se quedaban en casa y apenas un millar se alistaba de forma voluntaria. Por otro, porque la guerra de Gaza, sin precedentes en medio siglo, ha vuelto a mostrar que, por muchos avances tecnol¨®gicos, los ej¨¦rcitos necesitan a veces muchas tropas en el terreno. Lo resum¨ªa este viernes en el diario Yediot Aharonot uno de los principales comentaristas pol¨ªticos, Nahum Barnea: ¡°La exenci¨®n generalizada para los ultraortodoxos crea un problema de mano de obra para el ej¨¦rcito, un problema pol¨ªtico para Netanyahu y un problema ideol¨®gico para la sociedad jud¨ªa¡±.
Retirada de fondos
La marea es de fondo, pero ha explotado esta semana en un abrir y cerrar de ojos. El jueves, Netanyahu anunci¨® que no hab¨ªa logrado alcanzar un acuerdo para renovar la exenci¨®n. La fiscal general, Gali Baharav-Miara, pidi¨® un ¡°periodo de ajuste temporal¡± y, por sorpresa, el Tribunal Supremo fue m¨¢s all¨¢, con un veredicto temporal que obliga al Estado a dejar de transferir fondos a partir de este lunes a aquellas yeshivot (seminarios religiosos jud¨ªos) cuyos alumnos deber¨ªan vestir el uniforme. Se calculan en torno a 56.000, de 18 a 24 a?os.
La sentencia, respondi¨® el ministro de Vivienda y l¨ªder del partido ultraortodoxo Juda¨ªsmo Unido de la Tor¨¢, Yitzjak Goldknopf, lleva la ¡°marca de Ca¨ªn¡±. ¡°Sin la Tor¨¢, no tenemos derecho a existir. Lucharemos de cualquier forma por el derecho de cualquier jud¨ªo a estudiar la Tor¨¢ y no haremos concesiones¡±, a?adi¨®.
La decisi¨®n pone en riesgo la estabilidad del Gobierno de unidad nacional. Tras su victoria electoral a finales de 2022, Netanyahu se coalig¨® con la derecha ultranacionalista y con los partidos ultraortodoxos. Pero, tras el 7 de octubre, sum¨® a partidos con muchos votantes seculares y contrarios a la exenci¨®n, a fin de contar con un amplio consenso pol¨ªtico de cara a la guerra.
Unos y otros tienen visiones dif¨ªcilmente conciliables sobre el tema. Si Netanyahu impulsa ahora un acuerdo que aumente notablemente los alistados, previsiblemente perder¨¢ el apoyo de los ultraortodoxos (18 de los 64 diputados de la coalici¨®n original). En caso contrario, se quedar¨¢ sin dos respetados ex jefes del Estado mayor seculares que provienen de la oposici¨®n y hasta a su ministro de Defensa, Yoav Gallant, que rechaz¨® el borrador presentado por Netanyahu, pese a que comparten partido (Likud). Entre los que perder¨ªa est¨¢ Benny Gantz, al que todos los sondeos dan como claro ganador en unos eventuales comicios anticipados. Sacar¨ªa 33 de los 120 esca?os de la Knesset, por 19 el Likud.
¡°Creo que se puede solucionar el problema¡±, ha se?alado Netanyahu este domingo en una rueda de prensa antes de ser operado de una hernia que los m¨¦dicos detectaron la v¨ªspera, en un chequeo rutinario. La decisi¨®n del Supremo no le plantea a¨²n un callej¨®n sin salida. El tribunal ha dado 30 d¨ªas de gracia al Ejecutivo para presentar un plan y hasta el 30 de junio para aprobarlo. Netanyahu se ha mostrado este domingo optimista sobre las posibilidades de alcanzar un acuerdo ¡°no total, pero s¨ª amplio¡± en los pr¨®ximos 30 d¨ªas. De momento, las formaciones ultraortodoxas siguen en la coalici¨®n, a la espera de los acontecimientos. Y los fondos p¨²blicos, unos 400 millones de s¨¦queles (unos 100 millones de euros) anuales, apenas suponen un 7,5% del presupuesto de las escuelas, que pueden compensar el agujero con donaciones de urgencia.
El nuevo Gobierno palestino de tecn¨®cratas echa a andar sin un horizonte de regreso a Gaza
La Autoridad Nacional Palestina (ANP) ha dado este domingo, con la jura de un Gobierno de tecnócratas, un paso más en el camino, repleto de incertidumbres, hacia su regreso a Gaza. El nuevo Ejecutivo, de 23 ministros, está lleno de caras nuevas. Solo repite Ziad Hab al-Reeh al frente de Interior. El nuevo primer ministro, Mohamed Mustafa, ostentará también la cartera de Exteriores. Economista formado en EE UU y con experiencia en el Banco Mundial, Mustafa es la baza de Washington para reformar -o “revitalizar”, como suele decir- la ANP, de forma que pueda retomar el control de Gaza, que perdió en 2007. La expulsó Hamás, boicoteado por la comunidad internacional tras su victoria electoral un año antes. El presidente, Mahmud Abbas, de 89 años, seguirá reteniendo el grueso del poder.
Mustafa señaló el jueves en un comunicado que la primera prioridad del Ejecutivo será lograr un alto el fuego inmediato en Gaza que implique la retirada completa israelí del enclave. De hecho, incluye ocho ministros de la Franja y ha creado una cartera de Socorro, con vistas la reconstrucción.
El nuevo Gobierno tiene un gran reto por delante: cumplir las demandas de EE UU e Israel sin garantías de que regresará a Gaza o de que servirá para algo más que gestionar sus ruinas. El plan de EE UU consiste en convertirla en más eficiente y menos corrupta y que cumpla también con la exigencia israelí de reformar los libros de texto y suprimir los pagos a las familias de los mártires, al considerar que “promueven el terrorismo”. Choca con la negativa del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, que se opone tanto a negociar la creación de un Estado palestino (el horizonte que piden a cambio la ANP, los países árabes, la UE y la Casa Blanca) como a dejarle un papel en la Gaza de posguerra. “No reemplazaré Hamastán por Fatahstán”, ha señalado, en un juego de palabras con Al Fatah, la facción que lidera Abbas.
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