Netanyahu huye hacia adelante y busca la guerra contra Ir¨¢n
En caso de una respuesta contundente de Teher¨¢n, el caos ser¨ªa tal que implicar¨ªa a la Administraci¨®n de Biden en la guerra
El lunes pasado, Israel atac¨® el consulado de Ir¨¢n en Damasco, la capital de Siria. Mat¨® a 13 altos oficiales y comandantes iran¨ªes. Al apuntar a este objetivo, sujeto a la inmunidad diplom¨¢tica, Israel ataca, en realidad, al centro de la soberan¨ªa iran¨ª. Esos asesinatos son un eslab¨®n de una cadena y se enmarcan en la ley israel¨ª que otorga a su ej¨¦rcito el derecho de matar a sus enemigos en territorios extranjeros si es necesario.
Es la primera vez que el primer ministro israel¨ª, Benjam¨ªn Netanyahu, provoca directamente a Ir¨¢n. Para hacerlo, ha aprovechado el contexto de la guerra desatada contra Ham¨¢s, la destrucci¨®n de una parte del pueblo palestino en Gaza, los enfrentamientos permanentes con Hezbol¨¢ en L¨ªbano y otros movimientos armados aliados de Ir¨¢n. Esta estrategia del mandatario israel¨ª es, de hecho, una huida hacia delante que busca una guerra abierta contra Ir¨¢n, generando, a su vez, la implicaci¨®n militar norteamericana.
Se sabe que ataques de este calibre no se pueden llevar a cabo sin el respaldo de Estados Unidos, que act¨²a a modo de contenci¨®n de conflictos directos con Ir¨¢n. En esta ocasi¨®n, un portavoz de la Administraci¨®n del presidente Joe Biden reconoci¨® que Israel les hab¨ªa informado ¡°minutos antes¡±, pero ¡°sin luz verde de EE UU¡±. Es decir, la orden de Netanyahu se ejecut¨® sin sujetarse a la autorizaci¨®n previa de su principal aliado.
Se ha producido, pues, un cambio radical en las relaciones entre ambos pa¨ªses, un paso de gigante de demostraci¨®n de fuerza de Netanyahu frente a Biden en lo que concierne al enfrentamiento con el pa¨ªs persa. Sin mucho margen de error, cabr¨ªa interpretar el asalto al consulado iran¨ª como una primera respuesta a la decisi¨®n estadounidense de no votar en contra de la resoluci¨®n de alto el fuego adoptada por el ¨²ltimo Consejo de Seguridad de la ONU. El mensaje de Israel es claro: no acepta que su aliado flaquee en la contienda actual y desatar¨ªa la guerra tambi¨¦n sin el acuerdo de EE UU.
En caso de una respuesta contundente de Ir¨¢n, el caos ser¨ªa tal que implicar¨ªa a la Administraci¨®n de Biden en la guerra. Por otro lado, el contexto actual es propicio para Israel: Rusia est¨¢ paralizada por la guerra en Ucrania; los Estados miembros de la UE (salvo Espa?a e Irlanda) mantienen intacta su alianza con el Estado jud¨ªo, que sigue contando con el respaldo armament¨ªstico de EE UU y de pa¨ªses europeos encabezados por Alemania.
El segundo mensaje es una se?al a Ir¨¢n para que deje de apoyar a las fuerzas palestinas, libanesas y yemen¨ªes que atacan objetivos de o en Israel: la estrategia consistir¨ªa en obligar a Ir¨¢n a entrar en una guerra abierta o, si no entra, a deslegitimarse seriamente frente a sus aliados.
Los objetivos que contempla Netanyahu son de variada ¨ªndole: quebrar el potencial nuclear iran¨ª, paralizar las expectativas de las fuerzas opositoras israel¨ªes de sacarlo del poder por poner en grave peligro el Estado de derecho, y, finalmente, ¡°acabar el trabajo¡± de colonizaci¨®n sistem¨¢tica de lo que queda de Palestina. Su ¨²nica tarea y preocupaci¨®n pendiente es la de saber c¨®mo deportar a los millones de palestinos a los pa¨ªses fronterizos. Gaza es, en este sentido, un laboratorio.
Si la situaci¨®n es ya espeluznante, la que se avecina podr¨ªa ser realmente terror¨ªfica. Si Ir¨¢n responde, nadie sabe hasta d¨®nde (y hasta cu¨¢ndo) el conflicto podr¨¢ extenderse. Una guerra regional ser¨ªa inevitable y catastr¨®fica para todos. Si no responde, la estabilidad (ya relativa) del r¨¦gimen iran¨ª quedar¨¢ cuestionada. La ¨²nica esperanza es apostar por que Teher¨¢n no caiga en la provocaci¨®n y se aleje de una guerra abierta, consciente de que las relaciones de fuerza no le son favorables. De hecho, lo m¨¢s probable es que incentive o multiplique ataques limitados y perif¨¦ricos sobre objetivos exteriores israel¨ªes en Oriente Pr¨®ximo (en tierra y en mar) para no correr el riesgo de desaparecer como Estado isl¨¢mico.
?Qui¨¦n puede parar los deseos de violencia de Netanyahu? No, desde luego, el Consejo de Seguridad de la ONU, ninguneado desde hace d¨¦cadas por Israel y paralizado por los vetos de sus aliados incondicionales (EE UU, Francia y Gran Breta?a). La ¨²nica soluci¨®n factible debe pasar por un cambio interno r¨¢pido en Israel. Adem¨¢s del apoyo a las fuerzas pacifistas en este pa¨ªs, pueden ayudar las presiones diplom¨¢ticas internacionales, las movilizaciones sociales contra el genocidio en Gaza y el reconocimiento del Estado palestino en Europa. Netanyahu representa realmente ya un peligro letal y tambi¨¦n potencial: es capaz de provocar una guerra regional para mantenerse en el poder.
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