Un G-7 en declive intenta plantar cara a los reg¨ªmenes autoritarios
El grupo cierra filas ante Rusia, China e Ir¨¢n y trata de acercarse al Sur Global, pero pierde peso relativo mientras la sombra de Trump amenaza su fr¨¢gil cohesi¨®n
Cuando cay¨® el muro de Berl¨ªn, los pa¨ªses del G-7 representaban un 67% del PIB mundial. Las tesis occidentales se impusieron, se abr¨ªa una fase de expansi¨®n de la democracia y del capitalismo globalizado y descontrolado que provocar¨ªa despu¨¦s graves crisis. Hoy, la democracia y la globalizaci¨®n reculan, y la cuota de PIB global del grupo se ha reducido a un 43%. Sus integrantes sufren por lo general turbulencias pol¨ªticas que reducen su efectividad. Sin embargo, pese a estas vicisitudes, el grupo retiene herramientas de poder y una coherencia estrat¨¦gica superior a la de sus rivales. La cumbre de Apulia mostr¨® el intento del foro de plantar cara al desaf¨ªo de los reg¨ªmenes autoritarios de forma coordinada.
¡°El G-7 ha demostrado unidad de intenciones. Al contrario de lo que algunos esperaban, hemos mantenido y reforzado nuestro apoyo a Ucrania. Hemos tenido plena sinton¨ªa en cu¨¢nto a la guerra en Oriente Pr¨®ximo. Con China queremos seguir dialogando, pero la competencia debe ser leal¡±, resumi¨® en la conferencia de prensa de final de cumbre la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, presidenta de turno del grupo.
La declaraci¨®n final de la cumbre constituye una suerte de br¨²jula estrat¨¦gica con l¨ªneas de acci¨®n, advertencias a los adversarios y gui?os a los potenciales socios en el heterodoxo conglomerado de los pa¨ªses no alineados. En buena medida son palabras cuya traslaci¨®n a hechos no es f¨¢cil, pero tambi¨¦n hay elementos sustanciales. Y, adem¨¢s, ni los BRICS ni ning¨²n otro foro alternativo dispone de la coherencia interna para producir nada remotamente cercano a este tipo de alineamiento ¡ªdetr¨¢s del cual residen lazos militares formales como la OTAN o los tratados bilaterales de EE UU con pa¨ªses de la regi¨®n Asia-Pac¨ªfico¡ª.
Ante el revisionismo brutal de Rusia, los Siete han intentado garantizar la continuidad en el tiempo de su apoyo a Ucrania pactando a nivel pol¨ªtico un esquema para inyectar otros 50.000 millones de d¨®lares de ayuda a Kiev aprovechando los intereses generados por los activos congelados a Rusia. Este dinero servir¨¢ a Ucrania para fines militares, de reconstrucci¨®n o de equilibrio fiscal general. La intenci¨®n es entregarlo para finales de a?o y constituir¨¢ un importante colch¨®n para 2025, cuando la incertidumbre sobre el futuro pol¨ªtico de EE UU abre graves interrogantes. Es tambi¨¦n una se?al a Putin de que no puede contar con un temprano colapso de la ayuda a Kiev. ¡°Es un acto de propaganda¡±, zanj¨® Meloni acerca de las propuestas de negociaci¨®n lanzadas por el l¨ªder ruso el viernes.
Ante el revisionismo reformista de China, el G-7 ha emitido se?ales significativas. De entrada, la disposici¨®n a golpear con sanciones no solo a las empresas que entregan a Rusia material de uso dual que apoya su maquinaria b¨¦lica, sino tambi¨¦n a las entidades financieras que facilitan ese comercio. China tiene un enorme inter¨¦s en permanecer bien conectada a un sistema econ¨®mico global del que depende su camino de prosperidad.
Advertencia a China
Adem¨¢s, los Siete han lanzado una advertencia a Pek¨ªn acerca de su intenci¨®n de responder con vigor a una pol¨ªtica industrial que consideran desleal. China va consolidando una posici¨®n dominante en sectores estrat¨¦gicos, como la manufactura de productos clave en la transici¨®n ecol¨®gica, apoyada, seg¨²n denuncian los occidentales, en pr¨¢cticas abusivas como enormes subsidios no declarados a sus empresas. EE UU y UE ya est¨¢n tomando medidas de represalia arancelarias, y avisan a Pek¨ªn de que seguir¨¢n en esa senda.
En cuanto a Ir¨¢n, el G-7 le reclama que ¡°acabe con sus acciones desestabilizantes¡±, que ¡°deje de asistir a Rusia¡± y le conmina a no entregar a Mosc¨² misiles bal¨ªsticos. El grupo advierte a Teher¨¢n de que est¨¢ ¡°preparado para responder de forma r¨¢pida y coordinada, incluso con medidas nuevas y significativas¡±.
Hay mucho m¨¢s: en cuanto a Corea del Norte se cr¨ªtica su apoyo a Rusia y se advierte en contra de la perspectiva de que Mosc¨² devuelva favores entregando tecnolog¨ªa nuclear; se reclama a Venezuela que se abstenga de acciones desestabilizadoras en el regi¨®n de Esequibo de Guyana y que permita una completa observaci¨®n internacional de sus elecciones; se lanzan advertencias a Bielorrusia o a los rebeldes hut¨ªes de Yemen.
Como es consustancial a un foro de este tipo, las declaraciones conjuntas est¨¢n desprovistas de fuerza ejecutiva que depender¨¢ de la voluntad pol¨ªtica futura de los miembros. No cabe duda de que entre ellos hay discrepancias, e incluso motivos de fricci¨®n interna como se vio en el caso del programa proteccionista de Biden en materia verde que caus¨® malestar en Europa. La sinton¨ªa estrat¨¦gica no es ni mucho menos absoluta, y la relaci¨®n con China, el principal reto estrat¨¦gico, no concita un acuerdo total entre europeos y estadounidenses. Pero las se?ales de renovada convergencia y relevancia que el G-7 emite en los ¨²ltimos a?os son tangibles.
La coincidencia de la llegada de Biden al poder ¡ªtras el rupturismo de Trump¡ª y el brutal desaf¨ªo de Rusia en Ucrania con el apoyo directo de Ir¨¢n y Corea del Norte ¡ªque le facilitan armas¡ª o indirecto de China ¡ªque le provee de productos esenciales¡ª ha revitalizado un grupo que parec¨ªa casi moribundo, en un fen¨®meno similar, en distintas circunstancias, al que ha devuelto enorme protagonismo a la OTAN. El pacto para el pr¨¦stamo a Ucrania, que involucra tambi¨¦n al lejano Jap¨®n, no es un asunto menor.
Hay expertos que en los ¨²ltimos a?os han abogado por ampliar el grupo de siete a nueve, incluyendo a Australia y Corea del Sur, dos democracias estables, industrializadas, que incrementar¨ªan el peso del foro y reforzar¨ªan su pata oriental, ahora representada solo por Jap¨®n. Esto a?adir¨ªa otros 3,5 billones de d¨®lares de PIB al grupo (un 3% del total mundial), unos 80 millones de habitantes y considerables recursos tecnol¨®gicos y naturales. Sin embargo, esta perspectiva todav¨ªa no ha dado pasos pol¨ªticos sustanciales.
Lo que s¨ª est¨¢ en cambio haciendo el grupo es un esfuerzo para estrechar lazos en el ¨¢mbito de los no alineados. En esa clave debe interpretarse la invitaci¨®n a la cumbre en Italia de los l¨ªderes de la India, Brasil o Argentina, entre otros, o el foco puesto en cuestiones de seguridad alimentaria. ¡°El G-7 no quiere ser una fortaleza cerrada. Quiere abrirse al mundo. Tenemos que desmontar la narrativa de Occidente contra el resto (West against the rest). Con ?frica, especialmente, debemos desarrollar nuevos mecanismos de interacci¨®n, con partenariados en condici¨®n de igualdad¡±, dijo Meloni, quien subray¨® que esta fue la cumbre del G-7 con el abanico m¨¢s amplio de l¨ªderes invitados al grupo.
El camino, sin embargo, es dif¨ªcil, ya que los no alineados emiten claras se?ales de querer permanecer en esa posici¨®n, decant¨¢ndose de una manera u otra en cada circunstancia seg¨²n intereses o principios, sin que ello suponga elegir un bando. Y que el pasado reciente y el presente expone a los pa¨ªses occidentales a profundas cr¨ªticas de doble rasero.
Al otro lado, pa¨ªses como China, Rusia, Ir¨¢n o Corea del Norte sin duda van estrechando la cooperaci¨®n. Los primeros dos, en concreto, firman declaraciones estrat¨¦gicas conjuntas e incrementan el comercio bilateral. Sin embargo, no disponen de alianzas militares formales o de foros estructurados con una visi¨®n geopol¨ªtica y econ¨®mica coherente m¨¢s all¨¢ de la voluntad de reequilibrar el reparto de poder en un mundo dominado por Occidente en las ¨²ltimas d¨¦cadas.
Sigue toda la informaci¨®n internacional en Facebook y X, o en nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.