Keir Starmer promete una ¡°renovaci¨®n nacional¡± del Reino Unido tras tomar posesi¨®n como primer ministro
El l¨ªder laborista se convierte en el 58? mandatario del pa¨ªs. Sunak pide perd¨®n a los brit¨¢nicos al anunciar su dimisi¨®n, y anuncia que aguantar¨¢ al frente del Partido Conservador hasta que se decida el proceso de renovaci¨®n del liderazgo
¡°Con respeto y humildad, os invito a todos a que os un¨¢is a este Gobierno con vocaci¨®n de servicio en su misi¨®n de poner en marcha una renovaci¨®n nacional. Nuestra tarea es urgente, y comenzaremos hoy mismo¡±, ha anunciado Keir Starmer ...
¡°Con respeto y humildad, os invito a todos a que os un¨¢is a este Gobierno con vocaci¨®n de servicio en su misi¨®n de poner en marcha una renovaci¨®n nacional. Nuestra tarea es urgente, y comenzaremos hoy mismo¡±, ha anunciado Keir Starmer en su discurso inaugural a las puertas del n¨²mero 10 de Downing Street. Era el primer mensaje a la naci¨®n tras la hist¨®rica victoria que ha cosechado el Partido Laborista en las elecciones en el Reino Unido.
El proceso de transici¨®n del poder en ese pa¨ªs est¨¢ lleno de liturgia, pero es expeditivo. En apenas dos horas, Rishi Sunak presentaba al rey Carlos III en el palacio de Buckingham su dimisi¨®n. Poco despu¨¦s llegaba all¨ª Starmer, recib¨ªa formalmente del monarca el encargo de formar un nuevo Gobierno y se convert¨ªa en el 58? primer ministro de la historia brit¨¢nica.
Cientos de seguidores esperaban en la calle, a la entrada de su nueva residencia oficial, al nuevo jefe del Ejecutivo. Acompa?ado de su esposa, Victoria, Starmer repart¨ªa besos y abrazos mientras avanzaba hacia el atril preparado para su discurso.
¡°Cuando la distancia entre los sacrificios que realizan los ciudadanos y el servicio que reciben de sus pol¨ªticos llega a ser tan grande como es ahora, conduce a un agotamiento del coraz¨®n de la naci¨®n, a la desaparici¨®n de la esperanza y de la creencia en un futuro mejor¡±, dec¨ªa el l¨ªder laborista. ¡°Esta herida, esta falta de confianza, solo puede ser sanada con acciones, no con palabras. Lo s¨¦. Pero podemos comenzar por reconocer simplemente que ser un servidor p¨²blico es un privilegio, y que vuestro Gobierno tratar¨¢ a cada persona con el respeto que se merece¡±, promet¨ªa.
El nuevo primer ministro se ha comprometido a comenzar de inmediato a ¡°reconstruir el Reino Unido¡± e impulsar los objetivos anunciados durante la campa?a: mejoras en la sanidad y educaci¨®n p¨²blicas, nuevas infraestructuras, energ¨ªa m¨¢s barata y calles m¨¢s seguras.
El laborismo regresa al poder tras 14 a?os en la oposici¨®n con una mayor¨ªa parlamentaria hist¨®rica, construida en gran parte por el estrepitoso hundimiento del Partido Conservador. A falta de dos esca?os por asignar, los laboristas acumulan 412 diputados; los conservadores, 121. Los tories pierden 250 representantes respecto a 2019 y cosechan el peor resultado de su historia, acosados por la derecha populista de Nigel Farage, que entra en el Parlamento, y por el apoyo a los Liberales Dem¨®cratas de sus votantes m¨¢s moderados.
Nombramiento de nuevos ministros
Con la intenci¨®n de comenzar el trabajo cuanto antes, Starmer ha despejado este mismo viernes las inc¨®gnitas sobre su Gobierno. A primera hora de la tarde comenzaban a desfilar por Downing Street todos los elegidos para formar parte del nuevo Gabinete. Apenas ha habido sorpresas. El l¨ªder laborista hab¨ªa seleccionado ya mucho antes a su ¡°Gobierno en la sombra¡±, como se denomina en la jerga pol¨ªtica brit¨¢nica al equipo de la oposici¨®n que controla los distintos departamentos ministeriales.
La primera en llegar era Angela Rayner, la n¨²mero dos del Partido Laborista, que ocupar¨¢ el puesto de viceprimera ministra y ministra para el Equilibrio Terrritorial. Le tocaba poco despu¨¦s a Rachel Reeves, que ser¨¢ la primera mujer en desempe?ar el cargo de ministra de Econom¨ªa en la historia del Reino Unido. Su papel ha sido fundamental durante los ¨²ltimos a?os para perfilar el programa electoral de los laboristas.
Shabana Mahmood, de 44 a?os, recib¨ªa el encargo de ponerse al frente del Ministerio de Justicia. John Healey, un veterano del anterior Gobierno laborista de Gordon Brown, llegaba hasta Downing Street para recibir la cartera de Defensa.
Wes Streeting, uno de los laboristas m¨¢s populares y queridos por su combatividad y habilidad para argumentar, ser¨¢ el nuevo ministro de Sanidad.
David Lammy, de 51 a?os, abogado, estudiante de Harvard y amigo personal de Barack Obama, ser¨¢ el nuevo ministro de Exteriores. Defiende un ¡°progresismo realista¡± en pol¨ªtica exterior, que contempla ¡°el mundo como es, no como desear¨ªamos que fuera¡±.
Ha sido un proceso r¨¢pido, para que el nuevo Gabinete est¨¦ en condiciones de comenzar a tomar decisiones esta misma semana.
La elegancia de la transici¨®n
Vencedores y perdedores se han conjurado en demostrar al mundo que el Reino Unido sigue siendo una democracia civilizada que lleva con elegancia el final de cada batalla. ¡°Quiero reconocer aqu¨ª la dedicaci¨®n y el duro trabajo que [Rishi Sunak] incorpor¨® a su liderazgo¡±, dec¨ªa Starmer, que resaltaba el logro hist¨®rico de que un pol¨ªtico de origen asi¨¢tico hubiera ocupado por primera vez Downing Street.
Apenas dos horas antes, Sunak se hab¨ªa despedido desde el mismo atril. Tambi¨¦n ¨¦l ten¨ªa palabras amables para su rival: ¡°Su ¨¦xito ser¨¢ el ¨¦xito de todos nosotros. Les deseo, a ¨¦l y a su familia, lo mejor. A pesar de los desacuerdos expresados durante la campa?a, creo que es un hombre decente y con vocaci¨®n de servicio p¨²blico al que respeto¡±, dec¨ªa.
Su discurso, de apenas cuatro minutos, conten¨ªa todos los elementos, si no para hacerlo memorable, s¨ª para suscitar el respeto de aliados y rivales. ¡°Antes que nada quiero decir que lo siento. Dediqu¨¦ a este trabajo todas mis fuerzas, pero hab¨¦is enviado una clara se?al de que el Gobierno del Reino Unido debe cambiar. Y el vuestro es el ¨²nico juicio que importa¡±, dec¨ªa a los ciudadanos brit¨¢nicos su todav¨ªa primer ministro.
Detr¨¢s de ¨¦l, con cara triste y seria, escuchaba su esposa, Akshata Murthy. Llevaba en sus manos un paraguas, listo para proteger a Sunak si la lluvia, que ha estado presente toda la ma?ana en Downing Street, regresaba. No iba a permitir que su esposo terminara su aventura igual de empapado que la comenz¨® hace seis semanas, cuando anunci¨® por sorpresa un adelanto electoral.
Su retirada, explicaba Sunak, ser¨¢ controlada. Dimitir¨¢ tambi¨¦n como l¨ªder del Partido Conservador, anunciaba, pero se mantendr¨¢ al frente hasta que queden claras las condiciones de renovaci¨®n de ese liderazgo. ¡°Es importante que, despu¨¦s de 14 a?os en el Gobierno, el Partido Conservador se reconstruya, pero tambi¨¦n que asuma su papel clave de oposici¨®n de un modo profesional y eficaz¡±, aseguraba.
¡°El mejor pa¨ªs del mundo¡±
Sunak ha querido tambi¨¦n destacar ante los ciudadanos un hecho hist¨®rico que la urgencia de la pol¨ªtica y la normalidad con que todo transcurre a veces en la vida p¨²blica brit¨¢nica hab¨ªan difuminado: la llegada a Downing Street de un hombre de origen indio y religi¨®n hind¨². ¡°Que dos generaciones despu¨¦s de que mis abuelos vinieran a este pa¨ªs yo me convirtiera en primer ministro y que pudiera ver c¨®mo mis dos hijas encend¨ªan las velas del diwali (la fiesta tradicional del a?o nuevo hind¨²) en las escaleras de Downing Street es algo extraordinario¡±, dec¨ªa. A pesar de que este viernes, admit¨ªa, era un d¨ªa duro ¡°al final de muchos otros d¨ªas duros¡±, el hombre que lleg¨® accidentalmente hace apenas dos a?os a la jefatura del Gobierno brit¨¢nico con la misi¨®n de enderezar una econom¨ªa que se hund¨ªa en el desprestigio ha querido despedirse se?alando a sus compatriotas que el Reino Unido ¡°es el mejor pa¨ªs del mundo¡±, y que ¡°se hab¨ªa sentido honrado de ser su primer ministro¡±.
El pol¨ªtico conservador ha relatado sus logros durante un breve mandato. La rebaja de una inflaci¨®n galopante, la recuperaci¨®n del crecimiento econ¨®mico, la reanudaci¨®n de las relaciones con la UE o el apoyo firme a Ucrania frente a la agresi¨®n rusa. Y ha dejado, entre muchos de los que escuchaban su despedida, la sensaci¨®n de asistir a una tragedia en la que un solo pol¨ªtico conservador, responsable tambi¨¦n de sus propios errores, cargaba, sin embargo, sobre sus hombros con los desmanes y la ineficacia de todos sus predecesores y recib¨ªa en exclusiva el castigo de unos electores que en realidad iba destinado a David Cameron, Theresa May, Boris Johnson o Liz Truss.
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